lunes, 20 de julio de 2020

JULIO MES DEDICADO A LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

LETANIA A LA SANGRE DE CRISTO

    El mismo Papa que mandó inscribir en el Ritual de la Iglesia esta letanía nos mandaba también añadir, antes de la reserva del Santísimo Sacramento, la alabanza: ¡Bendita sea su preciosísima Sangre! ¿Por qué?... Esa Sangre por la que fuimos salvados merece una devoción especial. Además, es un reconocimiento agradecido al amor de Jesucristo, que no ahorró ningún sufrimiento a fin de ganarse el amor de nuestros corazones.
    Señor Jesucristo, que con tú Sangre limpias el pecado del mundo y nos mereces la salvación. ¡Sálvanos ahora y siempre!


    Oremos: Dios todopoderoso y eterno, que te aplacaste con la Sangre de tu Hijo Jesucristo, constituido Redentor del mundo. Al venerar esta Sangre Sagrada, líbranos de todo mal y danos la alegría del cielo. Amén

EVANGELIO - 21 de Julio - San Mateo 12,46-50


    Libro de Miqueas 7,14-15.18-20.

    Apacienta con tu cayado a tu pueblo, al rebaño de tu herencia, al que vive solitario en un bosque, en medio de un vergel. ¡Que sean apacentados en Basán y en Galaad, como en los tiempos antiguos!
    Como en los días en que salías de Egipto, muéstranos tus maravillas.
    ¿Qué dios es como tú, que perdonas la falta y pasas por alto la rebeldía del resto de tu herencia? El no mantiene su ira para siempre, porque ama la fidelidad.
    El volverá a compadecerse de nosotros y pisoteará nuestras faltas. Tú arrojarás en lo más profundo del mar todos nuestros pecados.
    Manifestarás tu lealtad a Jacob y tu fidelidad a Abraham, como juraste a nuestros padres desde los tiempos remotos.


Salmo 85(84),2-4.5-6.7-8.

Fuiste propicio, Señor, con tu tierra,
cambiaste la suerte de Jacob;
perdonaste la culpa de tu pueblo,
lo absolviste de todos sus pecados;

reprimiste toda tu indignación
y aplacaste el ardor de tu enojo.
¡Restáuranos, Dios, salvador nuestro;
olvida tu aversión hacia nosotros!

¿Vas a estar enojado para siempre?
¿Mantendrás tu ira eternamente?
¿No volverás a darnos la vida,
para que tu pueblo se alegre en ti?

¡Manifiéstanos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación!


    Evangelio según San Mateo 12,46-50.

    Todavía estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con él.
    Alguien le dijo: "Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte".
    Jesús le respondió: "¿Quién es mí madre y quiénes son mis hermanos?".
    Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: "Estos son mi madre y mis hermanos.
    Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre".

     Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 21 de Julio - «El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre»


        San Padre Pío de Pietrelcina, capuchino Escritos: Ayuda de María. Buena jornada, 6.8.9/5.

«El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, 
ese es mi hermano y mi hermana y mi madre» 

    María, la Madre de Jesús sabía bien que la redención se realizaría por la muerte de su hijo; y a pesar de ello ¡cuánto lloró y sufrió! (GC 21). Si el Señor se os manifiesta, dadle gracias; y si se esconde, haced lo mismo; todo eso no es más que un juego de amor. Que la Virgen María en su gran bondad continúe alcanzándoos del Señor la fuerza para soportar sin doblegaros las numerosas pruebas de amor que él os da. Deseo que lleguéis incluso a morir con él en la cruz, y que con él podáis llegar a exclamar: «Todo se ha cumplido» (AdFP,563).
    Que María transforme en gozo todos los sufrimientos de tu vida (GC,24).

SANTORAL - PROFETA DANIEL (A.T.)

21 de Julio


    Daniel a quien la Biblia cita como prototipo de santidad (EZ.14, 14 y 20) y de sabiduría (Ez. 28, 3) vivió, como Ezequiel, en Babilonia durante el cautiverio, que presenció hasta el fin, mas no fue sacerdote que adoctrinase al pueblo, como aquél, y como Jeremías en Jerusalén, sino un alto personaje en la corte del rey pagano, como fue José en Egipto y Ester y Mardoqueo en Persia; de dónde resultó de gran alivio y consuelo para los judíos en el cautiverio y en los trabajos que padecían en Babilonia. De ahí, sin duda, que la Biblia Hebrea lo colocase más bien entre los hagiógrafos (aunque no siempre) y que el Talmud viese en él una figura del Mesías por su fidelidad en las persecuciones. Su libro, último de los cuatro profetas mayores en el orden cronológico y también por su menor extensión, reviste, sin embargo, una importancia extraordinario debido al carácter mesiánico y escatológico de sus revelaciones, "como que en él se contienen admirable y especialísimo vaticinio del estado político del mundo, y así mismo del de la Iglesia, desde su tiempo hasta la encarnación del Verbo eterno, y después, hasta la consumación del siglo, según el pensamiento de San Jerónimo" (Sio ).

