miércoles, 10 de enero de 2024

GAUDETE ET EXSULTATE

CAPÍTULO TERCERO
A LA LUZ DEL MAESTRO
A contracorriente


    72. Él dijo: «Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas» (Mt 11,29). Si vivimos tensos, engreídos ante los demás, terminamos cansados y agotados. Pero cuando miramos sus límites y defectos con ternura y mansedumbre, sin sentirnos más que ellos, podemos darles una mano y evitamos desgastar energías en lamentos inútiles. Para santa Teresa de Lisieux «la caridad perfecta consiste en soportar los defectos de los demás, en no escandalizarse de sus debilidades»[69].

[69] Manuscrito C, 12r.


-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO - 11 de Enero - San Marcos 1,40-45.


    Primer Libro de Samuel 4,1-11.

    
Y la palabra de Samuel llegó a todo Israel. En aquellos días, los filisteos se reunieron para combatir contra Israel. Israel les salió al encuentro para el combate, y acamparon en Eben Ezer, mientras los filisteos acampaban en Afec.
    Los filisteos se alinearon en orden de batalla frente a Israel, y se entabló un duro combate. Israel cayó derrotado delante de los filisteos, y unos cuatro mil hombres fueron muertos en el frente de batalla, en campo abierto.
    Cuando el pueblo regresó al campamento, los ancianos de Israel dijeron: "¿Por qué el Señor nos ha derrotado hoy delante de los filisteos? Vayamos a buscar a Silo el Arca de la Alianza del Señor: que ella esté presente en medio de nosotros y nos salve de la mano de nuestros enemigos".
    El pueblo envió unos hombres a Silo, y trajeron de allí el Arca de la Alianza del Señor de los ejércitos, que tiene su trono sobre los querubines. Jofní y Pinjás, los dos hijos de Elí, acompañaban el Arca.
    Cuando el Arca de la Alianza del Señor llegó al campamento, todos los israelitas lanzaron una gran ovación y tembló la tierra.
    Los filisteos oyeron el estruendo de la ovación y dijeron: "¿Qué significa esa estruendosa ovación en el campamento de los hebreos?". Al saber que el Arca del Señor había llegado al campamento, los filisteos sintieron temor, porque decían: "Un dios ha llegado al campamento". Y exclamaron: "¡Ay de nosotros, porque nada de esto había sucedido antes!
    ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de este dios poderoso? Este es el dios que castigó a los egipcios con toda clase de plagas en el desierto.
    ¡Tengan valor y sean hombres, filisteos, para no ser esclavizados por los hebreos, como ellos lo fueron por ustedes! ¡Sean hombres y luchen!"
    Los filisteos libraron batalla. Israel fue derrotado y cada uno huyó a sus campamentos. La derrota fue muy grande, y cayeron entre los israelitas treinta mil hombres de a pie.
    El Arca del Señor fue capturada, y murieron Jofní y Pinjás, los dos hijos de Elí.


Salmo 44(43),10-11.14-15.24-25.

Pero ahora nos rechazaste y humillaste:
dejaste de salir con nuestro ejército,
nos hiciste retroceder ante el enemigo
y nuestros adversarios nos saquearon.

Nos expusiste a la burla de nuestros vecinos,
a la risa y al escarnio de los que nos rodean;
hiciste proverbial nuestra desgracia
y los pueblos nos hacen gestos de sarcasmo.

¡Despierta, Señor! ¿Por qué duermes?
¡Levántate, no nos rechaces para siempre!
¿Por qué ocultas tu rostro
y te olvidas de nuestra desgracia y opresión?

   
    Evangelio según San Marcos 1,40-45.

    Se acercó a Jesús un leproso para pedirle ayuda y, cayendo de rodillas, le dijo: "Si quieres, puedes purificarme".
    Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Lo quiero, queda purificado".
    En seguida la lepra desapareció y quedó purificado.
    Jesús lo despidió, advirtiéndole severamente: "No le digas nada a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio".
    Sin embargo, apenas se fue, empezó a proclamarlo a todo el mundo, divulgando lo sucedido, de tal manera que Jesús ya no podía entrar públicamente en ninguna ciudad, sino que debía quedarse afuera, en lugares desiertos. Y acudían a él de todas partes.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 11 de Enero - "Cristo vino para sanarnos de la lepra del pecado"


San Juan Crisóstomo (c. 345-407) presbítero en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia Homilía 25 sobre San Mateo (PG 57, Lectures chrétiennes pour notre temps, I85, Abbaye d'Orval, 1973)


"Cristo vino para sanarnos de la lepra del pecado"

    “Cuando Jesús bajó de la montaña, lo siguió una gran multitud. Entonces un leproso fue a postrarse ante él y le dijo: “Señor, si quieres, puedes purificarme” (Mt 8,1-2).

