lunes, 9 de noviembre de 2020

EVANGELIO - 10 de Noviembre - San Lucas 17,7-10


       Carta de San Pablo a Tito 2,1-8.11-14.

    Querido hermano: En cuanto a ti, debes enseñar todo lo que es conforme a la sana doctrina.
    Que los ancianos sean sobrios, dignos, moderados, íntegros en la fe, en el amor y en la constancia.
    Que las mujeres de edad se comporten como corresponde a personas santas. No deben ser murmuradoras, ni entregarse a la bebida. Que por medio de buenos consejos, enseñen a las jóvenes a amar a su marido y a sus hijos, a ser modestas, castas, mujeres de su casa, buenas y respetuosas con su marido. Así la Palabra de Dios no será objeto de blasfemia.
    Exhorta también a los jóvenes a ser moderados en todo, dándoles tú mismo ejemplo de buena conducta, en lo que se refiere a la pureza de doctrina, a la dignidad, a la enseñanza correcta e inobjetable. De esa manera, el adversario quedará confundido, porque no tendrá nada que reprocharnos.
    Porque la gracia de Dios, que es fuente de salvación para todos los hombres, se ha manifestado.
    Ella nos enseña a rechazar la impiedad y los deseos mundanos, para vivir en la vida presente con sobriedad, justicia y piedad, mientras aguardamos la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador, Cristo Jesús.
    El se entregó por nosotros, a fin de librarnos de toda iniquidad, purificarnos y crear para sí un Pueblo elegido y lleno de celo en la práctica del bien.


Salmo 37(36),3-4.18.23.27.29.

Confía en el Señor y practica el bien;
habita en la tierra y vive tranquilo:
que el Señor sea tu único deleite,
y él colmará los deseos de tu corazón.

El Señor se preocupa de los buenos
y su herencia permanecerá para siempre;
El Señor asegura los pasos del hombre
en cuyo camino se complace:

Aléjate del mal, practica el bien,
y siempre tendrás una morada,
pero los justos poseerán la tierra
y habitarán en ella para siempre.


    Evangelio según San Lucas 17,7-10.

    El Señor dijo: «Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando este regresa del campo, ¿acaso le dirá: 'Ven pronto y siéntate a la mesa'?
    ¿No le dirá más bien: 'Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después'?
    ¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó?
    Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: 'Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber'.»

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 10 de Noviembre - «Cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado…»


Santa Teresa de Calcuta, religiosa Obras: Somos simples servidores. A simple path (Un camino muy sencillo).

«Cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado…» 

    No os canséis de buscar la causa de los grandes problemas de la humanidad. Contentaos de hacer lo que está en vuestra mano par resolverlos aportando vuestra ayuda a los que tienen necesidad de ella. Algunos me dicen que haciendo caridad a los demás descargamos a los Estados de sus responsabilidades hacia los necesitados y los pobres. No me rompo la cabeza por ello porque, generalmente, los Estados no ofrecen amor. Hago simplemente todo lo que puedo hacer, el resto no es de mi competencia.

    ¡Dios ha sido tan bueno con nosotros! Trabajar con amor es siempre un medio para acercarnos a él. ¡Mirad lo que Cristo hizo durante su vida terrena! “Pasó haciendo el bien.” (Hch 10,38) Les recuerdo a mis hermanas que Cristo pasó los tres años de su vida pública curando enfermos, leprosos, niños y otros. Es exactamente lo que hacemos nosotras, predicando el evangelio con nuestras obras.

    Consideramos que servir a los demás es un privilegio. Intentamos en cada momento hacerlo de todo corazón. Sabemos bien que nuestra acción no es más que una gota en el océano, pero sin nuestra acción esta gota faltaría.

SANTORAL - SAN LEÓN MAGNO

10 de Noviembre


   San León I, elegido obispo de Roma en el año 440 y muerto el 461, fue un Papa de momentos de crisis. Tenía un espíritu suficientemente magnánimo como para hacerles frente. Resistió con igual energía e inteligencia el peligro de las invasiones de los bárbaros como el de la herejía monofisita, que ponía en peligro la fe de la Iglesia en el misterio de la Encarnación.

    Si bien acertó a alejar la amenaza de Atila que pesaba sobre Italia , hubo de asistir, sin embargo, tres años más tarde, al saqueo de Roma por los vándalos . Ahora bien, en el momento en que tenía que atender a las necesidades materiales de su pueblo, había de formular también la fe recibida de los Apóstoles con respecto a la persona de Jesús.