    Precisamente por ello, el Libro de Daniel es uno de los más misteriosos del Antiguo Testamento, el primer Apocalipsis, cuya visiones quedarían en gran parte incomprensible, si no estuviéramos en el Nuevo Testamento un libro paralelo, el Apocalipsis de San Juan. Es, por lo tanto, muy provecho leer los dos juntos, para no perder ni una gota de su admirable doctrina. Algunas de las revelaciones sólo se entenderán en los últimos tiempos, dice el mismo Daniel en 10, 14; y esos tiempos bien pueden ser los que vivimos nosotros.

    Oriundo de una noble familia de Judá, y tal vez de sangre real, como sostienen Flavio Josefo y San Jerónimo (Cfr. 1, 3), Daniel fue llevado a Babilonia en la primera deportación, que tuvo lugar en el tercer año del rey Joakim, o sea, en 606 - 605 a.C. Siendo todavía de tierna edad, fue educado en el palacio del rey de Babilonia, dónde se distinguió de tal manera, que fue ascendido a los más altos cargos y honores. Su servicio en la corte, si bien de vez en cuando interrumpido, duró desde el comienzo del reinado de Nabucodonosor (604 - 561) hasta el tercer año de Ciro, rey de los Persas, que conquistó Babilonia el año 538.

    Entre los catorce y diez y seis años de edad, según el testimonio de San Ignacio mártir, obispo de Antioquía, pronunció aquella célebre sentencia en favor de Susana, mujer de Joaquín y contra los dos perversos viejos, que pretendieron oprimirla con calumnias, por haberse resistido varonilmente a condescender con sus infames deseos. Desde este lance comenzó a hacerse célebre y ganarse la admiración de todos los babilonios y judíos; y aunque no ejercitó públicamente el encargo de profeta, para predicar al pueblo y declararle en sus sagradas juntas las revelaciones de lo que Dios le hacía conocer y le inspiraba, esto, no obstante, su libro ha sido puesto en el número de los otros Profetas.

    El libro de Daniel se divide en dos partes principales. La primera (cap. 1 a 6) se refiere a acontecimientos relacionados principalmente con el profeta y sus compañeros, menos el cap. 2 que, como observa Nácar - Columga, es una visión profética dentro de la parte histórica. La segunda (cap. 7 a 12) contiene exclusivamente visiones proféticas. "Anuncia, en cuatro visiones notables, los destinos sucesivos de los grandes imperios paganos, contemplados, sea en ellos mismos, sea en sus relaciones con el pueblo de Dios: 1°, las cuatro bestias, que simbolizan la sucesión de las monarquías paganas y el advenimiento del reino de Dios (cap. 7); 2°, el carnero y el macho cabrío (cap. 8); 3°, las setenta semanas de años (cap. 9); 4°, las calamidades que el pueblo de Jehová deberá sufrir por parte hasta su glorioso restablecimiento (cap. 10 a 12). El orden seguido en cada una de estas dos partes es el cronológico" (Fillion).

    Un Apéndice de dos capítulos (13 y 14) cierra el libro, que está escrito como lo fue el de Esdras, en dos idiomas entremezclados: parte en hebreo (1, 1 a 2, 4 a; cap. 8 a 12) y parte en arameo (2, 4 b a 7, 28) y cuya traducción por los Setenta ofrece tan notable divergencia con el texto masorético, que ha sido adoptada en su lugar para la Biblia griega la de Teodoción; de la que San Jerónimo tomó los fragmentos Deuterocanónicos (3, 24 - 90 y los cap. 13 y 14) para su versión latina; el empleo de dos lenguas se explica por las diferencias de los temas y destinatarios. Los capítulos escritos en arameo, que en aquel tiempo era el idioma de los principales reinos orientales, se dirigen a éstos (véase 2, 4) mientras que los escritos en hebreo, que era el idioma sagrado de los judíos, contienen lo tocante al pueblo escogido, y en sus últimas consecuencia a nosotros.

