martes, 31 de octubre de 2023

GAUDETE ET EXSULTATE

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA
GAUDETE ET EXSULTATE
DEL SANTO PADRE FRANCISCO
SOBRE EL LLAMADO A LA SANTIDAD EN EL MUNDO ACTUAL


    1. «Alegraos y regocijaos» (Mt 5,12), dice Jesús a los que son perseguidos o humillados por su causa. El Señor lo pide todo, y lo que ofrece es la verdadera vida, la felicidad para la cual fuimos creados. Él nos quiere santos y no espera que nos conformemos con una existencia mediocre, aguada, licuada. En realidad, desde las primeras páginas de la Biblia está presente, de diversas maneras, el llamado a la santidad. Así se lo proponía el Señor a Abraham: «Camina en mi presencia y sé perfecto» (Gn 17,1).


-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO DEL DÍA - 01 DE NOVIEMBRE - San Mateo 5,1-12a


    Apocalipsis 7,2-4.9-14.

    Yo, Juan, vi a otro Ángel que subía del Oriente, llevando el sello del Dios vivo. Y comenzó a gritar con voz potente a los cuatro Ángeles que habían recibido el poder de dañar a la tierra y al mar:
"No dañen a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los servidores de nuestro Dios".
    Oí entonces el número de los que habían sido marcados: eran 144. 000 pertenecientes a todas las tribus de Israel.
    Después de esto, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la mano y exclamaban con voz potente:
    "¡La salvación viene de nuestro Dios que está sentado en el trono, y del Cordero!".
    Y todos los Ángeles que estaban alrededor del trono, de los Ancianos y de los cuatro Seres Vivientes, se postraron con el rostro en tierra delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo: "¡Amén!    ¡Alabanza, gloria y sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza a nuestro Dios para siempre! ¡Amén!
    Y uno de los Ancianos me preguntó: "¿Quiénes son y de dónde vienen los que están revestidos de túnicas blancas?".
    Yo le respondí: "Tú lo sabes, señor". Y él me dijo: "Estos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero".

    Palabra de Dios.


Salmo 24(23),1-2.3-4ab.5-6.

Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella,
el mundo y todos sus habitantes,
porque El la fundó sobre los mares,
Él la afirmó sobre las corrientes del océano.

¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor
y permanecer en su recinto sagrado?
El que tiene las manos limpias
y puro el corazón;

él recibirá la bendición del Señor,
la recompensa de Dios, su Salvador.
Así son los que buscan al Señor,
los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.


    Epístola I de San Juan 3,1-3.

    Queridos hermanos: ¡Miren cómo nos amó el Padre!
    Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos realmente.
    Si el mundo no nos reconoce, es porque no lo ha reconocido a Él.
    Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha manifestado todavía.
    Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a Él,
porque lo veremos tal cual es.
    El que tiene esta esperanza en Él, se purifica, así como Él es puro.

    Palabra de Dios.


    Evangelio según San Mateo 5,1-12a.

    Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a Él.
    Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
"Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
    Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron."

    Palabra del Señor.

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 01 DE NOVIEMBRE - "Los santos, infatigables buscadores de Dios"


Beato Columba Marmion (1858-1923) abad La oración monástica (Le Christ Idéal du Moine, DDB, 1936)


"Los santos, infatigables buscadores de Dios"

    Los santos son el cortejo de Cristo (…). Cuando alabamos sus virtudes y cantamos sus méritos, lo exaltamos y celebramos a Él que, siendo su jefe, es ahora también su corona (…).

    Existe una gran variedad de santos, según su vocación y “en la medida que Cristo la ha distribuido” (cf. Ef 4,7), reproduce uno de los aspectos de la plenitud de la perfección del Hombre-Dios. Un mismo Espíritu, dice san Pablo (cf. 1 Cor 12,4) ha dado a cada uno una gracia especial que, injertándose sobre la naturaleza, hace resplandecer a cada elegido con su resplandor particular. En algunos predomina la fuerza, en otros la prudencia o el celo por la gloria de Dios, la fe o la pureza. Ya sean apóstoles, mártires o pontífices, o sean vírgenes o confesores. Un carácter común se encuentra en todos. ¿Cuál es este carácter? La estabilidad en la búsqueda y el amor de Dios. En cualquier circunstancia, las tentaciones por las que pasan, las dificultades que encontraron, las seducciones que los rodearon, los santos permanecieron estables y fieles. Esto es una gran virtud, ya que la inconstancia es uno de los peligros más temidos que amenazan al hombre.

