viernes, 7 de agosto de 2020

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 08 de Agosto - “Si tuvieran fe”


Beato Columba Marmion (1858-1923) abad Nuestra fe, victoria sobre el mundo (Le Christ Idéal du Moine, DDB, 1936), trad. sc©evangelizo.org

“Si tuvieran fe”

    Pidamos al Padre, a Cristo Jesús, su Verbo, esta luz de la fe. Hemos recibido el principio en el bautismo, pero debemos conservar y desarrollar este germen divino. ¿Cuál es la cooperación que Dios espera de nosotros? Espera primeramente nuestra oración. La fe es un don de Dios, el espíritu de fe viene del Espíritu de Dios: “Señor, auméntanos la fe” (Lc 17,5). Como en el evangelio del hijo enfermo, digamos seguido a Cristo Jesús: “Creo, ayúdame porque tengo poca fe” (Mc 9,24). Es Dios, en efecto, como causa eficiente, el único que puede aumentar la fe en nosotros. Nuestro rol es meritar este crecimiento con nuestras oraciones y buenas obras. Cuando hemos obtenido la fe, tenemos el deber de ejercerla. Dios nos otorga en el bautismo el “hábito” de la fe. Es una “fuerza”, una “potencia”, pero esta fuerza no tiene que quedarse inactiva. Este “hábito” se anquilosa, por así decir, si no se ejercita. Este “hábito” debe irse fortificando cada vez más por los actos correspondientes. No tenemos que ser esas almas en las que la fe permanece dormida. Renovemos frecuentemente nuestros actos de fe, no sólo durante nuestros ejercicios de piedad, sino también en los menudos detalles de nuestra vida. Según los consejos, “cada día” debemos caminar en esta luz.

SANTORAL - SANTO DOMINGO DE GUZMÁN

08 de Agosto


    El fundador de los Padres Dominicos, que son ahora 6,800 en 680 casas en el mundo, nació en Caleruega, España, en 1171. Su madre, Juana de Aza, era una mujer admirable en virtudes y ha sido declarada Beata. Lo educó en la más estricta formación religiosa. A los 14 años se fue a vivir con un tío sacerdote en Palencia en cuya casa trabajaba y estudiaba. La gente decía que en edad era un jovencito pero que en seriedad parecía un anciano. Su goce especial era leer libros religiosos, y hacer caridad a los pobres. En un viaje que hizo, acompañando a su obispo por el sur de Francia, se dio cuenta de que los herejes habían invadido regiones enteras y estaban haciendo un gran mal a las almas. Y el método que los misioneros católicos estaban empleando era totalmente inadecuado. Los predicadores llegaban en carruajes elegantes, con ayudantes y secretarios, y se hospedaban en los mejores hoteles, y su vida no era ciertamente un modelo de la mejor santidad.

    Y así de esa manera las conversiones de herejes que conseguían, eran mínimas. Domingo se propuso un modo de misionar totalmente diferente. Vio que a las gentes les impresionaba que el misionero fuera pobre como el pueblo. Que viviera una vida de verdadero buen ejemplo en todo. Y que se dedicara con todas sus energías a enseñarles la verdadera religión. Se consiguió un grupo de compañeros y con una vida de total pobreza, y con una santidad de conducta impresionante, empezaron a evangelizar con grandes éxitos apostólicos. Sus armas para convertir eran la oración, la paciencia, la penitencia, y muchas horas dedicadas a instruir a los ignorantes en religión.

    Cuando algunos católicos trataron de acabar con los herejes por medio de las armas, o de atemorizarlos para que se convirtieran, les dijo: «Es inútil tratar de convertir a la gente con la violencia. La oración hace más efecto que todas las armas guerreras. No crean que los oyentes se van a conmover y a volver mejores por que nos ven muy elegantemente vestidos. En cambio con la humildad sí se ganan los corazones». En agosto de 1216 fundó Santo Domingo su Comunidad de predicadores, con 16 compañeros que lo querían y le obedecían como al mejor de los padres. Ocho eran franceses, siete españoles y uno inglés. Los preparó de la mejor manera que le fue posible y los envió a predicar, y la nueva comunidad tuvo una bendición de Dios tan grande que a los pocos años ya los conventos de los dominicos eran más de setenta, y se hicieron famosos en las grandes universidades, especialmente en la de París y en la de Bolonia. El gran fundador le dieron a sus religiosos unas normas que les han hecho un bien inmenso por muchos siglos.

