viernes, 10 de enero de 2025
EVANGELIO - 11 de Enero - San Lucas 5,12-16
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 11 de Enero - "¿Qué estáis pensando en vuestros corazones?"
Gracias a la fe de otros, el alma del paralítico es curada antes que su cuerpo. “Viendo la fe que tenían….” (Mt 9,4ss) dice el evangelio. ¡Notemos, hermanos, Dios no se preocupa de lo que los hombres desean sin razón, no espera encontrar fe en los ignorantes…, en los enfermos. Al contrario, no rechaza ayudar, gracias a la fe de los otros. Esta fe es un regalo de la gracia y es según la voluntad de Dios. .. En su divina bondad, este médico, Cristo, intenta atraer a la salvación a pesar de ellos mismos, a los que están enfermos en el alma, aquellos cuyos pecados y cuyas faltas los aplastan hasta el delirio. Pero ellos no quieren dejarse tratar.
¡Oh, hermanos míos, si quisiéramos, si quisiéramos todos ver hasta el fondo la parálisis de nuestra alma! Nos daríamos cuenta de que, privada de sus fuerzas, yace en un lecho de pecados. La acción de Cristo en nosotros sería fuente de luz. Comprenderíamos cómo cada día mira nuestra falta de fe tan perjudicial, nos arrastra hacia los remedios saludables y fuerza vivamente nuestras voluntades rebeldes. «Hombre, dice, tus pecados te son perdonados».
SANTORAL - BEATA ANA MARÍA JANER ANGLARILL
La Beata Anna Maria Janer Anglarill, conocida como Madre Janer, fue una religiosa española, nacida en Cervera el 18 de diciembre de 1800. Acabada la guerra, tuvo que exiliarse en Francia. En Toulouse trabajó en el hospital de la Grave. Volvió a Cervera en 1844, pero por presiones gubernamentales dejó de ser superiora del hospital.
En 1849 se reformó la Casa de Misericordia y le fue encomendada la dirección de este establecimiento benéfico durante dos años. También estuvo al frente de la fundación de las congregaciones del Sagrado Corazón de Jesús y de la Asociación de las Hijas de María en 1856.
Anna Maria estaba convencida de la necesidad de crear escuelas cristianas para la promoción de la mujer y la familia. En 1857, el obispo Caixal le pidió que se hiciera cargo del hospital de la Seo de Urgel, donde fundó un instituto del que se hizo cargo, la Congregación de las Hermanas de la Sagrada Familia de Urgel. Pronto se difundiría por la zona, llegando a Canillo (Andorra) y otros lugares de Andorra. Con un sentido realista, la madre Janer formaba a las novicias no solo en la espiritualidad, sino en ciencias y artes, clave de una buena enseñanza. La revolución de 1868 detendrá la expansión de la congregación y fueron expulsadas del hospital
En noviembre de 1874 volvieron a la Seo para atender el hospital de la ciudad. En 1880 fue elegida superiora general, hasta que en 1883 quedó libre de todo cargo y se instaló en su casa de Talarn, donde continuó el trato con las novicias y las alumnas.
Los restos de Janer descansan en el convento de la Sagrada Familia de Urgel en la Seo de Urgel desde 1961. Proclamada venerable, fue beatificada en 2011 por el papa Benedicto XVI, al aprobarse el milagro que se la atribuía, la recuperación de Ana Padrós i Sellés que padecía una enfermedad incurable que la obligaba a ir en silla de ruedas.
En la Argentina las Hermanas de la Sagrada Familia de Urgell administran siete casas: 3 en la provincia de Córdoba, donde en la localidad de Villa Allende está la casa provincial; 1 casa en Ceres, Santa Fe; 2 casas en la provincia de Buenos Aires (Aldo Bonzi) y una casa en la Ciudad de Buenos, el Instituto Ana María Janer de la calle Juan Bautista Alberdi.
La madre Janer tenía un amor especial por la cruz. Mirar a Cristo crucificado se convirtió para ella en un aliciente que le permitía ser signo y testimonio claro de aquel que nos amó primero, de aquél que nos ama hasta dar la vida. Ana María murió el 11 de enero de 1885 y pidió morir en el suelo como penitente por amor a Cristo "que por mí expiró clavado en la cruz", dijo la beata.