    Muchos se preguntan si los sucesos históricos que sirven de marco para las visiones y profecías, han de tomarse en sentido literal e histórico, o si se trata sólo de tradiciones legendarias y creaciones de la fantasía del hagiógrafo, "que, bajo forma y apariencia de relato histórico o de visión profética, nos hubiera transmitido, inspirado por Dios, sus concepciones sobre la intervención de Dios en el gobierno de los imperios y el advenimiento de su Reino" (Prado). San Jerónimo aboga por el sentido literal e histórico, con algunas reservas respecto a los dos últimos capítulos, y su ejemplo han seguido, con pocas excepciones, todos los exégetas católicos, de modo que las dificultades que se oponen al carácter histórico de los relatos daniélicos, han de solucionarse en el campo de la historia y de la arqueología bíblicas, así como muchas de sus profecías iluminan los datos de la historia profana y se aclaran recíprocamente a la luz de otros vaticinios de ambos Testamento.

    También contra la autenticidad del libro de Daniel se han levantado voces que pretenden atribuirlo en su totalidad o al menos en algunos capítulos, a un autor más reciente. Felizmente, existen no pocos argumentos en favor de la autenticidad, especialmente el testimonio de Ezequiel (14, 14 ss.; 28, 3), del primer Libro de los Macabeos (1, 57) y del mismo Jesús, quién habla del profeta Daniel (Mateo, 24, 15), citando un pasaje de su libro (Daniel 9, 27). Poseemos, además, una referencia en el historiador judío Flavio Josefo, quién nos dice que el Sumo Sacerdote Jadúa mostró las profecía de Daniel a Alejandro Magno, lo que significa que éste libro debe ser anterior a la época del gran conquistador del Siglo IV, es decir, que no puede atribuirse al período de los Macabeos, como sostienen aquellos críticos. Lo mismo se deduce de la incorporación del libro de Daniel en la versión griega de los Setenta, la cual se hizo en el siglo III o II a. C.

    No obstante los problemas históricos planteados en éste libro divino, su profecías fueron de amplia y profunda influencia, particularmente durante las persecuciones en el tiempo de los Macabeos. "en los relatos y revelaciones de Daniel el pueblo de Jehobá poseía un documento auténtico que le prometía claramente la liberación final y gracias al Mesías" (Fillon). En ellas se encontraron los judíos perseguidos por el tirano Antíoco Epífanes el mejor consuelo y la seguridad de que, como dice el mismo Fillon, " los reinos paganos, por más poderosos que fuesen no conseguirían destruirlo", y que, pasado el tiempo de los gentiles, vendrá el reino de Dios que el Profeta anuncia en términos tan magníficos (cfr. 2, 44; 7, 1 a 3 ss.; 9, 24 ss.). Para nosotros, los cristianos, no es menor la importancia de libro de Daniel, siendo, como es, un libro de consoladora esperanza y una llave de inapreciable valor para el Apocalipsis de San Juan. Un estudio detenido y reverente de las profecías de Daniel, nos proporcionan no solamente claros conceptos acerca de los acontecimientos del fin, sino también la fortaleza para mantenernos fieles hasta el día en que se cumpla nuestra "bienaventurada esperanza" (Tit. 2, 13 ).

    Como bien notan Nacar Columga, hablando de los misterios que aún rodean el libro de Daniel: "son estas dificultades de las que dice Pío XII en su encíclica Divino Afflante Spiritu, que no han sido resueltas todavía y esperan su solución de la asidua y mancomunada labor de los estudiosos."

    La encíclica Divino Afflante Spiritu, en efecto, orienta con respecto a casos, como el presente en que los intérpretes no han llegado a ponerse de acuerdo. Señala ante todo, Pío XII la humilde convicción de que lo que unos no entendieron puede estar reservado a que lo aclaren otros ( como Dios indica a Daniel en 12, 9 ).Y luego estimula a los estudiosos para que, con el debido espíritu de oración y respeto que corresponde a las palabras de Dios, acometen una y otra vez decididamente el estudio de esas cuestiones, utilizando cada vez los nuevos elementos de que pueda disponerse, y sin temer las críticas, a cuyo efecto el Pontífice no vacila llamar odioso el modo de pensar, según el cual " todo lo que es nuevo es por eso mismo rechazable, o por lo menos sospechoso. Porque deben tener sobre todo ante los ojos que ... entre las muchas cosas que se proponen en los Libros Sagrados, legales, históricos, sapienciales y proféticos, sólo muy pocas cosas hay cuyo sentido haya sido declarado por la autoridad de la Iglesia, y no son muchas más aquellas en las que sea unánime la sentencia de los Santos Padres. Quedan, pues, muchas otras, y gravísimas, en cuya discusión y explicación se puede y debe ejercer libremente la agudeza e ingenio de los intérpretes católicos" (Pío XII Encíclica Divino Afflante Spiritu, septiembre de 1943).

