sábado, 17 de febrero de 2024
GAUDETE ET EXSULTATE
EVANGELIO - 18 de Febrero - San Marcos 1,12-15.
Yo estableceré mi alianza con ustedes: los mortales ya no volverán a ser exterminados por las aguas del Diluvio, ni habrá otro Diluvio para devastar la tierra".
Dios añadió: "Este será el signo de la alianza que establezco con ustedes, y con todos los seres vivientes que los acompañan, para todos los tiempos futuros: yo pongo mi arco en las nubes, como un signo de mi alianza con la tierra.
Cuando cubra de nubes la tierra y aparezca mi arco entre ellas,
me acordaré de mi alianza con ustedes y con todos los seres vivientes, y no volverán a precipitarse las aguas del Diluvio para destruir a los mortales.
Salmo 25(24),4-5ab.6-7bc.8-9.
enséñame tus senderos.
Guíame por el camino de tu fidelidad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador.
Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor,
porque son eternos.
Por tu bondad, Señor,
acuérdate de mi según tu fidelidad.
El Señor es bondadoso y recto:
por eso muestra el camino a los extraviados;
él guía a los humildes para que obren rectamente
y enseña su camino a los pobres.
Epístola I de San Pedro 3,18-22.
Y entonces fue a hacer su anuncio a los espíritus que estaban prisioneros, a los que se resistieron a creer cuando Dios esperaba pacientemente, en los días en que Noé construía el arca. En ella, unos pocos -ocho en total- se salvaron a través del agua.
Todo esto es figura del bautismo, por el que ahora ustedes son salvados, el cual no consiste en la supresión de una mancha corporal, sino que es el compromiso con Dios de una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que está a la derecha de Dios, después de subir al cielo y de habérsele sometido los Ángeles, las Dominaciones y las Potestades.
Evangelio según San Marcos 1,12-15.
Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: "El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia".
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 18 de Febrero - «Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo»
El evangelio de este día, al indicarnos que Jesucristo se retiró al desierto, no dice que fuera para huir la compañía de los hombres ni para orar; sino a fin de ser tentado. Y eso, para darnos a entender que el primer paso de quien pretende consagrarse a Dios ha de ser dejar el mundo, con el fin de disponerse a luchar contra el mundo mismo y contra los demás enemigos de nuestra salvación. En el retiro, dice san Ambrosio, es donde precisamente ha de contar uno con ser tentado y expuesto a muchas pruebas. Lo mismo os advierte el Sabio al afirmar que cuantos se alistan en el servicio de Dios deben prepararse para la tentación. Ésta les resulta, efectivamente, muy provechosa; pues se convierte en uno de los mejores medios que puedan emplear para verse enteramente libres, tanto del pecado como de la inclinación a pecar. ¿Habéis creído siempre que, para daros de todo punto a Dios, debéis disponeros a ser tentados? ¿No os causa sorpresa el que a veces os acose la tentación? En lo sucesivo, vivid siempre preparados para ella; de modo que podáis sacar todo el fruto que con la tentación intenta Dios producir en vosotros.
Lo que debe alentar al alma puesta sinceramente en las manos de Dios, a estar siempre apercibida para las tentaciones, es que la vida del hombre, según Job, es tentación o, como dice la Vulgata, combate perpetuo. De donde puede el alma colegir que, si es voluntad de Dios que se vea tentada mientras permanece en la tierra, es porque ha de luchar de continuo contra el demonio y contra las propias pasiones e inclinaciones, los cuales no cesarán de hacerle guerra en tanto viva en el mundo. Por eso afirma san Jerónimo que le es imposible a nuestra alma dejar de ser tentada mientras viva y que, si el mismo Jesucristo nuestro Salvador fue tentado, nadie puede ilusionarse con atravesar el mar tormentoso de la vida sin verse combatido por la tentación. [...] Convenceos de que sería desgracia no pequeña carecer de tentaciones, por ser ello indicio de no vencerse en cosa alguna, y de sucumbir fácilmente en la lucha con las propias pasiones."
SANTORAL - BEATO JUAN DE FIÉSOLE (FRAY ANGÉLICO), SACERDOTE DOMINICO
18 de Febrero
viernes, 16 de febrero de 2024
GAUDETE ET EXSULTATE
109. La fuerza del testimonio de los santos está en vivir las bienaventuranzas y el protocolo del juicio final. Son pocas palabras, sencillas, pero prácticas y válidas para todos, porque el cristianismo es principalmente para ser practicado, y si es también objeto de reflexión, eso solo es válido cuando nos ayuda a vivir el Evangelio en la vida cotidiana. Recomiendo vivamente releer con frecuencia estos grandes textos bíblicos, recordarlos, orar con ellos, intentar hacerlos carne. Nos harán bien, nos harán genuinamente felices.
EVANGELIO - 17 de Febrero - San Lucas 5,27-32.
El Señor te guiará incesantemente, te saciará en los ardores del desierto y llenará tus huesos de vigor; tú serás como un jardín bien regado, como una vertiente de agua, cuyas aguas nunca se agotan.
Reconstruirás las ruinas antiguas, restaurarás los cimientos seculares, y te llamarán "Reparador de brechas", "Restaurador de moradas en ruinas".
Si dejas de pisotear el sábado, de hacer tus negocios en mi día santo; si llamas al sábado "Delicioso" y al día santo del Señor "Honorable"; si lo honras absteniéndote de traficar, de entregarte a tus negocios y de hablar ociosamente, entonces te deleitarás en el Señor; yo te haré cabalgar sobre las alturas del país y te alimentaré con la herencia de tu padre Jacob, porque ha hablado la boca del Señor.