Oremos
Señor Jesús, con amor de misericordia elegiste a la Beata Ana María Janer y ella, fiel a tu llamada, consagró toda su vida para amarte y servirte en los que sufren pobreza y fragilidad. En respuesta a tu Evangelio acogió ancianos y enfermos, cuidó heridos, educó niños y sirvió a los más necesitados. Su caridad creativa se hizo servicio de amor, consuelo y misericordia. Te damos gracias por su vida y te pedimos que su santidad sea camino de entrega, comunión y amor misericordioso para todo el Pueblo de Dios y para todos los que queremos amarte y servirte tras sus huellas de caridad. Por eso te pedimos, Señor, su pronta canonización para que su luz sea un signo de tu presencia en el mundo. Por tu intercesión, te confiamos nuestras necesidades. Amén
jueves, 9 de enero de 2025
EVANGELIO - 10 de Enero - San Lucas 4,14-22a
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 10 de Enero - «Todo los que estaban en la sinagoga tenían sus ojo clavados en él»
SANTORAL - SANTA FRANCISCA DE SALES
10 de Enero
En Perugia, en Italia, santa Francisca de Sales (Leonia) Aviat, virgen, que se dedicó, con maternal amor y solicitud, a la educación de las jóvenes e instituyó las Oblatas de San Francisco de Sales.Fundadora de la Congregación de Oblatas de San Francisco de Sales. Nació en Sézanne (Francia), departamento del Marne, el 16 de septiembre de 1844. Fue bautizada al día siguiente de su nacimiento con el nombre de Leonia. Frecuentó las primeras clases elementales en su pueblo natal; después, sus padres la llevaron al monasterio de la Visitación de Troyes pues, aunque practicaban poco, eran honrados comerciantes que deseaban para su hija una buena educación cristiana.Su vida estuvo marcada por tres etapas fundamentales: el período de formación en el monasterio de la Visitación de Troyes, capital de Champagne; el encuentro con el p. Louis Brisson, futuro fundador de los Oblatos de San Francisco de Sales; y la aplicación de las leyes subversivas contra los institutos religiosos en Francia a finales de siglo.
Leonia permaneció en el monasterio de la Visitación hasta la edad de 16 años. Ya entonces manifestó a la superiora su deseo de hacerse religiosa, pero ella le respondió: "Aquello para lo que Dios te tiene destinada no está aún preparado; déjale actuar y haz siempre la voluntad divina".
Cuando salió del monasterio, su padre había dispuesto para ella un matrimonio con un rico y distinguido señor del lugar, pero Leonia pensaba ya en la vocación religiosa y no quiso acceder a los deseos de su padre. A la edad de 21 años, en 1865, visitó un establecimiento industrial de Sézanne y surgió en ella el deseo de atender a las obreras. Entretanto, el p. Louis Brisson, que había sido capellán de la Visitación cuando ella estaba interna allí, dado su incansable celo por la protección y la formación religiosa de las jóvenes obreras que venían de los campos y estaban expuestas a los peligros más graves, había fundado en el año 1858 las "Obras para las trabajadoras jóvenes", poniéndolas bajo la protección de san Francisco de Sales: proporcionaban a las jóvenes locales seguros, comida y la asistencia de almas buenas y generosas, pero les hacía falta también la formación humana y la educación religiosa.
En 1866 Leonia pidió regresar a la Visitación para pedir luz al Señor, antes de tomar una decisión definitiva sobre su vocación. Entonces conoció la obra de asistencia a las jóvenes que había comenzado el p. Brisson, el cual estaba pensando en fundar una congregación de religiosas. Compartió inmediatamente el proyecto del padre. El 30 de octubre de 1868 Leonia vistió el hábito religioso, junto con otra antigua compañera del internado, y tomó el nombre de Francisca de Sales.
El 11 de octubre de 1871 emitió los votos religiosos, junto con su primera compañera, iniciando así la congregación de Oblatas de San Francisco de Sales. Otras jóvenes se unieron a ellas, pero la ocupación alemana de 1870 retardó su profesión religiosa. Se multiplicaron los patronatos y casas-familia; las jóvenes recibían, junto con la formación religiosa, la educación práctica que las preparaba para su vida futura de madres de familia. La madre Francisca de Sales, que fue la primera superiora general, se hizo obrera entre las obreras; les ayudó a disfrutar del trabajo bien realizado, aunque la ganancia fuera mínima; las jóvenes trabajadoras comprendían la dignidad del trabajo, como algo que viene de Dios e instrumento de caridad, porque permite ayudar a las compañeras que están necesitadas. De ahí nació una competición de solidaridad humana.