    Deduciendo, pues, la profunda enseñanza de la encíclica pontificia, vemos que esa gran humildad que ha de guiarnos en el estudio de la Palabra de Dios, no consiste en abandonar su investigación, so pretexto de incapacidad, pues esto equivaldría a guardar la mina improductiva (Lucas, 19, 20 ss.), y desentenderse " como los días de Noé y de Lot" (Lucas, 17, 26 ss.) de las divinas enseñanzas, que tanto en profecía como en doctrina nos han sido dadas bondadosamente para que " hallemos en ella la vida", es decir, para que, aun cuando no hallásemos las mismas cosas que buscamos, hallemos sin embargo otras que Dios quiera mostrarnos, de no menor utilidad para nuestra alma y la del prójimo. Es conocido el caso de un célebre y talentoso pensador inglés que, encargado por una secta anticristiana de estudiar la religión de Cristo para atacarla, halló en la Biblia lo contrario de lo que buscaba, es decir, halló la luz que lo llevó a Cristo, lo mismo que en otro tiempo sucediera al gran apologista San Justino, después de recorrer vanamente, en busca de la sabiduría, todas las escuelas de la filosofía griega. Mucho de eso mismo nos sucede a todos siempre que nos dedicamos a espigar en el campo divinamente fecundo de la Sagrada Escritura, haciendo a nuestro Padre del cielo el soberano homenaje de prestar atención a lo que Él ha hablado.

    Como un pequeño índice para facilitar el estudio sobre la persona de Daniel, un autor presenta el siguiente: cautivo en Babilonia (cap. 1) su fidelidad (1, 6 al 16). Explica los sueños del rey (cap. 2 a 4), y la inscripción del muro (5, 17). Ministro de Darío (6 ); desobedece al decreto idolátrico (6, 10); librado de los leones (6, 21). grandes visiones (cap. 7 a 12). oración (9, 3). Promesas de retorno (9, 20; 10, 10; 12, 13).

Otro sumario por materias podría ser éste

1- Introducción: la historia personal de Daniel desde la conquista de Jerusalén hasta el segundo año de Nabucodonosor (1, 21).

2- La visión de Nabucodonosor y sus efectos (2, 1 a 4, 34).

3- La historia personal de Daniel durante los reinados de Baltasar y de Darío (5, 1 a 6, 28).

4- Las visiones de Daniel (7, 1 a 12, 13).

5- La historia de Susana (13, 1-64).

6- Beel y el dragón (13, 65 a 14, 42).

    Daniel, anunciando acontecimientos por la mayor parte venturosos, mereció la benevolencia de todos los hombres.

    " Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos del pueblo de Dios y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los Apóstoles y Profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios por el Espíritu. " Ef. 2, 19-22

Oremos

    Santo Profeta Daniel, que siempre tuviste la confianza puesta en Dios, y nunca dejaste de decir la verdad, aunque eso costara perder la vida, sometido a duras pruebas, te mantuviste fiel. Intercede por nosotros ante el Señor para que llevemos su palabra de verdad a todo el mundo, que no tengamos miedo de actuar como Él nos pide, que su gracia nos sostenga en las persecuciones e injusticias, que no temamos al mal que le puedan hacer a nuestro cuerpo pero que nada pueda hacer a nuestras almas. Y entonces confiados en este gran amor mantengamos la paz, la serenidad, la mansedumbre y la humildad, parados sobre la roca que es Jesús. Amén

domingo, 19 de julio de 2020

JULIO MES DEDICADO A LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

LETANIA A LA SANGRE DE CRISTO

    El mismo Papa que mandó inscribir en el Ritual de la Iglesia esta letanía nos mandaba también añadir, antes de la reserva del Santísimo Sacramento, la alabanza: ¡Bendita sea su preciosísima Sangre! ¿Por qué?... Esa Sangre por la que fuimos salvados merece una devoción especial. Además, es un reconocimiento agradecido al amor de Jesucristo, que no ahorró ningún sufrimiento a fin de ganarse el amor de nuestros corazones.
    Señor Jesucristo, que con tú Sangre limpias el pecado del mundo y nos mereces la salvación. ¡Sálvanos ahora y siempre!


    Oremos: Dios todopoderoso y eterno, que te aplacaste con la Sangre de tu Hijo Jesucristo, constituido Redentor del mundo. Al venerar esta Sangre Sagrada, líbranos de todo mal y danos la alegría del cielo. Amén

EVANGELIO - 20 de Julio - San Mateo 12,38-42


    Libro de Miqueas 6,1-4.6-8.