    Por ejemplo estas: Primero contemplar, y después enseñar: dedicar tiempo y muchos esfuerzos a estudiar y meditar las enseñanzas de Jesucristo y de su Iglesia; después sí predicar con todo el entusiasmo posible.- Predicar siempre y en todas partes. Santo Domingo quiere que el oficio principalísimo de sus religiosos sea predicar, catequizar, propagar las enseñanzas católicas por todos los medios posibles. Y él mismo daba el ejemplo: donde quiera que llegaba empleaba la mayor parte de su tiempo en predicar y enseñar catecismo.

    Era el hombre de la alegría, y del buen humor. La gente lo veía siempre con rostro alegre, gozoso y amable. Sus compañeros decían: «De día nadie más comunicativo y alegre. De noche, nadie más dedicado a la oración y a la meditación». Pasaba noches enteras en oración. Era de pocas palabras cuando se hablaba de temas mundanos, pero cuando había que hablar de Nuestro Señor y de temas religiosos entonces sí que charlaba con verdadero entusiasmo. Sus libros favoritos eran el Evangelio de San Mateo y las Cartas de San Pablo. Siempre los llevaba consigo para leerlos día por día y prácticamente se los sabía de memoria.

    A sus discípulos les recomendaba que no pasaran ningún día sin leer alguna página del Nuevo Testamento o del Antiguo. Totalmente desgastado de tanto trabajar y sacrificarse por el Reino de Dios a principios de agosto del año 1221 se sintió falto de fuerzas, estando en Bolonia, la ciudad donde había vivido sus últimos años. Tuvieron que prestarle un colchón porque no tenía.

    Y el 6 de agosto de 1221, mientras le rezaban las oraciones por los agonizantes cuando le decían: «Que todos los ángeles y santos salgan a recibirte», dijo: «¡Qué hermoso, qué hermoso!» y expiró. A los 13 años de haber muerto, el Sumo Pontífice lo declaró santo y exclamó al proclamar el decreto de su canonización: «De la santidad de este hombre estoy tan seguro, como de la santidad de San Pedro y San Pablo».

Oremos

    Que tu Iglesia, Señor encuentre siempre luz en las enseñanzas de Santo Domingo y protección en sus méritos: que él, que durante su vida fue predicador insigne de la verdad, sea ahora para nosotros un eficaz intercesor ante ti. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amén

jueves, 6 de agosto de 2020

EVANGELIO - 07 de Agosto - San Mateo 16,24-28


    Libro de Nahúm 2,1.3.3,1-3.6-7.

    Miren sobre las montañas los pasos del que trae la buena noticia, del que proclama la paz. Celebra tus fiestas, Judá, cumple tus votos, porque el hombre siniestro no pasará más por ti: ha sido exterminado por completo.
    Sí, el Señor ha restaurado la viña de Jacob y la viña de Israel. Los salteadores las habían saqueado y habían destruido sus sarmientos.
    ¡Ay de la ciudad sanguinaria, repleta de mentira, llena de rapiña, que nunca suelta la presa!
    ¡Chasquido de látigos, estrépito de ruedas, galope de caballos, rodar de carros, carga de caballería, centelleo de espadas, relampagueo de lanzas! ¡Multitud de víctimas, cuerpos a montones, cadáveres por todas partes! ¡Se tropieza con los cadáveres!
    Arrojaré inmundicias sobre ti, te cubriré de ignominia y te expondré como espectáculo.
    Así, todo el que te vea huirá lejos de ti, diciendo: "¡Nínive ha sido devastada! ¿Quién se lamentará por ella? ¿Dónde iré a buscar alguien que te consuele?".


Deuteronomio 32,35cd-36ab.39 abcd.41.

Porque está cerca el día de su ruina
y ya se precipita el desenlace.
Sí, el Señor hará justicia con su pueblo
y tendrá compasión de sus servidores.
Miren bien que yo, sólo yo soy,
y no hay otro dios junto a mí.
Yo doy la muerte y la vida,
yo hiero y doy la salud,
cuando afile mi espada fulgurante
y mi mano empuñe la justicia,
me vengaré de mis enemigos
y daré su merecido a mis adversarios.


    Evangelio según San Mateo 16,24-28.

    Entonces Jesús dijo a sus discípulos: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.
    Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará.
    ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
    Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras.
    Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de ver al Hijo del hombre, cuando venga en su Reino".

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 07 de Agosto - «Que tome su cruz y me siga»


       San Padre Pío de Pietrelcina FSP, 119; Ep 3, 441; CE, 21; Ep 3, 413

«Que tome su cruz y me siga» 

    A lo largo de tu vida Cristo no te pide que lleves con él toda su pesada cruz, sino tan sólo una pequeña parte aceptando tus sufrimientos. No tienes nada que temer. Por el contrario, tente por muy dichosa de haber sido juzgada digna de tener parte en los sufrimientos del Hombre-Dios. Por parte del Señor, no se trata de un abandono ni de un castigo; por el contrario, es un testimonio de su amor, de un gran amor para contigo. Debes dar gracias al Señor y resignarte a beber el cáliz de Getsemaní.

    A veces el Señor te hace sentir el peso de la cruz, este peso te parece insoportable y, sin embargo, lo llevas porque el Señor, rico en amor y misericordia, te tiende la mano y te da la fuerza necesaria. El Señor, ante la falta de compasión de los hombres, tiene necesidad de personas que sufran con él. Es por esta razón por la que te lleva por los caminos dolorosos de los que me hablas en tu carta. Así pues, que el Señor sea siempre bendito, porque su amor trae suavidad en medio de la amargura; él cambia los sufrimientos pasajeros de esta vida en méritos para la eternidad.

SANTORAL - SAN CAYETANO DE THIENE

07 de Agosto


    San Cayetano de Thiene, presbítero, que en Nápoles, en la región de Campania, se entregó a pías obras de caridad, especialmente en favor de los enfermos incurables, promovió asociaciones para la formación religiosa de los laicos e instituyó los Clérigos Regulares para la renovación de la Iglesia, recomendando a sus discípulos el deber de observar la primitiva forma de vida apostólica.

    Fundador. Año 1547. Este santo, muy popular entre los comerciantes y ganaderos porque los protege de muchos males, nació en 1480 en Vicenza, cerca de Venecia, Italia. Su padre, militar, murió defendiendo la ciudad contra un ejército enemigo. El niño quedó huérfano, al cuidado de su santa madre que se esmeró intensamente por formarlo muy buen.

    Estudió en la Universidad de Padua donde obtuvo dos doctorados y allí sobresalía por su presencia venerable y por su bondad exquisita que le ganaba muchas amistades. Se fue después a Roma, y en esa ciudad capital llegó a ser secretario privado del Papa Julio II, y notario de la Santa Sede. A los 33 años fue ordenado sacerdote. El respeto que tenía por la Santa Misa era tan grande, que entre su ordenación sacerdotal y su primera misa pasaron tres meses, tiempo que dedicó a prepararse lo mejor posible a la santa celebración.

    En ese tiempo estalló la revolución de Lutero que fundó a los evangélicos y se declaró en guerra contra la Iglesia de Roma. Muchos querían seguir su ejemplo, atacando y criticando a los jefes de la santa Iglesia Católica, pero San Cayetano les decía: «Lo primero que hay que hacer para reformar a la Iglesia es reformarse uno a sí mismo».

    San Cayetano era de familia muy rica y se desprendió de todos sus bienes y los repartió entre los pobres. «Veo a mi Cristo pobre, ¿y yo me atreveré a seguir viviendo como rico?» Veo a mi Cristo humillado y despreciado, ¿y seguiré deseando que me rindan honores? Oh, que ganas siento de llorar al ver que las gentes no sienten deseos de imitar al Redentor Crucificado».

    Sentía un inmenso amor por Nuestro Señor, y lo adoraba especialmente en la Sagrada Eucaristía y recordando la santa infancia de Jesús. Su imagen preferida era la del Divino Niño Jesús. La gente lo llamaba: «El padrecito que es muy sabio, pero a la vez muy santo» Los ratos libres los dedicaba, donde quiera que estuviera, a atender a los enfermos en los hospitales, especialmente a los más abandonados y repugnantes. Un día en su casa de religioso no había nada para comer porque todos habían repartido sus bienes entre los pobres.

    San Cayetano se fue al altar y dando unos golpecitos en la puerta del Sagrario donde estaban las Santas Hostias, le dijo con toda confianza: «Jesús amado, te recuerdo que no tenemos hoy nada para comer». Al poco rato llegaron unas mulas trayendo muy buena cantidad de provisiones, y los arrieros no quisieron decir de dónde las enviaban. En su última enfermedad el médico aconsejó que lo acostaran sobre un colchón de lana y el santo exclamó: «Mi Salvador murió sobre una tosca cruz. Por favor permítame a mí que soy un pobre pecador, morir sobre unas tablas».

