sábado, 8 de mayo de 2021

EVANGELIO - 09 de Mayo - San Juan 15,9-17.


       Libro de los Hechos de los Apóstoles 10,25-26.34-36.44-48.

    Cuando Pedro entró, Cornelio fue a su encuentro y se postró a sus pies.
    Pero Pedro lo hizo levantar, diciéndole: "Levántate, porque yo no soy más que un hombre".
    Entonces Pedro, tomando la palabra, dijo: "Verdaderamente, comprendo que Dios no hace acepción de personas, y que en cualquier nación, todo el que lo teme y practica la justicia es agradable a él.
    El envió su Palabra a los israelitas, anunciándoles la Buena Noticia de la paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos.
    Mientras Pedro estaba hablando, el Espíritu Santo descendió sobre todos los que escuchaban la Palabra.
    Los fieles de origen judío que habían venido con Pedro quedaron maravillados al ver que el Espíritu Santo era derramado también sobre los paganos.
    En efecto, los oían hablar diversas lenguas y proclamar la grandeza de Dios. Pedro dijo: "¿Acaso se puede negar el agua del bautismo a los que recibieron el Espíritu Santo como nosotros?".
    Y ordenó que fueran bautizados en el nombre del Señor Jesucristo. Entonces le rogaron que se quedara con ellos algunos días.


Salmo 98(97),1.2-3ab.3cd-4.

Canten al Señor un canto nuevo,
porque él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria.

El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel.

Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos.


    Epístola I de San Juan 4,7-10.

    Queridos míos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.
    El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.
    Así Dios nos manifestó su amor: envió a su Hijo único al mundo, para que tuviéramos Vida por medio de él.
    Y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados.


    Evangelio según San Juan 15,9-17.

    Jesús dijo a sus discípulos: «Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor.
    Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
    Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.»
    Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado.
    No hay amor más grande que dar la vida por los amigos.
    Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.
    Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.
    No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá.
    Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.»

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 09 de Mayo - «Os he llamado para que deis fruto»


San Francisco de Sales Introducción a la Vida Devota: La devoción se ha de ejercitar de diversas maneras Parte 1, capítulo 3

«Os he llamado para que deis fruto» 

    En la misma creación, Dios creador mandó a las plantas que diera cada una fruto según su propia especie: así también mandó a los cristianos, que son como las plantas de su Iglesia viva, que cada uno diera un fruto de devoción conforme a su calidad, estado y vocación.

    La devoción, insisto, se ha de ejercitar de diversas maneras, según que se trate de una persona noble o de un obrero, de un criado o de un príncipe, de una viuda o de una joven soltera, o bien de una mujer casada. Más aún: la devoción se ha de practicar de un modo acomodado a las fuerzas, negocios y ocupaciones particulares de cada uno.

    Dime, te ruego, mi Filotea, si sería lógico que los obispos quisieran vivir entregados a la soledad, al modo de los cartujos; que los casados no se preocuparan de aumentar su peculio más que los religiosos capuchinos; que un obrero se pasara el día en la iglesia, como un religioso; o que un religioso, por el contrario, estuviera continuamente absorbido, a la manera de un obispo, por todas las circunstancias que atañen a las necesidades del prójimo. Una tal devoción ¿por ventura no sería algo ridículo, desordenado o inadmisible?

    Y, con todo, esta equivocación absurda es de lo más frecuente. No ha de ser así; la devoción, en efecto, mientras sea auténtica y sincera, nada destruye, sino que todo lo perfecciona y completa, y, si alguna vez resulta de verdad contraria a la vocación o estado de alguien, sin duda es porque se trata de una falsa devoción.

    La abeja saca miel de las flores sin dañarlas ni destruirlas, dejándolas tan íntegras, incontaminadas y frescas como las ha encontrado. Lo mismo, y mejor aún, hace la verdadera devoción: ella no destruye ninguna clase de vocación o de ocupaciones, sino que las adorna y embellece.

    Del mismo modo que algunas piedras preciosas bañadas en miel se vuelven más fúlgidas y brillantes, sin perder su propio color, así también el que a su propia vocación junta la devoción se hace más agradable a Dios y más perfecto. Esta devoción hace que sea mucho más apacible el cuidado de la familia, que el amor mutuo entre marido y mujer sea más sincero, que la sumisión debida a los gobernantes sea más leal, y que todas las ocupaciones, de cualquier clase que sean, resulten más llevaderas y hechas con más perfección.

    Es, por tanto, un error, por no decir una herejía, el pretender excluir la devoción de los regimientos militares, del taller de los obreros, del palacio de los príncipes, de los hogares y familias; hay que admitir, amadísima Filotea, que la devoción puramente contemplativa, monástica y religiosa no puede ser ejercida en estos oficios y estados; pero, además de este triple género de devoción, existen también otros muchos y muy acomodados a las diversas situaciones de la vida seglar.

    Así pues, en cualquier situación en que nos hallemos, debemos y podemos aspirar a la vida de perfección.