    Escuchen lo que dice el Señor: «¡Levántate, convoca a juicio a las montañas y que las colinas escuchen tu voz!
    ¡Escuchen, montañas, el pleito del Señor, atiendan, fundamentos de la tierra! Porque el Señor tiene un pleito con su pueblo, entabla un proceso contra Israel; "¿Qué te hice, pueblo mío, o en qué te molesté? Respóndeme.
    ¿Será porque te hice subir de Egipto, porque te rescaté de un lugar de esclavitud y envié delante de ti a Moisés, Aarón y Miriam?"»
    ¿Con qué me presentaré al Señor y me postraré ante el Dios de las alturas? ¿Me presentaré a él con holocaustos, con terneros de un año?
    ¿Aceptará el Señor miles de carneros, millares de torrentes de aceite? ¿Ofreceré a mi primogénito por mi rebeldía, al fruto de mis entrañas por mi propio pecado?
    Se te ha indicado, hombre, qué es lo bueno y qué exige de ti el Señor: nada más que practicar la justicia, amar la fidelidad y caminar humildemente con tu Dios.


Salmo 50(49),5-6.8-9.16bc-17.21.23.

“Reúnanme a mis amigos,
a los que sellaron mi alianza con un sacrificio”.
¡Que el cielo proclame su justicia,
porque el Señor es el único Juez!

No te acuso por tus sacrificios:
¡tus holocaustos están siempre en mi presencia!
Pero yo no necesito los novillos de tu casa
ni los cabritos de tus corrales.

"¿Cómo te atreves a pregonar mis mandamientos
y a mencionar mi alianza con tu boca,
tú, que aborreces toda enseñanza
y te despreocupas de mis palabras?

Haces esto, ¿y yo me voy a callar?
¿Piensas acaso que soy como tú?
Te acusaré y te argüiré cara a cara.
El que ofrece sacrificios de alabanza,
me honra de verdad;
y al que va por el buen camino,
le haré gustar la salvación de Dios."


    Evangelio según San Mateo 12,38-42.

    Entonces algunos escribas y fariseos le dijeron: "Maestro, queremos que nos hagas ver un signo".
    El les respondió: "Esta generación malvada y adúltera reclama un signo, pero no se le dará otro que el del profeta Jonás.
    Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez, así estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra tres días y tres noches.
    El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay alguien que es más que Jonás.
    El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra esta generación y la condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien que es más que Salomón."

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 20 de Julio - "El signo de Jonás"


      San Efrén, diácono Obras: Acoger la Palabra Diatesaron XI, 1-3

El signo de Jonás

     A pesar de todos los signos que Nuestro Señor había dado, estos ciegos le dicen: «Queremos ver un milagro tuyo». Nuestro señor, dejando de lado los reyes y profetas como a testigos suyos, apela a los ninivitas… Jonás había anunciado la destrucción a los ninivitas; les había inspirado el temor y había sembrado en ellos el estupor; y ellos le presentaron la gavilla de la contrición de alma y frutos de penitencia. Las naciones fueron elegidas, y los incircuncisos se acercaron a Dios. Los paganos recibieron la vida, y los pecadores se convirtieron…

    «Le reclamaban un signo venido del cielo», por ejemplo un trueno, como lo hizo para Samuel (cf 1Sm 7,10)… Habían oído una predicación venida de lo alto y no habían creído; aunque la predicación venía de las profundidades… «El Hijo del hombre estará tres días y tres noches en el seno de la tierra, como Jonás estuvo en el vientre de la ballena»… Jonás subió del mar y predicó a los ninivitas que hicieron penitencia y se salvaron; también Nuestro Señor, después de haber resucitado su cuerpo del shéol, envió a sus apóstoles a las naciones; éstas se convirtieron y recibieron la plenitud de la vida.

SANTORAL - BEATO LUIGI NOVARESE

20 de Julio


    Nació en Casale Monferrato, Italia, el 29 de Julio de 1914. No había cumplido 9 meses, cuando su padre murió a consecuencia de una neumonía que no se trató de forma adecuada. Teresa, su madre, tenía 30 años y nueve hijos que atender; Luigi era el benjamín. Los bienes que poseían poco a poco se fueron diezmando. La piedad y el espíritu mariano que presidía el hogar, alentado por Teresa, suscitaba en el pequeño un cúmulo de emociones que le instaron a recibir la Primera Comunión por su cuenta, haciendo creer al párroco del lugar que la había tomado mucho antes, cuando éste quiso asegurarse de que no era un neófito. La picaresca del niño, envuelta en un inocente anhelo de apresurarse a obtener esa gracia, causó gran disgusto a su madre cuando le vio en el altar. Pero el buen sacerdote, después de plantearle algunas cuestiones del catecismo, muy satisfecho de las respuestas tranquilizó a Teresa diciéndole: «Su hijo, señora, conoce mejor el catecismo que nosotros. Déjelo que de ahora en adelante comulgue». El año 1923 una caída con funestas consecuencias dio un vuelco a su vida. Tenía 9 años, un crudo diagnóstico: coxitis tuberculosa con una larga veintena de abscesos abiertos y una pesada escayola que le mantuvo apresado en el lecho. Comenzaba a comprender una de las páginas de la vida que tarde o temprano llega a todos: el dolor. Mientras sus amigos jugaban, su escenario eran los hospitales, todos a los que su madre acudió negándose a aceptar lo que decían era irremediable. Así transcurrió su adolescencia y juventud. La oración, la Eucaristía y su devoción a María le convirtieron en un apóstol entre los hospitalizados de su edad. Siempre ejemplar, se esforzaba por enderezarles en la vía del bien y les enseñaba el catecismo. Los médicos no fueron capaces de cortar la infección que generaba casi un litro diario de emponzoñado líquido. Aconsejaban a Teresa que se rindiera; para qué proseguir con tanto gasto si Luigi iba a morir. Éste la ayudaba a costear tratamiento y hospitales cosiendo botones y ojales. Pero fue más lejos. Escribió al salesiano P. Rinaldi y se encomendó a sus oraciones. Solicitaba una cadena engarzada con la fe de los muchos que suplicarían su curación a la Virgen. Y en mayo de 1931, cuando tenía 17 años, se produjo el milagro, aunque la pierna afectada quedó 15 cm. más corta que la sana. Él supo que se obraría la gracia que solicitó porque vio en sueños a María Auxiliadora. Ella le aseguró, siempre en ese estado de vigilia, que se restablecería en el mes dedicado a su celebración y que sería sacerdote, dando respuesta a estas dos preguntas que Luigi formuló. También quiso saber si iría al cielo, pero la Madre simplemente sonrió. Le prometió que dedicaría su vida entera a socorrer a las personas que sufrían y a evitar que los enfermos recibieran el trato deficiente que él mismo padeció. Don Bosco, Luís María Grignion de Monfort y José Cottolengo tuvieron gran peso en su vida.

    En 1938 fue ordenado sacerdote. Pasó por varias parroquias y en 1942 dio el salto al ámbito diplomático de manos del futuro Pablo VI, que le introdujo en la Secretaría de Estado del Vaticano. Tenía tantas virtudes y cualidades que lo eligieron Camarero secreto supernumerario en 1952, y prelado doméstico de Pío XII en 1957. Antes, en 1943 creó la Liga Sacerdotal Mariana (LSM), y a partir de ese año inició el apostolado de los voluntarios del sufrimiento, impulsó la publicación «El áncora», emitió semanalmente a través de la radio Vaticana un programa infundiendo esperanza a los enfermos, y en 1950 creó los Silenciosos Operarios de la Cruz. Encabezó peregrinaciones con discapacitados y enfermos, congregó a varios miles recibidos en audiencia por Pío XII, abrió talleres, etc. En 1964 se ocupó de la oficina para asistencia espiritual hospitalaria de la Conferencia Episcopal Italiana. Ello le permitió conocer de primera mano la situación y necesidades de enfermos, sanatorios y hospitales que solía visitar. Su experiencia e implicación en la subsanación de las deficiencias influyó en la legislación italiana que tomó conciencia de los problemas. Paralelamente, impulsó acciones de gran calado dentro de la pastoral del sufrimiento.

    Atendiendo al carácter integral de la persona ponía el acento no solo en el aspecto físico, sino en el espiritual. Sabía que sin este ámbito, que enseña a encontrar un sentido al sinsentido del dolor, no cabía esperar óptimos resultados. Fue consciente del potencial que tienen en su mano los enfermos que pueden poner a los pies de Cristo su sufrimiento. Luchó para que se restableciera su dignidad y logró que no se abandonara a los discapacitados. Quiso llevar a todos a Cristo y a María. Hacía notar: «Conocer, amar y servir a Jesús: conociendo bien a Jesús se ama más; amándolo más se sirve mejor; sirviendo mejor se lleva con más impulso hacia los demás hermanos enfermos». Amaba la cruz y se propuso implicar a enfermos y discapacitados en un apostolado que sabía sería fecundísimo si se abrazaban a ella. Murió el 20 de julio de 1984 en Rocca Priora. El cardenal Bertone, como Delegado de Benedicto XVI, lo beatificó el 11 de mayo de 2013.