    Y así murió el 7 de agosto del año 1547, en Nápoles, a la edad de 67 años, desgastado de tanto trabajar por conseguir la santificación de las almas. En seguida empezaron a conseguirse milagros por su intercesión y el Sumo Pontífice lo declaró santo en 1671. Falleció el 7 de agosto de 1547. En 1670 el Papa Clemente X lo canonizó.



Oremos

    Señor Dios todopoderoso, que inspiraste al presbítero san Cayetano el deseo de vivir según el modelo de la primitiva comunidad apostólica, haz que nosotros, siguiendo su ejemplo y contando con su intercesión, confiemos siempre en ti y busquemos continuamente el reino de los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amén



Oración a San Cayetano

    Glorioso San Cayetano, aclamado por todos los pueblos, Padre de providencia porque socorres con grandes milagros a cuantos te invocan en sus necesidades: acudo a tu altar, suplicando que presentes al Señor los deseos que confiadamente deposito en tus manos. Haz que estas gracias, que ahora te pido, me ayuden a buscar siempre el Reino de Dios y su Justicia, sabiendo que Dios que viste de hermosura las flores del campo y alimenta con largueza las aves del cielo me dará las demás cosas por añadidura. Glorioso San Cayetano, intercede por nosotros ante la Divina Providencia. En el nombre de Jesús. Amén. 

miércoles, 5 de agosto de 2020

EVANGELIO - 06 de Agosto - San Mateo 17,1-9


    Libro de Daniel 7,9-10.13-14.

    Yo estuve mirando hasta que fueron colocados unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestidura era blanca como la nieve y los cabellos de su cabeza como la lana pura; su trono, llamas de fuego, con ruedas de fuego ardiente.
    Un río de fuego brotaba y corría delante de él. Miles de millares lo servían, y centenares de miles estaban de pie en su presencia. El tribunal se sentó y fueron abiertos unos libros.
    Yo estaba mirando, en las visiones nocturnas, y vi que venía sobre las nubes del cielo como un Hijo de hombre; él avanzó hacia el Anciano y lo hicieron acercar hasta él.
    Y le fue dado el dominio, la gloria y el reino, y lo sirvieron todos los pueblos, naciones y lenguas. Su dominio es un dominio eterno que no pasará, y su reino no será destruido.


Salmo 97(96),1-2.5-6.9.

¡El Señor reina! Alégrese la tierra,
regocíjense las islas incontables.
Nubes y Tinieblas lo rodean,
la Justicia y el Derecho son

la base de su trono.
Las montañas se derriten como cera
delante del Señor, que es el dueño de toda la tierra.
Los cielos proclaman su justicia

y todos los pueblos contemplan su gloria.
Porque tú, Señor, eres el Altísimo:
estás por encima de toda la tierra,
mucho más alto que todos los dioses.


    Evangelio según San Mateo 17,1-9.

    Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado.
    Allí se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz.
    De pronto se les aparecieron Moisés y Elías, hablando con Jesús.
    Pedro dijo a Jesús: "Señor, ¡qué bien estamos aquí! Si quieres, levantaré aquí mismo tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".
    Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y se oyó una voz que decía desde la nube: "Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo".
    Al oír esto, los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor.
    Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: "Levántense, no tengan miedo".
    Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo.
    Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: "No hablen a nadie de esta visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos".

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 06 de Agosto - "Contemplar el rostro de Cristo"


San Antonio de Padua (1195-1231) franciscano, doctor de la Iglesia Sermón del domingo de la Septuagésima (Une Parole évangélique, Franciscaines, 1995), trad. sc©evangelizo.org

Contemplar el rostro de Cristo

    “Se transfiguró en presencia de ellos” (Mt 17,2). Sobre esta figura moldeate como cera, para que se imprima la imagen de Cristo, del que está escrito: “Su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve” (cf. Mt 17,2; Lc 9,29). En este pasaje hay que considerar cuatro cosas: el rostro, el sol, las vestiduras y la nieve. En la parte anterior de la cabeza, que se llama rostro del hombre, existen tres sentidos, organizados y dispuestos de una forma admirable. La vista, el olfato, el gusto. De una forma análoga, en el rostro de nuestra alma, existe la visión de la fe, el olfato de la discreción y el gusto de la contemplación. (…) En el sol hay claridad, blancura y calor. La claridad del sol conviene perfectamente a la visión de la fe, que con la claridad de su luz percibe y cree en las realidades invisibles. ¡El rostro de nuestra alma resplandezca como el sol! ¡Lo que vemos con la fe, brille en nuestras obras! ¡El bien que percibimos con nuestros ojos interiores, se realice exteriormente en la pureza de nuestras acciones! ¡Lo que gustamos de Dios en la contemplación, se transforme en calor de amor al prójimo! Así, como el rostro de Jesús, nuestro rostro resplandecerá como el sol.

FIESTA DE LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR.

06 de Agosto


    Fiesta de la Transfiguración del Señor, en la que Jesucristo, el Unigénito, el amado del Eterno Padre, manifestó su gloria ante los santos apóstoles Pedro, Santiago y Juan, con el testimonio de la Ley y los Profetas, para mostrar nuestra admirable transformación por la gracia en la humildad de nuestra naturaleza asumida por Él, dando a conocer la imagen de Dios, conforme a la cual fue creado el hombre, y que, corrompida en Adán, fue renovada por Cristo.

    Además de las piadosas consideraciones que nos puedan surgir sobre el relato evangélico de la Transfiguración, no hay nada en ese tema que se corresponda propiamente con un santoral hagiográfico, tan sólo que como el santoral incorpora también celebraciones litúrgicas, debe ser mencionada e investigado su origen como fiesta.

    Una nota del Butler Guinea nos aclara algo de ese origen, dice: «En el Oriente es más pronunciada que en el Occidente la tendencia a conmemorar con fiestas especiales los incidentes narrados en los Evangelios. Por consiguiente, lo más probable es que la fiesta de la Transfiguración sea de origen oriental. Lo que consta con certeza es que antes del año 1000 se celebraba ya solemnemente esta fiesta en la Iglesia bizantina el 6 de agosto.[...] Algunas Iglesias de Occidente celebraban esporádicamente la Transfiguración en diversas fechas. El Papa Calixto III la convirtió en fiesta de la Iglesia universal para conmemorar la victoria obtenida sobre los turcos en 1456.»

    Con más detalle, un artículo de F. Holweck en la Catholic Encyclopedia (1912) desarrolla esos datos: «El Obispo armenio Gregorio Arsharuni (ca. 690) refiere el origen de ésta fiesta a san Gregorio el Iluminador ( m. c. 337), quien -dice-, sustituyó una celebración pagana de Afrodita llamada Vartavarh (rosa encendida), reteniendo la antigua denominación de la fiesta, porque Cristo abrió su gloria como una rosa en el Monte Tabor. Sin embargo, no se halla mención de esta fiesta en los dos antiguos calendarios armenios impresos por Conybeare (Ritual Armenio, 527 ss). Más probablemente la fiesta se originó, durante el s. IV o V, en lugar de alguna otra fiesta pagana de la naturaleza, en algún lugar del Asia Menor. En la actualidad, los armenios observan la fiesta por tres días, como una de las cinco grandes celebraciones del año (el séptimo domingo después de Pentecostés); la precede un ayuno de seis días. También en la Iglesia Siríaca es una fiesta de primer orden. En la Iglesia Griega tiene vigilia y Octava. La Iglesia Latina adoptó lentamente esta fiesta; no se la menciona antes del 850 (Martirologio de Wandelbert). Fue adoptada en el siglo X en muchas diócesis, y celebrada generalmente el 6 de agosto. En la Galia e Inglaterra, el 27 de julio; en Meissen, el 17 de marzo; en Halberstadt, el 3 de septiembre, etc. En 1456, Calixto III extendió la fiesta a la Iglesia Universal, en memoria de la victoria de Juan Hunyady sobre los turcos en Belgrado, el 6 de agosto de 1456. El propio Calixto compuso el Oficio. Es la fiesta titular de la Basílica Laterana de Roma.[...]».

Oremos

    Padre Eterno concédenos la gracia de recibir el Espíritu Santo que transfigura nuestra vida, nuestros actos, nuestros pensamientos en Jesús, Camino, Verdad y Vida; que nuestro cuerpo sea iluminado por la Presencia de la Santísima Trinidad. Amén

martes, 4 de agosto de 2020

EVANGELIO - 05 de Agosto - San Mateo 15,21-28


    Libro de Jeremías 31,1-7.

    En aquel tiempo -oráculo del Señor- yo seré el Dios de todas las familias de Israel y ellos serán mi Pueblo.
    Así habla el Señor: Halló gracia en el desierto el pueblo que escapó de la espada; Israel camina hacia su descanso.
    De lejos se le apareció el Señor: Yo te amé con un amor eterno, por eso te atraje con fidelidad.
    De nuevo te edificaré y serás reedificada, virgen de Israel; de nuevo te adornarás con tus tamboriles y saldrás danzando alegremente; de nuevo plantarás viñas sobre los montes de Samaría: los que las planten tendrán los primeros frutos.
    Porque llega el día en que los vigías gritarán sobre la montaña de Efraím: "¡De pie, subamos a Sión, hacia el Señor, nuestro Dios!".
    Porque así habla el Señor: ¡Griten jubilosos por Jacob, aclamen a la primera de las naciones! Háganse oír, alaben y digan: "¡El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel!".


Libro de Jeremías 31,10.11-12ab.13.

¡Escuchen, naciones, la palabra del Señor,
anúncienla en las costas más lejanas!
Digan: «El que dispersó a Israel lo reunirá,
y lo cuidará como un pastor a su rebaño.»

Porque el Señor ha rescatado a Jacob,
lo redimió de una mano más fuerte que él.
Llegarán gritando de alegría a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor.

Entonces la joven danzará alegremente,
los jóvenes y los viejos se regocijarán;
yo cambiaré su duelo en alegría,
los alegraré y los consolaré de su aflicción.


    Evangelio según San Mateo 15,21-28.

    Jesús partió de allí y se retiró al país de Tiro y de Sidón.
    Entonces una mujer cananea, que procedía de esa región, comenzó a gritar: "¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio".
    Pero él no le respondió nada. Sus discípulos se acercaron y le pidieron: "Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos".
    Jesús respondió: "Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel".
    Pero la mujer fue a postrarse ante él y le dijo: "¡Señor, socórreme!".
    Jesús le dijo: "No está bien tomar el pan de los hijos, para tirarselo a los cachorros".
    Ella respondió: "¡Y sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!".
    Entonces Jesús le dijo: "Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!". Y en ese momento su hija quedó curada.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 05 de Agosto - «Mujer, ¡qué grande es tu fe!»


      Julián de Vézelay, monje benedictino Sermón: Si tu fe es grande moverás montañas Sermón 17 (SC 93)

«Mujer, ¡qué grande es tu fe!» 

    “No está bien tomar el pan de los hijos para echárselo a los perrillos.” La mujer acoge la palabra y replica: “Eso es cierto, Señor”, como si dijera: … ”Yo no pido más que una migaja de la mesa y de la mano del amo generoso que da el alimento a todo viviente (cf Sal 135,25) Tu obsequias a los judíos como hijos. Por esto, te lo pido, no rehúses una migaja a tu pequeña perra cananea.”

    Jesús le dice: “Mujer, qué grande es tu fe!” Reprocha a Pedro su poca fe. (Mt 14,31) Admira la gran fe de esta mujer. Realmente tiene una fe grande pues proclama que el Verbo hecho carne (Jn 1,14) es el Hijo de David, y porque, segura del poder divino, tiene confianza de que puede restablecer la salud de su hija ausente, simplemente con un acto de su voluntad.

     Tú también, si tu fe es grande, una fe viva de la que vive el justo, (Rm 1,17) y no una fe muerta, sin alma, es decir, sin caridad, tú también obtendrás no sólo la salud completa de tu familia, de tu alma, sino tendrás poder para mover montañas.” (cf Mt 17,20)

FIESTA DE LA BASÍLICA DE SANTA MARÍA LA MAYOR

05 de Agosto


    Hoy 5 de agosto, se celebra la consagración de esta famosa Basílica construida por el Papa Sixto III, en el año 432, en recuerdo del Concilio de Éfeso que en el año 431 había definido que María sí es Madre de Dios. Esta basílica ha sido remodelada y hermoseada durante siglos y su torre fue por mucho tiempo la más alta de Roma.

    Los inicios de esta famosa basílica se remontan a una antigua leyenda. Ésta señala que por revelación divina, un matrimonio italiano, profundamente piadoso y solidario, llegaron a un paraje del Monte Esquilino el cual está cubierto de nieve. El monte blanco era el lugar donde ellos debían erigir un templo dedicado a la Madre de Dios. Pronto, el templo mariano fue una instancia donde miles de feligreses de todas partes del mundo acudían para venerar y honrar con oraciones y cantos a la Virgen Madre que tomó el nombre de Virgen de las Nieves.

    Los católicos han tenido siempre mucha veneración por la Basílica de Santa María la Mayor, por haber sido el primer templo dedicado a Nuestra Señora en Roma, y porque la antigua leyenda de las nieves que cayeron en el sitio donde iba a ser construida, recuerda a los fieles que cuando lleguen los ardores de las pasiones y el fuego de las adversidades, la Madre de Dios puede traer desde el cielo las nieves de las bendiciones divinas que apaguen las llamas de nuestras malas inclinaciones y calmen la sed de los que ansían tener paz, santidad y salvación.

SANTORAL - NUESTRA SEÑORA DE LAS NIEVES

05 de Agosto

    
     Antigua advocación mariana que se remonta al siglo IV. Según la tradición, en la época del Papa Liberio (352 - 366), vivía en Roma un matrimonio piadoso y caritativo. Él se llamaba Juan Patricio mientras que el nombre de su esposa se desconoce. Habían sido bendecidos con abundancia de bienes y también de fe. Sin embargo, su gran dolor era no tener hijos con los que pudieran compartir sus dones. Durante años habían rezado por un hijo, finalmente se decidieron nombrar como heredera a la Santísima Virgen y le rezaron con devoción para que los guiara en la asignación de la herencia.

    Nuestra Señora, muy agradecida por el gesto, se le apareció a Juan Patricio y a su esposa la noche del 4 de agosto diciéndoles que deseaba que construyeran una basílica en el Monte Esquilino (una de las siete colinas de Roma), en el lugar donde ella les señalaría con una nevada. También se le apareció al Papa Liberio con el mismo mensaje. Al día siguiente, el 5 de agosto, a pleno día y con un sol brillante, la ciudad quedó sorprendida al ver un terreno nevado en el Monte Esquilino. La nieve cubrió exactamente el espacio que debía ser utilizado para la basílica y desapareció una vez señalado el lugar. Pronto se construyó la Basílica de Santa María la Mayor.

    El Papa Liberio buscaba una imagen de la Santísima Virgen que fuera digna de esta espléndida Basílica de Santa María la Mayor. Finalmente, donó la famosísima Madonna, Nuestra Señora y el Niño, la cual, según una tradición había sido pintada por San Lucas sobre una gruesa tabla de cedro y llevada a Roma por Santa Helena. Esta obra es venerada en el oratorio pontificio.

    A lo largo de los años, el pueblo de Roma ha sido muy devoto de la Virgen. Cada vez que Roma se encontraba en peligro de calamidades o de pestilencia, corría en bandadas al santuario de Nuestra Señora para pedirle auxilio. La Virgen Santísima les demostró ser una poderosa protectora con grandes milagros.

    El 1º de noviembre, de 1954, al final del Año Mariano, el Santo Padre Pío XII colocó una corona enjoyada sobre la pintura de Nuestra Señora, Protectora de Roma. En ese momento, se escuchó un fuerte clamor de entre la gran multitud congregada en Sta. María la Mayor: "¡Viva la Reina!". El Papa nombró a la Virgen Reina de cielos y tierra y decretó que se celebrara una fiesta especial para honrarla bajo ese título. La fiesta de Nuestra Señora de las Nieves se celebra el 5 de agosto, San Pío V la declaró fiesta de la Iglesia universal en el siglo XVII.

Oremos

    Oh Virgen de las Nieves, oh Madre mía, Vos que sois el dulce amparo de los pecadores y el vivo consuelo de los afligidos, dirigid hacia este humilde pecador una sola mirada de compasión, porque mi alma, Madre mía, seducida por sus enemigos y encenagada en las pasiones, ha quebrantado mil veces la Santa Ley de mi Dios. Por tanta horrible culpa, siento en mi pecho, oh Virgen Santa, la angustia del pecado; pero confiando, Madre amorosa, en vuestra inagotable misericordia, acudo a Vos con el corazón contrito y humillado y con lágrimas de dolor y arrepentimiento, esperando me alcancéis, por los méritos de vuestro Santísimo Hijo, las disposiciones necesarias para que, aborreciendo el pecado, pueda practicar todas las virtudes, que son las que me han de proporcionar la paz en esta vida y la eterna felicidad en la otra. Amen