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viernes, 10 de enero de 2020

LITURGIA DE LAS HORAS - OFICIO DE LECTURA



TIEMPO DE NAVIDAD
SÁBADO DE LA SEMANA II
Del Propio - Salterio II

11 de enero

OFICIO DE LECTURA

INVITATORIO

Si ésta es la primera oración del día:

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

Ant. A Cristo, que se nos ha manifestado, venid, adorémosle.

Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.


Himno: AYER, EN LEVE CENTELLA

Ayer, en leve centella,
te vio Moisés sobre el monte;
hoy no basta el horizonte
para contener tu estrella.

Los magos preguntan; y ella
de un Dios infante responde
que en duras pajas se acuesta
y más se nos manifiesta
cuanto más hondo se esconde. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Acuérdate de nosotros, Señor, visítanos con tu salvación.

Salmo 105 I - BONDAD DE DIOS E INFIDELIDAD DEL PUEBLO A TRAVÉS DE LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN

Dad gracias al Señor porque es bueno:
porque es eterna su misericordia.

¿Quién podrá contar las hazañas de Dios,
pregonar toda su alabanza?
Dichosos los que respetan el derecho
y practican siempre la justicia.

Acuérdate de mí por amor a tu pueblo,
visítame con tu salvación:
para que vea la dicha de tus escogidos,
y me alegre con la alegría de tu pueblo,
y me gloríe con tu heredad.

Hemos pecado como nuestros padres,
hemos cometido maldades e iniquidades.
Nuestros padres en Egipto
no comprendieron tus maravillas;

no se acordaron de tu abundante misericordia,
se rebelaron contra el Altísimo en el mar Rojo,
pero Dios los salvó por amor de su nombre,
para manifestar su poder.

Increpó al mar Rojo, y se secó,
los condujo por el abismo como por tierra firme;
los salvó de la mano del adversario,
los rescató del puño del enemigo;

las aguas cubrieron a los atacantes,
y ni uno sólo se salvó:
entonces creyeron sus palabras,
cantaron su alabanza.

Bien pronto olvidaron sus obras,
y no se fiaron de sus planes:
ardían de avidez en el desierto
y tentaron a Dios en la estepa.
Él les concedió lo que pedían,
pero les mandó un cólico por su gula.

Envidiaron a Moisés en el campamento,
y a Aarón, el consagrado al Señor:
se abrió la tierra y se tragó a Datán,
se cerró sobre Abirón y sus secuaces;
un fuego abrasó a su banda,
una llama consumió a los malvados.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Acuérdate de nosotros, Señor, visítanos con tu salvación.

Ant 2. No olvidéis la alianza que el Señor, vuestro Dios, pactó con vosotros.

Salmo 105 II

En Horeb se hicieron un becerro,
adoraron un ídolo de fundición,
cambiaron su Gloria por la imagen
de un toro que come hierba.

Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en el país de Cam,
portentos junto al mar Rojo.

Dios hablaba ya de aniquilarlos;
pero Moisés, su elegido,
se puso en la brecha frente a él
para apartar su cólera del exterminio.

Despreciaron una tierra envidiable,
no creyeron en su palabra;
murmuraban en las tiendas,
no escucharon la voz del Señor.

El alzó la mano y juró
que los haría morir en el desierto,
que dispersaría su estirpe por las naciones
y los aventaría por los países.

Se acoplaron con Baal Fegor,
comieron de los sacrificios a dioses muertos;
provocaron a Dios con sus perversiones,
y los asaltó una plaga;

pero Finés se levantó e hizo justicia,
y la plaga cesó;
y se le apuntó a su favor
por generaciones sin término.

Lo irritaron junto a las aguas de Meribá,
Moisés tuvo que sufrir por culpa de ellos;
le habían amargado el alma,
y desvariaron sus labios.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. No olvidéis la alianza que el Señor, vuestro Dios, pactó con vosotros.

Ant 3. Sálvanos, Señor, y reúnenos de entre los gentiles.

Salmo 105 III

No exterminaron a los pueblos
que el Señor les había mandado;
emparentaron con los gentiles,
imitaron sus costumbres;

adoraron sus ídolos
y cayeron en sus lazos;
inmolaron a los demonios
sus hijos y sus hijas;

derramaron la sangre inocente
y profanaron la tierra ensangrentándola;
se marcharon con sus acciones
y se prostituyeron con sus maldades.

La ira del Señor se encendió contra su pueblo,
y aborreció su heredad;
los entregó en manos de gentiles,
y sus adversarios los sometieron;
sus enemigos los tiranizaban
y los doblegaron bajo su poder.

Cuántas veces los libró;
mas ellos, obstinados en su actitud,
perecían por sus culpas;
pero él miró su angustia,
y escuchó sus gritos.

Recordando su pacto con ellos,
se arrepintió con inmensa misericordia;
hizo que movieran a compasión
a los que los habían deportado.

Sálvanos, Señor, Dios nuestro,
reúnenos de entre los gentiles:
daremos gracias a tu santo nombre,
y alabarte será nuestra gloria.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
desde siempre y por siempre.
Y todo el pueblo diga: «¡Amén!»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sálvanos, Señor, y reúnenos de entre los gentiles.

V. Él era la fuente de la vida.
R. Y esta vida era la luz para los hombres.

PRIMERA LECTURA

Del libro del profeta Baruc 4, 5-29

SIÓN ANIMA A SUS HIJOS Y LOS CONSUELA

¡Ánimo, pueblo mío, que llevas el nombre de Israel! Os vendieron a los gentiles, pero no para ser aniquilados; por la cólera de Dios contra vosotros, os entregaron a vuestros enemigos, porque irritasteis a vuestro Creador, sacrificando a los demonios y no a Dios; os olvidasteis del Señor eterno, que os había criado, y afligisteis a Jerusalén, que os sustentó. Cuando ella vio que el castigo de Dios se avecinaba, dijo:

«Escuchad, habitantes de Sión, Dios me ha enviado una pena terrible: vi cómo el Eterno desterraba a mis hijos e hijas; yo los crié con alegría, los despedí con lágrimas de pena. Que nadie se alegre viendo a esta viuda abandonada de todos. Si estoy desierta, es por los pecados de mis hijos, que se apartaron de la ley de Dios. No hicieron caso de sus mandatos ni siguieron la vía de sus preceptos, ni entraron por el camino que los educara para su justicia. Que se acerquen los vecinos de Sión, recuerden que el Eterno llevó cautivos a mis hijos e hijas.

Les envió un pueblo remoto, cruel y de lengua extraña, que no respetaba a los ancianos ni sentía piedad por los niños; arrebataron a la viuda sus hijos queridos, la dejaron sola y sin hijas.

Y yo, ¿qué puedo hacer por vosotros? Sólo el que os envió tales desgracias os libertará del poder enemigo. Marchad, hijos, marchad, mientras yo quedo sola. Me he quitado el vestido de la paz, me he puesto el sayal de suplicante, gritaré al Eterno toda mi vida.

Hijos, clamad al Señor: él os librará de la tiranía y de la mano de vuestros enemigos. Yo espero del Eterno vuestra salvación, del Santo me ha venido la alegría, por la misericordia que llegará pronto a vosotros de parte del Eterno, vuestro Salvador.

Si os explusó entre duelo y llanto, Dios mismo os devolverá a mí con gozo y alegría sin término. Como hace poco los vecinos de Sión os vieron marchar cautivos, así pronto os verán salvados por vuestro Dios, nimbados con la gloria y el esplendor del Eterno.

Hijos, soportad con fortaleza el castigo que Dios os ha enviado; si tus enemigos te dieron alcance, muy pronto verás su perdición y pondrás el pie sobre sus cuellos. Mis niños mimados recorrieron caminos ásperos, los robó el enemigo como a un rebaño.

¡Ánimo, hijos, gritad a Dios! Que el que os castigó se acordará de vosotros. Como os inclinasteis a apartaros de Dios, así convertidos lo buscaréis dies veces más, pues el que trajo sobre vosotros el castigo os traerá con la redención la eterna alegría.»