Salmo 86(85),1-2.3-4.5-6.
porque soy pobre y miserable;
protégeme, porque soy uno de tus fieles,
salva a tu servidor que en ti confía.
Tú eres mi Dios: ten piedad de mí, Señor,
porque te invoco todo el día;
reconforta el ánimo de tu servidor,
porque a ti, Señor, elevo mi alma.
Tú, Señor, eres bueno e indulgente,
rico en misericordia con aquellos que te invocan:
¡atiende, Señor, a mi plegaria,
escucha la voz de mi súplica!
Evangelio según San Lucas 5,27-32.
El, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.
Leví ofreció a Jesús un gran banquete en su casa. Había numerosos publicanos y otras personas que estaban a la mesa con ellos.
Los fariseos y los escribas murmuraban y decían a los discípulos de Jesús: "¿Por qué ustedes comen y beben con publicanos y pecadores?".
Pero Jesús tomó la palabra y les dijo: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos.
Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan".
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 17 de Febrero - «Dejándolo todo, se levantó y le siguió»
Sois ya discípulos de la nueva Alianza y partícipes de los misterios de Cristo, ahora por vocación, pero dentro de poco también como un don: haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo (Ez 18,31) para que se alegren los moradores del cielo. Pues si, como dice el evangelio, «habrá alegría por un solo pecador que se convierte» ( Lc 15,7), ¿cuánto más no moverá a la alegría a los habitantes del cielo la salvación de tantas almas?
Habiendo entrado por un camino ancho y hermoso, recorred cautelosamente la senda de la piedad. Pues el unigénito Hijo de Dios está plenamente dispuesto para vuestra redención y señala: «Venid todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré» (Mt 11,28). Los que lleváis el pernicioso vestido de vuestras ofensas y estáis oprimidos por las cadenas de vuestros pecados, escuchad la voz del profeta que dice: «Lavaos, purificaos, quitad de delante de mis ojos las maldades de vuestra alma»( Is 1,16), de modo que os aclame el coro de los ángeles: «Dichoso el que es perdonado de su culpa, y le queda cubierto su pecado»( Sal. 31,1). Los que habéis encendido hace poco por primera vez las lámparas de la fe, sostenedlas en las manos sin que se apaguen, para que aquel que en otro tiempo abrió por la fe el paraíso al ladrón en este santísimo monte del Gólgota (Lc 23,43) os conceda también a vosotros cantar el cántico nupcial.
Si alguno es ahora esclavo del pecado, prepárese mediante la fe para la regeneración liberadora de la adopción filial. Y abandonada la funesta servidumbre de los pecados, una vez dedicado al dulce servicio del Señor, será juzgado digno de disfrutar la herencia del reino celestial. Desvestíos por medio de la confesión del hombre viejo, que se corrompe por las concupiscencias del error, para revestiros del hombre nuevo, que se renueva por el conocimiento de aquel que le creó. Recibid por la fe las arras del Espíritu (2Co 5,5) para que podáis ser recibidos en las moradas eternas. Acercaos (a recibir) el sello espiritual para que podáis ser reconocidos favorablemente por vuestro dueño.
SANTORAL - LOS SIETE SANTOS FUNDADORES DE LA ORDEN DE LOS SIERVOS DE LA VIRGEN MARÍA
Los siete santos Fundadores de la Orden de los Siervos de la Virgen María: Bonfilio, Bartolomé, Juan, Benito, Gerardino, Ricovero y Alejo, todos mercaderes de Florencia, que se retiraron de común acuerdo al monte Senario para servir a la Santísima Virgen María, y fundaron para ello una Orden bajo la Regla de san Agustín. Son conmemorados en este día, en el que falleció, ya centenario, el último de ellos, Alejo.
En un período de dos años, siete jóvenes florentinos –miembros de las familias más importantes de la ciudad- se asociaron a la Confraternidad de la Santísima Virgen –popularmente conocidos como los "Ludesi" o los alabadores-, en una época en que Florencia estaba acosada por alborotos políticos y perturbada por la herejía.
Pese a algunas dificultades, los jóvenes, por revelación divina, decidieron alejarse del mundo y tras conseguir la aprobación del Obispo, se mudaron a una casa llamada "La Carmazia", en las afueras de la ciudad, donde decidieron llevar una vida de penitencia y oración, pero los continuos visitantes florentinos comenzaron a distraerlos y así decidieron retirarse a las laderas desiertas del Monte Senario, donde construyeron un sencilla Iglesia y una ermita, en la que llevaban un vida de austeridades casi increíbles. Sin embargo, tras una nueva visión de la Virgen en oración profunda, los jóvenes –por indicación de Nuestra Señora- decidieron formar la orden de Siervos de María, vistiendo un hábito negro y siguiendo la regla de San Agustín.
A partir de 1240, fueron conocidos como Siervos de María o Servitas, quienes rápidamente extendieron su labor apostólica por toda Florencia, llegando a fundar varios conventos e iglesias.
Dios, Padre de misericordia, con inefable designio de tu providencia dispusiste que nuestra Señora, por medio de los siete santos Fundadores, suscitara la familia de los Siervos de María: concédenos que, dedicados plenamente al servicio de la Virgen, te sirvamos a ti y a nuestros hermanos con mayor fidelidad y entrega. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén