martes, 26 de marzo de 2024

GAUDETE ET EXSULTATE

CAPÍTULO CUARTO
ALGUNAS NOTAS DE LA SANTIDAD EN EL MUNDO ACTUAL
En oración constante


 
   148. San Juan de la Cruz recomendaba «procurar andar siempre en la presencia de Dios, sea real, imaginaria o unitiva, de acuerdo con lo que le permitan las obras que esté haciendo»[109]. En el fondo, es el deseo de Dios que no puede dejar de manifestarse de alguna manera en medio de nuestra vida cotidiana: «Procure ser continuo en la oración, y en medio de los ejercicios corporales no la deje. Sea que coma, beba, hable con otros, o haga cualquier cosa, siempre ande deseando a Dios y apegando a él su corazón»[110].

[109] Grados de perfección, 2.

[110] Id., Avisos a un religioso para alcanzar la perfección, 9b.


-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO - 27 de Marzo - San Mateo 26,14-25.


    Libro de Isaías 50,4-9a.

    El mismo Señor me ha dado una lengua de discípulo, para que yo sepa reconfortar al fatigado con una palabra de aliento. Cada mañana, él despierta mi oído para que yo escuche como un discípulo.
    El Señor abrió mi oído y yo no me resistí ni me volví atrás.
    Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban y mis mejillas, a los que me arrancaban la barba; no retiré mi rostro cuando me ultrajaban y escupían.
    Pero el Señor viene en mi ayuda: por eso, no quedé confundido; por eso, endurecí mi rostro como el pedernal, y sé muy bien que no seré defraudado.
    Está cerca el que me hace justicia: ¿quién me va a procesar? ¡Comparezcamos todos juntos! ¿Quién será mi adversario en el juicio? ¡Que se acerque hasta mí!
    Sí, el Señor viene en mi ayuda: ¿quién me va a condenar?


Salmo 69(68),8-10.21bcd-22.31.33-34.

Por ti he soportado afrentas
y la vergüenza cubrió mi rostro;
me convertí en un extraño para mis hermanos,
fui un extranjero para los hijos de mi madre:

porque el celo de tu Casa me devora,
y caen sobre mí los ultrajes de los que te agravian.
Y no tengo remedio.
Espero compasión y no la encuentro,

en vano busco un consuelo:
pusieron veneno en mi comida,
y cuando tuve sed me dieron vinagre.
Así alabaré con cantos el nombre de Dios

    
    Evangelio según San Mateo 26,14-25.

    Uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: "¿Cuánto me darán si se lo entrego?". Y resolvieron darle treinta monedas de plata.
    Desde ese momento, Judas buscaba una ocasión favorable para entregarlo.
    El primer día de los Ácimos, los discípulos fueron a preguntar a Jesús: "¿Dónde quieres que te preparemos la comida pascual?".
    El respondió: "Vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: 'El Maestro dice: Se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos'".
    Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua.
    Al atardecer, estaba a la mesa con los Doce y, mientras comían, Jesús les dijo: "Les aseguro que uno de ustedes me entregará".
    Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: "¿Seré yo, Señor?".
    El respondió: "El que acaba de servirse de la misma fuente que yo, ese me va a entregar.
    El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será entregado: más le valdría no haber nacido!".
    Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó: "¿Seré yo, Maestro?". "Tú lo has dicho", le respondió Jesús.

    Palabra del Señor 

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 27 de Marzo - «¿Dónde quieres que te hagamos los preparativos para comer el cordero de Pascua?»


         Santa Teresa-Benedicta de la Cruz [Edith Stein], La oración de la Iglesia


«¿Dónde quieres que te hagamos los preparativos para comer el cordero de Pascua?» 

    Conocemos por los relatos evangélicos que Cristo oraba como oraba un judío creyente y fiel a la Ley… Que rezó las antiguas oraciones de bendición, que todavía hoy se rezan sobre el pan, el vino y los frutos de la tierra, nos lo atestigua el relato de su última cena con sus discípulos, que estuvo dedicada al cumplimiento de uno de los más sagrados deberes religiosos: a la solemne cena pascual, a la conmemoración de la liberación de la esclavitud de Egipto. Y quizás nos ofrece, precisamente esta cena, la visión más profunda de la oración de Cristo y la clave para entender la oración de la Iglesia…

    La bendición y la distribución del pan y del vino eran parte del rito de la cena pascual. Pero ambas reciben aquí un sentido completamente nuevo. Con ellas comienza la vida de la Iglesia. Sin duda, será a partir de Pentecostés cuando aparezca abiertamente como comunidad llena de espíritu y visible. Pero es aquí, en la Cena pascual, cuando tiene lugar el injerto de los sarmientos en la cepa que hace posible la efusión del Espíritu. Las antiguas oraciones de bendición se han convertido en boca de Cristo en palabra creadora de vida. Los frutos de la tierra se han convertido en su carne y sangre, llenos de vida… La comida pascual de la Antigua Alianza se ha convertido en la comida pascual de la Nueva Alianza.

SANTORAL - SAN JUAN DE EGIPTO

27 de Marzo


   Eremita (304-394) Nació en Licópolis, hoy Asiut, en los comienzos del siglo IV y pasó la mayor parte de su vida en la Tebaida, dedicado a la oración y a la penitencia. Parece ser que nació en el seno de una familia pobre y que tuvo en la juventud la profesión de carpintero. Muy joven marcha a buscar la soledad del desierto; se pone bajo el amparo de santo monje que le orienta en las difíciles sendas de la imitación de Jesucristo, siguiéndole en la soledad. Come hierbas y raíces; bebe agua abundante; es de poco dormir, hace mucha oración y extremada penitencia.

    Exceptuando a San Antonio, ningún ermitaño del desierto adquirió; tan amplia fama como San Juan de Egipto, que fue consultado por emperadores y cuyas alabanzas fueron cantadas por San Jerónimo, Paladio, Casiano, San Agustín y muchos otros. Nació; en la bajada Tebaida, en Licópolis, siendo educado en el oficio de carpintero.

    A la edad de 25 años decidió; abandonar el mundo y se puso bajo la guía de un anciano anacoreta, quien durante diez años, lo ejercitó en la obediencia y abnegación de sí mismo. El santo obedeció con humildad y sin replicar, por irracional que fuera la tarea que se le imponía, y continuó con este ejercicio hasta la muerte del anciano.

    Se retiró a una cumbre de una escarpada colina, donde construyó tres celdas contiguas. Ahí permaneció hasta el final de sus días. Durante cinco días de la semana, hablaba con Dios, pero los sábados y domingos, las personas podían acercarse para oír sus instrucciones y consejos espirituales.

    San Juan no fundó ninguna congregación, pero se le considera como el Padre de todos los ascetas, y cuando sus visitantes llegaron a ser tan numerosos, fue necesario construir mas celdas para recibirlos.

    También fue especialmente famoso por sus profecías, milagros, su poder de leer los pensamientos y de descubrir los pecados secretos de aquellos que lo visitaban.

    Falleció a la edad de 90 años, mientras estaba de rodillas orando con el Padre Celestial.

Oremos

    Tú, Señor, que concediste a San Juan, el don de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a nosotros, por intercesión de este santo, la gracia de que, viviendo fielmente nuestra vocación, tendamos hacia la perfección que nos propones en la persona de tú Hijo. Que vive y reina contigo. Amén

-FRASE DEL DÍA-



 

lunes, 25 de marzo de 2024

GAUDETE ET EXSULTATE

CAPÍTULO CUARTO
ALGUNAS NOTAS DE LA SANTIDAD EN EL MUNDO ACTUAL
En oración constante


    147. Finalmente, aunque parezca obvio, recordemos que la santidad está hecha de una apertura habitual a la trascendencia, que se expresa en la oración y en la adoración. El santo es una persona con espíritu orante, que necesita comunicarse con Dios. Es alguien que no soporta asfixiarse en la inmanencia cerrada de este mundo, y en medio de sus esfuerzos y entregas suspira por Dios, sale de sí en la alabanza y amplía sus límites en la contemplación del Señor. No creo en la santidad sin oración, aunque no se trate necesariamente de largos momentos o de sentimientos intensos.


-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO - 26 de Marzo - San Juan 13, 21-33.36-38.


    Libro de Isaías 49,1-6.