Oremos

    Mira el mundo como lo ha mirado Jesús desde lo alto: hay quien lo maldice, quien soporta, pero está el bien enorme que parte de vuestra cruz y se desborda sobre el mundo. Está al lado de vuestra cruz, de modo particular, María Santísima, nuestra Madre, que bella, es Reina que nos ama, porque ve en nosotros a Jesús que ilumina su Calvario. ¡Con fuerza mis queridos hermanos! Breve es el sufrimiento...eterno el premio. Amén

sábado, 18 de julio de 2020

JULIO MES DEDICADO A LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

LETANIA A LA SANGRE DE CRISTO

    El mismo Papa que mandó inscribir en el Ritual de la Iglesia esta letanía nos mandaba también añadir, antes de la reserva del Santísimo Sacramento, la alabanza: ¡Bendita sea su preciosísima Sangre! ¿Por qué?... Esa Sangre por la que fuimos salvados merece una devoción especial. Además, es un reconocimiento agradecido al amor de Jesucristo, que no ahorró ningún sufrimiento a fin de ganarse el amor de nuestros corazones.
    Señor Jesucristo, que con tú Sangre limpias el pecado del mundo y nos mereces la salvación. ¡Sálvanos ahora y siempre!
   

    Oremos: Dios todopoderoso y eterno, que te aplacaste con la Sangre de tu Hijo Jesucristo, constituido Redentor del mundo. Al venerar esta Sangre Sagrada, líbranos de todo mal y danos la alegría del cielo. Amén

EVANGELIO - 19 de Julio - San Mateo 13,24-43


    Libro de la Sabiduría 12,13.16-19.

    Fuera de ti, no hay otro Dios que cuide de todos, a quien tengas que probar que tus juicios no son injustos; Porque tu fuerza es el principio de tu justicia, y tu dominio sobre todas las cosas te hace indulgente con todos.
    Tú muestras tu fuerza cuando alguien no cree en la plenitud de tu poder, y confundes la temeridad de aquellos que la conocen.
    Pero, como eres dueño absoluto de tu fuerza, juzgas con serenidad y nos gobiernas con gran indulgencia, porque con sólo quererlo puedes ejercer tu poder.
    Al obrar así, tú enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser amigo de los hombres y colmaste a tus hijos de una feliz esperanza, porque, después del pecado, das lugar al arrepentimiento.


Salmo 86(85),5-6.9-10.15-16a.

Tú, Señor, eres bueno e indulgente,
rico en misericordia con aquellos que te invocan:
¡atiende, Señor, a mi plegaria,
escucha la voz de mi súplica!

Todas las naciones que has creado
vendrán a postrarse delante de ti,
y glorificarán tu Nombre, Señor,
porque tú eres grande, Dios mío,
y eres el único que hace maravillas.

Pero tú, Señor, Dios compasivo y bondadoso,
lento para enojarte, rico en amor y fidelidad,
vuelve hacia mí tu rostro y ten piedad de mí.


    Carta de San Pablo a los Romanos 8,26-27.
    
    Hermanos: El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad porque no sabemos orar como es debido; pero el Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables.
    Y el que sondea los corazones conoce el deseo del Espíritu y sabe que su intercesión en favor de los santos está de acuerdo con la voluntad divina.


    Evangelio según San Mateo 13,24-43.

    Jesús propuso a la gente otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue.
    Cuando creció el trigo y aparecieron las espigas, también apareció la cizaña.
    Los peones fueron a ver entonces al propietario y le dijeron: 'Señor, ¿no habías sembrado buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que ahora hay cizaña en él?'.
    El les respondió: 'Esto lo ha hecho algún enemigo'. Los peones replicaron: '¿Quieres que vayamos a arrancarla?'.
    'No, les dijo el dueño, porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar también el trigo.
    Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a los cosechadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, y luego recojan el trigo en mi granero'".
    También les propuso otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo.
    En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas".
    Después les dijo esta otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa".
    Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin parábolas, para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo.
    Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: "Explícanos la parábola de la cizaña en el campo".
    El les respondió: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno, y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles.
    Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo.
    El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal, y los arrojaran en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes.
    Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!"