RESPONSORIO    Ba 4, 27. 29; Sal 95, 3

R. ¡Ánimo, hijos, gritad a Dios! Que el que os castigó se acordará de vosotros. * El que trajo sobre vosotros el castigo os traerá con la redención la eterna alegría.
V. Contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones.
R. El que trajo sobre vosotros el castigo os traerá con la redención la eterna alegría.

SEGUNDA LECTURA

De los Sermones de san Máximo de Turín, obispo
(Sermón 100, Sobre la sagrada Epifanía, 1, 3: CCL 23, 398-400)

LOS MISTERIOS DEL BAUTISMO DEL SEÑOR

El Evangelio nos explica que el Señor fue al río Jordán para ser bautizado en él, y que allí quiso ser consagrado con celestiales misterios.

No sin razón celebramos esta festividad después del día de Navidad - aunque ambos hechos están separados por varios años-, ya que en cierto modo también esta fiesta viene a ser como un nacimiento.

El día de Navidad nació para los hombres, hoy renace por los sagrados misterios; entonces fue dado a luz por la Virgen, hoy es engendrado por obra de unos signos celestiales. Al nacer según la naturaleza humana, su madre María lo abrazó en su seno; ahora, al ser engendrado místicamente, es como si Dios Padre lo abrazara afectuosamente con aquella voz: Éste es mi Hijo muy amado, en quien tengo mis complacencias, escuchadlo. María mece suavemente al recién nacido en sus rodillas, el Padre atestigua con su voz su afecto para con su Hijo; la madre lo ofrece a los magos para que lo adoren, el Padre lo da a conocer a todos los hombres para que le rindan culto.

Así, pues, el Señor Jesús viene para ser bautizado y quiere que su cuerpo santo sea lavado en las aguas del Jordán.

Alguien dirá quizás: «Si era santo, ¿por qué quiso ser bautizado?» Escucha, pues, lo siguiente: Cristo es bautizado no para ser él santificado por las aguas, sino para que las aguas sean santificadas por él, y para purificarlas con el contacto de su cuerpo. Más que de una consagración de Cristo, se trata de una consagración de la materia del bautismo.

Desde el momento en que Cristo se sumerge en el agua, toda ella queda limpia con miras a nuestro bautis-mo, y es purificada la fuente para que los pueblos venideros puedan recibir la gracia bautismal. Cristo, pues, marcha él primero al bautismo, para que los cristianos sigan confiadamente tras él.

En esto entreveo yo un significado misterioso: también la columna de fuego iba por delante en el mar Rojo,para que los israelitas siguieran decididamente tras ella; ella penetró la primera en las aguas para preparar el camino a los que irían en pos de ella. Este hecho, como dice el Apóstol, era un símbolo del bautismo. Y fue ya en cierto modo como un bautismo en el que los hombres eran cubiertos por la nube y llevados por las aguas.

Todo ello es obra de Cristo el Señor, pues era él quien precedía entonces en el mar a los israelitas, en la columna de fuego, y es él quien precede ahora al pueblo cristiano en el bautismo, en la columna de su cuerpo. La misma columna que entonces iluminaba los pasos de los que la seguían proporciona ahora su luz a los corazones de los creyentes; entonces abrió en medio de las olas un camino firme, ahora, en el baño bautismal, robustece los pasos del creyente.

RESPONSORIO    Jn 1, 29; Is 53, 11

R. Juan Bautista vio a Jesús que venía hacia él y exclamó: * «Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.»
V. Él justificará a muchos, porque cargó sobre sí los crímenes de ellos.
R. Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

ORACIÓN.

OREMOS,
Te pedimos, Dios todopoderoso, que el nacimiento del Salvador del mundo, manifestado a los magos por una estrella, sea comprendido por nuestras mentes cada vez con mayor profundidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

viernes, 13 de diciembre de 2019

LITURGIA DE LAS HORAS - OFICIO DE LECTURA



TIEMPO DE ADVIENTO
SÁBADO DE LA SEMANA II
Del Común de pastores para un santo presbítero y del Común de doctores de la Iglesia. Salterio II

14 de diciembre

SAN JUAN DE LA CRUZ, presbítero y doctor de la Iglesia. (MEMORIA)
Nació en Fontiveros (España) hacia el año 1542. Transcurrido un tiempo de vida carmelitana, a partir del año 1568 fue el primero entre sus hermanos de religión que se dedicó a la reforma de su Orden, persuadido por santa Teresa de Avila; esta reforma le costó innumerables sufrimientos y dificultades. El año 1591 murió en Úbeda, ilustre por su santidad y doctrina, como lo atestiguan las obras espirituales por él escritas.

OFICIO DE LECTURA

INVITATORIO

Si ésta es la primera oración del día:

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

Ant. Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.

Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.


Himno: HONDO SABER DE DIOS FUE VUESTRA CIENCIA

Hondo saber de Dios fue vuestra ciencia.
su espíritu de verdad os dio a beberla
en la Revelación, que es su presencia
en velos de palabra siempre nueva.

Abristeis el camino para hallarla
a todo el que de Dios hambre tenía,
palabra del Señor que, al contemplarla,
enciende nuestras luces que iluminan.

Saber de Dios en vida convertido
es la virtud del justo, que, a su tiempo,
si Dios le dio la luz, fue lo debido
que fuera su verdad, su pensamiento.

Demos gracias a Dios humildemente,
y al Hijo, su verdad que a todos guía,
dejemos que su Luz, faro esplendente,
nos guíe por el mar de nuestra vida. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Acuérdate de nosotros, Señor, visítanos con tu salvación.

Salmo 105 I - BONDAD DE DIOS E INFIDELIDAD DEL PUEBLO A TRAVÉS DE LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN

Dad gracias al Señor porque es bueno:
porque es eterna su misericordia.

¿Quién podrá contar las hazañas de Dios,
pregonar toda su alabanza?
Dichosos los que respetan el derecho
y practican siempre la justicia.

Acuérdate de mí por amor a tu pueblo,
visítame con tu salvación:
para que vea la dicha de tus escogidos,
y me alegre con la alegría de tu pueblo,
y me gloríe con tu heredad.

Hemos pecado como nuestros padres,
hemos cometido maldades e iniquidades.
Nuestros padres en Egipto
no comprendieron tus maravillas;

no se acordaron de tu abundante misericordia,
se rebelaron contra el Altísimo en el mar Rojo,
pero Dios los salvó por amor de su nombre,
para manifestar su poder.

Increpó al mar Rojo, y se secó,
los condujo por el abismo como por tierra firme;
los salvó de la mano del adversario,
los rescató del puño del enemigo;

las aguas cubrieron a los atacantes,
y ni uno sólo se salvó:
entonces creyeron sus palabras,
cantaron su alabanza.

Bien pronto olvidaron sus obras,
y no se fiaron de sus planes:
ardían de avidez en el desierto
y tentaron a Dios en la estepa.
Él les concedió lo que pedían,
pero les mandó un cólico por su gula.

Envidiaron a Moisés en el campamento,
y a Aarón, el consagrado al Señor:
se abrió la tierra y se tragó a Datán,
se cerró sobre Abirón y sus secuaces;
un fuego abrasó a su banda,
una llama consumió a los malvados.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Acuérdate de nosotros, Señor, visítanos con tu salvación.

Ant 2. No olvidéis la alianza que el Señor, vuestro Dios, pactó con vosotros.

Salmo 105 II

En Horeb se hicieron un becerro,
adoraron un ídolo de fundición,
cambiaron su Gloria por la imagen
de un toro que come hierba.

Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en el país de Cam,
portentos junto al mar Rojo.

Dios hablaba ya de aniquilarlos;
pero Moisés, su elegido,
se puso en la brecha frente a él
para apartar su cólera del exterminio.

Despreciaron una tierra envidiable,
no creyeron en su palabra;
murmuraban en las tiendas,
no escucharon la voz del Señor.

El alzó la mano y juró
que los haría morir en el desierto,
que dispersaría su estirpe por las naciones
y los aventaría por los países.

Se acoplaron con Baal Fegor,
comieron de los sacrificios a dioses muertos;
provocaron a Dios con sus perversiones,
y los asaltó una plaga;

pero Finés se levantó e hizo justicia,
y la plaga cesó;
y se le apuntó a su favor
por generaciones sin término.

Lo irritaron junto a las aguas de Meribá,
Moisés tuvo que sufrir por culpa de ellos;
le habían amargado el alma,
y desvariaron sus labios.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. No olvidéis la alianza que el Señor, vuestro Dios, pactó con vosotros.

Ant 3. Sálvanos, Señor, y reúnenos de entre los gentiles.

Salmo 105 III

No exterminaron a los pueblos
que el Señor les había mandado;
emparentaron con los gentiles,
imitaron sus costumbres;

adoraron sus ídolos
y cayeron en sus lazos;
inmolaron a los demonios
sus hijos y sus hijas;

derramaron la sangre inocente
y profanaron la tierra ensangrentándola;
se mancharon con sus acciones
y se prostituyeron con sus maldades.

La ira del Señor se encendió contra su pueblo,
y aborreció su heredad;
los entregó en manos de gentiles,
y sus adversarios los sometieron;
sus enemigos los tiranizaban
y los doblegaron bajo su poder.

Cuántas veces los libró;
mas ellos, obstinados en su actitud,
perecían por sus culpas;
pero él miró su angustia,
y escuchó sus gritos.

Recordando su pacto con ellos,
se arrepintió con inmensa misericordia;
hizo que movieran a compasión
a los que los habían deportado.

Sálvanos, Señor, Dios nuestro,
reúnenos de entre los gentiles:
daremos gracias a tu santo nombre,
y alabarte será nuestra gloria.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
desde siempre y por siempre.
Y todo el pueblo diga: «¡Amén!»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sálvanos, Señor, y reúnenos de entre los gentiles.

V. El Señor anuncia su palabra a Jacob.
R. Sus decretos y mandatos a Israel.

PRIMERA LECTURA

Del libro del profeta Isaías 29, 1-8

JUICIO DE DIOS SOBRE JERUSALÉN

¡Ay de Ariel, Ariel, la ciudad que sitió David! Añadid año sobre año, gire el ciclo de las fiestas, y yo asediaré a Ariel y habrá llanto y lamento.

Serás para mí otro Ariel y acamparé contra ti como David, te estrecharé con trincheras y alzaré baluartes contra ti. Humillada, hablarás desde el suelo y tu palabra sonará apagada desde el polvo; saldrá tu voz desde el suelo, como la de un fantasma, como un murmullo se oirá tu palabra desde el polvo.

Pero de improviso vendrá en tu auxilio el Señor de los ejércitos, con trueno y terremoto y gran estruendo, con huracán y vendaval y llamas devoradoras. Será como polvareda que pasa el tropel de los pueblos que combaten contra ti; como nube de tamo el tropel de tus agresores. Acabará como sueño o visión nocturna la multitud de los pueblos que combaten contra Ariel, y todas sus trincheras, baluartes y máquinas de guerra.

Como el hambriento sueña que come y se despierta con el estómago vacío, como el sediento sueña que bebe y se despierta con la garganta reseca, así les ocurrirá a las hordas de las naciones que combaten contra el monte Sión.

RESPONSORIO    Is 54, 4; 29, 5. 6. 7

R. No temas, Jerusalén, no tendrás que avergonzarte, * cuando venga en tu auxilio el Señor de los ejércitos.
V. Será como polvareda que pasa el tropel de los pueblos que combaten contra ti.
R. Cuando venga en tu auxilio el Señor de los ejércitos.

SEGUNDA LECTURA

Del Cántico espiritual de san Juan de la Cruz, presbítero
(Canciones 37, 4 Y 36, 13, declaración)

EL CONOCIMIENTO DEL MISTERIO ESCONDIDO EN CRISTO JESÚS

Por más misterios y maravillas que han descubierto los santos doctores Y entendido las santas almas en este estado de vida, les quedó todo lo más por decir y aun por entender, y así hay mucho que ahondar en Cristo, porque es como una abundante mina con muchos senos de tesoros, que por más que ahonden, nunca les hallan fin ni término, antes van en cada seno hallando nuevas venas de nuevas riquezas acá y allá. Que por eso dijo san Pablo del mismo Cristo, diciendo: En Cristo moran todos los tesoros y sabiduría escondidos, en los cuales el alma no puede entrar ni puede llegar a ellos, si no pasa primero por la estrechura del padecer interior y exterior a la divina Sabiduría.

Porque aun a lo que en esta vida se puede alcanzar de estos misterios de Cristo, no se puede llegar sin haber padecido mucho y recibido muchas mercedes intelectuales y sensitivas de Dios, y habiendo precedido mucho ejercicio espiritual, porque todas estas mercedes son más bajas que la sabiduría de los misterios de Cristo, porque todas son como disposiciones para venir a ella.

¡Oh, si se acabase ya de entender cómo no se puede llegar a la espesura y sabiduría de las riquezas de Dios, que son de muchas maneras, si no es entrando en la espesura del padecer de muchas maneras, poniendo en eso el alma su consolación y deseo! ¡Y cómo el alma que de veras desea sabiduría divina desea primero el padecer, para entrar en ella, en la espesura de la cruz!

Que por eso san Pablo amonestaba a los de Éfeso que no desfalleciesen en las tribulaciones, que estuviesen bien fuertes y arraigados en la caridad, para que pudiesen comprender con todos los santos qué cosa sea la anchura y la longura y la altura y la profundidad, y para saber también la supereminente caridad de la ciencia de Cristo, para ser llenos de todo henchimiento de Dios.

Porque para entrar en estas riquezas de su sabiduría, la puerta es la cruz, que es angosta. Y desear entrar por ella es de pocos; mas desear los deleites a que se viene por ella es de muchos.

RESPONSORIO    1Co 2, 9-10

R. Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni vino a la mente del hombre * lo que Dios ha preparado para los que le aman.
V. Pero a nosotros nos lo ha revelado por su Espíritu.
R. Lo que Dios ha preparado para los que le aman.

ORACIÓN.

OREMOS,
Oh Dios, que inspiraste a san Juan un amor extraordinario a la cruz y a la renuncia de sí mismo, concédenos seguir incesantemente su ejemplo, para alcanzar la gloria eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

viernes, 29 de noviembre de 2019

LITURGIA DE LAS HORAS - OFICIO DE LECTURA



TIEMPO ORDINARIO
SÁBADO DE LA SEMANA XXXIV
Del Común de Apóstoles. Salterio II

30 de noviembre

SAN ANDRÉS APÓSTOL. (FIESTA)
Andrés, natural de Betsaida, primero fue discípulo de Juan Bautista, más tarde siguió a Cristo y le presentó también a su hermano Pedro. Junto con Felipe, introdujo en presencia de Cristo a unos gentiles, y también fue él quién hizo saber a Jesús, cuando la multiplicación de los panes, que había un muchacho que tenía unos panes y unos peces. Según la tradición, después de Pentecostés predicó el Evangelio en muchas regiones y fue crucificado en Acaya.

OFICIO DE LECTURA

INVITATORIO

Si ésta es la primera oración del día:

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.

Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.


Himno: MENSAJEROS DE DIOS.

Mensajeros de Dios
dadnos la Nueva;
mensajeros de paz,
sea paz nuestra.

Mensajeros de luz,
sea luz nuestra;
mensajeros de fe,
sea fe nuestra.

Mensajeros del Rey,
sea rey nuestro;
mensajeros de amor,
sea amor nuestro. Amén.

SALMODIA

Ant 1. A toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje.

SALMO 18 A - ALABANZA AL DIOS CREADOR DEL UNIVERSO.

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo murmura.

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.

Allí le ha puesto su tienda al sol:
él sale como el esposo de su alcoba,
contento como un héroe, a recorrer su camino.

Asoma por un extremo del cielo,
y su órbita llega al otro extremo:
nada se libra de su calor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. A toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje.

Ant 2. Proclamaron la obra de Dios y meditaron sus acciones.

Salmo 63 - SÚPLICA CONTRA LOS ENEMIGOS

Escucha, ¡oh Dios!, la voz de mi lamento,
protege mi vida del terrible enemigo;
escóndeme de la conjura de los perversos
y del motín de los malhechores:

afilan sus lenguas como espadas
y disparan como flechas palabras venenosas,
para herir a escondidas al inocente,
para herirlo por sorpresa y sin riesgo.

Se animan al delito,
calculan cómo esconder trampas,
y dicen: «¿Quién lo descubrirá?»
Inventan maldades y ocultan sus invenciones,
porque su mente y su corazón no tienen fondo.

Pero Dios los acribilla a flechazos,
por sorpresa los cubre de heridas;
su misma lengua los lleva a la ruina,
y los que lo ven menean la cabeza.

Todo el mundo se atemoriza,
proclama la obra de Dios
y medita sus acciones.

El justo se alegra con el Señor,
se refugia en él,
y se felicitan los rectos de corazón.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Proclamaron la obra de Dios y meditaron sus acciones.

Ant 3. Pregonaron su justicia y todos los pueblos contemplaron su gloria.

Salmo 96 - EL SEÑOR ES UN REY MAYOR QUE TODOS LOS DIOSES.

El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono.

Delante de él avanza fuego
abrasando en torno a los enemigos;
sus relámpagos deslumbran el orbe,
y, viéndolos, la tierra se estremece.

Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.

Los que adoran estatuas se sonrojan,
los que ponen su orgullo en los ídolos;
ante él se postran todos los dioses.

Lo oye Sión, y se alegra,
se regocijan las ciudades de Judá
por tus sentencias, Señor;

porque tú eres, Señor,
altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses.

El Señor ama al que aborrece el mal,
protege la vida de sus fieles
y los libra de los malvados.

Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Pregonaron su justicia y todos los pueblos contemplaron su gloria.

V. Contaron las alabanzas del Señor y su poder.
R. Y las maravillas que realizó.

PRIMERA LECTURA

De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 18—2, 5

LOS APÓSTOLES PREDICAN LA CRUZ

Hermanos: El mensaje de la cruz es necedad para los que están en vías de perdición; pero para los que están en vías de salvación -para nosotros- es fuerza de Dios. Dice la escritura: «Destruiré la sabiduría de los sabios, frustraré la sagacidad de los sagaces.» ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el letrado? ¿Dónde esta el sofista de nuestros tiempos? ¿No ha convertido Dios en necedad la sabiduría del mundo?

Y, como en la sabiduría de Dios el mundo no lo conoció por el camino de la sabiduría, quiso Dios valerse de la necedad de la predicación, para salvar a los creyentes. Porque los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría. Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero para los llamados a Cristo -judíos o griegos-: fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Pues lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.

Fijaos en vuestra asamblea: no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; todo lo contrario: lo necio del mundo lo ha escogido Dios para confundir a los sabios. Y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder. Aún más: ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta; de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor. Por él vosotros sois en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención. Y así -como dice la Escritura- «el que se gloría, que se gloríe en el Señor».

Cuando vine a vosotros, hermanos, a anunciaros el testimonio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia ni sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté a vosotros débil y temeroso; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.

RESPONSORIO    Cf. Mt 4, 18. 19

R. Caminando por la ribera del mar de Galilea, vio el Señor a Pedro y a Andrés, que estaban echando la red en el mar, y los llamó: * «Venid en pos de mí, y yo os haré pescadores de hombres.»
V. Pues eran pescadores, y les dijo:
R. «Venid en pos de mí, y yo os haré pescadores de hombres.»

SEGUNDA LECTURA

De las Homilías de san Juan Crisóstomo, obispo, sobre el evangelio de san Juan
(Homilía 19, 1: PG 59, 120-121)

HEMOS ENCONTRADO AL MESÍAS

Andrés, después de haber estado con Jesús y haber aprendido de él muchas cosas, no guardó para sí este tesoro, sino que se apresuró a acudir a su hermano, para hacerle participe de su dicha. Fijémonos en lo que dice a su hermano: «Hemos encontrado al Mesías» (traducido, quiere decir «Cristo»). ¿Te das cuenta cómo empieza, ya desde este momento, a enseñar lo que en breve tiempo había aprendido? Con ello demuestra la eficacia del Maestro, que tan convencidos los había dejado, y su propio interés y diligencia, manifestada ya desde el primer momento. Este mensaje, en efecto, es propio del alma que anhela ardientemente la llegada del Señor, que espera su venida del cielo, que se llena de gozo con su aparición y que se apresura a anunciar a los demás algo tan grande. Ésta es la prueba del verdadero y sincero amor fraternal, el mutuo intercambio de bienes espirituales.

También es digna de notar la docilidad y prontitud de ánimo de Pedro. Al momento, sin dilación, acude a Jesús. Y lo presentó -dice- a Jesús. Pero no debemos extrañarnos de esta facilidad de Pedro, que acude sin previo examen. Lo más verosímil es que su hermano le explicara todas estas cosas con detalle; pero es que los evangelistas lo explican siempre todo de manera resumida, por razón de brevedad. Por lo demás, tampoco dice que hubiese creído al instante, sino: Y lo presentó a Jesús, para ponerlo en sus manos y para que fuese él quien le enseñase; pues estaba ahí en calidad de un discípulo más y a eso venía.

En efecto, si Juan Bautista -cuando dijo: Es el Cordero, y: Bautiza con el Espíritu- dejó a Cristo la ulterior explicación de estas palabras, con mayor razón lo hizo Andrés, ya que él no se consideraba capaz de explicarlo todo, y por esto condujo a su hermano a la fuente de la luz, a la que éste acudió con prisa y alegría, sin perder un instante.

RESPONSORIO   

R. Tan pronto como san Andrés oyó la voz del Señor, que le llamaba, dejó las redes, con las cuales ganaba el sustento, * y siguió al que otorga las recompensas de la vida eterna.
V. Éste es aquel que sufrió el martirio de la cruz por amor de Cristo y por difundir su ley.
R. y siguió al que otorga las recompensas de la vida eterna.

Himno: SEÑOR, DIOS ETERNO

Señor, Dios eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra alabanza,
a ti, Padre del cielo, te aclama la creación.

Postrados ante ti, los ángeles te adoran
y cantan sin cesar:

Santo, santo, santo es el Señor,
Dios del universo;
llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles,
la multitud de los profetas te enaltece,
y el ejército glorioso de los mártires te aclama.

A ti la Iglesia santa,
por todos los confines extendida,
con júbilo te adora y canta tu grandeza:

Padre, infinitamente santo,
Hijo eterno, unigénito de Dios,
santo Espíritu de amor y de consuelo.

Oh Cristo, tú eres el Rey de la gloria,
tú el Hijo y Palabra del Padre,
tú el Rey de toda la creación.

Tú, para salvar al hombre,
tomaste la condición de esclavo
en el seno de una virgen.

Tú destruiste la muerte
y abriste a los creyentes las puertas de la gloria.

Tú vives ahora,
inmortal y glorioso, en el reino del Padre.

Tú vendrás algún día,
como juez universal.

Muéstrate, pues, amigo y defensor
de los hombres que salvaste.

Y recíbelos por siempre allá en tu reino,
con tus santos y elegidos.

La parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno.

Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice a tu heredad.

Sé su pastor,
y guíalos por siempre.

Día tras día te bendeciremos
y alabaremos tu nombre por siempre jamás.

Dígnate, Señor,
guardarnos de pecado en este día.

Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

A ti, Señor, me acojo,
no quede yo nunca defraudado.

ORACIÓN.

OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, escucha la oración de tu pueblo y concédenos que, así como el apóstol san Andrés fue en la tierra predicador del Evangelio y pastor de tu Iglesia, así ahora en el cielo sea nuestro poderoso abogado ante ti. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

viernes, 4 de octubre de 2019

LITURGIA DE LAS HORAS - OFICIO DE LECTURA



TIEMPO ORDINARIO
SÁBADO DE LA SEMANA XXVI
De la Feria. Salterio II

5 de octubre

OFICIO DE LECTURA

Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

Ant. Escuchemos la voz del Señor y entremos en su descanso.

Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.


Himno: A CAMINAR SIN TI, SEÑOR, NO ATINO

A caminar sin ti, Señor, no atino;
tu palabra de fuego es mi sendero;
me encontraste cansado y prisionero
del desierto, del cardo y del espino.

Descansa aquí conmigo del camino,
que en Emaús hay trigo en el granero,
hay un poco de vino y un alero
que cobije tu sueño, Peregrino.

Yo contigo, Señor, herido y ciego;
tú conmigo, Señor, enfebrecido,
el aire quieto, el corazón en fuego.

Y en diálogo sediento y torturado
se encontrarán en un solo latido,
cara a cara, tu amor y mi pecado. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Sólo el Señor hizo grandes maravillas: es eterna su misericordia.

Salmo 135 I - HIMNO A DIOS POR LAS MARAVILLAS DE LA CREACIÓN Y DEL ÉXODO

Dad gracias al Señor porque es bueno:
porque es eterna su misericordia.

Dad gracias al Dios de los dioses:
porque es eterna su misericordia.

Dad gracias al Señor de los señores:
porque es eterna su misericordia.

Sólo él hizo grandes maravillas:
porque es eterna su misericordia.

Él hizo sabiamente los cielos:
porque es eterna su misericordia.

El afianzó sobre las aguas la tierra:
porque es eterna su misericordia.

Él hizo lumbreras gigantes:
porque es eterna su misericordia.

El sol que gobierna el día:
porque es eterna su misericordia.

La luna que gobierna la noche:
porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sólo el Señor hizo grandes maravillas: es eterna su misericordia.

Ant 2. Con mano poderosa, con brazo extendido, sacó a Israel de Egipto.

Salmo 135 II

El hirió a Egipto en sus primogénitos:
porque es eterna su misericordia.

Y sacó a Israel de aquel país:
porque es eterna su misericordia.

Con mano poderosa, con brazo extendido:
porque es eterna su misericordia.

Él dividió en dos partes el mar Rojo:
porque es eterna su misericordia.

Y condujo por en medio a Israel:
porque es eterna su misericordia.

Arrojó en el mar Rojo al Faraón:
porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Con mano poderosa, con brazo extendido, sacó a Israel de Egipto.

Ant 3. Dad gracias al Dios del cielo: él nos libró de nuestros opresores.

Salmo 135 III

Guió por el desierto a su pueblo:
porque es eterna su misericordia.

Él hirió a reyes famosos:
porque es eterna su misericordia.

Dio muerte a reyes poderosos:
porque es eterna su misericordia.

A Sijón, rey de los amorreos:
porque es eterna su misericordia.

Y a Hog, rey de Basán:
porque es eterna su misericordia.

Les dio su tierra en heredad:
porque es eterna su misericordia.

En heredad a Israel, su siervo:
porque es eterna su misericordia.

En nuestra humillación se acordó de nosotros:
porque es eterna su misericordia.

Y nos libró de nuestros opresores:
porque es eterna su misericordia.

Él da alimento a todo viviente:
porque es eterna su misericordia.

Dad gracias al Dios del cielo:
porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dad gracias al Dios del cielo: él nos libró de nuestros opresores.

V. Señor, enséñame tus caminos.
R. Instrúyeme en tus sendas.

PRIMERA LECTURA

Del segundo libro de los Reyes 20, 1-19

CURACIÓN DE EZEQUÍAS Y PROFECÍA DEL EXILIO EN BABILONIA

En aquel tiempo, Ezequías cayó enfermo de muerte. El profeta Isaías, hijo de Amós, fue a visitarlo y le dijo:

«Así dice el Señor: Haz testamento, porque vas a morir sin remedio.»

Entonces, Ezequías volvió la cara a la pared y oró al Señor:

«Señor, recuerda que he caminado en tu presencia con corazón sincero e íntegro y que he hecho lo que te agrada.»

Y lloró con largo llanto. Pero no había salido Isaías del patio central, cuando recibió esta palabra del Señor:

«Vuelve a decirle a Ezequías, jefe de mi pueblo: Así dice el Señor, Dios de tu padre David: "He escuchado tu oración, he visto tus lágrimas. Mira, voy a curarte: dentro de tres días, podrás subir al templo; y añado a tus días otros quince años. Te libraré de las manos del rey de Asiria, a ti y a esta ciudad; protegeré a esta ciudad, por mí y por mi siervo David."»

Isaías ordenó:

«Coged un emplasto de higos; que lo apliquen a la herida y curará.»

Ezequías le preguntó:

«¿Y cuál es la señal de que el Señor me va a curar y dentro de tres días podré subir al templo?»

Isaías respondió:

Esta es la señal de que el Señor cumplirá la palabra dada: ¿Quieres que la sombra adelante diez grados o que atrase diez?»

Ezequías comentó:

«Es fácil que la sombra adelante diez grados, lo difícil es que atrase diez.»

El profeta Isaías clamó al Señor, y el Señor hizo que la sombra atrasase diez grados en el reloj de Acaz.

En aquel tiempo, Merodac Baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y regalos al rey Ezequías, cuando se enteró de que se había restablecido de su enfermedad. Ezequías se alegró y enseñó a los mensajeros su tesoro: la plata y el oro, los bálsamos y ungüentos, toda la vajilla y cuanto había en sus depósitos. No quedó nada en su palacio y en sus dominios que Ezequías no les enseñase. Pero el profeta Isaías se presentó al rey Ezequías y le dijo:

«¿Qué ha dicho esa gente, y de dónde vienen a visitarte?»

Ezequías contestó:

«Han venido de un país lejano: de Babilonia.» Isaías preguntó:

«¿Qué han visto en tu casa?»

Ezequías dijo:

«Todo. No he dejado nada de mis tesoros sin enseñárselo.»

Entonces, Isaías le dijo:

«Escucha la palabra del Señor: Mira, llegarán días en que se llevarán a Babilonia todo lo que hay en tu palacio, cuanto atesoraron tus abuelos hasta hoy. No quedará nada, dice el Señor. Y a los hijos que salieron de ti, que tú engendraste, se los llevarán a Babilonia para que sirvan como palaciegos del rey.»

Ezequías dijo:

«Es favorable la palabra del Señor que has pronunciado.»

(Pues se dijo: «Mientras yo viva, habrá paz y seguridad.»)

RESPONSORIO    Is 38, 10. 17. 12

R. Yo pensé: En medio de mis días tengo que marchar hacia las puertas del abismo. * Detuviste mi alma ante la tumba vacía.
V. Levantan y enrollan mi vida, y me cortan la trama.
R. Detuviste mi alma ante la tumba vacía.

SEGUNDA LECTURA

Del libro de san Gregorio de Nisa, obispo, Sobre la conducta cristiana
(PG 46, 295-298)

COMBATE BIEN EL COMBATE DE LA FE

El que es de Cristo es una creatura nueva: lo antiguo ha pasado. Sabemos que se llama nueva creatura a la inhabitación del Espíritu Santo en el corazón puro y sin mancha, libre de toda culpa, de toda maldad y de todo pecado. Pues cuando la voluntad detesta el pecado y se entrega, según sus posibilidades, a la prosecución de las virtudes, viviendo la misma vida del Espíritu, acoge en sí la gracia y queda totalmente renovada y restaurada. Por ello se dice: Tirad fuera la levadura vieja para ser masa nueva; y también aquello otro: Celebremos nuestra fiesta no con la vieja levadura, sino con los panes ázimos de pureza y verdad. Todo esto concuerda muy bien con lo que hemos dicho más arriba sobre la nueva creatura.

Ahora bien, el enemigo de nuestra alma tiende muchas trampas ante nuestros pasos y la naturaleza humana es, de por sí, demasiado débil para conseguir la victoria sobre este enemigo. Por ello el Apóstol quiere que nos revistamos con armas celestiales: Ceñidos con el cinturón de la verdad, revestidos con la coraza de la justicia -dice- y calzados los pies con el celo por el Evangelio de la paz. ¿Te das cuenta de cuántos son los instrumentos de salvación indicados por el Apóstol? Todos ellos nos ayudan a caminar por una única senda y nos conducen a una sola meta. Con ellos se avanza fácilmente por aquel camino de vida que lleva al perfecto cumplimiento de los preceptos divinos. El mismo Apóstol dice también en otro lugar: Corramos con firmeza y constancia la carrera para nosotros preparada; llevemos los ojos fijos en Jesús, caudillo y consumador de la fe.

Por ello es necesario que quien desprecia las grandezas de este mundo y renuncia a su gloria vana renuncie también a su propia vida. Renunciar a la propia vida significa no buscar nunca la propia voluntad, sino la voluntad de Dios y hacer del querer divino la norma única de la propia conducta; significa también renunciar al deseo de poseer cualquier cosa que no sea necesaria o común. Quien así obra se encontrará más libre y dispuesto para hacer lo que le manden los superiores, realizándolo prontamente con alegría y con esperanza, como corresponde a un servidor de Cristo, redimido para el bien de sus hermanos. Esto es precisamente lo que desea también el Señor, cuando dice: El que quiera ser el mayor que sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero que sea esclavo de todos.

Esta servicialidad hacia los hombres debe ser ciertamente gratuita y el que se consagra a ella debe sentirse sometido a todos y servir a los hermanos como si fuera deudor de cada uno de ellos. En efecto, es conveniente que quienes están al frente de sus hermanos se esfuercen más que los demás en trabajar por el bien ajeno, se muestren más sumisos que los súbditos y, a la manera de un siervo, gasten su vida en bien de los demás, pensando que los hermanos son en realidad como un tesoro que pertenece a Dios y que Dios ha colocado bajo su cuidado.

Por ello los superiores deben cuidar de los hermanos como si se tratara de unos tiernos niños a quienes los propios padres han puesto en manos de unos educadores. Si de esta manera vivís llenos de afecto los unos para con los otros, si los súbditos cumplís con alegría los decretos y mandatos, y los maestros os entregáis con interés al perfeccionamiento de los hermanos, si procuráis teneros mutuamente el debido respeto, vuestra vida, ya en este mundo, será semejante a la de los ángeles en el cielo.

RESPONSORIO    Ga 5, 13; 1Co 10, 32

R. Vuestra vocación es la libertad: no una libertad para que se aproveche el egoísmo; * al contrario, sed esclavos unos de otros por amor.
V. No seáis motivo de tropiezo ni para los judíos ni para los paganos ni para la Iglesia de Dios.
R. Al contrario, sed esclavos unos de otros por amor.

ORACIÓN.

OREMOS,
Señor Dios, que manifiestas tu poder de una manera admirable sobre todo cuando perdonas y ejerces tu misericordia, infunde constantemente tu gracia en nosotros, para que, tendiendo hacia lo que nos prometes, consigamos los bienes celestiales. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

viernes, 6 de septiembre de 2019

LITURGIA DE LAS HORAS - OFICIO DE LECTURA



TIEMPO ORDINARIO
SÁBADO DE LA SEMANA XXII
De la Feria. Salterio II

7 de septiembre

OFICIO DE LECTURA

INVITATORIO

Si ésta es la primera oración del día:

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

Ant. Escuchemos la voz del Señor y entremos en su descanso.

Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.


Himno: A CAMINAR SIN TI, SEÑOR, NO ATINO

A caminar sin ti, Señor, no atino;
tu palabra de fuego es mi sendero;
me encontraste cansado y prisionero
del desierto, del cardo y del espino.

Descansa aquí conmigo del camino,
que en Emaús hay trigo en el granero,
hay un poco de vino y un alero
que cobije tu sueño, Peregrino.

Yo contigo, Señor, herido y ciego;
tú conmigo, Señor, enfebrecido,
el aire quieto, el corazón en fuego.

Y en diálogo sediento y torturado
se encontrarán en un solo latido,
cara a cara, tu amor y mi pecado. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Sólo el Señor hizo grandes maravillas: es eterna su misericordia.

Salmo 135 I - HIMNO A DIOS POR LAS MARAVILLAS DE LA CREACIÓN Y DEL ÉXODO

Dad gracias al Señor porque es bueno:
porque es eterna su misericordia.

Dad gracias al Dios de los dioses:
porque es eterna su misericordia.

Dad gracias al Señor de los señores:
porque es eterna su misericordia.

Sólo él hizo grandes maravillas:
porque es eterna su misericordia.

Él hizo sabiamente los cielos:
porque es eterna su misericordia.

El afianzó sobre las aguas la tierra:
porque es eterna su misericordia.

Él hizo lumbreras gigantes:
porque es eterna su misericordia.

El sol que gobierna el día:
porque es eterna su misericordia.

La luna que gobierna la noche:
porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sólo el Señor hizo grandes maravillas: es eterna su misericordia.

Ant 2. Con mano poderosa, con brazo extendido, sacó a Israel de Egipto.

Salmo 135 II

El hirió a Egipto en sus primogénitos:
porque es eterna su misericordia.

Y sacó a Israel de aquel país:
porque es eterna su misericordia.

Con mano poderosa, con brazo extendido:
porque es eterna su misericordia.

Él dividió en dos partes el mar Rojo:
porque es eterna su misericordia.

Y condujo por en medio a Israel:
porque es eterna su misericordia.

Arrojó en el mar Rojo al Faraón:
porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Con mano poderosa, con brazo extendido, sacó a Israel de Egipto.

Ant 3. Dad gracias al Dios del cielo: él nos libró de nuestros opresores.

Salmo 135 III

Guió por el desierto a su pueblo:
porque es eterna su misericordia.

Él hirió a reyes famosos:
porque es eterna su misericordia.

Dio muerte a reyes poderosos:
porque es eterna su misericordia.

A Sijón, rey de los amorreos:
porque es eterna su misericordia.

Y a Hog, rey de Basán:
porque es eterna su misericordia.

Les dio su tierra en heredad:
porque es eterna su misericordia.

En heredad a Israel, su siervo:
porque es eterna su misericordia.

En nuestra humillación se acordó de nosotros:
porque es eterna su misericordia.

Y nos libró de nuestros opresores:
porque es eterna su misericordia.

Él da alimento a todo viviente:
porque es eterna su misericordia.

Dad gracias al Dios del cielo:
porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dad gracias al Dios del cielo: él nos libró de nuestros opresores.

V. Señor, enséñame tus caminos.
R. Instrúyeme en tus sendas.

PRIMERA LECTURA

Del libro del profeta Amós 5, 18—6, 15

EL DÍA DEL SEÑOR. CONTRA EL CULTO EXTERIOR Y LA FALSA SEGURIDAD

¡Ay de los que ansían el día del Señor! ¿De qué os servirá el día del Señor, si es tenebroso y sin luz? Como cuando huye uno del león y topa con el oso, o entra en casa, apoya la mano en la pared y le muerde la culebra. ¿No es el día del Señor tenebroso y sin luz, oscuridad sin resplandor?

«Detesto y rehúso vuestras fiestas, no quiero oler vuestras ofrendas. Aunque me ofrezcáis holocaustos y dones, no me agradarán; no aceptaré los terneros cebados que sacrificáis en acción de gracias. Retirad de mi presencia el estruendo del canto, no quiero escuchar el son de la cítara; fluya como el agua el derecho, y la justicia como arroyo perenne. ¿Acaso me ofrecisteis en el desierto sacrificios y ofrendas durante cuarenta años, casa de Israel? Transportaréis a Sakkut y Keván, imágenes de vuestros dioses astrales, que vosotros os fabricasteis; y yo os desterraré más allá de Damasco», dice el Señor, el Dios de los ejércitos.

¡Ay de los que se fían de Sión y confían en el monte de Samaria! Se procuran las primicias de las gentes, y las llevan a la casa de Israel. Id a Calno y mirad, de allí marchad a Jamat la Grande y bajad a Gat de Filistea: ¿sois mejores que estos reinos, es más extenso vuestro territorio? Queréis alejar el día funesto, y lleváis cetro de violencia; os acostáis en lechos de marfil, tumbados sobre las camas coméis los carneros del rebaño y las terneras del establo; canturreáis al son del arpa, inventáis, como David, instrumentos musicales; bebéis vinos generosos, os ungís con los mejores perfumes, y no os doléis de los desastres de José. Por eso irán al destierro, a la cabeza de los cautivos, y se acabará la orgía de los disolutos.

El Señor lo ha jurado por su vida -oráculo del Señor-: «Porque detesto el orgullo de Jacob y odio sus palacios, entregaré la ciudad y sus habitantes. Aunque queden diez hombres en una casa, morirán.» Entrará el heredero a contar los huesos para sacarlos de casa; y dirá al que está en el rincón de la casa: «¿Quedan más huesos?» Él responderá: «No.» Entonces, dirá: «Silencio, porque no es el momento de pronunciar el nombre del Señor.» El Señor lo ha ordenado: Arruinará la casa grande, hará escombros la casa pequeña.

«¿Corren los caballos por los peñascos?, ¿se puede arar con toros? Pues vosotros convertís en veneno el derecho, y la justicia en amargura. Quedáis satisfechos con una Nadería. Decís: "Con nuestro esfuerzo conquistamos Qarnaím." Mirad que suscito contra vosotros un pueblo, casa de Israel -oráculo del Señor-, que os oprimirá desde el paso de Jamat hasta el torrente de los Sauces.»

RESPONSORIO    Am 5, 18. 21. 6. 8. cf. 20

R. ¡Ay de los que ansían el día del Señor! Detesto y rehúso vuestras fiestas, no quiero oler vuestras ofrendas. * Buscad al Señor, que convierte la sombra en aurora.
V. El día del Señor es tenebroso y sin luz, oscuridad sin resplandor.
R. Buscad al Señor, que convierte la sombra en aurora.

SEGUNDA LECTURA

Del Sermón de san León Magno, papa, Sobre las bienaventuranzas
(Sermón 95, 4-6: PL 54, 462-464)

FELICIDAD DEL REINO DE CRISTO

Después de haber encomiado el Señor la bienaventuranza de la pobreza, prosiguió diciendo: Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. El llanto al que aquí se promete el consuelo eterno nada tiene que ver con la tristeza de este mundo, ni hay que creer que las lágrimas que derraman los hijos de los hombres, cuando en su tristeza lloran, a nadie hagan feliz. Es muy distinta la razón de las lágrimas de las que aquí se habla, muy otra la causa de este llanto de los santos. La tristeza religiosa es la que llora los pecados propios o bien las faltas ajenas; esta tristeza no es ni tan sólo la que se lamenta ante el castigo con que Dios nos amenaza, sino que se duele simplemente ante la iniquidad que los hombres cometen, pues sabe que es mucho más digno de compasión el que hace el mal que quien lo sufre, porque el inicuo, con su pecado, se hace reo de castigo, en cambio, el justo, con su paciencia, merece la gloria.

A continuación el Señor añadió: Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Aquí se promete la posesión de la tierra a los sufridos y mansos, a los humildes y modestos, y a los que están dispuestos a soportar toda clase de injurias. No se debe estimar pequeña o de baja calidad esta herencia, como si fuera algo diverso del reino de los cielos, pues, en realidad, aquí se trata de aquellos que van a entrar en el reino de Dios. En efecto, la tierra prometida a los sufridos, y cuya posesión se dará a los mansos, no es otra sino los propios cuerpos de los santos, los cuales, como premio de su humildad, serán transformados en la resurrección feliz y se verán revestidos de una gloriosa inmortalidad. Esta carne, revestida así de inmortalidad, en nada contrariará ya al espíritu, antes bien, vivirá siempre en unidad perfecta y en consentimiento pleno con el querer del alma. Entonces realmente el hombre exterior será la posesión pacífica e inmutable del hombre interior.

Esta tierra, pues, la poseerán los sufridos con una paz perfecta y sin que nada disminuya nunca el gozo de esta posesión, pues, entonces, esto corruptible se vestirá de incorrupción, y esto mortal se vestirá de inmortalidad; de este modo el castigo se habrá convertido en premio y lo que era carga se habrá tornado honor.

RESPONSORIO    Mt 5, 5-6. 4

R. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. * Dichosos los que tienen hambre y sed de ser justos, porque ellos quedarán saciados.
V. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra.
R. Dichosos los que tienen hambre y sed de ser justos, porque ellos quedarán saciados.

ORACIÓN.

OREMOS,
Oh Dios todopoderoso, de quien procede todo don perfecto, infunde en nuestros corazones el amor de tu nombre, para que, haciendo más religiosa nuestra vida, aumentes el bien en nosotros y con solicitud amorosa lo conserves. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

viernes, 12 de julio de 2019

LITURGIA DE LAS HORAS - OFICIO DE LECTURA



TIEMPO ORDINARIO
SÁBADO DE LA SEMANA XIV
De la Feria. Salterio II

13 de julio

OFICIO DE LECTURA

INVITATORIO 

Si ésta es la primera oración del día:

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

Ant. Escuchemos la voz del Señor y entremos en su descanso.

Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.


Himno: A CAMINAR SIN TI, SEÑOR, NO ATINO 

A caminar sin ti, Señor, no atino;
tu palabra de fuego es mi sendero;
me encontraste cansado y prisionero
del desierto, del cardo y del espino.

Descansa aquí conmigo del camino,
que en Emaús hay trigo en el granero,
hay un poco de vino y un alero
que cobije tu sueño, Peregrino.

Yo contigo, Señor, herido y ciego;
tú conmigo, Señor, enfebrecido,
el aire quieto, el corazón en fuego.

Y en diálogo sediento y torturado
se encontrarán en un solo latido,
cara a cara, tu amor y mi pecado. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Sólo el Señor hizo grandes maravillas: es eterna su misericordia.

Salmo 135 I - HIMNO A DIOS POR LAS MARAVILLAS DE LA CREACIÓN Y DEL ÉXODO

Dad gracias al Señor porque es bueno:
porque es eterna su misericordia.

Dad gracias al Dios de los dioses:
porque es eterna su misericordia.

Dad gracias al Señor de los señores:
porque es eterna su misericordia.

Sólo él hizo grandes maravillas:
porque es eterna su misericordia.

Él hizo sabiamente los cielos:
porque es eterna su misericordia.

El afianzó sobre las aguas la tierra:
porque es eterna su misericordia.

Él hizo lumbreras gigantes:
porque es eterna su misericordia.

El sol que gobierna el día:
porque es eterna su misericordia.

La luna que gobierna la noche:
porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sólo el Señor hizo grandes maravillas: es eterna su misericordia.

Ant 2. Con mano poderosa, con brazo extendido, sacó a Israel de Egipto.

Salmo 135 II

El hirió a Egipto en sus primogénitos:
porque es eterna su misericordia.

Y sacó a Israel de aquel país:
porque es eterna su misericordia.

Con mano poderosa, con brazo extendido:
porque es eterna su misericordia.

Él dividió en dos partes el mar Rojo:
porque es eterna su misericordia.

Y condujo por en medio a Israel:
porque es eterna su misericordia.

Arrojó en el mar Rojo al Faraón:
porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Con mano poderosa, con brazo extendido, sacó a Israel de Egipto.

Ant 3. Dad gracias al Dios del cielo: él nos libró de nuestros opresores.

Salmo 135 III

Guió por el desierto a su pueblo:
porque es eterna su misericordia.

Él hirió a reyes famosos:
porque es eterna su misericordia.

Dio muerte a reyes poderosos:
porque es eterna su misericordia.

A Sijón, rey de los amorreos:
porque es eterna su misericordia.

Y a Hog, rey de Basán:
porque es eterna su misericordia.

Les dio su tierra en heredad:
porque es eterna su misericordia.

En heredad a Israel, su siervo:
porque es eterna su misericordia.

En nuestra humillación se acordó de nosotros:
porque es eterna su misericordia.

Y nos libró de nuestros opresores:
porque es eterna su misericordia.

Él da alimento a todo viviente:
porque es eterna su misericordia.

Dad gracias al Dios del cielo:
porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dad gracias al Dios del cielo: él nos libró de nuestros opresores.

V. Señor, enséñame tus caminos.
R. Instrúyeme en tus sendas.

PRIMERA LECTURA

Del primer libro de Samuel 28, 3-25

SAÚL CONSULTA A LA NIGROMANTE DE ENDOR

En aquellos días, Samuel había ya muerto y todo Israel lo había llorado, siendo sepultado en Ramá, su ciudad. Saúl había echado del país a los nigromantes y adivinos.

Habiéndose reunido los filisteos, vinieron a acampar en Sunam. Saúl reunió a todo Israel y acampó en Gelboé. Vio Saúl el campamento de los filisteos y sintió temor, temblando sobremanera su corazón. Consultó Saúl al Señor, pero el Señor no le respondió ni por sueños ni por los urim ni por los profetas. Dijo entonces Saúl a sus servidores:

«Buscadme una nigromante para que vaya a consultarla.»
Sus servidores le respondieron:
«Aquí en Endor hay una nigromante.»
Se disfrazó Saúl, poniéndose otras ropas, y fue con dos de sus hombres, y, llegando de noche a donde estaba la mujer, le dijo:
«Adivíname el futuro por medio del espíritu de un muerto y evócame al que yo te diga.»
La mujer le respondió:
«Bien sabes lo que hizo Saúl, que suprimió de esta tierra a los nigromantes y adivinos. ¿Por qué tiendes un lazo a mi vida para hacerme morir?»
Saúl juró por el Señor, diciendo:
«¡Vive el Señor!, que ningún castigo te vendrá por este hecho.»
La mujer dijo:
«¿A quién debo evocar?»
Saúl respondió:
«Evócame a Samuel.»
Vio entonces la mujer a Samuel y lanzó un grito, y dijo luego a Saúl:
«¿Por qué me has engañado? ¡Tú eres Saúl!» El rey le dijo:
«No temas, pero ¿qué has visto?»
La mujer respondió:
«Veo un espectro que sube de la tierra.» Saúl le preguntó:
«¿Qué aspecto tiene?»
Ella respondió:
«Es un hombre anciano que sube envuelto en su manto.»
Comprendió Saúl que era Samuel y, cayendo rostro en tierra, se postró. Samuel dijo a Saúl:
«¿Por qué me perturbas evocándome?» Respondió Saúl:
«Estoy en grande angustia: los filisteos mueven guerra contra mí, Dios se ha apartado de mí y ya no me responde ni por los profetas ni por sueños. Te he llamado para que me indiques lo que debo hacer.»

Dijo Samuel:

«¿Para qué me consultas, si el Señor se ha separado de ti y se ha pasado a otro? El Señor te ha cumplido lo que dijo por mi boca: ha arrancado el reino de tu mano y se lo ha dado a otro, a David, porque no escuchaste la voz del Señor y no llevaste a cabo la indignación de su ira contra Amalec. Por eso te trata hoy de esta manera. También a Israel entregará el Señor en manos de los filisteos. Mañana tú y tus hijos estaréis conmigo.»

Saúl, sobrecogido, cayó en tierra cuan largo era. Estaba aterrado por las palabras de Samuel; se hallaba, además, sin fuerzas, porque no había comido nada en todo el día y toda la noche. Acercóse la mujer a Saúl y, viendo que estaba tan conturbado, le dijo:

«Tu sierva ha escuchado tu voz y he puesto mi vida en peligro por obedecer las órdenes que me diste. Escucha, pues, tú también la voz de tu sierva y permíteme que te sirva un bocado de pan para que comas y tengas fuerzas para ponerte en camino.»

Saúl se negó, diciendo:

«No quiero comer.»

Pero sus servidores, a una con la mujer, le insistieron hasta que accedió. Se levantó del suelo y se sentó en el diván. Tenía la mujer en casa un ternero cebado y se apresuró a degollarlo. Tomó harina, la amasó y coció unos panes ázimos. Lo sirvió a Saúl y a sus servidores; comieron, se levantaron y partieron aquella misma noche.

RESPONSORIO    Cf. 1Cro 10, 13. 14

R. Murió Saúl por su infidelidad, por no guardar el precepto que el Señor le había mandado. * Dios transfirió su reino a David.
V. También por haber consultado a una nigromante, en vez de esperar en el Señor.
R. Dios transfirió su reino a David.

SEGUNDA LECTURA

De los Comentarios de san Agustín, obispo sobre los salmos.
(Salmo 126, 2: CCL 40, 1857-1858)

EL SEÑOR JESUCRISTO ES EL VERDADERO SALOMÓN

El templo que Salomón edificó para el Señor era tipo y figura de la futura Iglesia, que es el cuerpo del Señor, tal como dice en el Evangelio: Destruid este templo y yo lo levantaré en tres días. Del mismo modo que Salomón edificó aquel templo, se edificó también un templo el verdadero Salomón, nuestro Señor Jesucristo, el verdadero pacífico. Porque hay que saber que el nombre de Salomón significa «Pacífico», y el verdadero pacífico es Jesucristo, de quien dice el Apóstol: Él es nuestra paz, que ha hecho de los dos pueblos una sola cosa. Él es el verdadero pacífico que unió en su persona, constituyéndose en piedra angular, los dos muros que provenían de partes opuestas, a saber, el pueblo de los creyentes que provenían de la circuncisión, y el pueblo de los creyentes que provenían de la gentilidad incircuncisa; de ambos pueblos hizo una sola Iglesia, de la que es piedra angular, y por esto es el verdadero pacífico.

Cristo es el verdadero Salomón, y aquel otro Salomón, hijo de David, engendrado de Betsabé, rey de Israel, era figura de este Rey pacífico. Por esto el salmo, para que pienses más bien en el nuevo Salomón, que es quien edificó la verdadera casa de Dios, empieza con estas palabras: Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles. El Señor es, por tanto, quien construye la casa, es el Señor Jesucristo quien construye su propia casa. Muchos son los que trabajan en la construcción, pero si él no construye, en vano se cansan los albañiles. ¿Quiénes son los que trabajan en esta construcción? Todos los que predican la palabra de Dios en la Iglesia, los dispensadores de los misterios de Dios. Todos nos esforzamos, todos trabajamos, todos construimos ahora; y también antes de nosotros se esforzaron, trabajaron, construyeron otros; pero, si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles. Por esto los apóstoles, y más en concreto Pablo, al ver que algunos se desmoronaban, dice: Observáis los días, los meses, las estaciones y los años; temo que hagáis vano mi trabajo entre vosotros. Como sabía que él mismo era edificado interiormente por el Señor, por esto se lamentaba por aquéllos, por el temor de haber trabajado en ellos inútilmente.

Nosotros, por tanto, os hablamos desde el exterior, pero es él quien edifica desde dentro. Nosotros podemos saber cómo escucháis, pero cómo pensáis sólo puede saberlo aquel que ve vuestros pensamientos. Es él quien edifica, quien amonesta, quien amedrenta, quien abre el entendimiento, quien os conduce a la fe; aunque nosotros cooperamos también con nuestro esfuerzo.

RESPONSORIO    Cf. 2Cro 5, 14-6, 1. 4; Jn 2, 19

R. El templo fue construido y la gloria del Señor llenó su casa; el rey exclamó: * «Bendito sea el Señor Dios de Israel, porque ha cumplido todo lo que dijo a mi padre David.»
V. Destruid este templo y yo lo levantaré en tres días.
R. Bendito sea el Señor Dios de Israel, porque ha cumplido todo lo que dijo a mi padre David.

ORACIÓN.

OREMOS,
Oh Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída, conserva a tus fieles en continua alegría y concede los gozos del cielo a quienes has librado de la muerte eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.