jueves, 3 de junio de 2021

EVANGELIO - 04 de Junio - San Marcos 12,35-37


        Libro de Tobías 11,5-18a.

    Ana estaba sentada con la mirada fija en el camino por donde debía volver su hijo.
    De pronto presintió que él llegaba y dijo al padre: "¡Ya viene tu hijo con su compañero!".
    Rafael dijo a Tobías, antes que él se acercara a su padre: "Seguro que tu padre va a recobrar la vista.
    Úntale los ojos con la hiel del pez; el remedio hará que las manchas blancas se contraigan y se desprendan de sus ojos. Así tu padre recobrará la vista y verá la luz".
    La madre corrió a echarse al cuello de su hijo, diciéndole: "¡Ahora sí que puedo morir, porque te he vuelto a ver, hijo mío!". Y se puso a llorar.
    Tobit también se levantó y, tropezando, salió por la puerta del patio. Tobías corrió hacia él, con la hiel del pez en su mano; le sopló en los ojos y, sosteniéndolo, le dijo: "¡Animo, padre!". Después le aplicó el remedio y se lo frotó.
    Luego le sacó con ambas manos las escamas de los ojos.
    Entonces su padre lo abrazó llorando y le dijo: "¡Te veo, hijo mío, luz de mis ojos!".
    Y añadió: "¡Bendito sea Dios! ¡Bendito sea su gran Nombre!    ¡Benditos sean todos sus santos ángeles! ¡Que su gran Nombre esté sobre nosotros! ¡Benditos sean los ángeles por todos los siglos!
    Porque él me había herido, pero tuvo compasión de mí, y ahora veo a mi hijo Tobías". Tobías entró en la casa, lleno de gozo y bendiciendo a Dios en alta voz. Luego informó a su padre sobre el buen resultado del viaje: le contó cómo había recuperado el dinero y cómo se había casado con Sara, hija de Ragüel. Y añadió: "Llegará de un momento a otro, porque está a las puertas de Nínive".
    Tobit salió al encuentro de su nuera hasta las puertas de Nínive, bendiciendo a Dios lleno de alegría. Al verlo caminar con todo su vigor, sin la ayuda de nadie, los habitantes de Nínive quedaron maravillados. Tobit proclamaba delante de todos que Dios había tenido misericordia de él y le había devuelto la vista.
    Después se acercó a Sara, la esposa de su hijo Tobías, y la bendijo, diciendo: "¡Bienvenida, hija mía! ¡Bendito sea Dios, que te trajo hasta nosotros! ¡Bendito sea tu padre, bendito sea mi hijo Tobías, y bendita seas tú, hija mía! ¡Entra en tu casa con gozo y bendición!".
    Ese fue un gran día de fiesta para todos los judíos de Nínive, y los sobrinos de Tobit, Ajicar y Nadab, vinieron a compartir su alegría.


Salmo 146(145),2-7.8abc-9a.9bc-10.

Alabaré al Señor toda mi vida;
mientras yo exista, cantaré al Señor.
No confíen en los poderosos,
en simples mortales, que no pueden salvar:
cuando expiran, vuelven al polvo,
y entonces se esfuman sus proyectos.

Feliz el que se apoya en el Dios de Jacob
y pone su esperanza en el Señor, su Dios:
él hizo el cielo y la tierra,
el mar y todo lo que hay en ellos.
Él mantiene su fidelidad para siempre,
Hace justicia a los oprimidos

y da pan a los hambrientos.
El Señor libera a los cautivos,
Abre los ojos de los ciegos
y endereza a los que están encorvados,
el Señor ama a los justos
Abre los ojos de los ciegos

y endereza a los que están encorvados,
el Señor ama a los justos
Abre los ojos de los ciegos
y endereza a los que están encorvados,
el Señor ama a los justos
El Señor protege a los extranjeros

y sustenta al huérfano y a la viuda;
y entorpece el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
reina tu Dios, Sión,
a lo largo de las generaciones.
¡Aleluya!


    Evangelio según San Marcos 12,35-37.

