martes, 15 de diciembre de 2020

EVANGELIO - 16 de Diciembre - San Lucas 7,19-23


       Libro de Isaías 45,6b-8.18.21b-25.

    Para que se conozca, desde el Oriente y el Occidente, que no hay nada fuera de mí.
    Yo soy el Señor, y no hay otro.
    Yo formo la luz y creo las tinieblas, hago la felicidad y creo la desgracia: yo, el Señor, soy el que hago todo esto.
    Destilen, cielos, desde lo alto, y que las nubes derramen la justicia! ¡Que se abra la tierra y produzca la salvación, y que también haga germinar la justicia! Yo, el Señor, he creado todo esto.
    Porque así habla el Señor, el que creó el cielo y es Dios, el que modeló la tierra, la hizo y la afianzó, y no la creó vacía, sino que la formó para que fuera habitada: Yo soy el Señor, y no hay otro.
    ¡Declaren, expongan sus pruebas! ¡Sí, deliberen todos juntos! ¿Quién predijo esto antiguamente y lo anunció en los tiempos pasados? ¿No fui yo, el Señor? No hay otro Dios fuera de mí; un Dios justo y salvador, no lo hay, excepto yo.
    Vuélvanse a mí, y serán salvados, todos los confines de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay otro.
    Lo he jurado por mí mismo, de mi boca ha salido la justicia, una palabra irrevocable: Ante mí se doblará toda rodilla, toda lengua jurará por mí, diciendo: Sólo en el Señor están los actos de justicia y el poder. Hasta él llegarán avergonzados todos los que se enfurecieron contra él.
    En el Señor hallará la justicia y se gloriará toda la descendencia de Israel.


Salmo 85(84),9ab-10.11-12.13-14.

Voy a proclamar lo que dice el Señor:
el Señor promete la paz,
Su salvación está muy cerca de sus fieles,
y la Gloria habitará en nuestra tierra.

El Amor y la Verdad se encontrarán,
la Justicia y la Paz se abrazarán;
la Verdad brotará de la tierra
y la Justicia mirará desde el cielo.

El mismo Señor nos dará sus bienes
y nuestra tierra producirá sus frutos.
La Justicia irá delante de él,
y la Paz, sobre la huella de sus pasos.


    Evangelio según San Lucas 7,19-23.

    Los envió a decir al Señor: "¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?".
    Cuando se presentaron ante él, le dijeron: "Juan el Bautista nos envía a preguntarte: '¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?'".
    En esa ocasión, Jesús curó mucha gente de sus enfermedades, de sus dolencias y de los malos espíritus, y devolvió la vista a muchos ciegos.
    Entonces respondió a los enviados: "Vayan a contar a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los paralíticos caminan, los leprosos son purificados y los sordos oyen, los muertos resucitan, la Buena Noticia es anunciada a los pobres.
    ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!".

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 16 de Diciembre - «¿Eres tú el que ha de venir?»


San Ambrosio de Milán Sobre el evangelio de Lucas: La cruz es el fundamento de la fe Comentario al evangelio de Lucas, 5 ; SC 45

«¿Eres tú el que ha de venir?» 

    El Señor, sabiendo que nadie puede alcanzar la fe en plenitud sin el evangelio, -porque, aunque la Biblia comienza con el Antiguo Testamento, alcanza su plenitud en el Nuevo Testamento- , aclara las cuestiones que se le ponen sobre él mismo más que por palabras, por sus actos. «Id y contad a Juan lo que oís y veis: los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva» (Mt 11,4). Este testimonio está completo porque de él fue profetizado: «El Señor libera a los cautivos, da luz a los ciegos, endereza a los que ya se doblan... El Señor reina por siempre» (cf. Sal 145,7).

    No obstante, estos no son más que remotos ejemplos del testimonio que Cristo nos trae. El fundamento de la fe es la cruz del Señor, su muerte, su sepultura. Es así porque, después de la respuesta que hemos citado, él dice más adelante: «... y dichoso el que no halle escándalo en mí» (Mt 11,6). En efecto, la cruz podía provocar la caída de los elegidos mismos, pero no hay testimonio más grande de una persona divina, nada que sobrepase más las fuerzas humanas que esta ofrenda de uno solo por el mundo entero. Es aquí donde el Señor se revela plenamente. Además, así lo testifica Juan: «He ahí e
l Cordero de Dios que quita el pecado del mundo» (Jn 1,29).

SANTORAL - BEATA MARÍA DE LOS ÁNGELES FONTANELLA

16 de Diciembre


    En Turín, del Piamonte, beata María de los Ángeles (Mariana) Fontanella, virgen de la Orden de Carmelitas, que brilló por sus penitencias voluntarias y por la virtud de la obediencia.

    Nació en Turín (Italia) el 7 de enero de 1661. Fue la última de los once hijos de los condes Juan y María. A los 14 años quedó huérfana de padre y, a disgusto de su madre, vistió el hábito en el Carmelo de su ciudad en 1675, cambiando su nombre de Mariana por el de María de los Ángeles. Hizo su profesión en diciembre de 1676. Ya antes de ingresar en el Carmelo manifestó una singular disposición para conservarse pura y virtuosa. A los 13 años era su contento pasar horas ante el Santísimo. Todas sus ansias eran de mortificarse privándose en la mesa de lo más apetitoso; por la noche se levantaba para hacer oración. Su humildad y mansedumbre eran la admiración de todos; su caridad en palabras y acciones era de santa. Socorría a los pobres dándoles cuanto tenía.

    Su espíritu de mortificación está condensado en la súplica que continuamente dirigía al Señor: "O dadme mortificaciones o hacedme morir". Escogida de Dios para participar de la unión que transforma en él, fue probada con sensibles arideces y tentaciones infernales, sintiendo repugnancia en practicar el bien, atormentándola el estar en desgracia de Dios, sufriendo por parte del diablo representaciones deshonestas o contra la fe, etc. Hablaba de Dios con tanta suavidad y tiernas palabras que encendía a las almas en el mismo afecto. Los pecadores eran objeto de su caridad alcanzando con sus oraciones notables conversiones. Profesó una devoción singular al glorioso San José, en cuyo honor hizo erigir un nuevo convento de monjas en la ciudad de Moncalieri.

    En 1702 fundó un nuevo Carmelo en Moncalien. Practicó la pobreza con cariño, usando el hábito más pobre, la celda más incómoda y el peor jergón. Por convicción se tenía por la más inútil de la comunidad, aunque cuatro veces la eligieron priora y también maestra de novicias. Las monjas quisieron elegirla priora por quinta vez, pero ella contestó: "Pueden empeñarse en hacerme priora; yo me empeñaré con mi Jesús a ver quien puede más". El mismo año la asaltó una fiebre devoradora y, conseguido el permiso para morir, miró al crucifijo y expiró dulcemente. Era el 16 de diciembre de 1717. Fue beatificada por el papa Pío IX el 25 de abril de 1865.

Oremos

    Señor, tú que te complaces en habitar en los limpios y sinceros de corazón; concédenos, por intercesión de la Beata María de los Ángeles, vivir siempre en gracia ante tus ojos, para que tengas en nosotros tu morada. Por nuestro Señor Jesucristo que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

lunes, 14 de diciembre de 2020

EVANGELIO - 15 de Diciembre - San Mateo 21,28-32


     Libro de Sofonías 3,9-13.

    Así habla el Señor: Yo haré que sean puros los labios de los pueblos, para que todos invoquen el nombre el Señor y lo sirvan con el mismo empeño.
   Desde más allá de los ríos de Cus, mis adoradores, los que están dispersos, me traerán ofrendas.
    Aquel día, ya no tendrás que avergonzarte de las malas acciones con las que me has ofendido, porque yo apartaré a esos jactanciosos prepotentes que están en medio de ti, y ya no volverás a engreírte sobre mi santa Montaña.
    Yo dejaré en medio de ti a un pueblo pobre y humilde, que se refugiará en el nombre del Señor.
    El resto de Israel no cometerá injusticias ni hablará falsamente; y no se encontrarán en su boca palabras engañosas.
    Ellos pacerán y descansarán sin que nadie los perturbe.


Salmo 34(33),2-3.6-7.17-18.19.23.

Bendeciré al Señor en todo tiempo,
su alabanza estará siempre en mis labios.
Mi alma se gloría en el Señor:
que lo oigan los humildes y se alegren.

Miren hacia El y quedarán resplandecientes,
y sus rostros no se avergonzarán.
Este pobre hombre invocó al Señor:
El lo escuchó y lo salvó de sus angustias.

pero el Señor rechaza a los que hacen el mal
para borrar su recuerdo de la tierra.
Cuando ellos claman, el Señor los escucha
y los libra de todas sus angustias.

El Señor está cerca del que sufre
y salva a los que están abatidos.
Pero el Señor rescata a sus servidores,
y los que se refugian en El no serán castigados.


    Evangelio según San Mateo 21,28-32.

    Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos y, dirigiéndose al primero, le dijo: 'Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña'.
    El respondió: 'No quiero'. Pero después se arrepintió y fue.
    Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo y este le respondió: 'Voy, Señor', pero no fue.
    ¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?". "El primero", le respondieron. Jesús les dijo: "Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios.
    En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han creído en él".

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 15 de Diciembre - "Convertirse siguiendo las llamadas de Juan Bautista que prepara el camino del Señor"


        Beato Guerrico de Igny (c. 1080-1157) abad cisterciense 5º sermón para el Adviento

Convertirse siguiendo las llamadas de Juan Bautista que prepara el camino del Señor

    Es un gozo para mí, hermanos, evocar con vosotros el camino del Señor... del cual Isaías hace un elogio tan bello: «Habrá... en la tierra árida y en el desierto, un camino y una vía... Esta vía será llamada Vía Sacra» (Is 35, 7-8) porque ella es la santificación de los pecadores y la salvación de los que están perdidos... «No pasará por ella el impío». Querido Isaías, ¿los que son impuros pasarán por otra vía? ¡Ah no! ¡Que todos vengan por esta vía y que en ella adelanten! Porque es sobre todo para los impuros que Cristo la ha trazado, ya que él «vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido» (Lc 19,10)… ¿Entonces, es que el impuro pasará por la Vía Sacra? ¡Dios no lo quiera! Por muy sucio que esté al pisarla, ya no lo será más cuando pase por ella, porque desde que habrá puesto en ella los pies, desaparecerá su suciedad. En efecto, la Vía Sacra está abierta al hombre impuro pues desde que ella lo acoge, lo purifica borrando todo el mal que ha cometido... No le deja pasar con su suciedad, porque es la «vía estrecha», y por decirlo de otra manera «el ojo de la aguja» (Mt 7,14; 19,24)… Si tú estás ya en el camino, no te alejes de él; de no ser, así el Señor te dejará errar en el «camino de tu propio corazón» (Is 57,17)… Si encuentras la vía demasiado estrecha, considera el término al que te conduce... Pero si tu mirada no alcanza ver el término, fíate de Isaías, el vidente. Él, que a la vez distinguía entre la estrechez y el término de la vía, añadía: «Sobre este camino marcharán los liberados, los rescatados del Señor; llegarán a Sión con cantos de gozo. Una felicidad sin fin transfigurará su rostro. Tendrán alegría y gozo. Huirán dolores y gemidos » (35, 9-10).

SANTORAL - SANTA MARÍA DE LA ROSA

15 de Diciembre


    Nació en Brescia (Italia) en 1813, y al cumplir los 17 años, consagró su vida al servicio de obras de caridad. En la finca de sus padres fundó con las campesinas de los alrededores una asociación religiosa que las hizo crecer y madurar en la fe católica.

    En su parroquia organizó retiros y misiones especiales para las mujeres. En 1836 llegó la peste del cólera a Brescia. Después de la peste, como habían quedado tantas niñas huérfanas, el municipio formó unos talleres artesanales y los confió a la dirección de María de la Rosa que apenas tenía 24 años pero que gozaba de la estima y confianza de toda la ciudad. Desempeñó ese cargo con gran eficacia durante dos años, y luego se dedicó a organizar su propia obra abriendo un internado para las niñas huérfanas o muy pobres. Poco después inauguró también un instituto para niñas sordomudas.

    En 1840 se fundó en Brescia una asociación de mujeres piadosas para atender a los enfermos de los hospitales y nombraron como superiora a Santa María de la Rosa. Las mujeres que pertenecían a la asociación se llamaban Doncellas de la Caridad. Al principio sólo eran cuatro jóvenes, pero a los tres meses ya eran 32. Muchas personas admiraban la obra que las Doncellas de la Caridad hacían en los hospitales, atendiendo a los más abandonados y enfermos de gravedad. En 1850 se fue a Roma y obtuvo que el Papa Pío Nono aprobara su consagración. Murió el 15 de diciembre de 1855.

Oremos

    Tú que fuiste elegida por el Señor para ser instrumento de consolación en su obra redentora, ruega a Dios con la fuerza de tu amor y tu fidelidad, para que nosotros vivamos también como fieles hijos suyos, buscando en todo y sobre todo el bien de nuestros hermanos. Intercede por nosotros, peregrinos en el tiempo, para que las realidades temporales no nos aparten de nuestro destino eterno, antes bien, sepamos descubrir en todas ellas la huella de nuestro Dios y podamos vivirlas con pureza de corazón. Amen

domingo, 13 de diciembre de 2020

EVANGELIO - 14 de Diciembre - San Mateo 21,23-27


       Libro de los Números 24,2-7.15-17a.

    Cuando el profeta Balaam alzó los ojos y vio a Israel acampado por tribus, el espíritu de Dios vino sobre él y pronunció su poema, diciendo: Oráculo de Balaam hijo de Beor, oráculo del hombre de mirada penetrante; oráculo del que oye las palabras de Dios y conoce el pensamiento del Altísimo; del que recibe visiones del Todopoderoso, en éxtasis, pero con los ojos abiertos. ¡Qué hermosas son tus carpas, Jacob, y tus moradas, Israel! Son como quebradas que se extienden, como jardines junto a un río, como áloes que plantó el Señor, como cedros junto a las aguas. El agua desborda de sus cántaros, su simiente tiene agua en abundancia. Su rey se eleva por encima de Agag y su reino es exaltado.
    Entonces pronunció su poema, diciendo: "Oráculo de Balaam, hijo de Beor, oráculo del hombre de mirada penetrante; oráculo del que oye las palabras de Dios y conoce el pensamiento del Altísimo; del que recibe visiones del Todopoderoso, en éxtasis pero con los ojos abiertos. Lo veo, pero no ahora.


Salmo 25(24),4-5ab.6-7bc.8-9.

Muéstrame, Señor, tus caminos,
enséñame tus senderos.
Guíame por el camino de tu fidelidad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador.

Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor,
porque son eternos.
Por tu bondad, Señor,
acuérdate de mi según tu fidelidad.

El Señor es bondadoso y recto:
por eso muestra el camino a los extraviados;
él guía a los humildes para que obren rectamente
y enseña su camino a los pobres.


    Evangelio según San Mateo 21,23-27.

    Jesús entró en el Templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo, para decirle: "¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Y quién te ha dado esa autoridad?".
    Jesús les respondió: "Yo también quiero hacerles una sola pregunta. Si me responden, les diré con qué autoridad hago estas cosas.
    ¿De dónde venía el bautismo de Juan? ¿Del cielo o de los hombres?". Ellos se hacían este razonamiento: "Si respondemos: 'Del cielo', él nos dirá: 'Entonces, ¿por qué no creyeron en él?'.
    Y si decimos: 'De los hombres', debemos temer a la multitud, porque todos consideran a Juan un profeta".
    Por eso respondieron a Jesús: "No sabemos". El, por su parte, les respondió: "Entonces yo tampoco les diré con qué autoridad hago esto".

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 14 de Diciembre - "El testigo de Dios"


Santo Tomás de Aquino, dominico, teólogo, doctor de la Iglesia Comentario sobre el evangelio de Juan 4, 1

El testigo de Dios

    Toda criatura está llamada a dar testimonio de Dios ya que toda criatura es como una prueba de su bondad. La grandeza de la criatura atestigua, a su manera, la fuerza y la omnipotencia divinas, y su belleza es testimonio de su divina sabiduría. Algunos hombres reciben de Dios una misión particular: dan testimonio de Dios no sólo desde el punto de vista natural, por el simple hecho de existir, sino más bien de una forma espiritual, por sus buenas obras...No obstante, aquellos que no se contentan con sólo recibir los dones de Dios y obrar rectamente, sino que comunican estos dones a los demás por la palabra, exhortando y dando ánimos a los otros, son testigos de Dios de una manera todavía más excelente. Juan es uno de estos testimonios. Ha venido a extender los dones de Dios y anunciar su alabanza. Esta misión de Juan, el papel de testimonio, es de una grandeza incomparable ya que nadie puede dar testimonio de una realidad sino en la medida en que participa de ella. Jesús dijo: “Hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto.” (Jn 3,11) Quien da testimonio de la verdad de Dios conoce esta verdad. Por esto, el mismo Cristo desempeñó el papel de testigo. “...para eso nací y para eso vine al mundo, para dar testimonio de la verdad.” (cf Jn 18,37) Pero Cristo y Juan desempeñaron esta misión de manera distinta. Cristo poseía en sí mismo esta luz. Más aún, él era esta luz, mientras que Juan participaba de ella. Cristo da un testimonio acabado, manifiesta perfectamente la verdad. Juan y los otros santos lo hacen en la medida que reciben esta verdad. Misión sublime, la de Juan ya que implica su participación en la luz de Dios y su semejanza con Cristo que también cumplió esta misión.

SANTORAL - SAN JUAN DE LA CRUZ

 14 de Diciembre

    Nació en Fontiveros (España) hacia el año 1542. Transcurrido un tiempo de vida carmelitana, a partir del año 1568 fue el primero entre sus hermanos de religión que se dedicó a la reforma de su Orden, persuadido por santa Teresa de Avila; esta reforma le costó innumerables sufrimientos y dificultades. El año 1591 murió en Úbeda, ilustre por su santidad y doctrina, como lo atestiguan las obras espirituales por él escritas.

    La vocación religiosa y la llamada al Carmelo fueron claras en la vida de San Juan – en ese siglo Juan de Yepes Álvarez, hijo de una pareja pobre de la vieja Castilla, cerca de Ávila – ya al final de su formación. Tenía dieciocho años y salía del Colegio de los Jesuitas de Medina del Campo, donde había estudiado ciencias humanas, retórica y lenguas clásicas: era el 1563. Enseguida se dio el encuentro con Teresa de Jesús que cambio la vida de ambos. Juan la conoció de sacerdote y enseguida fue involucrado y fascinado por su plan de reforma del Carmelo, también en la rama masculina de la Orden. Trabajaron juntos compartiendo ideales y propuestas y juntos inauguraron la primera casa de Carmelitas Descalzos, en 1568 en Duruelo, en la provincia de Ávila. Fue en esa ocasión que, formando junto a otros la primera comunidad masculina reformada, San Juan adoptó el nuevo nombre, “de la Cruz”, con el cual será enseguida conocido universalmente. Hacia finales de 1572, por pedido de Santa Teresa, Juan de la Cruz se hizo confesor y vicario del monasterio de la Encarnación de Ávila, donde la Santa era priora. Pero no todo fue fácil: la adhesión a la reforma implicó al Santo la encarcelación por diversos meses a causa de acusaciones injustas. Logró escapar de modo intrépido, gracias a la ayuda de Santa Teresa, después de haber recuperado las fuerzas inició un largo camino de encargos, hasta la muerte después de una larga enfermedad y enormes sufrimientos. San Juan se despidió de sus hermanos mientras recitaba el Oficio matutino en un convento cerca de Jaén, entre el 13 y 14 de diciembre de 1591. Sus últimas palabras fueron: “Hoy voy a cantar el Oficio en el cielo”. Sus restos fueron trasladados a Segovia. San Juan de la Cruz fue beatificado por el Papa Clemente X en 1675 y canonizado por el Papa Benedicto XIII en 1726.


El Santo de la “purificación del alma”

    San Juan de la Cruz tuvo una vida muy dura, aceptó persecuciones y sufrimientos sea en su actividad reformadora sea en el periodo de encarcelación, y sin embargo fue justamente en los momentos más difíciles que dio a la luz sus obras más bellas. Benedicto XVI ha hablado como de “uno de los más importantes poetas líricos de la literatura española” indicando la finalidad de su vasta y profunda doctrina al “describir un camino seguro para alcanzar la santidad, el estado de perfección a la cual Dios nos llama a todos nosotros”. Este camino, el Santo español lo imaginaba como el subir a una montaña a lo largo del cual el hombre debe afrontar con valentía y paciencia una “purificación” profunda de los sentidos y del espíritu. No se trata de simples privaciones físicas de las cosas o de su uso; lo que hace el alma pura y libre, en cambio, es eliminar toda dependencia desordenada de las cosas y poner todo en Dios como centro y fin de la vida. El gran místico y teólogo español afirmaba que si el alma quiere el Todo (Dios), debe empeñarse en dejar todo y querer ser nada. Una de sus frases más celebres al respecto es: “Para venir a lo que no eres, has de ir por donde no eres. Para venir a poseerlo todo, no quieras poseer algo en nada. Para venir a serlo todo, no quieras ser algo en nada”. Naturalmente para San Juan no se trataba tanto de renunciar a algo, sino de amar a Alguien.


Oremos

    Glorioso Padre nuestro San Juan de la Cruz, a quien el Señor quiso destinar para compartir con la Santa Madre Teresa los trabajos de la insigne Reforma de la Orden del Carmelo, hasta poblar a España de monasterios de descalzos que hicieron célebre vuestro nombre, y venerada vuestra memoria: yo os felicito porque os cupo tan gran dicha, así como por la felicidad de que gozáis en el cielo, en justo premio de tantas y tan grandes virtudes; y os pido, Santo Padre mío, me alcancéis de Dios un gran amor a la Sacratísima Virgen María, que fue el principal distintivo de vuestra gloriosa vida, para que, sirviéndola aquí en la tierra, pueda gozar de ella con Vos en el Cielo. Amén.

sábado, 12 de diciembre de 2020

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO



    El testimonio, que María, la Madre del Señor, vive, sirviendo y ayudando al prójimo. Coincide este domingo con la celebración de la Virgen de Guadalupe, y precisamente la liturgia de Adviento nos invita a recordar la figura de María, que se prepara para ser la Madre de Jesús y que además está dispuesta a ayudar y servir a quien la necesita. El evangelio nos relata la visita de la Virgen a su prima Isabel y nos invita a repetir como ella: "Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme?.

    Sabemos que María está siempre acompañando a sus hijos en la Iglesia, por lo que nos disponemos a vivir esta tercer semana de Adviento, meditando acerca del papel que la Virgen María desempeñó. Te proponemos que fomentes la devoción a María, rezando el Rosario en familia, uno de los elementos de las tradicionales posadas. Encendemos como signo de espera gozosa, la tercer vela, color rosa, de la Corona de Adviento.

EVANGELIO - 13 de Diciembre - San Juan 1,6-8.19-28


       Libro de Isaías 61,1-2a.10-11.

    El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido.      El me envió a llevar la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones heridos, a proclamar la liberación a los cautivos y la libertad a los prisioneros, a proclamar un año de gracia del Señor.
    Yo desbordo de alegría en el Señor, mi alma se regocija en mi Dios. Porque él me vistió con las vestiduras de la salvación y me envolvió con el manto de la justicia, como un esposo que se ajusta la diadema y como una esposa que se adorna con sus joyas.
    Porque así como la tierra da sus brotes y un jardín hace germinar lo sembrado, así el Señor hará germinar la justicia y la alabanza ante todas las naciones.


Evangelio según San Lucas 1,46b-48.49-50.53-54.

María dijo entonces:
"Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
porque él miró con bondad la pequeñez de tu servidora.
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz".
Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:
¡su Nombre es santo!
Su misericordia se extiende de generación en generación
sobre aquellos que lo temen.
Colmó de bienes a los hambrientos
y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, su servidor,
acordándose de su misericordia


    Primera Carta de San Pablo a los Tesalonicenses 5,16-24.

    Hermanos: Estén siempre alegres. Oren sin cesar.
    Den gracias a Dios en toda ocasión: esto es lo que Dios quiere de todos ustedes, en Cristo Jesús.
    No extingan la acción del Espíritu; no desprecien las profecías; examínenlo todo y quédense con lo bueno.
    Cuídense del mal en todas sus formas.
    Que el Dios de la paz los santifique plenamente, para que ustedes se conserven irreprochables en todo su ser - espíritu, alma y cuerpo - hasta la Venida de nuestro Señor Jesucristo.
    El que los llama es fiel, y así lo hará.


    Evangelio según San Juan 1,6-8.19-28.

    Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
    Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
    El no era la luz, sino el testigo de la luz.
    Este es el testimonio que dio Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén, para preguntarle: "¿Quién eres tú?".
    El confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente: "Yo no soy el Mesías".
    "¿Quién eres, entonces?", le preguntaron: "¿Eres Elías?". Juan dijo: "No". "¿Eres el Profeta?". "Tampoco", respondió.
    Ellos insistieron: "¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?".
    Y él les dijo: "Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías".
    Algunos de los enviados eran fariseos, y volvieron a preguntarle: "¿Por qué bautizas, entonces, si tu no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?".
    Juan respondió: "Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen: él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia".
    Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 13 de Diciembre - «Vino para dar testimonio de la Luz»



San Agustín (354-430) obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia Sermones sobre el evangelio de san Juan, nº 2, §5-7

«Vino para dar testimonio de la Luz»

    ¿Cómo vino Cristo? Apareció como hombre. Porque era hombre hasta el punto que Dios estaba escondido en él, un hombre remarcable fue enviado delante de él para hacer que los hombres reconocieran que Cristo era más que un hombre... ¿Quién era, precisamente el que debía dar testimonio de la Luz? Éste Juan era un ser remarcable, un hombre de un gran mérito, de una gracia eminente, de una gran elevación. Admírale, pero como se admira un monte: el monte queda en tinieblas mientras no viene la luz a envolverle: «Este hombre no era la Luz». No confundas el monte con la luz; no choques contra él en lugar de encontrar en él una ayuda. ¿Pues qué es lo que hay que admirar? El monte, pero como monte. Elévate hasta aquel que ilumina este monte que se levanta para ser el primero en recibir los rayos del sol y así podértelos mandar a tus ojos... También de nuestros ojos se dice que son unas luces, y sin embargo si no se enciende una lámpara por la noche o si no se levanta el sol durante el día, en vano se abren nuestros ojos. El mismo Juan estaba en tinieblas antes de ser iluminado; sólo llegó a ser luz a través de esta iluminación. Si no hubiera recibido los rayos de la Luz hubiera quedado en tinieblas igual que los demás... Y la misma Luz, ¿Dónde está? ¿«la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo»? (Jn 1,9). Si ilumina a todo hombre, ilumina también a Juan a través de quien quería ser manifestado... Venía para las inteligencias enfermas, para los corazones heridos, para las almas de ojos enfermos..., gentes incapaces de verle directamente. Cubrió a Juan con sus rayos. Proclamando que él mismo había sido iluminado, Juan hizo conocer a Aquel que ilumina, a Aquel que alumbra, a Aquel que es la fuente de todo don.