    El Concilio de Calcedonia ratificó por aclamación su doctrina: «Pedro ha hablado por boca de León», exclamaron los Padres. Pero la fe no es una pura especulación. De ahí que San León recuerde a su pueblo, a lo largo del año, las consecuencias que supuso para la vida del cristiano la Encarnación: «Reconoce, cristiano, tu dignidad.

    Recuerda de qué cabeza y de qué cuerpo eres miembro». Es admirable que unas oraciones litúrgicas, unos sermones y cartas compuestos en medio de tantas dificultades resuman tal serenidad.

    El secreto de semejante paz y dominio hay que buscarlo en el amor y la fe que animaban a León Magno: fe en Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, y amor a Aquel que es Hijo de Dios e hijo de María; fe en sus promesas, cuya depositaria es la Iglesia en la persona del sucesor de Pedro, y amor hacia esa misma Iglesia, que sigue siendo gobernada por la segura mano de Pedro.

Oremos

    Oh Dios, tú que no permites que el poder del infierno derrote a tu Iglesia, fundada sobre la firmeza de la roca apostólica, concédele, por los ruegos del papa san León Magno, permanecer siempre firme en la verdad, para que goce de una paz duradera. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén 

domingo, 8 de noviembre de 2020

EVANGELIO - 09 de Noviembre - San Juan 2,13-22

 


        Libro de Ezequiel 47,1-2.8-9.12.

    Un ángel me llevó a la entrada de la Casa, y vi que salía agua por debajo del umbral de la Casa, en dirección al oriente, porque la fachada de la Casa miraba hacia el oriente. El agua descendía por debajo del costado derecho de la Casa, al sur del Altar.
    Luego me sacó por el camino de la puerta septentrional, y me hizo dar la vuelta por un camino exterior, hasta la puerta exterior que miraba hacia el oriente. Allí vi que el agua fluía por el costado derecho.
    Entonces me dijo: "Estas aguas fluyen hacia el sector oriental, bajan hasta la estepa y van a desembocar en el Mar. Se las hace salir hasta el Mar, para que sus aguas sean saneadas.
    Hasta donde llegue el torrente, tendrán vida todos los seres vivientes que se mueven por el suelo y habrá peces en abundancia. Porque cuando esta agua llegue hasta el Mar, sus aguas quedarán saneadas, y habrá vida en todas parte adonde llegue el torrente.
    Al borde del torrente, sobre sus dos orillas, crecerán árboles frutales de todas las especies. No se marchitarán sus hojas ni se agotarán sus frutos, y todos los meses producirán nuevos frutos, porque el agua sale del Santuario. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas de remedio".


Salmo 46(45),2-3.5-6.8-9.

El Señor es nuestro refugio y fortaleza,
una ayuda siempre pronta en los peligros.
Por eso no tememos,
aunque la tierra se conmueva

y las montañas se desplomen
hasta el fondo del mar.
Los canales del Río alegran la Ciudad de Dios,
la más santa Morada del Altísimo.

El Señor está en medio de ella: nunca vacilará;
él la socorrerá al despuntar la aurora.
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro baluarte es el Dios de Jacob.

Vengan a contemplar las obras del Señor,
Él hace cosas admirables en la tierra.


    Evangelio según San Juan 2,13-22.

    Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas sentados delante de sus mesas.
    Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas y dijo a los vendedores de palomas: "Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio".
    Y sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: El celo por tu Casa me consumirá.
    Entonces los judíos le preguntaron: "¿Qué signo nos das para obrar así?".
    Jesús les respondió: "Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar".
    Los judíos le dijeron: "Han sido necesarios cuarenta y seis años para construir este Templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?".
    Pero él se refería al templo de su cuerpo.
    Por eso, cuando Jesús resucitó, sus discípulos recordaron que él había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que había pronunciado.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 09 de Noviembre - «Todos, por el bautismo, hemos sido hechos templos de Dios»


San Cesáreo de Arlés, obispo Sermones: El que obra mal deshonra a Cristo. Sermón 229,1-3: CCL 104, 905-908 (Se lee en la Liturgia de las Horas)

«Todos, por el bautismo, hemos sido hechos templos de Dios»

    Hoy, hermanos muy amados, celebramos con gozo y alegría, por la benignidad de Cristo, la dedicación de este templo; pero nosotros debemos ser el templo vivo y verdadero de Dios. Con razón, sin embargo, celebran los pueblos cristianos la solemnidad de la Iglesia madre, ya que son conscientes de que por ella han renacido espiritualmente. En efecto, nosotros, que por nuestro primer nacimiento fuimos objeto de la ira de Dios, por el segundo hemos llegado a ser objeto de su misericordia. El primer nacimiento fue para muerte; el segundo nos restituyó a la vida.