SANTORAL - BEATA TERESA DE JESÚS

09 de Mayo


  Carolina nació en Regensburg-Stadtamhof, Alemania el 20 de junio de 1797. Fue hija única. Su padre era capitán de barco. Ambos progenitores le proporcionaron la formación precisa para hacer frente a las circunstancias sociales, políticas y religiosas generadas por la Revolución francesa. Dosificaron sabiamente su tiempo educándola en el hogar, sensibilizando su espíritu con la atención constante a los pobres, y ensanchando su mente con travesías sobre el Danubio rumbo a Viena. Durante un tiempo estudió con las canonesas de Notre Dame, fundación de san Pedro Fourier, hasta que en 1809 el gobierno clausuró esta institución y el centro académico regido por ellas. El P. George Michael Wittmann, párroco de la catedral y después obispo de Regensburg, tuvo la visión de los grandes pastores. Seleccionó a tres de las alumnas más brillantes y se propuso seguir adelante con la tarea educativa. Una de ellas era Carolina. Wittmann le infundió la idea de ser maestra y le ayudó a culminar la formación. Tenía 12 años cuando comenzó a impartir clases. Desde un principio se caracterizó por su gracia y carisma en la enseñanza. Era muy competente humana y profesionalmente, una persona que no temía al esfuerzo. Además, y eso era lo esencial, vivía amparada en la penitencia y en la oración. Durante más de veinte años hizo de la escuela de Stadtamhof, dirigida a niños sin recursos, un modelo a imitar. Impulsó la educación integral atendiendo a todas las necesidades de la persona. Introdujo disciplinas versátiles de suma utilidad para la vida: economía doméstica, idiomas, música, capacitación para los negocios, gimnasia, arte dramático… En todo momento fue consciente del influjo social que tienen las mujeres y madres, y del papel que ejercen si reciben una adecuada formación cristiana. Y dedicó su vida a paliar esta importante carencia que sufren los que viven en la pobreza, colectivo con el que se ensaña la falta de escolarización. Hizo posible que niñas y jóvenes pudieran optar a oportunidades, que de otro modo les habrían sido vedadas, accediendo en igualdad de condiciones a estratos sociales y políticos reservados a clases pudientes.

    En 1816 se vinculó a dos maestras compañeras de trabajo que compartían sus ideales de estricta penitencia y oración. Fue una época que le sirvió para afianzar su anhelo de consagrarse en la vida religiosa. El prelado Wittmann vio en ello una señal del cielo para poner en marcha una comunidad dirigida a la educación cristiana de niñas y jóvenes. Con el restablecimiento de las libertades religiosas en 1828 el panorama había cambiado y podía afrontarse abiertamente una nueva fundación. De modo que indujo a Carolina a realizar esta empresa, asesorándola, aunque murió en 1833 sin ver culminado este sueño. Surgieron diversos contratiempos que hubieran hecho desistir a muchas personas de este empeño, pero no a una beata como ella que hacía de la oración y de su entrega la estela que le conduciría al cielo. En octubre de ese año de 1833 inició vida comunitaria en Neunburg vorm Wald junto a dos jóvenes y estableció la primera escuela de las Hermanas de Notre Dame. Dedicada a María, el fundamento estaba en la Eucaristía y en el espíritu de pobreza. Contó con el apoyo del monarca Luis I de Baviera. En medio de las vicisitudes un sacerdote amigo de Wittmann, Franz Sebastian Job, lo secundó en la tarea de auxiliar a la fundadora. No le faltó su asistencia en el ámbito espiritual así como en el financiero hasta que se produjo su muerte en 1834.

    Carolina profesó en noviembre de 1835 tomando el nombre de María Teresa de Jesús, en memoria de la santa de Ávila por la que sentía especial admiración. Y fundó la congregación de las Pobres Hermanas Escolásticas de Nuestra Señora. Las expectativas de muchas jóvenes hallaron respuesta en esta nueva institución vinculándose a la pequeña comunidad. De dos en dos, como Cristo sugirió, recorrían lugares donde el progreso no había hecho acto de presencia. Diversas localidades y aldeas de difícil acceso vieron renacer su esperanza con el florecimiento de jardines de infancia, escuelas, hogares para ancianos y centros de atención. La congregación se extendió prontamente por Europa y Estados Unidos. Carolina viajó a este país el año 1847 contribuyendo a la expansión de su obra. Se trasladó de un lado a otro en difíciles condiciones, recorriendo miles de kilómetros en carretas tiradas por bueyes para visitar las escuelas que sus hijas habían establecido allí para educación de hijas de emigrantes alemanes. En este viaje, junto al beato Juan Neumann, fundó un orfanato en Baltimore. Al regresar a su país surgieron importantes problemas con el arzobispo de Munich-Freising, Graf von Reisach fundamentalmente por el borrador de la regla, origen del litigio. Éste no compartía la idea de que existiera un gobierno central en la congregación regida a través de una superiora general; quería que dependiesen de él. En un momento dado, la beata estuvo amenazada de excomunión. Y compareció ante el arzobispo musitando en voz baja, mientras se hallaba arrodillada ante él, su deseo de someterse a sus indicaciones en la medida en que no vulneraran la voluntad de Dios y su conciencia. Siguió adelante, sin ver quebrarse ni un ápice su confianza en la divina providencia, con espíritu perseverante, sosteniendo con su oración y entrega la misión recibida. Dio muestra de ser una mujer de gran fortaleza y empuje. En 1865 Pío IX autorizó los estatutos y la confirmó como superiora general, oficio reservado hasta ese momento a los varones. Fue probada también al final de sus días ya que las guerras desatadas en Europa y América conllevaron el cierre de algunas de las misiones que abrió. El 9 de mayo de 1879 fallecía en Munich. Comenzó a cumplirse su anhelo de: «adorar y amar eternamente; regocijarse eternamente en la gloria de Dios y de sus santos», que había manifestado en vida. Juan Pablo II la beatificó el 17 de noviembre de 1985.

Oremos

    «Dios como centro de la vida y de la educación, ese fue el signo de esta fundadora de las Pobres Hermanas Escolásticas de Nuestra Señora, apóstol intrépido que soñó con regocijarse eternamente en la gloria de Dios y de sus santos»

viernes, 7 de mayo de 2021

EVANGELIO - 08 de Mayo - San Juan 15,18-21.


        Libro de los Hechos de los Apóstoles 16,1-10.