    Jesús se puso a enseñar en el Templo y preguntaba: "¿Cómo pueden decir los escribas que el Mesías es hijo de David?
    El mismo David ha dicho, movido por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies.
    Si el mismo David lo llama 'Señor', ¿Cómo puede ser hijo suyo?". La multitud escuchaba a Jesús con agrado.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 04 de Junio - "David le llama Señor"


       Santa Gertrudis de Helfta (1256-1301) monja benedictina Ejercicios, n°3; SC 129

David le llama Señor

    ¿Quién se asemeja a ti, mi Señor Jesucristo, mi dulce amor, altísimo e inmenso, y que te fijas en los humildes? ¿Quién se asemeja a ti entre los poderosos, Señor, tú que escoges lo más débil del mundo? Quién como tú, que formaste el cielo y la tierra... ¿Y quién quiere encontrar tus delicias con los niños de los hombres? ¿Cuál es tu grandeza, Oh Rey de reyes y Señor de los señores? ¿Tú que mandas a los astros y que acercas tu corazón al hombre? ¿Quién eres, tú que tienes a tu derecha las riquezas y la gloria?... ¿Oh amor, hasta dónde inclinas tu majestad? ¿Amor a dónde conduces la fuente de la sabiduría? Ciertamente hasta el abismo de la miseria... "Ven, ven, ven ": vengo, vengo, vengo a ti, Jesús amadísimo, tu al que amé, al que busqué, al que deseé. A causa de tu dulzura, a causa de tu compasión y a causa de tu caridad, queriéndote con todo mi corazón, con toda mi alma, con toda mi fuerza, me rindo a tu llamada. 

SANTORAL - SAN PETROCO DE GALES, ABAD

04 de Junio


   En Cornualles, san Petroco de Gales, abad. Varias iglesias de Devon y de Cornualles, en Inglaterra, llevan el nombre de san Petroc (o sus variantes), cuyo culto es muy antiguo y bien atestiguado; a pesar de que las fuentes sobre su vida son escasas, de redacción tardía, y muy legendarias.

    Posiblemente Petroc fuera un príncipe galo, hijo de un rey o de un jefe de tribu; William Worcester, cronista inglés, visitando su sepulcro en el siglo XV, habló de él como un soberano de Cumbria. Petroc se trasladó al sur de la isla britániza con algunos compañeros, y se estableció en el monasterio de Lanwethinoc, llamado así en homenaje a su fundador, Wethinoc, pero en adelante conocido como Petrocstowe -actualmente Padstow-, en cuanto se difundió el culto del santo. Otros dos lugares, Little Petheric y Trebetheric, derivan su nombre de él. La «Vita» medieval, redactada en la abadía de Saint-Méen fue seguramente copiada de una más antigua del priorato de Bodmin, y cuenta que Petroc y sus compañeros estudiaron por veinte años en Irlanda, tal como se afirma también en la vida de san Kevin.

    Terminado el período de formación, se embarcaron en el estuario del río Camel, yendo a establecerse en Lanwethinoc. Aquí Petroc condujo durante treinta años una vida muy austera, interrumpida solamente por un peregrinaje a Roma y Jerusalén. De vuelta de su larga peregrinación, se encontró con que una tormenta asolaba la región, y dijo a sus monjes que terminaría al día siguiente, pero como no fue así, pensó que había estado presuntuoso creyéndose inspirado por el Espíritu Santo, y emprendió una nueva peregrinación penitencial. Retornado finalmente a Cornualles, Petroc ocupó su tiempo en la oración y las obras de caridad. Creció así su fama de santidad, y muchas leyendas folclóricas de la región lo tuvieron como héroe.

    
    No hay fechas exactas de su vida ni obra, sino sólo que perteneció al siglo VI. Sus reliquias sufrieron algunos traslados, y según parece fueron destruidas en la reforma inglesa, pero el relicario donde se supone que se conservaban se encuentra desde 1970 en el British Museum. No hay un acta de aprobación del culto inmemorial, pero se puede considerar aprobado con su inclusión en el Martirologio Romano, con el título de santo, pero como culto local, es decir, equivalente a beato.

Oremos

    Dios nuestro, que enseñaste a San Petroco a descubrir 
 en la oración y las obras de caridad a Jesucristo, concédenos, por la intercesión de éste mártir, la gracia de alejar los errores que nos cercan y de mantenernos siempre firmes en la fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

miércoles, 2 de junio de 2021

EVANGELIO - 03 de Junio - San Marcos 12,28-34.


        Libro de Tobías 6,10-11.7,1.9-16.8,4-9a.