    Todos nosotros, amadísimos, antes del bautismo, fuimos lugar en donde habitaba el demonio; después del bautismo, nos convertimos en templos de Cristo. Y, si pensamos con atención en lo que atañe a la salvación de nuestras almas, tomamos conciencia de nuestra condición de templos verdaderos y vivos de Dios. Dios habita no sólo en templos construidos por hombres ni en casas hechas de piedra y de madera, sino principalmente en el alma hecha a imagen de Dios y construida por él mismo, que es su arquitecto. Por esto, dice el apóstol Pablo: El templo de Dios es santo: ese templo sois vosotros.(…)

    Por esto, nosotros, carísimos, si queremos celebrar con alegría la dedicación del templo, no debemos destruir en nosotros, con nuestras malas obras, el templo vivo de Dios. Lo diré de una manera inteligible para todos: debemos disponer nuestras almas del mismo modo como deseamos encontrar dispuesta la iglesia cuando venimos a ella.

    ¿Deseas encontrar limpia la basílica? Pues no ensucies tu alma con el pecado. Si deseas que la basílica esté bien iluminada, Dios desea también que tu alma no esté en tinieblas, sino que sea verdad lo que dice el Señor: que brille en nosotros la luz de las buenas obras y sea glorificado aquel que está en los cielos. Del mismo modo que tú entras en esta iglesia, así quiere Dios entrar en tu alma como tiene prometido: Habitaré y caminaré con ellos.

FIESTA DE LA DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE SAN JUAN DE LETRÁN

09 de Noviembre


   La Archibasílica de San Juan de Letrán es la primera basílica de la cristiandad, mandada a construir por el emperador Constantino el Grande para servir como sede de los obispos de Roma.

    Su nombre oficial es Catedral Papal y Archibasílica Patriarcal Mayor y Arciprestal del Santísimo Salvador y de los Santos Juan Bautista y Evangelista en Letrán, pero es más conocida como la Archibasílica de San Juan de Letrán o simplemente la Basílica de Letrán. Su nombre corresponde, en primer lugar, a su dedicación inicial a Cristo Salvador, ocurrida en tiempos del emperador Constantino el Grande, con la intención de servir como sede del obispo de Roma, como ocurrió hasta el siglo XIV.

    Su ubicación, cercana al Monte Celio, correspondía a las antiguas tierras de una noble familia romana, conocida como los Laterani, castellanizado en Letrán. El antiguo palacio, ubicado debajo de la actual basílica, fue confiscado a Plautio Laterani, cónsul romano del siglo I, tras haber conspirado contra Nerón. Tras su condena a muerte, sus bienes pasaron a la Hacienda Imperial.

    A inicios del siglo III, las tierras y el palacio eran utilizadas por el emperador de Septimio Severo como cuartel para su guardia personal, formada por un grupo de caballeros de élite, que en las tierras de los Laterani construyeron un gran complejo militar conocido como el Castra Nova Equitum Singularium. Tras la construcción de la castra, o fortaleza, Septimio Severo decidió devolver parte de los bienes confiscados a Tito Sextio Laterani, descendiente de los antiguos dueños de dichas tierras.

    Posiblemente heredera de Tito Sextio Laterani, las tierras terminaron por el siglo IV en manos de Fausta, mujer del emperador Constantino. Tras la victoria milagrosa del emperador sobre Majencio en la Batalla del Puente Milvio, promulga el Edicto de Milán del año 313, en el cual el emperador reconoce la libertad de culto, cesando oficialmente las persecuciones cristianas. De vuelta a Roma, Constantino busca ofrecer un lugar para que los cristianos pudiesen practicar su Fe, así como su liturgia.

    La Castra Nova Equitum Singularium, había sido parte de la dote de Fausta, mujer de Constantino, junto a otras tierras de los Laterani, pero el emperador había decidido disolver el cuerpo de caballeros que conformaban la guardia imperial (debido a su lealtad a Majencio), y ordena la construcción de una iglesia para los cristianos, Fe a la que él mismo se había ya acercado.

    En el año 324, la construcción fue finalizada y pudo ser consagrada por el Papa Silvestre I, dedicándola al Santísimo Salvador. En el siglo IX, el Papa Sergio III decide dedicarla también a San Juan Bautista, mientras que en el siglo XII, el Papa Lucio II añadió a San Juan Evangelista a los patrones de la basílica, construyendo importantes capillas para cada uno.

    Durante siglos, la Basílica de Letrán fue la única sede del papado, siendo considerada hasta nuestros días como la verdadera catedral del obispo de Roma. Desde el siglo IV hasta el siglo XIV, la sede petrina de Letrán fue ininterrumpida, hasta que fue necesario el traslado de los papas a Aviñón. Junto a la basílica, permanecía un antiguo palacio que fue residencia de los papas hasta la edad media.

    Durante esos mil años, la Basílica de Letrán vivió una intensa historia, ya fuera por los cinco concilios ecuménicos que en ella se celebraron, como por los saqueos de Alarico y Genserico en el siglo V, los añadidos románicos, las vidrieras góticas, los frescos de Giotto, así como las reconstrucciones barrocas de Sixto V, que conllevaron la demolición de gran parte de su estructura original y posteriores añadidos.

    Cuando el papa Gregorio XI decide volver a Roma desde Aviñón, la Basílica de San Juan de Letrán se encontraba en pésimas condiciones, con lo que fue necesario trasladarse a la Colina Vaticana, donde se pretendía establecer una sede temporal hasta la renovación de Letrán. Sin embargo, las condiciones políticas del momento hicieron que los papas quisieran fortalecer su posición como sucesores del apóstol San Pedro, lo que les hizo permanecer en las cercanías de su antiguo enterramiento.

    En el siglo XVI, el saqueo de Roma obligó al Papa Pablo III a demoler el patriarcado y el baptisterio de la Basílica. Pío IV reconstruyó el techo destruido, y Sixto V construyó el Palacio Apostólico Lateranense (sede del Vicariato de Roma). La fachada actual de la Basílica, no fue finalizada hasta el siglo XVIII, cumpliéndose las obras según los planos de Alessandro Galilei.

    La Basílica de San Juan de Letrán, es aún un símbolo de Roma y de la sede pontifical. Por sus paredes corren más de mil quinientos años de historia de la cristiandad, reflejando en su edificio los cambios de la Iglesia, así como los acontecimientos más importantes del pontificado.

    San Agustín recomienda: "Cuando recordemos la Consagración de un templo, pensemos en aquello que dijo San Pablo: ‘Cada uno de nosotros somos un templo del Espíritu Santo’. Ojalá conservemos nuestra alma bella y limpia, como le agrada a Dios que sean sus templos santos. Así vivirá contento el Espíritu Santo en nuestra alma".

   Fuente: infovaticana.com

sábado, 7 de noviembre de 2020

EVANGELIO - 08 de Noviembre - San Mateo 25,1-13


       Libro de la Sabiduría 6,12-16.

    La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan.
    Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean.
    El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta.
    Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes.
    La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y les sale al encuentro en todos sus pensamientos.


Salmo 63(62),2.3-4.5-6.7-8.

Señor, tú eres mi Dios,
yo te busco ardientemente;
mi alma tiene sed de ti,
por ti suspira mi carne
como tierra sedienta, reseca y sin agua.
Sí, yo te contemplé en el Santuario

para ver tu poder y tu gloria.
Porque tu amor vale más que la vida,
mis labios te alabarán.
Así te bendeciré mientras viva
y alzaré mis manos en tu Nombre.
Mi alma quedará saciada

como con un manjar delicioso,
y mi boca te alabará
con júbilo en los labios.
Mientras me acuerdo de ti en mi lecho
y en las horas de la noche medito en ti,
Veo que has sido mi ayuda
y soy feliz a la sombra de tus alas.


    Primera Carta de San Pablo a los Tesalonicenses 4,13-18.

    No queremos, hermanos, que vivan en la ignorancia acerca de los que ya han muerto, para que no estén tristes como los otros, que no tienen esperanza.
    Porque nosotros creemos que Jesús murió y resucitó: de la misma manera, Dios llevará con Jesús a los que murieron con él.
    Queremos decirles algo, fundados en la Palabra del Señor: los que vivamos, los que quedemos cuando venga el Señor, no precederemos a los que hayan muerto.
    Porque a la señal dada por la voz del Arcángel y al toque de la trompeta de Dios, el mismo Señor descenderá del cielo. Entonces, primero resucitarán los que murieron en Cristo.
    Después nosotros, los que aún vivamos, los que quedemos, seremos llevados con ellos al cielo, sobre las nubes, al encuentro de Cristo, y así permaneceremos con el Señor para siempre.
    Consuélense mutuamente con estos pensamientos.


    Evangelio según San Mateo 25,1-13.

    Por eso, el Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo.
    Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes.
    Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite, mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos.
    Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas.
    Pero a medianoche se oyó un grito: 'Ya viene el esposo, salgan a su encuentro'.
    Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas.
    Las necias dijeron a las prudentes: '¿Podrían darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?'.
    Pero estas les respondieron: 'No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado'.
    Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta.
    Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: 'Señor, señor, ábrenos', pero él respondió: 'Les aseguro que no las conozco'.
    Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 08 de Noviembre - «Lo abracé y no lo soltaré más»

 

        San Ambrosio (c. 340-397) obispo de Milán y doctor de la Iglesia De la virginidad, PL 16, 283-286

«Lo abracé y no lo soltaré más»

    Tú que eres una de esas vírgenes que hacen resplandecer de una luz espiritual la gracia misma de su cuerpo, a ti que se compara con mucho acierto a la Iglesia, tú que velas en tu cuarto durante la noche: piensa siempre en Cristo y espera en todo momento su venida. Cristo entra, la puerta cerrada, y su venida no puede faltar, pues no lo ha prometido. Abraza pues a aquel que has buscado; acércate a él y serás iluminado. Retenlo. Pídele que no se marche rápidamente. Ruégale que no se aleje. «Rápidamente corre su palabra » (Sal. 147:15); y no se deja alcanzar por aquellos que se adormecen, ni tampoco retener por los negligentes. Que tu alma venga a su encuentro. Sigue los trazos de esta Palabra venida del cielo, pues pasa rápidamente. ¿Y cómo Cristo es agarrado? no es por medio de las mallas de una red, pero con los lazos del amor. Solamente pueden atarlo las correas del espíritu, solo el afecto del corazón puede retenerlo. Si quieres, tú también puedes retener a Cristo, búscalo continuamente sin temer la fatiga. A menudo es por medio de los suplicios, e incluso bajo la mano de los que nos persiguen que encontramos a Cristo de la mejor manera. Unos instantes después de haber escapado de las manos de los perseguidores, y afín de que no sucumbas ante el poder del mundo, Cristo vendrá a tu encuentro y no permitirá que se prolongue tu prueba.

SANTORAL - BEATO JUAN DUNS SCOTO

08 de Noviembre

     Nació en la ciudad de Duns (Escocia), en torno al año 1265. Su familia estaba muy vinculada con los hijos de San Francisco de Asís, los cuales, imitando a los primeros predicadores del Evangelio, habían llegado a Escocia desde los albores de la Orden. Hacia el año 1280 Juan Duns Escoto fue acogido en la Orden de los Frailes Menores por su tío paterno, fray Elías Duns, que era el vicario de la Vicaría de Escocia, que acababa de fundarse. Poseía una inteligencia viva y aguda. Recibió la ordenación sacerdotal el 17 de marzo de 1291. Fue enviado a París para completar sus estudios. Dadas sus eximias virtudes sacerdotales, le fue encomendado el ministerio de confesor, tarea entonces de gran prestigio. Obtuvo los grados académicos en la Universidad de París y comenzó su enseñanza universitaria, que prosiguió en Cambridge, Oxford y Colonia. Fiel a la enseñanza de San Francisco, que en su Regla (Rb 12) prescribe a sus frailes que sean plenamente obedientes al Vicario de Cristo y a su Iglesia, rehusó firmar el libelo de Felipe IV, rey de Francia, contra el Papa Bonifacio VIII. Por ese motivo fue expulsado de París. Sin embargo, al año siguiente pudo volver y reanudar la enseñanza filosófica y teológica. Después fue enviado a Colonia. El 8 de noviembre de 1308 murió repentinamente; en ese tiempo estaba dedicado a la vida regular y a la predicación de la fe católica.

    Centraba en Jesucristo todos sus pensamientos y afectos, y tuvo un profundo y sincero amor a la Iglesia. Utilizó sabiamente las dotes recibidas de Dios desde su nacimiento, y fijó los ojos de la mente y los latidos de su corazón en las profundidades de las verdades divinas; se elevó muy alto en la contemplación y en el amor a Dios.

    Juan Duns Escoto sobresalió entre los grandes maestros de la doctrina escolástica por el excepcional papel que desempeñó en la filosofía y en la teología; brilló especialmente como defensor de la Inmaculada Concepción y eximio defensor de la suprema autoridad del Romano Pontífice. Además, con su doctrina y sus ejemplos de vida cristiana, gastada enteramente en buscar la gloria de Dios, ha atraído a muchos fieles, a lo largo de los siglos, al seguimiento del divino Maestro y a caminar más expeditamente por el camino de la perfección cristiana.

    Su vida estuvo rodeada por la fama de virtudes y sabiduría, que fue aumentando y consolidándose después de su muerte, tanto en Colonia como en otras ciudades. Aunque su fama de santidad se difundió, enriquecida por testimonios de culto, inmediatamente después de su muerte, y no ha disminuido, sin embargo la Providencia ha dispuesto que fuese en nuestros tiempos cuando se llevara a término el proceso de su glorificación, mediante el reconocimiento del culto que se le ha tributado desde tiempo inmemorial y de sus virtudes heroicas que refulgen en la Iglesia santa.

    El sábado 20 de marzo de 1993, en la basílica de San Pedro, el papa Juan Pablo II, durante la celebración de las primeras vísperas del IV domingo de cuaresma, declaró solemnemente el reconocimiento del culto del beato Juan Duns Escoto, que ya había sido oficialmente reconocido el 6 de julio de 1991.

Oremos

    Oh Padre, fuente de toda sabiduría, que en el beato Juan Duns Escoto, defensor de la Virgen Inmaculada, nos has dado un maestro de vida y de enseñanza, haz que, iluminados por su ejemplo y alimentados por su doctrina, permanezcamos unidos fielmente a Cristo. Que vive y reina contigo.

viernes, 6 de noviembre de 2020

EVANGELIO - 07 de Noviembre - San Lucas 16,9-15


       Carta de San Pablo a los Filipenses 4,10-19.

    Hermanos: Yo tuve una gran alegría en el Señor cuando vi florecer los buenos sentimientos de ustedes con respecto a mí; ciertamente los tenían, pero les faltaba la ocasión de demostrarlos.
    No es la necesidad la que me hace hablar, porque he aprendido a hacer frente a cualquier situación.
    Yo sé vivir tanto en las privaciones como en la abundancia; estoy hecho absolutamente a todo, a la saciedad como al hambre, a tener de sobra como a no tener nada.
    Yo lo puedo todo en aquel que me conforta.
    Sin embargo, ustedes hicieron bien en interesarse por mis necesidades.
    Y ya saben, filipenses, que al comienzo de la evangelización, cuando dejé Macedonia, ninguna otra iglesia me ayudó pecuniariamente. Ustedes fueron los únicos que cuando estaba en Tesalónica, en dos ocasiones me enviaron medios para asistirme en mis necesidades.
    No es que yo busque regalos; solamente quiero darles la ocasión de que ustedes se enriquezcan cada vez más delante de Dios.
    Por el momento, tengo todo lo necesario y más todavía. Vivo en la abundancia desde que Epafrodito me entregó la ofrenda de ustedes, como perfume de aroma agradable, como sacrificio aceptable y grato a Dios.
    Dios colmará con magnificencia todas las necesidades de ustedes, conforme a su riqueza, en Cristo Jesús.


Salmo 112(111),1-2.5-6.8a.9.

Feliz el hombre que teme al Señor
y se complace en sus mandamientos.
Su descendencia será fuerte en la tierra:
la posteridad de los justos es bendecida.

Dichoso el que se compadece y da prestado,
y administra sus negocios con rectitud.
El justo no vacilará jamás,
su recuerdo permanecerá para siempre.

Su ánimo está seguro, y no temerá,
Él da abundantemente a los pobres:
su generosidad permanecerá para siempre,
y alzará su frente con dignidad.


    Evangelio según San Lucas 16,9-15.

    Jesús decía a sus discípulos: "Gánense amigos con el dinero de la injusticia, para que el día en que este les falte, ellos los reciban en las moradas eternas.
    El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho, y el que es deshonesto en lo poco, también es deshonesto en lo mucho.
    Si ustedes no son fieles en el uso del dinero injusto, ¿Quién les confiará el verdadero bien?
    Y si no son fieles con lo ajeno, ¿Quién les confiará lo que les pertenece a ustedes?
    Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero".
    Los fariseos, que eran amigos del dinero, escuchaban todo esto y se burlaban de Jesús.
    El les dijo: "Ustedes aparentan rectitud ante los hombres, pero Dios conoce sus corazones. Porque lo que es estimable a los ojos de los hombres, resulta despreciable para Dios."

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 07 de Noviembre - “No podéis servir a Dios y al dinero.”


San Clemente de Alejandría teólogo Homilía ¿Quién es el hombre rico que se salvará?, 16-17; P.G. 9, 619-622

“No podéis servir a Dios y al dinero.”

    Hay una riqueza que siembra la muerte allí donde extiende su poder. ¡Libraos de ella y seréis a salvo! Purificad vuestras almas, haciéndola pobre para poder escuchar la llamada del Señor que os dice: “Ven y sígueme!” (Mc 10,21) Es el camino de los limpios de corazón. La gracia de Dios no puede habitar un alma dividida y repleta de multitud de riquezas y posesiones. Aquel que considera su fortuna, su oro y su plata, sus casas, como don de Dios éste agradece a Dios sus dones ayudando a los pobres con sus bienes. Sabe que los posee más para sus hermanos que para si mismo. Es dueño de sus riquezas en lugar de ser su esclavo. No los encierra en su alma ni se encierra en ellos sino que se afana, sin cansar, en las buenas obras. Y si algún día, su fortuna desaparece, acepta la ruina con un corazón libre. Este hombre es declarado por Dios “dichoso”; lo llamará “pobre en el espíritu”, heredero del Reino de los cielos. (Mt 5,3)... Al contrario, aquel que acumula su riqueza y llena su corazón con ella, en lugar de acoger al Espíritu Santo, guardando sus tierras en su corazón, acumulando fortuna sin cesar, no levanta jamás los ojos al cielo. Se hunde en lo terreno y material. De hecho, no es más que polvo y al polvo volverá. (Gn 3,19) ¿Cómo podrá experimentar el deseo del reino de los cielos el que en lugar de tener un corazón, en su interior tiene campos y minas? La muerte lo sorprenderá inevitablemente en medio de sus pasiones. Porque “donde está tu tesoro, allí está tu corazón.” (Mt 6,21)

SANTORAL - MARÍA, MEDIANERA DE TODAS LAS GRACIAS

07 de Noviembre


     María nos lleva a Cristo. Con esto queremos decir que la Madre de Jesús ilumina nuestro camino para llegar a su Hijo o, lo que es lo mismo, que gracias a ella conocemos mejor a nuestro hermano e Hijo de Dios llamado también Emmanuel. Hay cristianos que sostienen que Jesús es el único Mediador entre el hombre y Dios. Sin embargo, podemos decir que Jesucristo es el mediador “Principal” pero que su Madre, que nos lleva, precisamente, a Él, ha de ser, por así decirlo, la medianera “Secundaria”. Hoy celebramos, precisa y muy especialmente a María, Madre de Dios. Por eso puede resultar algo extraño que siendo la Madre del Creador no pueda ser, a su vez, medianera ante Quien todo lo ha hecho. Eso sería como sostener que nada pudiera decir la Virgen Inmaculada a su Hijo y, a través de su Hijo, a Dios mismo. Simplemente dicho, eso no puede ser y otra es la verdad.

    Hay tantos casos, a lo largo de la historia de la cristiandad, en los que María ha intervenido directamente, pues se le ha pedido a través de la oración o la piadosa aclamación, en la resolución de situaciones muy difíciles para las personas que así actuaban, que resulta, de todo punto, insostenible, que la Madre de Dios no sea Mediadora y como tal la tratemos.

    Sobre lo primero dicho o, lo que es lo mismo, sobre el rechazo de considerar a María Mediadora, escribió Grignion de Montfort (en su “Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen”, c. II, a. I, § I) que hay “Doctores que no conocen a la Madre de Dios, sino de una manera especulativa, árida, estéril e indiferente; que temen abusar de la devoción a la Santísima Virgen, hacer injuria a Nuestro Señor honrando demasiado a su santísima Madre.
Si hablan de la devoción a María, no es tanto para recomendarla como para reprobar las exageraciones”

    Tal reprobación no puede ser más que ejemplo palmario de no comprender la muy especial función espiritual que cumple la Madre de Dios en la historia de la salvación preparada por Dios Padre Todopoderoso.

    Es bien cierto que el apóstol de los gentiles, en su Primera Epístola a Timoteo (2,5) dice que “uno es Dios y uno también el mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” pero eso no ha de querer decir que la Maternidad divina de la que participa la Virgen María, y lo que eso supone de especial unión con la Santísima Trinidad no tenga nada que ver con la mujer que manifestó su “sí” a Dios. Por eso decimos en el Santo Rosario

    Dios te salve, María, Hija de Dios Padre, llena eres de gracia…
    Dios te salve, María, Madre de Dios Hijo, llena eres de gracia…
    Dios te salve, María, Esposa de Dios Espíritu Santo, llena eres de gracia…


    Y por eso mismo, sabemos y compartimos la verdad según la cual María se mantiene como vínculo de unión entre Dios y los hombres y de aquí que la tengamos, también, como Mediadora… de todas las gracias.

    María, pues, es Mediadora también para el Magisterio de la Iglesia católica que responde, como suele suceder, a lo que es creencia fundamental del pueblo de Dios.

    Pero, para los que crean que en realidad esto no es más que una elucubración en beneficio de la Madre que tanto amamos los católicos, lo bien cierto es que también existen razones teológicas que apoyan que María sea considerada como Mediadora. Así, por ejemplo, las siguientes:

a. Es comprensible que María, que con su fiat hizo posible la mismísima Encarnación a partir de la cual nació el Hijo de Dios, Fuente de todas las gracias, pueda participar en el distribuir de las mismas.

b. El papel que le corresponde a María de Corredentora y de Madre espiritual de toda la humanidad ha de tener relación directa y posible con el hecho de que interceda en bien de sus hijos.

c. No poco importante es que siendo María Madre de la Iglesia y, sabiendo que la gracia se comunica por la Esposa de Cristo, no es nada extraño sostener que la gracia que, del cielo, se vierte en los hijos de Dios, pase por sus manos.

    Vemos, por tanto, que no hay nada descabellado en el hecho de considerar a María, aquella joven judía que dijo sí a Dios, como Mediadora de todas las gracias. Es más, no es que no haya nada descabellado sino que otra cosa no puede ser verdad.

    Pero es que, además, en el tiempo que vivió en la tierra, los siguientes hechos adelantan y, a su vez, confirman, el papel que aquí defendemos:

1. Se santifica, a través de ella, el llamado Precursor del Mesías, Juan el Bautista.

2. Por ella los discípulos de su hijo Jesús confirman, por primera vez, su fe en el episodio de las bodas de Caná.

3. Por ella, el discípulo muy amado por Cristo, y que luego cuidaría a la Madre en su propia casa, Juan, el Zebedeo, confirmó su fe en el mismísimo Calvario.

4. Sosteniendo, María, la fe entonces vacilante de los apóstoles y demás discípulos hasta que el Espíritu Santo descendió sobre ellos en Pentecostés.

    En fin… seguramente mucho más se podría decir acerca del papel de Mediadora que cumplió y cumple la Virgen Inmaculada en la historia de la salvación del ser humano.

    Y terminamos con algo que dice, seguramente, todo, acerca de la mediación de María, Mediadora de todas las gracias. Es de esperar que lo digamos muchas veces al cabo del día y, más aún, a lo largo de una vida, más o menos larga. Y es esto: “Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte; amén.

Oremos

    ¡Oh María!, Santísima e Inmaculada Madre de Dios, me presento ante ti, que eres Mediadora de toda gracia, tu que eres la más bella de las rosas. Recibe mis súplicas, Santísima Madre de Dios, para que obtengamos la gracia de hacer que toda nuestra vida, todo lo que deseemos, todo lo que hagamos sea para alabar, y servir en todo a Nuestro Señor. Madre reina de nuestros corazones, ten piedad de nosotros que somos pecadores, ayúdanos a limpiar nuestras almas de la mancha del pecado, para que un día podamos resucitar con Cristo y gozar de la gloria de Dios Padre en el cielo, por los siglos de los siglos. Amén