    Pablo llegó luego a Derbe y más tarde a Listra, donde había un discípulo llamado Timoteo, hijo de una judía convertida a la fe y de padre pagano.
    Timoteo gozaba de buena fama entre los hermanos de Listra y de Iconio.
    Pablo quería llevarlo consigo, y por eso lo hizo circuncidar en consideración a los judíos que había allí, ya que todo el mundo sabía que su padre era pagano.
    Por las ciudades donde pasaban, transmitían las decisiones tomadas en Jerusalén por los Apóstoles y los presbíteros, recomendando que las observaran.
    Así, las Iglesias se consolidaban en la fe, y su número crecía día tras día.
    Como el Espíritu Santo les había impedido anunciar la Palabra en la provincia de Asia, atravesaron Frigia y la región de Galacia.
    Cuando llegaron a los límites de Misia, trataron de entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió.
    Pasaron entonces por Misia y descendieron a Tróade.
    Durante la noche, Pablo tuvo una visión. Vio a un macedonio de pie, que le rogaba: "Ven hasta Macedonia y ayúdanos".
    Apenas tuvo esa visión, tratamos de partir para Macedonia, convencidos de que Dios nos llamaba para que la evangelizáramos.


Salmo 100(99),1-2.3.5.

Aclame al Señor toda la tierra,
sirvan al Señor con alegría,
lleguen hasta él con cantos jubilosos.

Reconozcan que el Señor es Dios:
él nos hizo y a él pertenecemos;
somos su pueblo y ovejas de su rebaño.

¡Qué bueno es el Señor!
Su misericordia permanece para siempre,
y su fidelidad por todas las generaciones.


    Evangelio según San Juan 15,18-21.


    Jesús dijo a sus discípulos: «Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí.
    Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, el mundo los odia.
    Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más grande que su señor. Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes; si fueron fieles a mi palabra, también serán fieles a la de ustedes.
    Pero los tratarán así a causa de mi Nombre, porque no conocen al que me envió.»

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 08 de Mayo - «No es el siervo mayor que su Señor»

 

San Francisco de Sales Carta: La aflicción nos hace ver el fondo de nuestra miseria A Mme. Bourgeois, Abadesa de Puits d'Orbe; abril de 1605. XIII, 26

«No es el siervo mayor que su Señor»

    Por lo que me dice nuestro buen padre, todavía estáis en manos de médicos y cirujanos. Comparto vuestros sufrimientos y los encomiendo al Señor para que los haga útiles y que cuando salgáis de ellos se pueda decir de vos lo que se decía del buen Job: «en todo esto, él no pecó, sino que esperaba en Dios.» Valor, mi querida hermana, mirad a vuestro Esposo, vuestro rey, coronado de espinas y desgarrado, de tal modo que se le podían contar los huesos. Pensad que la corona de la esposa no ha de ser más suave que la de su Esposo y que si de tal manera le han destrozado, que se le podían contar los huesos, es cosa justa que se pueda ver uno de los vuestros. Como la «Rosa»entre espinas, así está mi Amada entre la doncellas. Es el lugar natural de esta flor; también es lo más propio del Esposo. Aceptad mil veces al día esta cruz, besadla con gusto por amor de Aquél que os la envía, pues Él la envía por amor y como el más rico presente. Representaos a menudo al Salvador crucificado frente a vos y mirad a ver cuál de los dos sufre más por el otro. Y vuestro mal os parecerá enseguida mucho menor. ¡Dios mío, qué feliz vais a ser eternamente si sufrís por Dios ese pequeño mal que Él os envía!

    No os engañaréis si pensáis que estoy junto a vos en esta tribulación; lo estoy de corazón y con todo afecto. Pero, hija mía, tened confianza, sed firme; si creéis, veréis la gloria de Dios. ¿Qué creéis que es el lecho del dolor? No es otra cosa sino escuela de humildad; en él aprendemos a ver nuestras miserias y debilidades y lo vanos, sensibles y desvalidos que somos.

    Es uno de los grandes beneficios que nos trae la aflicción, que nos hace ver el fondo de nuestra miseria.

SANTORAL - NUESTRA SEÑORA DE LUJÁN

08 de Mayo


El Milagro de la Imagen

    Corría el mes de mayo de 1630 cuando la milagrosa imagen de la Virgen de Luján llegó a la Argentina. Antonio Farías Sáa, era un hacendado radicado en Sumampa (Santiago del Estero) que quería colocar en su estancia una capilla para la Virgen. Este hombre le pidió a un amigo que vivía en Brasil que le enviara una imagen que representara la Inmaculada Concepción de María. El amigo le envió dos, la que le había encargado y otra de la Virgen con el Niño Jesús. Cuando llegaron, fueron colocadas en una carreta y partieron en una caravana rumbo a Sumampa. La caravana se detuvo a orillas del río Luján a 67 kilómetros de Buenos Aires, en una hacienda, conocida como la estancia de Rosendo. Al llegar el otro día los carreteros iban a proseguir con el viaje, pero la carreta que llevaba la imagen no se movía, intentaron de todas las formas posibles que caminara, bajaron la mercadería, colocaron más bueyes, pero todo fue inútil, las dos imágenes estaban en el fondo de la carreta en dos pequeños cajones. Los carreteros retiraron una imagen y no se movió, la subieron y bajaron la otra, y la carreta marcho normalmente. En ese instante los hombres comprendieron que estaba ocurriendo algo milagroso. Al ver que la Virgen no quería marcharse se dirigieron a la casa más cercana, la de don Rosendo.

    La familia se emocionó al ver la imagen y la colocaron el su casa, la noticia corrió por toda la región, y se enteraron hasta en Buenos Aires. Las personas empezaron a viajar al lugar, entonces don Rosendo construyó una pequeña capilla, entre los pajonales de la pampa, en este lugar permaneció la virgencita desde 1630 hasta 1674.

El Negro Manuel

    Este hombre dedicó toda su vida, desde que llegó a la Argentina, a cuidar a la Virgen de Luján. Fue traído de África y vendido como esclavo en Brasil. Llegó al Río de la Plata a los 20 años de edad, en la embarcación en donde venia la bendita imagen, presenció el milagro en la estancia de don Rosendo. Se desconoce quien era su dueño, pero Manuel permaneció en la estancia al cuidado de la imagen, consagrando su vida al atención de la santísima Virgen.
La tradición nos dice que Manuel, realizaba curas milagrosas con el sebo de las velas de la capilla y relataba a los peregrinos los viajes de la Santa Virgen, que salía de noche para dar consuelo a los afligidos. Manuel guardaba de los viajes de la Señora los abrojos se desprendían del vestido de la Virgen. Con los años, don Rosendo falleció y el lugar quedo casi abandonado, pero éste hombre fue siempre fiel y continuó al servicio de la Virgen.

Doña Ana Mattos

    Doña Ana Mattos, viuda de Siqueyras era una señora que tenía gran cantidad de tierras a orillas del río Luján, ella quería llevar la imagen a su casa y realizarle una capilla, para ello en el año 1674, habló con el Cura Juan de Oramas, administrador de los bienes de don Rosendo y la colocó en su casa, pero la Santa Virgen desapareció y la encontraron en su antigua ermita (capilla), doña Ana volvió a llevar la imagen a su casa y por segunda vez regresó a la estancia de don Rosendo.

    La dama consultó entonces a las autoridades eclesiásticas y civiles, quienes viajaron al lugar y examinaron lo sucedido, esta vez la Virgen fue trasladada en una devota peregrinación y en compañía de Manuel. Desde ese momento la imagen no retornó más a su antigua capilla.

    Luego de confirmar la veracidad de lo sucedido la Autoridad Eclesiástica, autorizó oficialmente el culto público a la "Pura y Limpia Concepción del Río Luján". Doña Ana donó el terreno para la realización del nuevo templo en el año 1677 lugar en donde actualmente se encuentra la hermosa Basílica de Luján.

Don Pedro de Montalbo

    El clérigo don Pedro de Montalbo estaba muy enfermo y desahuciado, en 1684 viajó a Luján, casi moribundo fue llevado a la capilla. El Negro Manuel le ungió el pecho con el sebo de la lámpara que ardía en el altar y le dio de beber una infusión con abrojos de los que solía desprender del vestido de la Virgen. Don Pedro sanó milagrosamente y agradecido se quedó como primer capellán.

El pueblo de Luján

    El lugar empezó a poblarse con los devotos de la Virgen. De esta forma el paraje se convirtió en una aldea que se llamó Pueblo de Nuestra Sra. de Luján, en 1755 se le otorgó el título de Villa.

    La devoción por la Virgen fue creciendo año tras año, así como los milagros que ocurrían y el 23 de octubre de 1730, Luján era instituida Parroquia. El cura párroco don José de Andújar deseaba ampliar el templo y junto al Obispo Fray Juan de Arregui, iniciaron la construcción, pero esta no llegó a buen término porque después de grandes contratiempos terminó por desplomarse.

Don Juan de Lezica y Torrezuri

    Este hombre nacido en Vizcaya, España, estaba muy enfermo y fue curado milagrosamente por la Santísima Virgen de Luján. Don Juan, en agradecimiento se entregó por completo a la creación del nuevo templo y a fines de 1754 se inició la construcción, en 1763 se terminó felizmente la obra y los cabildantes de Luján eligieron y juraron a Nuestra Señora por celestial Reina y Patrona.

El Padre Salvaire

    Hacia el año 1872, el Arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Federico Aneiros, entregó la custodia del templo a los sacerdotes de la congregación de la Misión, conocidos como Padres Lazaristas. En aquel entonces el teniente Cura Jorge María Salvaire fue herido en un viaje por los indios y estuvo al borde de la muerte, en ese momento realizó una promesa a la Santísima Virgen y milagrosamente fue sanado.

    La promesa del Padre Salvaire fue, "Publicaré tus milagros..., engrandeceré tu Iglesia" En cumplimiento de este voto, publicó en 1885 la "Historia de Nuestra Sra. de Luján". En 1889 fue nombrado Cura Párroco de Luján y dedicó su vida y esfuerzos para edificar la gran Basílica, con el apoyo de Monseñor Aneiros y la colaboración de sus compañeros de Congregación, inició la construcción de la actual Basílica Nacional.

    Cuando falleció en 1899, la obra continuó en las manos del Padre Dávani, quien murió en 1922, para ese entonces el Santuario ya estaba terminado en su estructura fundamental.

La Solemne Coronación de la Virgen de Luján

    EL Padre Salvaire, en 1886, presentó al Papa León XIII, la petición del Episcopado y de los fieles del Río de la Plata para la coronación de la Virgen, el Pontífice bendijo la corona y le otorgó Oficio y Misa propios para su festividad, que quedó establecida en el sábado anterior al IV domingo después de Pascua. La Coronación se realizó en mayo de 1887.

La Basílica de Luján

    El Santuario de Luján es de estilo gótico ojival del siglo XIII. Sus dimensiones son: anchura en el crucero, 68,50 m.; longitud, 104 metros; anchura de frente, 42 m.; altura en las dos torres mayores, 106 m. El 8 de diciembre de 1930, el Papa Pío XII, le otorgó oficialmente el título de Basílica.

La Imagen de la Virgen de Luján

    La imagen es pequeña (38 centímetros), está modelada en arcilla cocida (terracota), su rostro es ovalado, de color moreno. Los pies de la Santa Imagen se apoyan sobre nubes, desde las cuales surge una media luna y cuatro cabezas de querubines, con sus pequeñas alas desplegadas. Está cubierta con vestiduras: túnica blanca y manto azul-celeste. Tiene las manos juntas en el pecho.

    El Padre Salvaire hizo recubrir la Santa imagen con una coraza de plata para impedir su deterioro. Antes de esta operación se sacaron moldes que permitieron su reproducción auténtica.
En 1887, el Padre colocó la Imagen sobre una base de Bronce, le adosó la rayera gótica con la inscripción: "Es la Virgen de Luján la primera Fundadora de esta Villa" y una aureola de doce estrellas. Ornamentada en esta forma, fue coronada con la corona Imperial bendecida por León XIII.

    El 3 de diciembre de 1871 se realizó la primera peregrinación general al Santuario de Luján, desde entonces millones de personas concurren cada año. Es uno de los centros de peregrinación más importantes de Latinoamérica. Actualmente, la fiesta principal se celebra el 8 de mayo.


Oremos

    ¡Oh Santísima Virgen!¡Coronada Reina de Luján! Dios me ha creado para la gloria eterna. ¡A! ¿Quién me diera alas de paloma para volar a esta morada de felicidad? ¿Quién me abriera las puertas del cielo, y me ayudara a subir hasta el pie del trono del Altísimo? Conceded, ¡Oh Santísima Virgen de Luján! vuestra protección a este siervo vuestro que gime en medio de este valle de lágrimas y sólo recibe consuelo celebrando vuestras glorias; ayudadle, a fin de que después de haberos honrado en la tierra, merezca alabaros en el cielo, por los siglos de los siglos. Así sea.

jueves, 6 de mayo de 2021

EVANGELIO - 07 de Mayo - San Juan 15,12-17


    Libro de los Hechos de los Apóstoles 15,22-31.

    En aquellos días, los Apóstoles, los presbíteros y la Iglesia entera, decidieron elegir a algunos de ellos y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas, llamado Barsabás, y a Silas, hombres eminentes entre los hermanos, y les encomendaron llevar la siguiente carta: "Los Apóstoles y los presbíteros saludamos fraternalmente a los hermanos de origen pagano, que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia.
    Habiéndonos enterado de que algunos de los nuestros, sin mandato de nuestra parte, han sembrado entre ustedes la inquietud y provocado el desconcierto, hemos decidido de común acuerdo elegir a unos delegados y enviárselos junto con nuestros queridos Bernabé y Pablo, los cuales han consagrado su vida al nombre de nuestro Señor Jesucristo.
    Por eso les enviamos a Judas y a Silas, quienes les transmitirán de viva voz este mismo mensaje.
    El Espíritu Santo, y nosotros mismos, hemos decidido no imponerles ninguna carga más que las indispensables, a saber: que se abstengan de la carne inmolada a los ídolos, de la sangre, de la carne de animales muertos sin desangrar y de las uniones ilegales. Harán bien en cumplir todo esto. Adiós".
    Los delegados, después de ser despedidos, descendieron a Antioquía donde convocaron a la asamblea y le entregaron la carta.
    Esta fue leída y todos se alegraron por el aliento que les daba.


Salmo 57(56),8-9.10-12.

Mi corazón está firme, Dios mío,
mi corazón está firme.
Voy a cantar al son de instrumentos:
¡despierta, alma mía!
¡Despierten, arpa y cítara,
para que yo despierte a la aurora!

Te alabaré en medio de los pueblos, Señor,
te cantaré entre las naciones,
porque tu misericordia se eleva hasta el cielo
y tu fidelidad hasta las nubes.
¡Levántate, Dios, por encima del cielo,
y que tu gloria cubra toda la tierra!


    Evangelio según San Juan 15,12-17.

    Jesús dijo a sus discípulos: «Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado.
    No hay amor más grande que dar la vida por los amigos.
    Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.
    Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.
    No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá.
    Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.»


    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 07 de Mayo - "Gustarás la ternura escondida"


Santa Clara de Asís (1193-1252) fundadora de la ‎Orden de las Hermanas Pobres, llamadas Clarisas 3º Carta a Inés de Praga, 12-17 (Sainte Claire d’Assise, Franciscaines),trad. sc©evangelizo.org

Gustarás la ternura escondida

    Ubica tu espíritu delante del espejo de la eternidad, deja tu alma sumergirse en el esplendor de la Gloria. Únete de corazón a Quien es la encarnación de la esencia divina y, gracias a esta contemplación, transfórmate enteramente a la imagen de su divinidad. Llegarás así a sentir lo que sólo perciben sus amigos. Gustarás la ternura escondida que Dios desde el comienzo tiene reservada a los que lo aman. No acordes ni una mirada a las seducciones engañosas con las que el mundo encadena a los pobres enceguecidos que adhieren a él. Ama de todo tu ser a Quien se ha dado enteramente, por amor a ti. El sol y la luna admiran su belleza y él prodiga recompensas de amplitud y valor sin límites. Hablo del Hijo del Altísimo, que la Virgen alumbró sin dejar de ser virgen.

SANTORAL- SAN AGOSTINO ROCELLI

 07 de Mayo

 

    En Agustín Roscelli, la Iglesia nos señala un ejemplo de sacerdote y de Fundador santo. Como sacerdote encarnó la figura del "pastor", del educador en la fe, del ministro de la Palabra, del guía espiritual. Siempre dispuesto a donarse en la obediencia, en la humildad, en el silencio y en el sacrificio, buscó sólo la voluntad de Aquél que lo había llamado y enviado. En el desarrollo de su ministerio sacerdotal siguió el ejemplo de Cristo, armonizando la vida interior con la intensa acción pastoral y su obra fue fecunda porque estuvo alimentada por la continua oración y por un gran amor hacia la Eucaristía.

    Supo leer las situaciones de su tiempo e intervenir concretamente en favor de los más indefensos, y en particular se empeñó para salvar a la juventud, de las insidias y de los peligros morales. Se dejó conducir por el Espíritu hasta fundar, casi sin saberlo, una Familia religiosa. Nació en Bargone de Casarza Ligure (Génova, Italia), el 17 de julio de 1818 de Domingo y María Gianelli; fue bautizado el mismo día porque se temía por su vida.

    Su familia, pobre de medios materiales, fue siempre para él, un ejemplo de fe y de virtudes cristianas. Inteligente, sensible, más bien reservado, Agustín muy pronto se mostró útil a la familia en el cuidado del rebaño paterno. Sus padres lo confiaron al Párroco, el Padre Andrés Garibaldi, quien le impartió los primeros elementos del saber.

Hacia el sacerdocio

    En mayo de 1835, con ocasión de una misión animada por el Archipresbítero de Chiavari, Antonio María Gianelli, Agustín se sintió decididamente llamado al sacerdocio y se trasladó a Génova para comenzar los estudios. Los años de preparación a la Ordenación sacerdotal fueron duros y difíciles, debiendo él mismo afrontar graves desafíos económicos. Lo sostuvieron la voluntad tenaz, la intensa oración y la ayuda de personas buenas, tales como el canónigo Gianelli quien, nombrado Obispo de Bobbio en el año 1838, le encontró una ubicación como clérigo-sacristán y custodio de la iglesia del Conservatorio de las Hijas de San José en San Rocchino, de la cual Mons. Gianelli era el Director; los jesuitas después, lo vieron como el "diligente prefecto", como lo afirma el mismo Rector en 1845. El 19 de setiembre de 1846, fue ordenado sacerdote por el Cardenal Plácido María Tadini.

Vice-Párroco - Confesor santo Educador junto a los Artesanitos 

    El Padre Agustín fue destinado inmediatamente al populoso barrio de San Martín de Albaro donde, con el espíritu de Cristo Pastor y con la administración de todos los sacramentos, inició su humilde servicio en la obra de santificación, dedicándose con esmero, caridad y con el ejemplo, al crecimiento espiritual del Cuerpo de Cristo. En el confesionario adquirió un conocimiento concreto de la triste realidad y de los peligros en los que se encontraban tantas jóvenes que, por motivos de trabajo, se trasladaban a la ciudad convirtiéndose en fácil presa para los deshonestos. Allí, su corazón de padre se angustiaba y se conmovía al pensar que tantas almas sencillas podían perderse, porque se las dejaba solas e indefensas. En 1858, si bien continuaba a dedicarse asiduamente al ministerio de la Confesión, aceptó colaborar con el Padre Francisco Montebruno en la Obra de los Artesanitos.


Entre los encarcelados y luego al orfanatorio

    En 1872 amplió su campo de apostolado. Como ministro de Cristo "tomado entre los hombres y constituido en favor de los hombres", se consagró enteramente a la obra a la que el Señor lo había llamado, sin apartarse de las miserias y de las pobrezas morales de su ciudad, interesándose no sólo de la juventud masculina y femenina, sino incluso de los detenidos en la cárcel de San Andrés, para llevar el consuelo y la misericordia del Señor.

    En 1874, Capellán del nuevo orfanatorio Provincial en la calle "delle Fieschine", se dedicó a los recién nacidos administrándoles el Bautismo por un lapso de 22 años (de los registros resulta que los bautizados fueron 8.484) y, haciendo suyas las palabras de San Agustín "la plenitud de todas nuestras obras es el amor", trabajó intensamente incluso a favor de las madres solteras, las que eran jovencitas sencillas del pueblo que, por la falta de un trabajo digno y retribuido, se convertían en víctimas de los malintencionados.

Las escuelas taller

    El Padre Roscelli recibió la propuesta de algunas de sus penitentes, espiritualmente maduras que, su deseo de salvar las almas, le ofrecieron su colaboración para ayudar a tantas jóvenes necesitadas de asistencia moral, de una guía segura y de ser capaces de ganar honestamente lo necesario para vivir. En estas sedes, las jóvenes recibían una instrucción moral y religiosa, junto a una sólida formación humana y cristiana en forma tal que las preparaba para prevenir o para defenderse de los peligros de la ciudad, y al mismo tiempo las capacitaba profesionalmente.

Una nueva Congregación

    La tímida idea de dar vida a una Congregación religiosa fue estimulada por Mons. Salvador Magnasco y por las colaboradoras del Padre Roscelli, las maestras de las Casas-Taller, las que estaban convencidas que la Consagración a Cristo y el empeño de santificación en la vida comunitaria, son la fuerza del apostolado.

    El Padre Agustín, interpeló incluso al Papa Pío IX y después de haber recibido la respuesta "Deus benedicat te et opera tua bona" (Dios te bendiga a ti y a tu buena obra), se sometió totalmente a la voluntad de Dios y el 15 de octubre de 1876 realizó su sueño, y el 22 del mismo mes, entregó el hábito religioso a sus primeras Hijas a las que llamó Hermanas de la Inmaculada, indicando a las mismas el camino de santidad, señalado particularmente por las virtudes propias de Quien es el modelo de la vida consagrada. Después de las primeras incertezas, su obra se consolidó y se dilató más allá de los confines de Génova y de Italia. La existencia del "pobre sacerdote" concluyó el 7 de mayo del año 1902.

    El Padre Roscelli fue:

   Hombre de Dios:
 intuyó los designios de Dios sobre sí mismo y se abandonó a El en una total docilidad. En el humilde Sacerdote la acción divina y la humana, la contemplación y la acción, se integraron en una admirable unidad de vida. Su apostolado siempre ha brotado de la experiencia de Dios, que se abre a la oración, a la testimonianza de fidelidad al ministerio sacerdotal, al anuncio del Evangelio.

    Sal de la tierra: contemplativo, pobre, austero, siempre eligió el último puesto, la renuncia. Olvidado de si mismo, de las propias exigencias, del propio tiempo, estuvo siempre a disposición de los demás en el confesionario, y como fermento evangélico, intensificó la caridad "en la que confluían el amor hacia Dios y hacia los hombres".

    Profético: separado del mundo, pero en estrecha relación con la realidad concreta de su tiempo, el Roscelli ha hecho visible el primado del amor de Dios, acercándose con espíritu misericordioso y con corazón amoroso de Padre, a los abandonados, a los encarcelados, a las madres solteras, a la juventud en general y injusticia a quien hubiese caído víctima de la injusticia; a todos ayudó y se mostró con una profunda sensibilidad por los derechos humanos y por la causa justa de la promoción del hombre.

Oremos

    Señor Dios todopoderoso, que de entre tus fieles elegiste a San Agostino Roscelli para que manifestara a sus hermanos el camino que conduce a Ti, concédenos que su ejemplo nos ayude a seguir a Jesucristo, nuestro Maestro, para que logremos así alcanzar un día,  junto con nuestros hermanos, la gloria de tu Reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amén

miércoles, 5 de mayo de 2021

EVANGELIO - 06 de Mayo - San Juan 15,9-11.


         Libro de los Hechos de los Apóstoles 15,7-21.

    Al cabo de una prolongada discusión, Pedro se levantó y dijo: "Hermanos, ustedes saben que Dios, desde los primeros días, me eligió entre todos ustedes para anunciar a los paganos la Palabra del Evangelio, a fin de que ellos abracen la fe.
    Y Dios, que conoce los corazones, dio testimonio en favor de ellos, enviándoles el Espíritu Santo, lo mismo que a nosotros.
    El no hizo ninguna distinción entre ellos y nosotros, y los purificó por medio de la fe.
    ¿Por qué ahora ustedes tientan a Dios, pretendiendo imponer a los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros pudimos soportar?
    Por el contrario, creemos que tanto ellos como nosotros somos salvados por la gracia del Señor Jesús".
    Después, toda la asamblea hizo silencio para oír a Bernabé y a Pablo, que comenzaron a relatar los signos y prodigios que Dios había realizado entre los paganos por intermedio de ellos.
    Cuando dejaron de hablar, Santiago tomó la palabra, diciendo: "Hermanos, les ruego que me escuchen: Simón les ha expuesto cómo Dios dispuso desde el principio elegir entre las naciones paganas, un Pueblo consagrado a su Nombre.
    Con esto concuerdan las palabras de los profetas que dicen: después de esto, yo volveré y levantaré la choza derruida de David; restauraré sus ruinas y la reconstruiré, para que el resto de los hombres busque al Señor, lo mismo que todas las naciones que llevan mi Nombre. Así dice el Señor, que da a conocer estas cosas desde la eternidad.
    Por eso considero que no se debe inquietar a los paganos que se convierten a Dios, sino que solamente se les debe escribir, pidiéndoles que se abstengan de lo que está contaminado por los ídolos, de las uniones ilegales, de la carne de animales muertos sin desangrar y de la sangre.
    Desde hace muchísimo tiempo, en efecto, Moisés tiene en cada ciudad sus predicadores que leen la Ley en la sinagoga todos los sábados".


Salmo 96(95),1-2a.2b-3.10.

Canten al Señor un canto nuevo,
cante al Señor toda la tierra;
canten al Señor, bendigan su Nombre.

Día tras día, proclamen su victoria.
Anuncien su gloria entre las naciones,
y sus maravillas entre los pueblos.

Digan entre las naciones: “¡El Señor reina!
el mundo está firme y no vacilará.
El Señor juzgará a los pueblos con rectitud”.


    Evangelio según San Juan 15,9-11.

    Jesús dijo a sus discípulos: «Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor.
    Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
    Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.»

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 06 de Mayo - “Permanezcan en mi amor”


San Alfonso María de Ligorio (1696-1787) obispo y doctor de la Iglesia Hablar a Dios con confianza y familiaridad (Manière de converser avec Dieu, Le Laurier, 1988), trad. sc©evangelizo.org

“Permanezcan en mi amor”

    Crean que no existe en el mundo ni amigo, ni hermano, ni padre, ni madre, ni esposo, ni novio que los ame más que su Dios. La gracia divina es ese tesoro de gran valor, ese tesoro infinito del que habla el Sabio. Del momento que nos valemos de ella, nos hace partícipes de la amistad con Dios (cf. Sb 7,14). Delante de Dios, somos sólo débiles creaturas, pobres servidores. Pero he aquí que devenimos los amigos, los amigos muy queridos de nuestro Creador. En vista de hacernos confiar en él, se anonadó (Flp 2,7), abajándose hasta hacerse hombre, para conversar familiarmente con los hombres (cf. Ba 3,38). No era suficiente: se hizo niño, se hizo pobre, por decreto de justicia se dejó poner a muerte delante de todo el pueblo, sobre una cruz. Más aún, va hasta situarse bajo las especies de pan para hacerse nuestro compañero de cada día y unirse, con unión íntima a cada uno de nosotros: “El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él” (Jn 6,56). Se diría que tiene amor sólo por ustedes, tanto los ama. Por eso, deben amarlo a él y a nadie más. De él ustedes pueden y deben decir: “Mi Amado es a mí y yo soy a Él” (Ct 2,16). Mi Dios se ha dado sin reservas y sin reservas me doy a él. Fui elegido por él como objeto de su ternura. Él entre miles, entre todos, blanco y bermejo (Cf. Ct 5,10), amable y amante, elegido de mi corazón, el único que quiero amar.

SANTORAL - SAN PEDRO NOLASCO

 06 de Mayo



    «Este redentor de cautivos, fundador de la Orden de Santa María de la Merced consagró su vida a liberar a los cristianos y él mismo fue apresado en Argelia en una de las expediciones que llevaba a cabo con este objetivo»

    Natural de Barcelona, España nació hacia 1180. Sus padres debían poseer tierras en zonas colindantes a la capital. Y él crecería en ese privilegiado entorno junto a un monasterio románico, hasta que huérfano de padre a los 15 años, con la aquiescencia materna, repartió sus bienes. En edad de contraer matrimonio se arrodilló ante la Virgen de Montserrat y le ofreció su vida dando la espalda a mundanas vanidades. La época histórica en la que discurría su quehacer, con el dominio musulmán sobre las costas en todo su apogeo, trajo consigo el destierro de miles de cristianos a África. Eran personas cruelmente maltratadas y angustiadas por un yugo injusto que llevó a muchas a renegar de su fe pensando que Dios las había abandonado. Pedro tomó conciencia de la tragedia que encierra la esclavitud. Y en 1203 ya estaba implicado como benefactor de los pobres según consta en documento escrito que lo menciona como «responsable de la limosna de los cautivos». Precisamente ese año tuvo lugar en Valencia la primera «redención de cautivos». El santo rescató con sus propios medios a unos 300. Cuando se le agotó el dinero, formó grupos para recaudar la «limosna para los cautivos». Y al quedar clausurada esta vía de ayuda, pensó ingresar en alguna orden religiosa o trasladarse al desierto.

    Hubo dos hitos significativos de carácter sobrenatural que marcaron su trayectoria espiritual y apostólica. En 1203 en un sueño se vio transportado al atrio de un espléndido palacio donde existía un frondoso olivo. Dos venerables ancianos le encomendaron su tutela. A ellos siguieron los furibundos ataques de otros dos hombres que se cebaron en las ramas y el fruto. En medio de la lucha observó que de la rama cercenada brotaba otra más esplendorosa, y otro tanto acontecía con el fruto. Desvanecida la visión, quiso interpretarla. Esta experiencia, a decir de los cronistas, pudo ofrecer dos perspectivas. En la primera, el atrio sería el mundo; la oliva, la Iglesia, y los agresores, los enemigos de la fe representados en las cohortes de prisioneros que se asfixiaban bajo las cadenas de la cautividad. Al rescatarlos, él liberaría a la Iglesia de su opresión. En otra lectura se habrían invertido los símbolos; tendrían nueva y simple matización. El atrio sería la Iglesia y la oliva la Orden que iba a fundar: un alborear para los que se hallaban presos. A esta convicción le habría conducido la Santísima Virgen, a quien Pedro se encomendaba buscando luz para clarificar su devenir y la voluntad divina que pudiera encerrar este hecho.

    Así las cosas, y este fue el segundo hito, la noche del 1 al 2 de agosto de 1218 se le apareció la Virgen. Iba vestida con el hábito blanco característico de los mercedarios. Movido por Ella, el 10 del mismo mes y año creó la orden de Santa María de la Merced para la redención de cautivos en la catedral de Barcelona. Fue un acto emotivo, de honda significación, que tuvo lugar ante la presencia del monarca Jaime I de Aragón y del obispo Berenguer de Palou. Éste fue quien impuso al santo y a los doce primeros integrantes de la fundación la túnica blanca con todos sus elementos inspirada en la que llevó María. La nueva realidad eclesial, que anteriormente había sido laica, fue dotada con un cuarto voto, el de liberar esclavos, que se añadió a los clásicos de pobreza, castidad y obediencia. Les comprometía a entregar la propia vida a imagen del Redentor. En los inicios de la instauración de su obra Pedro no estuvo solo; contó con el inapreciable consejo y ayuda de san Raimundo de Peñafort. En ese momento, las circunstancias propiciaban la labor de estos nuevos redentores. El hospital barcelonés de Santa Eulalia era cobijo de indigentes y cautivos que regresaban de tierras moriscas sin medios para sobrevivir. Y en ese establecimiento, asignado a los mercedarios por el rey aragonés, comenzaron su excelsa labor. Cada rescatado tenía la obligación de participar durante un tiempo en la redención de nuevos cautivos. También reemplazar al esclavo ocupando su lugar, siempre que su fe estuviese en peligro y no tuviesen dinero para rescatarlo. En una de las expediciones realizadas por Pedro Nolasco a Argelia para liberar a cristianos fue hecho prisionero, pero finalmente consiguió la libertad.

    Fue un hombre de oración, humilde, generoso, lleno de fe y entrañas de misericordia, fiel observante de la regla, entregado, con gran visión y celo apostólico. A ello se unían sus ansias de morir por Cristo. Éste ímpetu, junto a su fe, propiciaron la existencia de la rama mercedaria femenina. La materializó con la anuencia de María de Cervelló, luego canonizada, joven natural de Barcelona a la que supo transmitir el espíritu que animaba la Orden instituida por él y de la que fue superior general. Diecisiete fundaciones extendidas por Cataluña, Aragón, Valencia, Mallorca y Carbona dan idea también de su amor a Cristo y a sus semejantes. Con el generoso grupo de seglares que se implicaron en la admirable tarea de auxiliar no solo a los cautivos sino de prestar asistencia a pobres, enfermos y peregrinos, creó una fraternidad. El rey Jaime I, al que acompañó en la conquista de Mallorca y Valencia, le donó el monasterio de El Puig. En 1235 Gregorio IX emitió la bula «Devotionis vestrae» confirmando su obra. Fue agraciado con éxtasis y dones de profecía y milagros. Cuenta la tradición que hubiera deseado venerar las reliquias de san Pedro en Roma, peregrinación que no pudo efectuar. En su desconsuelo, éste se le apareció en sueños durante tres noches consecutivas diciéndole: «vengo a verte porque tú no puedes ir a visitarme». En la última, mientras Pedro Nolasco oraba de rodillas, vio al apóstol crucificado, cabeza abajo. Le instó a no dejar España donde florecía su excelsa labor. Murió el 6 de mayo de 1245 pronunciando el Salmo 76: «Tú, oh Dios, haciendo maravillas, mostraste tu poder a los pueblos y con tu brazo has rescatado a los que estaban cautivos y esclavizados». Urbano VIII lo canonizó el 30 de septiembre de 1628.

Oremos

    Oh, Señor, que has revestido de la caridad de Cristo a nuestro Padre San Pedro Nolasco, y por medio de la Virgen María lo has hecho mensajero de amor y de libertad para los cristianos cautivos, concédenos imitar su ejemplo para la liberación de todos los oprimidos y la edificación de tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.