    Cuando entraron en Media y ya se acercaban a Ecbátana, Rafael dijo al joven: "¡Hermano Tobías!". Este le preguntó: "¿Qué quieres?". El ángel continuó: "Es necesario que pasemos esta noche en casa de Ragüel; él es pariente tuyo y tiene una hija que se llama Sara.
    Cuando llegaron a Ecbátana, Tobías dijo: "Hermano Azarías, llévame directamente a la casa de nuestro hermano Ragüel". El ángel lo llevó, y encontraron a Ragüel sentado a la puerta del patio. Ellos lo saludaron primero, y él les respondió: "¡Salud, hermanos, sean bienvenidos!". Y los hizo pasar a su casa.
    Luego mataron un cordero del rebaño y los recibieron cordialmente. Después de lavarse y bañarse, se pusieron a comer. Entonces Tobías dijo a Rafael: "Hermano Azarías, dile a Ragüel que me dé por esposa a mi hermana Sara".
    Ragüel lo oyó y dijo al joven: "Come y bebe, y disfruta de esta noche, porque nadie tiene más derecho que tú, hermano, a casarse con mi hija Sara. Ni siquiera yo puedo dársela a otro, ya que tú eres mi pariente más cercano. Pero ahora, hijo mío, te voy a hablar con toda franqueza.
    Ya se la he dado a siete de nuestros hermanos, y todos murieron la primera noche que iban a tener relaciones con ella. Por el momento, hijo mío, come y bebe; el Señor intervendrá en favor de ustedes".
    Pero Tobías le replicó: "No comeré ni beberé hasta que hayas tomado una decisión sobre este asunto". Ragüel le respondió: "¡Está bien! Ella te corresponde a ti según lo prescrito en la Ley de Moisés, y el Cielo decreta que te sea dada. Recibe a tu hermana. Desde ahora, tú eres su hermano y ella es tu hermana. A partir de hoy es tuya para siempre. Que el Señor los asista esta noche, hijo mío, y les conceda su misericordia y su paz".
    Ragüel hizo venir a su hija Sara. Cuando ella llegó, la tomó de la mano y se la entregó a Tobías, diciendo: "Recíbela conforme a la Ley y a lo que está prescrito en el Libro de Moisés, que mandan dártela por esposa. Tómala y llévala sana y salva a la casa de tu padre. ¡Que el Dios del cielo los conduzca en paz por el buen camino"!.
    Después llamó a la madre y le pidió que trajera una hoja de papiro. En ella redactó el contrato matrimonial, por el que entregaba a su hija como esposa de Tobías, conforme a lo prescrito en la Ley de Moisés. Después empezaron a comer y a beber.
    Ragüel llamó a su esposa Edna y le dijo: "Hermana, prepara la otra habitación, y llévala allí a Sara".
    Ella fue a preparar la habitación, como se lo había dicho su esposo, llevó allí a Sara y se puso a llorar. Luego enjugó sus lágrimas y le dijo: "¡Animo, hija mía! ¡Que el Señor del cielo cambie tu pena en alegría!". Y salió.
    Mientras tanto, los padres habían salido de la habitación y cerraron la puerta. Tobías se levantó de la cama y dijo a Sara: "Levántate, hermana, y oremos para pedir al Señor que nos manifieste su misericordia y su salvación".
    Ella se levantó, y los dos se pusieron a orar para alcanzar la salvación. El comenzó así: "¡Bendito seas, Dios de nuestros padres, y bendito sea tu Nombre por todos los siglos de los siglos! ¡Que te bendigan los cielos y todas tus criaturas por todos los siglos!
    Tú creaste a Adán e hiciste a Eva, su mujer, para que le sirviera de ayuda y de apoyo, y de ellos dos nació el género humano. Tú mismo dijiste: "No conviene que el hombre esté solo. Hagámosle una ayuda semejante a él".
    Yo ahora tomo por esposa a esta hermana mía, no para satisfacer una pasión desordenada, sino para constituir un verdadero matrimonio. ¡Ten misericordia de ella y de mí, y concédenos llegar juntos a la vejez!".
    Ambos dijeron: "¡Amén, amén!", y se acostaron para dormir.    Cuando Ragüel se levantó, llamó sus servidores y fue con ellos a cavar una fosa.


Salmo 128(127),1-2.3.4-5.

¡Feliz el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás feliz y todo te irá bien.

Tu esposa será como una vid fecunda
en el seno de tu hogar;
tus hijos, como retoños de olivo
alrededor de tu mesa.

¡Así será bendecido
el hombre que teme al Señor!
¡Que el Señor te bendiga desde Sión
todos los días de tu vida:
que contemples la paz de Jerusalén.


    Evangelio según San Marcos 12,28-34.

    Un escriba que los oyó discutir, al ver que les había respondido bien, se acercó y le preguntó: "¿Cuál es el primero de los mandamientos?".
    Jesús respondió: "El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas.
    El segundo es: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos".
    El escriba le dijo: "Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él, y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios".
    Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: "Tú no estás lejos del Reino de Dios". Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 03 de Junio - «Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él»


San Agustín (354-430) obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia Sobre la Trinidad, VIII, 12; PL 42, 958B-959A

«Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él»

    «Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dio es amor» (1Jn 4,7-8). El apóstol Juan, con su gran autoridad, nos enseña claramente en este texto que el amor fraterno no sólo viene de Dios, sino que ese mismo amor que hace que nos amemos los unos a los otros, es Dios mismo. Por consiguiente, amando a nuestro hermano con un amor verdadero, le amamos a según Dios. Y no es posible no amar por encima de todo a ese mismo amor gracias al cual amamos a nuestro hermano. De ahí se concluye que estos dos preceptos no pueden existir el uno sin el otro. En efecto, puesto que «Dios es amor» el que ama, ciertamente que ama a Dios que ama el amor; y el que ama a su hermano necesariamente ama el amor. Por eso un poco más adelante el apóstol Juan dice: «Quien no ama a su hermano a quien ve, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ve?» (1Jn 4,20); la razón que le priva de ver a Dios es que no ama a su hermano. El que no ama a su hermano no está en el amor; y el que no está en el amor no está con Dios, porque «Dios es amor».

MEMORIA SANTOS CARLOS LWANGA Y COMPAÑEROS MÁRTIRES

03 de Junio


    Los Padres Blancos evangelizaron en África en el siglo XIX. Los primeros conversos instruyeron y guiaron a los más nuevos creciendo la comunidad rápidamente. Inicialmente no había problemas con el rey pero al ver que interfería en su estilo de vida y modo de gobierno comenzaron las represalias.

    José Mkasa era el lider de la comunidad católica, quien tenía a su cargo una comunidad de 200 miembros. El rey mandó a que mataran a José, mientras sus verdugos le amarraban las manos, él les dijo: "Un Cristiano que entrega su vida por Dios no tiene miedo de morir". Lo quemaron el 15 de Noviembre de 1885.

    Los cristianos lejos de atemorizarse, continuaron con sus actividades. Carlos Lwanga, favorito del rey, reemplazó a José como jefe de la comunidad cristiana. Sus oraciones lograron que el rey desistiera de las persecuciones por seis meses.

    En mayo del año siguiente, estalló la tempestad. Los cristianos fueron capturados y llamados ante el rey. Este les preguntó si tenían la intención de seguir siendo cristianos, "!Hasta la muerte!", respondieron ellos al unísono. El rey ordenó que la ejecución se haga en un lugar llamado Namugongo, a 60 kms de distancia. Uno de los jóvenes era el hijo del verdugo. Éste le rogó para que se escapara, pero no fue aceptada su propuesta. A tres de los jóvenes mártires se les quitó la vida cuando iban por el camino; los restantes fueron encerrados por siete días en la prisión de Namugongo, bajo condiciones infrahumanas.

    El 3 de junio de 1886, día de la Ascensión, fueron sacados de la prisión; envueltos en unos juncos y, ordenados en fila, se les prendió fuego. Al hijo del verdugo le dieron un golpe en la cabeza para que no sufriera al ser quemado. Murieron proclamando el nombre de Jesús y diciendo: "Pueden quemar nuestros cuerpos pero no pueden dañar nuestras almas". Carlos Lwanga (21 años), Andrés Kagwa, y otros veinte jóvenes fueron beatificados el 6 de Junio de 1920 por el Papa Benito XV.

Ésto fue lo que escribió para su beatificación

    "Quién fue el que primero introdujo en África la fe cristiana se disputa aún; pero consta que ya antes de la misma edad apostólica floreció allí la religión, y Tertuliano nos describe de tal manera la vida pura que los cristianos africanos llevaban, que conmueve el ánimo de sus lectores. Y en verdad que aquella región a ninguna parecía ceder en varones ilustres y en abundancia de mártires. Entre éstos agrada conmemorar los mártires scilitanos, que en Cartago, siendo procónsul Publio Vigellio Saturnino, derramaron su sangre por Cristo, de las preguntas escritas para el juicio, que hoy felizmente se conservan, se deduce con qué constancia, con qué generosa sencillez de ánimo respondieron al procónsul y profesaron su fe. Justo es también recordar los Potamios, Perpetuas, Felicidades, Ciprianos y "muchos hermanos mártires" que las Actas enumeran de manera general, aparte de los mártires aticenses, conocidos también con el nombre de "masas cándidas", o porque fueron quemados con cal viva, como narra Aurelio Prudencio en su himno XIII, o por el fulgor de su causa, como parece opinar Agustín. Pero poco después, primero los herejes, después los vándalos, por último los mahometanos, de tal manera devastaron y asolaron el África cristiana que la que tantos ínclitos héroes ofreciera a Cristo, la que se gloriaba de más de trescientas sedes episcopales y había congregado tantos concilios para defender la fe y la disciplina, ella, perdido el sentido cristiano, se viera privada gradualmente de casi toda su humanidad y volviera a la barbarie." El 18 de octubre de 1964, el Papa Pablo VI canonizó a los 22 mártires de Uganda.

Oremos

    Señor, Dios nuestro, tú haces que la sangre de los mártires se convierta en semilla de nuevos cristianos; concédenos que el campo de tu Iglesia, fecundo por la sangre de San Carlos Luanga y de sus compañeros, produzca continuamente, para gloria tuya, abundante cosecha de cristianos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén 

martes, 1 de junio de 2021

EVANGELIO - 02 de Junio - San Marcos 12,18-27


         Libro de Tobías 3,1-11a.16-17a.

    Con el alma llena de aflicción, suspirando y llorando, comencé a orar y a lamentarme, diciendo: "Tú eres justo, Señor, y todas tus obras son justas. Todos tus caminos son fidelidad y verdad, y eres tú el que juzgas al mundo.
    Y ahora, Señor, acuérdate de mí y mírame; no me castigues por mis pecados y mis errores, ni por los que mis padres cometieron delante de ti.
    Ellos desoyeron tus mandamientos y tú nos entregaste al saqueo, al cautiverio y a la muerte, exponiéndonos a las burlas, a las habladurías y al escarnio de las naciones donde nos has dispersado.
    Sí, todos tus juicios son verdaderos, cuando me tratas así por mis pecados, ya que no hemos cumplido tus mandamientos ni hemos caminado en la verdad delante de ti.
    Trátame ahora como mejor te parezca: retírame el aliento de vida, para que yo desaparezca de la tierra y quede reducido a polvo. Más me vale morir que vivir, porque he escuchado reproches injustos y estoy agobiado por la tristeza. Líbrame, Señor, de tanta opresión, déjame partir hacia la morada eterna y no apartes de mí tu rostro, Señor. Es preferible para mi la muerte, antes que ver tanta opresión en mi vida y seguir escuchando insultos".
    Ese mismo día sucedió que Sara, hija de Ragüel, que vivía en Ecbátana, en Media, fue insultada por una de las esclavas de su padre.
    Porque Sara se había casado siete veces, pero el malvado demonio Asmodeo, había matado a sus maridos, uno después de otro, antes de que tuvieran relaciones con ella. La esclava le dijo: "¡Eres tú la que matas a tus maridos! ¡Te has casado con siete y ni uno solo te ha dado su nombre!
    Que tus maridos hayan muerto no es razón para que nos castigues. ¡Ve a reunirte con ellos y que jamás veamos ni a un hijo ni a una hija tuyos!".
    Aquel día, Sara se entristeció mucho, se puso a llorar y subió a la habitación de su padre, con la intención de ahorcarse. Pero luego pensó: "¿Y si esto da motivo a que insulten a mi padre y le digan: "Tú no tenías más que una hija querida, y ella se ha ahorcado por sus desgracias"? No quiero que por culpa mía mi anciano padre baje a la tumba lleno de tristeza. Mejor será que no me ahorque, sino que pida al Señor que me haga morir. Así no oiré más insultos en mi vida".
    Entonces, extendiendo los brazos hacia la ventana, Sara oró de este modo: "¡Bendito seas, Dios misericordioso, y bendito sea tu Nombre para siempre! ¡Que todas tus obras te bendigan eternamente!
    A un mismo tiempo, fueron acogidas favorablemente ante la gloria de Dios las plegarias de Tobit y de Sara, y fue enviado Rafael para curar a los dos: para quitar las manchas blancas de los ojos de Tobit, a fin de que viera con ellos la luz de Dios, y para dar a Sara, hija de Ragüel, como esposa a Tobías, hijo de Tobit, librándola del malvado demonio Asmodeo. Porque Tobías tenía derecho a ser su esposo, antes que todos los demás pretendientes. En aquel mismo momento, Tobit volvía de patio al interior de su casa, y Sara, hija de Ragüel, bajaba de la habitación alta.


Salmo 25(24),2-3.4-5ab.6.7bc.8-9.

Dios mío, yo pongo en ti mi confianza;
¡que no tenga que avergonzarme
ni se rían de mí mis enemigos!
Ninguno de los que esperan en ti

tendrá que avergonzarse:
se avergonzarán los que traicionan en vano.
Haz, Señor, que conozca tus caminos, muéstrame tus senderos.
Guíame por el camino de tu fidelidad;

enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador.
Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor,
porque son eternos.
Por tu bondad, Señor,

acuérdate de mi según tu fidelidad.
El Señor es bondadoso y recto:
por eso muestra el camino a los extraviados;
él guía a los humildes para que obren rectamente
y enseña su camino a los pobres.


    Evangelio según San Marcos 12,18-27.

    Se le acercaron unos saduceos, que son los que niegan la resurrección, y le propusieron este caso: "Maestro, Moisés nos ha ordenado lo siguiente: 'Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda'.
    Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos.
    El segundo se casó con la viuda y también murió sin tener hijos; lo mismo ocurrió con el tercero; y así ninguno de los siete dejó descendencia. Después de todos ellos, murió la mujer.
    Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?".
    Jesús les dijo: "¿No será que ustedes están equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios?
    Cuando resuciten los muertos, ni los hombres ni las mujeres se casarán, sino que serán como ángeles en el cielo.
    Y con respecto a la resurrección de los muertos, ¿no han leído en el Libro de Moisés, en el pasaje de la zarza, lo que Dios le dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?
    El no es un Dios de muertos, sino de vivientes. Ustedes están en un grave error".

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 02 de Junio - «No es Dios de muertos, sino de vivos»


Homilías, comentarios, meditaciones desde la Tradición de la Iglesia Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) Mitarbeiter der Warhrheit

«No es Dios de muertos, sino de vivos»

    El cristianismo no promete tan sólo la salvación del alma, en un más allá cualquiera donde todos los valores y las cosas preciosas de este mundo desaparecerán como si se tratara de una escena que se hubiera construido en otro tiempo y que desaparece desde aquel momento. El cristianismo promete la eternidad de todo lo que se ha realizado en la tierra.

    Dios conoce y ama a este hombre total que somos actualmente. Es, pues, inmortal lo que crece y se desarrolla en nuestra vida ya desde ahora. Es en nuestro cuerpo que sufrimos y que amamos, que esperamos, que experimentamos el gozo y la tristeza, que progresamos a lo largo del tiempo. Todo lo que se desarrolla así en nuestra vida de ahora, es lo que es imperecedero. Es pues, imperecedero lo que hemos llegado a ser en nuestro cuerpo, lo que ha crecido y madurado en el corazón de nuestra vida, unido a las cosas de este mundo. Es «el hombre total» tal cual está situado en este mundo, tal cual ha vivido y sufrido, el que un día será llevado a la eternidad de Dios y tendrá parte en Dios mismo, por la eternidad. Es esto lo que debe llenarnos de un gozo profundo.

SANTORAL - SANTOS MARCELINO Y PEDRO, MÁRTIRES

02 de Junio


    San Marcelino, presbítero, y san Pedro, exorcista, mártires, acerca de los cuales el papa san Dámaso cuenta que, durante la persecución bajo Diocleciano, condenados a muerte y conducidos al lugar del suplicio, fueron obligados a cavar su propia tumba y después degollados y enterrados ocultamente, para que no quedase rastro suyo, pero más tarde, una piadosa mujer llamada Lucila trasladó sus santos restos a Roma, en la vía Labicana, dándoles digna sepultura en el cementerio «ad Duas Lauros».

    Marcelino y Pedro se encuentran entre los Santos romanos que se conmemoran diariamente en el canon de la Misa. Marcelino era sacerdote en Roma durante el reinado de Diocleciano, mientras que Pedro según se afirma, ejercía el exorcismo.

    Uno de los relatos que habla de la «pasión» de estos mártires, cuenta que fueron aprehendidos y arrojados a la prisión, donde mostraron un celo extraordinario en alentar a los fieles cautivos y catequizar a los paganos. Marcelino y Pedro, fueron condenados a muerte por el magistrado Sereno o Severo, quien ordenó que se les condujera en secreto a un bosque llamado Selva Negra para que nadie supiera el lugar de su sepultura.

    Allí se les cortó la cabeza. Sin embargo, el secreto se divulgó, tal vez por el mismo verdugo que posteriormente se convirtió al Cristianismo. Dos piadosas mujeres exhumaron los cadáveres y les dieron correcta sepultura en la catacumba de San Tiburcio, sobre la Vía Lavicana. El emperador Constantino mandó edificar una Iglesia sobre la tumba de los mártires y, en el año 827, el Papa Gregorio IV donó los restos de estos Santos a Eginhard, hombre de confianza de Carlomagno, para que las reliquias fueran veneradas. 
Finalmente, los cuerpos de los mártires descansaron en el monasterio de Selingestadt, a unos 22 Km de Francfort. Durante esta traslación, cuentan algunos relatos, ocurrieron numerosos milagros.

Oremos

    Señor, tú has hecho del glorioso testimonio de tus mártires San Marcelino y San Pedro nuestra protección y defensa; concédenos la gracia de seguir sus ejemplo y de vernos continuamente sostenidos por su intercesión. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén 

lunes, 31 de mayo de 2021

EVANGELIO - 01 de Junio - San Marcos 12,13-17


        Libro de Tobías 2,9-14.

    Aquella misma noche, después de bañarme, salí al patio y me acosté a dormir junto a la pared, con la cara descubierta a causa del calor.
    Yo no sabía que arriba, en la pared, había unos gorriones; de pronto, su estiércol caliente cayó sobre mis ojos, produciéndome unas manchas blancas. Me hice atender por los médicos, pero cuantos más remedios me aplicaban, menos veías a causa de las manchas, hasta que me quedé completamente ciego. Así estuve cuatro años privado de la vista, y todos mis parientes estaban afligidos. Ajicar me proveyó de lo necesario durante dos años, hasta que partió para Elimaida.
    Desde ese momento, mi esposa Ana empezó a trabajar en labores femeninas: hilaba lana, enviaba el tejido a sus clientes y recibía el pago correspondiente. Una vez, el siete del mes de Distros, terminó un tejido y lo entregó a sus clientes. Estos le pagaron lo que correspondía y, además, le regalaron un cabrito para comer.
    Cuando entró en mi casa, el cabrito comenzó a balar. Yo llamé a mi mujer y le pregunté: "¿De dónde salió este cabrito? ¿No habrá sido robado? Devuélvelo a sus dueños, porque no podemos comer nada robado",
    Ella me respondió: "¡Pero si es un regalo que me han hecho, además del pago!". Yo no le creí e insistía en que lo devolviera a sus dueños, llegando a enojarme con ella por este asunto. Entonces ella me replicó: "¿Para qué te sirvieron tus limosnas y tus obras de justicia? ¡Ahora se ve bien claro!".


Salmo 112(111),1-2.7-9.

Feliz el hombre que teme al Señor
y se complace en sus mandamientos.
Su descendencia será fuerte en la tierra:
la posteridad de los justos es bendecida.

No tendrá que temer malas noticias:
su corazón está firme, confiado en el Señor.
Su ánimo está seguro, y no temerá,
hasta que vea la derrota de sus enemigos.

Él da abundantemente a los pobres:
su generosidad permanecerá para siempre,
y alzará su frente con dignidad.


    Evangelio según San Marcos 12,13-17.

    Le enviaron después a unos fariseos y herodianos para sorprenderlo en alguna de sus afirmaciones.
    Ellos fueron y le dijeron: "Maestro, sabemos que eres sincero y no tienes en cuenta la condición de las personas, porque no te fijas en la categoría de nadie, sino que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios. ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no? ¿Debemos pagarla o no?".
    Pero él, conociendo su hipocresía, les dijo: "¿Por qué me tienden una trampa? Muéstrenme un denario".
    Cuando se lo mostraron, preguntó: "¿De quién es esta figura y esta inscripción?". Respondieron: "Del César".
    Entonces Jesús les dijo: "Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios". Y ellos quedaron sorprendidos por la respuesta.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 01 de Junio - "En Cristo, Dios nos hace pasar de ser su imagen a ser sus semejantes"


   San Pedro Crisólogo obispo de Ravenna, doctor de la Iglesia Sermón 148, Sobre el misterio de la Encarnación


En Cristo, Dios nos hace pasar de ser su imagen a ser sus semejantes 

    Hombre, ¿por qué te desprecias de tal manera siendo así que eres tan precioso a los ojos de Dios? ¿Por qué te deshonras hasta tal punto, siendo así que Dios te honra a través del nacimiento de Cristo en nuestra carne? ¿Por qué buscas con tanto empeño cómo has sido hecho y no buscas con qué finalidad has sido hecho? ¿Acaso toda esta morada del mundo que tú contemplas no ha sido hecha para ti? Es por ti que la luz se expande y disipa las tinieblas, es por ti que la noche tiene sus reglas, por ti que el día tiene sus medidas; es por ti que el cielo irradia los diversos esplendores del sol, de la luna y de las estrellas; por ti que la tierra está esmaltada de flores, árboles y frutos; por ti que ha sido creada esta multitud impresionante de animales en el aire, en los campos, el agua tan bella para que una lúgubre soledad no malogre el gozo de un mundo nuevo... Además, el Creador busca qué es lo que puede añadir a tu dignidad: pone en ti su imagen (Gn 1,27), a fin de que esta imagen visible haga presente en la tierra al Creador invisible, y te confía la gerencia de los bienes terrestres, para que no se le escape al representante del Señor un tan amplio dominio … Y lo que Dios ha hecho en ti por su poder, ha tenido la bondad de asumirlo él mismo; ha querido manifestarse verdaderamente en el hombre en quien, hasta entonces, no se había hecho presente más que en imagen. Ha dado al hombre poder ser en realidad lo que hasta entonces había sido tan sólo una simple semejanza. Cristo, pues, nace para devolver toda su integridad a la naturaleza caída.

SANTORAL - SAN JUSTINO

01 de Junio


    Memoria de san Justino, mártir, que, como filósofo que era, siguió íntegramente la auténtica sabiduría conocida en la verdad de Cristo y la confirmó con sus costumbres, enseñando lo que afirmaba y defendiéndola con sus escritos. Al presentar al emperador Marco Aurelio, en Roma, su Apología en favor de la religión cristiana, fue conducido al prefecto Rústico, ante quien se declaró cristiano, siendo condenado a la pena capital.

    San Justino tenía 30 años cuando se convirtió al cristianismo. Recorrió varios países discutiendo con los paganos, los herejes y los judíos sobre la fe. Los escritos de Justino mártir que han llegado completos hasta nosotros son las dos Apologías y el Diálogo con Trifón. En la primera Apología, San Justino protesta contra la condenación de los cristianos por razón de su religión o de falsas acusaciones.

    En ella fundamenta que es injusto acusarlos de ateísmo y de inmoralidad, ya que son ciudadanos pacíficos, cuya lealtad al emperador se basa en sus mismos principios religiosos.- La segunda Apología es un apéndice de la primera. En su tercer libro, el mártir hace una defensa del cristianismo en contraste con el judaísmo, bajo la forma de diálogo con un judío llamado Trifón. San Justino se negó a la orden dada por Crescencio de ofrecer sacrificios a los ídolos y, confesando valientemente a Cristo, fue condenado por el juez a morir decapitado. “La oración y la acción de gracias son lo que más agrada a Dios"

Oremos

    Dios nuestro, que enseñaste a San Justino a descubrir en la locura de la cruz la incomparable sabiduría de Jesucristo, concédenos, por la intercesión de éste mártir, la gracia de alejar los errores que nos cercan y de mantenernos siempre firmes en la fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.