    ¡Escúchenme, costas lejanas, presten atención, pueblos remotos! El Señor me llamó desde el seno materno, desde el vientre de mi madre pronunció mi nombre.
    El hizo de mi boca una espada afilada, me ocultó a la sombra de su mano; hizo de mí una flecha punzante, me escondió en su aljaba.
    El me dijo: "Tú eres mi Servidor, Israel, por ti yo me glorificaré".
    Pero yo dije: "En vano me fatigué, para nada, inútilmente, he gastado mi fuerza". Sin embargo, mi derecho está junto al Señor y mi retribución, junto a mi Dios.
    Y ahora, ha hablado el Señor, el que me formó desde el seno materno para que yo sea su Servidor, para hacer que Jacob vuelva a él y se le reúna Israel. Yo soy valioso a los ojos del Señor y mi Dios ha sido mi fortaleza.
    El dice: "Es demasiado poco que seas mi Servidor para restaurar a las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivientes de Israel; yo te destino a ser la luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los confines de la tierra".


Salmo 71(70),1-2.3-4a.5-6ab.15.17.


Yo me refugio en Ti, Señor,
¡que nunca tenga que avergonzarme!
Por tu justicia, líbrame y rescátame,
inclina tu oído hacia mí, y sálvame.

Sé para mí una roca protectora,
tú que decidiste venir siempre en mi ayuda,
porque tú eres mi Roca y mi fortaleza.
¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío!

Porque tú, Señor, eres mi esperanza
y mi seguridad desde mi juventud.
En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre;
desde el seno materno fuiste mi protector.

Mi boca anunciará incesantemente
tus actos de justicia y salvación,
aunque ni siquiera soy capaz de enumerarlos.
Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud,
y hasta hoy he narrado tus maravillas.


    Evangelio según San Juan 13,21-33.36-38.

    Jesús, estando en la mesa con sus discípulos, se estremeció y manifestó claramente: "Les aseguro que uno de ustedes me entregará".
    Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería.
    Uno de ellos -el discípulo al que Jesús amaba- estaba reclinado muy cerca de Jesús.
    Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: "Pregúntale a quién se refiere".
    El se reclinó sobre Jesús y le preguntó: "Señor, ¿quién es?".
    Jesús le respondió: "Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato". Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote.
    En cuanto recibió el bocado, Satanás entró en él. Jesús le dijo entonces: "Realiza pronto lo que tienes que hacer".
    Pero ninguno de los comensales comprendió por qué le decía esto.
    Como Judas estaba encargado de la bolsa común, algunos pensaban que Jesús quería decirle: "Compra lo que hace falta para la fiesta", o bien que le mandaba dar algo a los pobres.
    Y en seguida, después de recibir el bocado, Judas salió. Ya era de noche.
    Después que Judas salió, Jesús dijo: "Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en él.
    Si Dios ha sido glorificado en él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto.
    Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Ustedes me buscarán, pero yo les digo ahora lo mismo que dije a los judíos: 'A donde yo voy, ustedes no pueden venir'.
    Simón Pedro le dijo: "Señor, ¿adónde vas?". Jesús le respondió: "A donde yo voy, tú no puedes seguirme ahora, pero más adelante me seguirás".
    Pedro le preguntó: "¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti".
    Jesús le respondió: "¿Darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces".

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 26 de Marzo - «Judas salió inmediatamente, era de noche.»


       San Juan Crisóstomo, Homilía 1, sobre la conversión


«Judas salió inmediatamente, era de noche.» 

    Judas había expresado su arrepentimiento: «He pecado entregando sangre inocente» (Mt 27,4). Pero el diablo, que había entendido estas palabras, comprendió que Judas estaba en el buen camino y esta transformación le asusta. Después reflexionó: Su maestro es benevolente; en el momento que fue traicionado por él, lloró por su suerte y le ha apelado de mil maneras, sería sorprendente si no lo recibe cuando se arrepiente con toda su alma, se da por vencido para que le ayuden si se levanta y reconoce su culpa. ¿No es por esto por lo qué fue crucificado? Después de estas reflexiones, introdujo una profunda tristeza en la mente de Judas, y lo empujó a una inmensa desesperación, lo desconcertó, y le acosó hasta empujarlo al suicidio para privarlo de la vida después de despojarlo de sus sentimientos de arrepentimiento.

    No hay duda de que, de haber estado aún vivo se habría salvado: sólo hay que ver el ejemplo de los verdugos. En efecto, si Cristo ha salvado a los que le crucificaron; si, incluso en la cruz, ruega al Padre e intercede por el perdón de sus pecados (Lc 23,34), ¿cómo no habría acogido al traidor con una benevolencia total, donde se ha demostrado la sinceridad de su conversión? … Pedro le negó tres veces después de participar en la comunión de los santos misterios, y sus lágrimas le absolvieron (Mt 26,75, Jn 21,15 s). Pablo, el perseguidor, el blasfemo, el presuntuoso, Pablo que no sólo ha perseguido al crucificado sino a todos sus discípulos, se convirtió en apóstol después de su conversión. Dios sólo nos pide una ligera penitencia para concedernos el perdón de nuestros pecados.

SANTORAL - SAN LUDGERO

26 de Marzo


   La historia de San Ludgero, primer obispo de Münster, nacido hacia el 745 en Suescnon, en Frisia, de noble familia, está unida a un hecho nuevo en el mundo cristiano: en ese tiempo el cristianismo pasó las fronteras del imperio romano, con la evangelización de la Germania transrenana.

    En esta obra misionera, que logró el máximo desarrollo con San Bonifacio, encontramos comprometido a San Ludgero, discípulo de San Gregorio y de Alcuino de York. Después de la ordenación sacerdotal, que recibió en Colonia en 777, Ludgero se dedicó a la evangelización de la región pagana de Frisia, en donde San Bonifacio había sufrido el martirio.

    Los métodos usados por el emperador Carlomagno para someter esta región y cristianizarla no estaban muy de acuerdo con el espíritu evangélico. En el 776, durante la primera expedición, el monarca impuso el bautismo a todos los soldados vencidos; pero con la revuelta de Widukindo hubo una apostasía general. Ludgero tuvo que huir y, después de haber pasado por Roma, llegó a Montecassino, en donde vistió el hábito monacal sin haber emitido todavía los votos.

    La rebelión de Widukindo fue aplastada en el 784, y la represión fue brutal. El rechazo del bautismo y el incumplimiento del ayuno cuaresmal se castigaban con la muerte; pero este régimen de terror, contra el que se levantó el gran maestro Alcuino, hacía odioso al mismo cristianismo, que, sin embargo, floreció maravillosamente, gracias a los auténticos predicadores del Evangelio, como San Ludgero, a quien el mismo emperador fue a buscar a Montecassino para que regresara a la patria y se dedicara a predicar en Frisia.

    Poco después, para premiarlo por su celo, le ofreció el episcopado vacante de Tréveris, mas el santo lo rechazó. Pero sí aceptó su tarea de misionero y, entonces, tomó el puesto del abad Bernardo en el territorio de Sajonia.

    En el 795 Ludgero erigió allí un monasterio, alrededor del cual surgió la ciudad actual de Münster (en alemán Münster quiere decir monasterio). El territorio pertenecía a la jurisdicción eclesiástica de Colonia, pues Ludgero aceptó solamente en el 804 ser consagrado obispo de la nueva diócesis. Antes de esta fecha el infatigable misionero no tenía residencia fija.

    Construyó iglesias y escuelas y fundó nuevas parroquias que confió a los sacerdotes que él mismo había formado en su escuela cerca de la catedral de Mimigernaeford. También se debe a él la fundación del monasterio benedictino de Werden en donde después fue sepultado.

    Murió el 26 de marzo del 809 e inmediatamente fue venerado como santo. Su tumba en Werden sigue siendo meta de peregrinaciones.


Oremos

    Dios y Señor nuestro, que con tu amor hacia los hombres quisiste que San Ludgero anunciara a los pueblos la riqueza insondable que es Cristo, concédenos, por su intercesión, crecer en el conocimiento del misterio de Cristo y vivir siempre según las enseñanzas del Evangelio, fructificando con toda clase de buenas obras. Por Jesucristo, tu Hijo. Amén

-FRASE DEL DÍA-