    Los santos han buscado a Dios infatigablemente, cualquiera fuese la aridez del camino, la sequedad del cielo, las luchas a sostener. Por eso, el día de su entrada en el Reino eterno, Dios los ha coronado de gloria y embriagado de alegría. (…) Los santos, ya que no se dejaron desviar en la búsqueda del Bien único, llegaron al término glorioso.

SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS

01 de Noviembre


 Solemnidad de Todos los Santos, la fiesta del cielo

    El día de Todos los Santos es una Solemnidad en la que la Iglesia celebra juntos la gloria y el honor de todos los Santos, que contemplan eternamente el rostro de Dios y se regocijan plenamente en esta visión. A nosotros, fieles, este día nos enseña a mirar a aquellos que ya poseen el legado de la gloria eterna.

    Algunos la llaman también "Pascua de Otoño", la importante solemnidad que hoy celebramos como miembros activos de una Iglesia que una vez más no se mira a sí misma, sino que mira y aspira el cielo. La santidad, en efecto, es un camino que todos estamos llamados a seguir, siguiendo el ejemplo de nuestros hermanos mayores que nos son propuestos como modelos porque han aceptado dejarse encontrar por Jesús, hacia quien han ido con confianza trayendo sus deseos, sus debilidades y también sus sufrimientos.

El significado de la solemnidad

    La memoria litúrgica dedica un día especial a todos aquellos que están unidos a Cristo en la gloria y que no sólo son indicados como arquetipos, sino también invocados como protectores de nuestras acciones. Los Santos son los hijos de Dios que han alcanzado la meta de la salvación y que viven en la eternidad esa condición de bienaventuranza bien expresada por Jesús en el discurso de la montaña narrado en el Evangelio (Mt 5, 1-12). Los Santos son también los que nos acompañan en el camino de la imitación de Jesús, que nos conduce a ser la piedra angular en la construcción del Reino de Dios.

La Comunión de los Santos

    En nuestra Profesión de Fe afirmamos que creemos en la Comunión de los Santos: con esto queremos decir tanto la vida como la contemplación eterna de Dios, que es la razón y el propósito de esta comunión, pero también queremos decir la comunión con las "cosas" santas. Si, en efecto, los bienes terrenales, en cuanto son limitados, dividen a las personas en el espacio y en el tiempo, las gracias, los dones que Dios hace son infinitos y de ellos todos pueden participar. Especialmente el don de la Eucaristía nos permite vivir ya ahora la anticipación de esa liturgia que el Señor celebra en el santuario celestial con todos los santos. La grandeza de la redención se mide por el fruto, es decir, por los que han sido redimidos y han madurado en la santidad. La Iglesia contempla en sus rostros su vocación, la condición de humanidad transfigurada en el camino hacia el Reino.

Orígenes e historia de la fiesta

    Esta fiesta de la esperanza, que nos recuerda el objetivo de nuestra vida, tiene raíces antiguas: en el siglo IV comienza a celebrarse la conmemoración de los mártires, común a varias Iglesias. Los primeros vestigios de esta celebración se encontraron en Antioquía el domingo siguiente a Pentecostés y San Juan Crisóstomo ya hablaba de ello. Entre los siglos VIII y IX, la fiesta comenzó a extenderse por toda Europa, y en Roma específicamente en el siglo IX: aquí el Papa Gregorio III (731-741) eligió como fecha del 1 de noviembre para coincidir con la consagración de una capilla en San Pedro dedicada a las reliquias "de los santos apóstoles y de todos los santos mártires y confesores, y de todos los justos perfeccionados que descansan en paz en todo el mundo". En la época de Carlomagno, esta fiesta ya era ampliamente conocida como la ocasión en que la Iglesia, que todavía peregrina y sufre en la Tierra, miraba al cielo, donde residen sus hermanos y hermanas más gloriosos.

-FRASE DEL DÍA-



 

lunes, 30 de octubre de 2023

-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"

 



EVANGELIO DEL DÍA - 31 DE OCTUBRE - San Lucas 13,18-21.