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 19 de Julio - «Los justos resplandecieron como el sol en el Reino de su Padre»

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       San Agustín (354-430) obispo de Hipona , doctor de la Iglesia Discurso sobre los salmos, Sal. 99, 8-9

«Los justos resplandecieron como el sol en el Reino de su Padre»

    "Cuando esto que es perecedero en nosotros llegue a ser imperecedero y cuando esto que es mortal se revista de inmortalidad» (1Co 15,54), entonces será la dulzura perfecta, el júbilo perfecto, la alabanza sin fin, el amor sin peligro... Y aquí abajo, ¿ no saborearemos ninguna alegría?. Sin duda, encontramos aquí abajo la alegría; disfrutamos aquí en la esperanza de una vida futura, una alegría con la que seremos plenamente saciados en el cielo. Pero es necesario que el trigo tenga que soportar estar al lado de la cizaña Los granos están mezclados con la paja y la flor crece entre las espinas. En efecto, ¿quién dijo a la Iglesia? «Como la flor entre las espinas, así también mi amada en medio de las jóvenes» (Ct 2,2). «En medio de mis hijas», es decir, no entre las extranjeras. Oh Señor, ¿qué consolaciones nos das? ¿Qué consuelo? o bien ¿qué espanto? ¿Llamas espinas a tus propias hijas? Espinas son, responde, por su conducta, pero hijas por mis sacramentos... Pero, entonces ¿dónde deberá refugiarse el cristiano, para no lamentarse en medio de los falsos hermanos? ¿Dónde irá? ¿Qué hará? ¿Huirá al desierto? Las oportunidades de caída le seguirán. ¿Se separará, el que va por buen camino por no soportar más a ninguno de sus semejantes? Pero, dime, a este, antes de su conversión, ¿ha podido soportarlo alguien? Si, por consiguiente, con el pretexto de que avanza, no quiere soportar a ninguna persona, por este hecho, es evidente que todavía no ha avanzado nada. Escuchad atentamente estas palabras: "Soportaos los unos a otros con amor. Procurad mantener la unidad en el Espíritu con el vínculo de la paz» (Ef 4,2-3). ¿No hay nada en ti, que otro no tenga que soportar?

SANTORAL - SAN SÍMACO

19 de Julio


    Martirologio Romano: En Roma, en la basílica de San Pedro, san Símaco, papa, a quien los cismáticos amargaron durante largo tiempo la vida y murió finalmente como un auténtico confesor de la fe. († 514) El Líber Pontificalis afirma que san Símaco era hijo de un tal Fortunato y que nació en Cerdeña. Recibió el bautismo en Roma, donde llegó a ser archidiácono del papa Anastasio II, a quien sucedió en el pontificado el año 490. Pero el día mismo de la elección de san Símaco, una minoría del clero, que simpatizaba con Bizancio, se reunió en Santa María la Mayor y eligió papa a Lorenzo, arcipreste de Santa Práxedes. En la empresa les ayudó, con dinero, un senador llamado Festo, a quien Anastasio, el emperador de Constantinopla que debía proteger más tarde a los monofisitas, había pagado para que procurase que el nuevo papa confirmase el documento imperial conocido con el nombre de «Nenótikon de Zenón», condenado por su predecesor. Tanto san Símaco como Lorenzo apelaron al arriano Teodorico, rey de Ravena, quien zanjó la cuestión en favor de san Símaco, porque éste había sido elegido antes que Lorenzo y por un número mayor de miembros del clero. Teodorico aprovechó la ocasión para afirmar que Símaco «amaba al clero y al pueblo y era bueno, prudente, amable y gracioso». Sin embargo, la sentencia de Teodorico no puso fin a las dificultades que habían de perturbar la primera mitad del pontificado de san Símaco.

    El nombre del santo no figura en los martirologios más antiguos, y apenas sabemos algo sobre su vida. Cuando Trasimundo, el rey arriano, desterró a Cerdeña a muchos obispos del África, San Símaco les envió dinero y vestidos para ellos y sus fieles. Todavía se conserva la carta que les escribió para consolarlos y que les envió junto con algunas reliquias de mártires. San Símaco fundó tres posadas para los pobres, socorrió a las víctimas de las incursiones de los bárbaros en el norte de Italia y rescató a numerosos cautivos. También decoró o restauró varias iglesias de Roma y construyó las basílicas de San Andrés, de San Pancracio extramuros y de Santa Inés, en la Vía Aurelia.

    Según la costumbre de la época, todos estos hechos se conmemoraron en inscripciones. En una de ellas, refiriéndose al fin de las dificultades con el antipapa Lorenzo, san Símaco dice: «Los lobos han cesado de mordernos». El santo Pontífice murió el 19 de julio de 514 y fue sepultado en San Pedro.

Oremos

    Oh, Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados para que puedan volver al camino, concede por intercesión de San Símaco que todos los que se profesan cristianos rechazar lo que es contrario a este nombre y cumplir cuanto en él se significa. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén