lunes, 9 de diciembre de 2024
EVANGELIO - 10 de Diciembre - San Mateo 18,12-14
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 10 de Diciembre - «Deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la descarriada, hasta que la encuentra»
SANTORAL - BEATO MARCO ANTONIO DURANDO
El Padre Durando realizó plenamente su vocación de Paúl, como el Señor Vicente, dejó obrar al espíritu santificador: siendo director de las Hijas de la Caridad, tuvo el valor de emprender iniciativas atrevidas para su tiempo, como el envío de Hijas de la Caridad para curar a los heridos en la guerra de Crimea. También fundó una Congregación, las Hermanas Nazarenas, dedicadas al servicio de los enfermos a domicilio.
Marco Antonio Durando nació en Mondoni (Piamonte) en 1801, en una familia noble. Su madre era muy devota y educó cristianamente a sus hijos, mientras que el padre era de ideas liberales, de disposiciones laicas y agnósticas. Marco Antonio a los 15 años desea predicar el evangelio en tierras lejanas. Entró en la Congregación de la Misión e hizo los votos perpetuos a los 18 años. En 1824 fue ordenado sacerdote. Después de pasar cinco años en Caserío Monferrato, fue a Turín donde residió desde 1829 hasta su muerte. Él quería partir como misionero a China, pero su salud delicada se lo impidió. Sin embargo, desarrolla todo su celo en las Misiones populares. Predica la misericordia de Dios, atrayendo a la conversión. En estas misiones, no se limita a la predicación, sino que, con el acuerdo de sus compañeros, actúa donde encuentra situaciones de pobreza a imitación de San Vicente, su patrono.
Apoya y difunde la obra de la Propagación de la Fe. Huye de los extremismos del laxismo y el rigorismo jansenista, el Padre Durando prédica la misericordia de Dios, llevando a la conversión.
Presiente la utilidad de traer a Italia a las Hijas de la Caridad. El Padre Durando desea su instalación en Piamonte y el rey Carlos Alberto las acoge en 1833, para que asuman la responsabilidad de muchos hospitales militares o civiles. En 1853, tuvo el valor de enviarlas al frente de retaguardia de la guerra de Crimea, para socorrer a los heridos. Al mismo tiempo, difundió entre las jóvenes la asociación mariana de la Medalla Milagrosa. Las vocaciones fueron tan numerosas, que en 1837 el rey Carlos Alberto pone a su disposición el convento de San Salvario en Turín.
Con el aumento del número de las Hermanas, el Padre Durando dota a la ciudad de Turín de una red de Centros de caridad, llamado “las Misericordias”. Las Hermanas con las Damas de la Caridad partieron para el servicio a domicilio y el socorro de los pobres. Alrededor de las Misericordias, se forman muchas obras: las primeras escuelas maternales para los niños pobres, los obradores para las jóvenes de los orfanatos.
Las obras de Dios son imprevisibles. El 21 de noviembre de 1865, fiesta de la Presentación de María, el Padre Durando confía a la sierva de Dios, Luigia Borgiotti, las primeras postulantes de la nueva Compañía de la Pasión de Jesús Nazareno. Son jóvenes que se habían dirigido a él, deseosas de dedicarse a Dios, pero que están privadas de algunas calidades canónicas para entrar en las comunidades religiosas. El Padre Durando murió el 10 de diciembre de 1880 a la edad de 79 años. San Juan Pablo II lo beatificó el 20 de octubre de 2002.
sábado, 7 de diciembre de 2024
EVANGELIO - 08 de Diciembre - San Lucas 3,1-6.
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 08 de Diciembre - «Preparad el camino del Señor»
viernes, 6 de diciembre de 2024
EVANGELIO - 07 de Diciembre - San Mateo 9,35-38.10,1.6-8
Así habla el Señor: Sí, pueblo de Sión, que habitas en Jerusalén, ya no tendrás que llorar: él se apiadará de ti al oír tu clamor; apenas te escuche, te responderá.
Cuando el Señor les haya dado el pan de la angustia y el agua de la aflicción, aquel que te instruye no se ocultará más, sino que verás a tu maestro con tus propios ojos.
Tus oídos escucharán detrás de ti una palabra: "Este es el camino, síganlo, aunque se hayan desviado a la derecha o a la izquierda".
El Señor te dará lluvia para la semilla que siembres en el suelo, y el pan que produzca el terreno será rico y sustancioso. Aquel día, tu ganado pacerá en extensas praderas.
Los bueyes y los asnos que trabajen el suelo comerán forraje bien sazonado, aventado con el bieldo y la horquilla.
En todo monte elevado y en toda colina alta, habrá arroyos y corrientes de agua, el día de la gran masacre, cuando se derrumben las torres.
Entonces, la luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol será siete veces más intensa -como la luz de siete días- el día en que el Señor vende la herida de su pueblo y sane las llagas de los golpes que le infligió.
¡Miren que el nombre del Señor viene de lejos! Arde su ira y es densa la humareda; sus labios desbordan de indignación y su lengua es como fuego devorador.
Su aliento es como un torrente desbordado, que sube hasta el cuello, para zarandear a las naciones con la criba destructora y poner el freno del extravío en las quijadas de los pueblos.
Entonces, ustedes cantarán como en la noche sagrada de la fiesta, y habrá alegría en los corazones, como cuando se avanza al son de la flauta para ir a la montaña del Señor, hacia la Roca de Israel.
El Señor hará oír su voz majestuosa y mostrará su brazo que se descarga en el ardor de su ira, en la llama de un fuego devorador, en el huracán, la tormenta y el granizo.
Asiria temblará ante la voz del Señor, que golpeará con el bastón; y cada vez que pase la vara vengadora que el Señor descargará contra ella, irá acompañada de tamboriles y cítaras, en los combates que el Señor entablará con ella, blandiendo su brazo.
Porque la hoguera está preparada hace tiempo, está dispuesta también para el rey: se ha hecho una pira profunda y ancha, con fuego y leña en abundancia, y el soplo del Señor la encenderá como un torrente de azufre.
Salmo 147(146),1-2.3-4.5-6.
¡Qué bueno es cantar a nuestro Dios,
qué agradable y merecida es su alabanza!
El Señor reconstruye a Jerusalén
y congrega a los dispersos de Israel.
Sana a los que están afligidos
y les venda las heridas.
Él cuenta el número de las estrellas
y llama a cada una por su nombre.
Nuestro Señor es grande y poderoso,
su inteligencia no tiene medida.
El Señor eleva a los oprimidos
y humilla a los malvados hasta el polvo.
Evangelio según San Mateo 9,35-38.10,1.6-8.
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias.
Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor.
Entonces dijo a sus discípulos: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos.
Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha."
Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia.
A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones: "Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.
Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.
Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente."
Palabra del Señor