    Carta de San Pablo a los Romanos 8,18-25.

    Hermanos: Yo considero que los sufrimientos del tiempo presente no pueden compararse con la gloria futura que se revelará en nosotros.
    En efecto, toda la creación espera ansiosamente esta revelación de los hijos de Dios.
    Ella quedó sujeta a la vanidad, no voluntariamente, sino por causa de quien la sometió, pero conservando una esperanza.
    Porque también la creación será liberada de la esclavitud de la corrupción para participar de la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
    Sabemos que la creación entera, hasta el presente, gime y sufre dolores de parto.
    Y no sólo ella: también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente anhelando que se realice la redención de nuestro cuerpo.
    Porque solamente en esperanza estamos salvados. Ahora bien, cuando se ve lo que se espera, ya no se espera más: ¿acaso se puede esperar lo que se ve?
    En cambio, si esperamos lo que no vemos, lo esperamos con constancia.

    Palabra de Dios


Salmo 126(125),1-2ab.2cd-3.4-5.6.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía que soñábamos:
nuestra boca se llenó de risas
y nuestros labios, de canciones.

Hasta los mismos paganos decían:
“¡El Señor hizo por ellos grandes cosas!”.
¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros
y estamos rebosantes de alegría!

¡Cambia, Señor, nuestra suerte
como los torrentes del Négueb!
Los que siembran entre lágrimas
cosecharán entre canciones.

El sembrador va llorando
cuando esparce la semilla,
pero vuelve cantando
cuando trae las gavillas.


    Evangelio según San Lucas 13,18-21.

    Jesús dijo entonces: "¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo?
    Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas".
    Dijo también: "¿Con qué podré comparar el Reino de Dios?
    Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa".

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 31 de Octubre - "Ser levadura en la masa"


San Juan Crisóstomo (c. 345-407) presbítero en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia Homilias sobre los Hechos de los Apóstoles, n° 20


"Ser levadura en la masa"

    Nada hay más frío que un cristiano que no se preocupe de la salvación de los demás. No puedes excusarte con la pobreza, pues aquella viuda que echó dos monedas de cobre te acusará. Y Pedro decía: No tengo plata ni oro (Ac 3,6). El mismo Pablo era tan pobre que frecuentemente pasaba hambre y carecía del alimento necesario. No puedes aducir tu baja condición, pues aquéllos eran también humildes, nacidos de baja condición. Tampoco vale el afirmar que no tienes conocimientos, pues tampoco ellos los tenían. Ni te escudes detrás de tu debilidad física, pues también Timoteo era débil y sufría frecuentemente de enfermedades. Todos pueden ayudar al prójimo con tal que cumplan con lo que les corresponde.

    ¿No veis los árboles infructuosos, cómo son con frecuencia sólidos, hermosos, altos, grandiosos y esbeltos? Pero, si tuviéramos un huerto, preferiríamos tener granados y olivos fructíferos antes que esos árboles; esos árboles pueden causar placer, pero no son útiles, e incluso, si tienen alguna utilidad, es muy pequeña. Semejantes son aquellos que sólo se preocupan de sí mismos. (…)

    ¿Cómo, me pregunto, puede ser cristiano el que obra de esta forma? Si el fermento mezclado con la harina no transforma toda la masa, ¿acaso se trata de un fermento genuino? Y, también, si acercando un perfume no esparce olor, ¿acaso llamaríamos a esto perfume? No digas: “No puedo influir en los demás”, pues si eres cristiano de verdad es imposible que no lo puedas hacer. (…) No digas que es una cosa imposible; lo contrario es imposible (…). No puede ocultarse la luz de los cristianos, no puede ocultarse una lámpara tan brillante.

SANTORAL - SAN WOLFGANGO DE RATISBONA

31 de Octubre


    En Ratisbona, en el territorio de Baviera, san Wolfgango, obispo, que, después de ser maestro de escuela y haber profesado como monje, fue elevado a la sede episcopal, desde donde reinstauró la disciplina del clero, y mientras visitaba la región de Pupping descansó en el Señor. San Wolfgang, que pertenecía a una familia suaba, nació hacia el año 930. Sus padres le enviaron muy joven a la abadía de Reichenau, en una isla del Lago de Constanza, que era entonces un floreciente centro del saber. Allí se hizo amigo de un joven de la nobleza, llamado Enrique, hermano de Poppón, el obispo de Wurzburg. Este último había fundado una escuela en su ciudad episcopal, y Enrique convenció a Wolfgang de que se trasladase con él a dicha escuela. La inteligencia de que dio muestras el joven suabo, despertó entre sus compañeros la admiración y la envidia. El año 956, Enrique fue elegido arzobispo de Tréveris. Se llevó a Wolfgang a su arquidiócesis y le nombró profesor en la escuela de su catedral. En Tréveris Wolfgang cayó bajo la influencia de un monje muy dinámico, llamado Romualdo, y secundó con gran entusiasmo los esfuerzos de Enrique por promover la religión en la arquidiócesis. Enrique murió el año 964. Wolfgang se hizo entonces benedictino en un monasterio de Einsiedeln, cuyo abad era un inglés llamado Gregorio. El abad cayó pronto en la cuenta de que las cualidades de Wolfgang eran todavía mayores que su fama y le nombró director de la escuela del monasterio. San Ulrico, obispo de Augsburgo, le confirió la ordenación sacerdotal. Ello despertó el celo misionero de Wolfgang, quien partió a evangelizar a los magiares de Panonia. La empresa no tuvo el éxito que merecía. Por entonces, el emperador Otón II se enteró de que el santo era una persona idónea para ocupar la sede de Regensburg (Ratisbona), que estaba vacante. Inmediatamente le mandó llamar a Frankfurt y le confirió el beneficio temporal, por más que Wolfgang le rogó que le dejase volver a su monasterio. La consagración episcopal tuvo lugar en Regensburg, en la Navidad del año 972.

    San Wolfgang no abandonó jamás el hábito monacal y en la práctica de su ministerio episcopal mantuvo las austeridades de la vida conventual. Lo primero que hizo, una vez que se estableció en su diócesis, fue emprender la reforma del clero y de los monasterios, especialmente de dos conventos de monjas poco edificantes. Una de las principales rentas de la sede procedía de la abadía de San Emmeram de Regensburg. Hasta entonces había dependido del obispo, y los resultados habían sido tan malos como en otros casos análogos. Wolfgang le devolvió la autonomía y confió su gobierno a Ramuoldo, a quien mandó llamar de Tréveris. El santo era incansable en la predicación, y su intenso espíritu de oración confería una eficacia especial a su palabra. Cumplió con gran fidelidad y vigilancia todas sus obligaciones episcopales durante los veintidós años que ocupó la sede. Se refieren varios milagros obrados por él y su generosidad con los pobres llegó a ser proverbial. En una ocasión en que escaseaba el vino, ciertos sacerdotes ignorantes empezaron a emplear agua en vez de vino en la misa; naturalmente, eso horrorizó al santo obispo, quien distribuyó el vino de su propia bodega por toda la diócesis.

    Durante algún tiempo, san Wolfgang abandonó el gobierno de su diócesis y se retiró a la soledad; pero unos cazadores descubrieron su retiro y le obligaron a volver a Regensburg. Como quiera que fuese, la vocación monacal del santo no le impidió cumplir con sus obligaciones seculares, ya que asistió a varias dietas imperiales y acompañó al emperador en una campaña a Francia. San Wolfgang cedió una parte de Bohemia, que pertenecía a su diócesis, para que se fundase una nueva, cuya sede se estableció en Praga. El duque Enrique de Baviera tenía gran veneración por el santo y le confió la educación de su hijo Enrique, quien fue más tarde emperador y santo canonizado. En el curso de un viaje por el Danubio, rumbo a Austria, San Wolfgang cayó enfermo y falleció en la pequeña población de Puppingen, no lejos de Linz. Fue canonizado en 1052. Su fiesta se celebra en muchas diócesis de Europa Central y en las casas de los canónigos regulares de Letrán, ya que San Wolfgang restableció entre su clero la vida canonical.

Oremos

    Dios todopoderoso y eterno, que nos concede celebrar los méritos de todos los santos en una misma solemnidad, te rogamos que, por las súplicas de tan numerosos intercesores , nos concedas en abundancia los dones que te pedimos . Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo . Amen

-FRASE DEL DÍA-