Después de haber consolidado las obras en Troyes, fue a París y organizó allí un internado para jóvenes de posición social acomodada. Obtuvo con la alta sociedad parisina el mismo éxito que había tenido con las obreras. Ocho años más tarde regresó a Troyes, donde estuvo otros 15 años, cuatro de ellos como una religiosa más, y en los que tuvo que soportar la hostilidad de algunos miembros de su comunidad. En 1893 fue elegida nuevamente superiora general, cargo que ejerció hasta su muerte. Envió religiosas a las misiones de Sudáfrica y de Ecuador. El instituto se extendió también por Suiza, Austria, Inglaterra e Italia. En 1903 entraron en vigor en Francia las leyes subversivas, que decretaron la expropiación de los bienes de las congregaciones religiosas: se cerraron 23 casas bien organizadas y 6 de apoyo a los padres oblatos. La madre Francisca de Sales y su consejo se refugiaron en Italia y desde allí perfeccionaron la organización de la congregación y sostuvieron a las religiosas con cartas y visitas.
Su última gran prueba fue la muerte del p. Brisson, acaecida en su pueblo natal de Plancy el 2 de febrero de 1908. En sus últimos seis años de vida veló celosamente por la redacción definitiva de las Constituciones, que fueron aprobadas por el Papa Pío X en 1911. Falleció a la edad de 69 años, en Perusa (Italia), el 10 de enero de 1914. El Papa Juan Pablo II la beatificó el 27 de Septiembre de 1992 y él mismo la canonizó el 25 de Noviembre de 2001.
Señor Dios todopoderoso, que de entre tus fieles elegiste a Santa Francisca de Sales, para que manifestaras a sus hermanos el camino que conduce a ti, concédenos que su ejemplo nos ayude a seguir a Jesucristo, nuestro maestro,para que logremos así alcanzar un día, junto con nuestros hermanos, la gloria de tu reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amén
miércoles, 8 de enero de 2025
EVANGELIO - 09 de Enero - San Marcos 6,45-52.
Nadie ha visto nunca a Dios: si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y el amor de Dios ha llegado a su plenitud en nosotros.
La señal de que permanecemos en él y él permanece en nosotros, es que nos ha comunicado su Espíritu.
Y nosotros hemos visto y atestiguamos que el Padre envió al Hijo como Salvador del mundo.
El que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, permanece en Dios, y Dios permanece en él.
Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en él.
La señal de que el amor ha llegado a su plenitud en nosotros, está en que tenemos plena confianza ante el día del Juicio, porque ya en este mundo somos semejantes a él.
En el amor no hay lugar para el temor: al contrario, el amor perfecto elimina el temor, porque el temor supone un castigo, y el que teme no ha llegado a la plenitud del amor.
Salmo 72(71),1-2.10-11.12-13.
y tu rectitud al descendiente de reyes,
para que gobierne a tu pueblo con justicia
y a tus pobres con rectitud.
Que los reyes de Tarsis y de las costas lejanas
le paguen tributo.
Que los reyes de Arabia y de Sebá
le traigan regalos;
que todos los reyes le rindan homenaje
y lo sirvan todas las naciones.
Porque él librará al pobre que suplica
y al humilde que está desamparado.
Tendrá compasión del débil y del pobre,
y salvará la vida de los indigentes.
Evangelio según San Marcos 6,45-52.
Una vez que los despidió, se retiró a la montaña para orar.
Al caer la tarde, la barca estaba en medio del mar y él permanecía solo en tierra.
Al ver que remaban muy penosamente, porque tenían viento en contra, cerca de la madrugada fue hacia ellos caminando sobre el mar, e hizo como si pasara de largo.
Ellos, al verlo caminar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y se pusieron a gritar, porque todos lo habían visto y estaban sobresaltados. Pero él les habló enseguida y les dijo: "Tranquilícense, soy yo; no teman".
Luego subió a la barca con ellos y el viento se calmó. Así llegaron al colmo de su estupor, porque no habían comprendido el milagro de los panes y su mente estaba enceguecida.