    Grandes eran la discreción y la fe del que se aproximó. No interrumpe la enseñanza de Jesús, no atraviesa en medio de la multitud que escuchaba, sino que espera el momento oportuno y se aproxima del Señor cuando descendió. No se dirige a él de forma banal, sino con gran fervor, cayendo de rodillas- como lo relata otro evangelista- con profunda fe y una idea exacta concerniendo a Cristo. No dice “Si pides a Dios” o “Si rezas”, sino “si quieres, puedes purificarme”. No dice tampoco “Señor, purifícame”, sino que se entrega enteramente a él, lo hace dueño de su sanación y testimonia de su poder.

    Jesús no responde: “Sé purificado”, sino “Lo quiero, queda purificado” (Mt 8,3). Deseaba con esas palabras confirmar al pueblo y al leproso en la convicción que tenían de su poder. Por eso dijo “Lo quiero”.

    ¿Por qué aunque para purificarlo le alcanzaba con quererlo y decir una palabra, Jesús lo toca con su mano? Me parece que desea mostrar que no se sitúa bajo la Ley sino por encima de ella. La mano no deviene impura al contacto de la lepra, sino que el cuerpo del leproso fue purificado por la muy santa mano. Ya que Cristo no vino sólo para sanar los cuerpos, sino para elevar las almas a la santidad y enseñarnos que la única lepra a temer es la del pecado.

SANTORAL - BEATA ANA MARÍA JANER ANGLARILL

11 de Enero


    La Beata Anna Maria Janer Anglarill, conocida como Madre Janer, fue una religiosa española, nacida en Cervera el 18 de diciembre de 1800. Acabada la guerra, tuvo que exiliarse en Francia. En Toulouse trabajó en el hospital de la Grave. Volvió a Cervera en 1844, pero por presiones gubernamentales dejó de ser superiora del hospital.

    En 1849 se reformó la Casa de Misericordia y le fue encomendada la dirección de este establecimiento benéfico durante dos años. También estuvo al frente de la fundación de las congregaciones del Sagrado Corazón de Jesús y de la Asociación de las Hijas de María en 1856.

    Anna Maria estaba convencida de la necesidad de crear escuelas cristianas para la promoción de la mujer y la familia. En 1857, el obispo Caixal le pidió que se hiciera cargo del hospital de la Seo de Urgel, donde fundó un instituto del que se hizo cargo, la Congregación de las Hermanas de la Sagrada Familia de Urgel. Pronto se difundiría por la zona, llegando a Canillo (Andorra) y otros lugares de Andorra. Con un sentido realista, la madre Janer formaba a las novicias no solo en la espiritualidad, sino en ciencias y artes, clave de una buena enseñanza. La revolución de 1868 detendrá la expansión de la congregación y fueron expulsadas del hospital

    En noviembre de 1874 volvieron a la Seo para atender el hospital de la ciudad. En 1880 fue elegida superiora general, hasta que en 1883 quedó libre de todo cargo y se instaló en su casa de Talarn, donde continuó el trato con las novicias y las alumnas. 

    Los restos de Janer descansan en el convento de la Sagrada Familia de Urgel en la Seo de Urgel desde 1961. Proclamada venerable, fue beatificada en 2011 por el papa Benedicto XVI, al aprobarse el milagro que se la atribuía, la recuperación de Ana Padrós i Sellés que padecía una enfermedad incurable que la obligaba a ir en silla de ruedas.

    En la Argentina las Hermanas de la Sagrada Familia de Urgell administran siete casas: 3 en la provincia de Córdoba, donde en la localidad de Villa Allende está la casa provincial; 1 casa en Ceres, Santa Fe; 2 casas en la provincia de Buenos Aires (Aldo Bonzi) y una casa en la Ciudad de Buenos, el Instituto Ana María Janer de la calle Juan Bautista Alberdi.

    La madre Janer tenía un amor especial por la cruz. Mirar a Cristo crucificado se convirtió para ella en un aliciente que le permitía ser signo y testimonio claro de aquel que nos amó primero, de aquél que nos ama hasta dar la vida. Ana María murió el 11 de enero de 1885 y pidió morir en el suelo como penitente por amor a Cristo "que por mí expiró clavado en la cruz", dijo la beata.


Oremos

    Señor Jesús, con amor de misericordia elegiste a la Beata Ana María Janer y ella, fiel a tu llamada, consagró toda su vida para amarte y servirte en los que sufren pobreza y fragilidad. En respuesta a tu Evangelio acogió ancianos y enfermos, cuidó heridos, educó niños y sirvió a los más necesitados. Su caridad creativa se hizo servicio de amor, consuelo y misericordia. Te damos gracias por su vida y te pedimos que su santidad sea camino de entrega, comunión y amor misericordioso para todo el Pueblo de Dios y para todos los que queremos amarte y servirte tras sus huellas de caridad. Por eso te pedimos, Señor, su pronta canonización para que su luz sea un signo de tu presencia en el mundo. Por tu intercesión, te confiamos nuestras necesidades. Amén

-FRASE DEL DÍA-



 

martes, 9 de enero de 2024

GAUDETE ET EXSULTATE

CAPÍTULO TERCERO
A LA LUZ DEL MAESTRO
A contracorriente


    71. Es una expresión fuerte, en este mundo que desde el inicio es un lugar de enemistad, donde se riñe por doquier, donde por todos lados hay odio, donde constantemente clasificamos a los demás por sus ideas, por sus costumbres, y hasta por su forma de hablar o de vestir. En definitiva, es el reino del orgullo y de la vanidad, donde cada uno se cree con el derecho de alzarse por encima de los otros. Sin embargo, aunque parezca imposible, Jesús propone otro estilo: la mansedumbre. Es lo que él practicaba con sus propios discípulos y lo que contemplamos en su entrada a Jerusalén: «Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en una borrica» (Mt 21,5; cf. Za 9,9).


-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO - 10 de Enero - San Marcos 1,29-39.


   Primer Libro de Samuel 3,1-10.19-20.
    
    El joven Samuel servía al Señor en la presencia de Elí. La palabra del Señor era rara en aquellos días, y la visión no era frecuente.
    Un día, Elí estaba acostado en su habitación. Sus ojos comenzaban a debilitarse y no podía ver.
    La lámpara de Dios aún no se había apagado, y Samuel estaba acostado en el Templo del Señor, donde se encontraba el Arca de Dios.
    El Señor llamó a Samuel, y él respondió: "Aquí estoy".
    Samuel fue corriendo adonde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy, porque me has llamado". Pero Elí le dijo: "Yo no te llamé; vuelve a acostarte". Y él se fue a acostar.
    El Señor llamó a Samuel una vez más. El se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy, porque me has llamado". Elí le respondió: "Yo no te llamé, hijo mío; vuelve a acostarte".
    Samuel aún no conocía al Señor, y la palabra del Señor todavía no le había sido revelada.
    El Señor llamó a Samuel por tercera vez. El se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy, porque me has llamado". Entonces Elí comprendió que era el Señor el que llamaba al joven, y dijo a Samuel: "Ve a acostarte, y si alguien te llama, tú dirás: Habla, Señor, porque tu servidor escucha". Y Samuel fue a acostarse en su sitio.
    Entonces vino el Señor, se detuvo, y llamó como las otras veces: "¡Samuel, Samuel!". El respondió: "Habla, porque tu servidor escucha".
    Samuel creció; el Señor estaba con él, y no dejó que cayera por tierra ninguna de sus palabras.
    Todo Israel, desde Dan hasta Berseba, supo que Samuel estaba acreditado como profeta del Señor.


Salmo 40(39),2.5.7-8a.8b-9.10.

Esperé confiadamente en el Señor:
él se inclinó hacia mí
y escuchó mi clamor.
¡Feliz el que pone en el Señor
toda su confianza,
y no se vuelve hacia los rebeldes
que se extravían tras la mentira!

Tú no quisiste víctima ni oblación;
pero me diste un oído atento;
no pediste holocaustos ni sacrificios,
entonces dije: “Aquí estoy.

En el libro de la Ley está escrito
lo que tengo que hacer:
yo amo, Dios mío, tu voluntad,
y tu ley está en mi corazón».

Proclamé gozosamente tu justicia
en la gran asamblea;
no, no mantuve cerrados mis labios,
Tú lo sabes, Señor.


    Evangelio según San Marcos 1,29-39.

    Jesús salió de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.
    La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron de inmediato.
    El se acercó, la tomó de la mano y la hizo levantar. Entonces ella no tuvo más fiebre y se puso a servirlos.
    Al atardecer, después de ponerse el sol, le llevaron a todos los enfermos y endemoniados, y la ciudad entera se reunió delante de la puerta.
    Jesús curó a muchos enfermos, que sufrían de diversos males, y expulsó a muchos demonios; pero a estos no los dejaba hablar, porque sabían quién era él.
    Por la mañana, antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto; allí estuvo orando.
    Simón salió a buscarlo con sus compañeros, y cuando lo encontraron, le dijeron: "Todos te andan buscando".
    El les respondió: "Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido".
    Y fue predicando en las sinagogas de toda la Galilea y expulsando demonios.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 10 de Enero - «Jesús fue a un lugar solitario, y allí se puso a hacer oración»


        Juan Taulero Sermón: Nos enseñó a elevar el alma a Dios Sermón 15


«Jesús fue a un lugar solitario, y allí se puso a hacer oración»

    Cuando el Hijo de Dios levantó la mirada al cielo y dijo: «Padre, glorifica a tu Hijo» (Jn 17,1), nos enseñó con esta acción que debemos elevar muy alto todos nuestros sentidos, nuestras manos, nuestras facultades, nuestra alma, y rezar en él, con él y por él. He aquí la obra más amable y más santa que el Hijo de Dios ha hecho aquí abajo: adorar a su Padre muy amado. Pero esto sobrepasa en mucho todo raciocinio, y no podemos de ningún modo alcanzarlo y comprenderlo, si no es en el Espíritu Santo. San Agustín y san Anselmo nos dicen sobre la oración que es «una elevación del alma hacia Dios».

    Sólo te digo esto: libérate, de verdad, de ti mismo y de todas las cosas creadas, y levanta tu alma a Dios por encima de todas las criaturas, en el abismo profundo. Allí, sumerge tu espíritu en el Espíritu de Dios, en un verdadero abandono, en una unión verdadera con Dios. Allí, pide a Dios todo lo que quiere que se le pida, lo que deseas y lo que los hombres desean de ti. Y ten esto por cierto: lo que es una insignificante moneda frente a cien mil monedas de oro, lo es toda oración exterior frente a esta oración que es unión verdadera con Dios, este derroche y esta fusión del espíritu creado en el Espíritu increado de Dios.

    Si se te pide una oración, es bueno que la hagas de modo exterior como se te ha pedido y como lo prometiste. Pero, haciendo esto, conduce tu alma hacia las alturas y a tu desierto interior, empuja allí todo tu rebaño como Moisés (Ex 3,1). «Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad» (Jn 4,23). En esta oración interior se unifican todas las prácticas, todas fórmulas y todos los tipos de oración que desde Adán hasta hoy se han ofrecido y que serán todavía ofrecidos hasta el último día. Llevamos todo esto a su perfección en un instante, a través de este recogimiento verdadero y esencial.

SANTORAL - SANTA FRANCISCA DE SALES

10 de Enero


    En Perugia, en Italia, santa Francisca de Sales (Leonia) Aviat, virgen, que se dedicó, con maternal amor y solicitud, a la educación de las jóvenes e instituyó las Oblatas de San Francisco de Sales.Fundadora de la Congregación de Oblatas de San Francisco de Sales. Nació en Sézanne (Francia), departamento del Marne, el 16 de septiembre de 1844. Fue bautizada al día siguiente de su nacimiento con el nombre de Leonia. Frecuentó las primeras clases elementales en su pueblo natal; después, sus padres la llevaron al monasterio de la Visitación de Troyes pues, aunque practicaban poco, eran honrados comerciantes que deseaban para su hija una buena educación cristiana.

    Su vida estuvo marcada por tres etapas fundamentales: el período de formación en el monasterio de la Visitación de Troyes, capital de Champagne; el encuentro con el p. Louis Brisson, futuro fundador de los Oblatos de San Francisco de Sales; y la aplicación de las leyes subversivas contra los institutos religiosos en Francia a finales de siglo.

    Leonia permaneció en el monasterio de la Visitación hasta la edad de 16 años. Ya entonces manifestó a la superiora su deseo de hacerse religiosa, pero ella le respondió: "Aquello para lo que Dios te tiene destinada no está aún preparado; déjale actuar y haz siempre la voluntad divina".

    Cuando salió del monasterio, su padre había dispuesto para ella un matrimonio con un rico y distinguido señor del lugar, pero Leonia pensaba ya en la vocación religiosa y no quiso acceder a los deseos de su padre. A la edad de 21 años, en 1865, visitó un establecimiento industrial de Sézanne y surgió en ella el deseo de atender a las obreras. Entretanto, el p. Louis Brisson, que había sido capellán de la Visitación cuando ella estaba interna allí, dado su incansable celo por la protección y la formación religiosa de las jóvenes obreras que venían de los campos y estaban expuestas a los peligros más graves, había fundado en el año 1858 las "Obras para las trabajadoras jóvenes", poniéndolas bajo la protección de san Francisco de Sales: proporcionaban a las jóvenes locales seguros, comida y la asistencia de almas buenas y generosas, pero les hacía falta también la formación humana y la educación religiosa.

    En 1866 Leonia pidió regresar a la Visitación para pedir luz al Señor, antes de tomar una decisión definitiva sobre su vocación. Entonces conoció la obra de asistencia a las jóvenes que había comenzado el p. Brisson, el cual estaba pensando en fundar una congregación de religiosas. Compartió inmediatamente el proyecto del padre. El 30 de octubre de 1868 Leonia vistió el hábito religioso, junto con otra antigua compañera del internado, y tomó el nombre de Francisca de Sales.

    El 11 de octubre de 1871 emitió los votos religiosos, junto con su primera compañera, iniciando así la congregación de Oblatas de San Francisco de Sales. Otras jóvenes se unieron a ellas, pero la ocupación alemana de 1870 retardó su profesión religiosa. Se multiplicaron los patronatos y casas-familia; las jóvenes recibían, junto con la formación religiosa, la educación práctica que las preparaba para su vida futura de madres de familia. La madre Francisca de Sales, que fue la primera superiora general, se hizo obrera entre las obreras; les ayudó a disfrutar del trabajo bien realizado, aunque la ganancia fuera mínima; las jóvenes trabajadoras comprendían la dignidad del trabajo, como algo que viene de Dios e instrumento de caridad, porque permite ayudar a las compañeras que están necesitadas. De ahí nació una competición de solidaridad humana.

    Después de haber consolidado las obras en Troyes, fue a París y organizó allí un internado para jóvenes de posición social acomodada. Obtuvo con la alta sociedad parisina el mismo éxito que había tenido con las obreras. Ocho años más tarde regresó a Troyes, donde estuvo otros 15 años, cuatro de ellos como una religiosa más, y en los que tuvo que soportar la hostilidad de algunos miembros de su comunidad. En 1893 fue elegida nuevamente superiora general, cargo que ejerció hasta su muerte. Envió religiosas a las misiones de Sudáfrica y de Ecuador. El instituto se extendió también por Suiza, Austria, Inglaterra e Italia. En 1903 entraron en vigor en Francia las leyes subversivas, que decretaron la expropiación de los bienes de las congregaciones religiosas: se cerraron 23 casas bien organizadas y 6 de apoyo a los padres oblatos. La madre Francisca de Sales y su consejo se refugiaron en Italia y desde allí perfeccionaron la organización de la congregación y sostuvieron a las religiosas con cartas y visitas.

    Su última gran prueba fue la muerte del p. Brisson, acaecida en su pueblo natal de Plancy el 2 de febrero de 1908. En sus últimos seis años de vida veló celosamente por la redacción definitiva de las Constituciones, que fueron aprobadas por el Papa Pío X en 1911. Falleció a la edad de 69 años, en Perusa (Italia), el 10 de enero de 1914. El Papa Juan Pablo II la beatificó el 27 de Septiembre de 1992 y él mismo la canonizó el 25 de Noviembre de 2001.

Oremos

    Señor Dios todopoderoso, que de entre tus fieles elegiste a Santa Francisca de Sales, para que manifestaras a sus hermanos el camino que conduce a ti, concédenos que su ejemplo nos ayude a seguir a Jesucristo, nuestro maestro,para que logremos así alcanzar un día, junto con nuestros hermanos, la gloria de tu reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amén

-FRASE DEL DÍA-