lunes, 13 de septiembre de 2021

-PROPÓSITO DEL DÍA-



 

EVANGELIO DEL DÍA - 14 de Septiembre - San Juan 3,13-17.



 
Libro de los Números 21,4b-9.


En el camino, el pueblo perdió la paciencia y comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés: "¿Por qué nos hicieron salir de Egipto para hacernos morir en el desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua, y ya estamos hartos de esta comida miserable!".
Entonces el Señor envió contra el pueblo unas serpientes abrasadoras, que mordieron a la gente, y así murieron muchos israelitas.
El pueblo acudió a Moisés y le dijo: "Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti. Intercede delante del Señor, para que aleje de nosotros esas serpientes". Moisés intercedió por el pueblo, y el Señor le dijo: "Fabrica una serpiente abrasadora y colócala sobre un asta. Y todo el que haya sido mordido, al mirarla, quedará curado".
Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un asta. Y cuando alguien era mordido por una serpiente, miraba hacia la serpiente de bronce y quedaba curado.

Palabra de Dios.


Salmo 78(77),1-2.34-35.36-37.38.

Pueblo mío, escucha mi enseñanza,
presta atención a las palabras de mi boca:
yo voy a recitar un poema,
a revelar enigmas del pasado.

Cuando los hacía morir, lo buscaban
y se volvían a él ansiosamente:
recordaban que Dios era su Roca,
y el Altísimo, su libertador.

Pero lo elogiaban de labios para afuera
y mentían con sus lenguas;
su corazón no era sincero con él
y no eran fieles a su alianza.

El Señor, que es compasivo,
los perdonaba en lugar de exterminarlos;
una y otra vez reprimió su enojo
y no dio rienda suelta a su furor.


Evangelio según San Juan 3,13-17.

Jesús dijo a Nicodemo: «Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo.
De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna.
Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.»

Palabra del Señor.

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 14 de Septiembre - “Para que todos los que creen en él tengan Vida eterna”(Jn 3,13-17)




San Juan Crisóstomo
Homilía 1ª sobre la Cruz y el Ladrón: PG 49, 399-401

“Para que todos los que creen en él tengan Vida eterna”(Jn 3,13-17)


¡Cristo está hoy en la cruz y nosotros celebramos fiesta! ¡Para que conozcas que la Cruz es fiesta y solemnidad espiritual! Anteriormente la cruz era cosa de condenación; pero ahora, en cambio, ha venido a ser cosa de honra. Anteriormente era señal de condenación; actualmente lo es de salvación. Ella nos ha sido causadora de innumerables bienes. Ella nos libró del error; ella nos iluminó cuando estábamos sentados en las tinieblas; ella nos reconcilió con Dios cuando ya estábamos vencidos, y de enemigos nos hizo sus domésticos, y de alejados nos hizo vecinos de Dios. Ella es destrucción de la enemistad, guardiana de la paz, tesoro de bienes infinitos.

Por ella no vagamos ya en los desiertos, porque hemos conocido el camino verdadero; ya no vivimos fuera del palacio, pues hemos encontrado la puerta; no tememos los dardos encendidos del diablo, porque hemos encontrado la fuente. Por la cruz ya no estamos en viudedad, pues hemos recibido al Esposo; no tememos al lobo, pues hemos encontrado al Pastor. Por la cruz no tememos ya al tirano, pues estamos al lado del Rey.

Y por esto, al celebrar la memoria de la Cruz, hacemos fiesta por la Cruz: «¡Celebrémosla, dice Pablo, no con la vieja levadura, sino con ázimos de pureza y de verdad.» (1Co 5,8) Y luego, añadiendo la causa, prosigue así: «¡Porque nuestra Pascua, Cristo, ya ha sido inmolado!» (1Co 5,7).

SANTORAL DEL DÍA - 14 SETIEMBRE - FIESTA DE LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ

 


La fiesta del Triunfo de la Santa Cruz se hace en recuerdo de la recuperación de la Santa Cruz obtenida en el año 614 por el emperador Heraclio, quien la logró rescatar de los Persas que se la habían robado de Jerusalén.

Al llegar de nuevo la Santa Cruz a Jerusalén, el emperador dispuso acompañarla en solemne procesión, pero vestido con todos los lujosos ornamentos reales, y de pronto se dio cuenta de que no era capaz de avanzar. Entonces el Arzobispo de Jerusalén, Zacarías, le dijo: "Es que todo ese lujo de vestidos que lleva, están en desacuerdo con el aspecto humilde y doloroso de Cristo, cuando iba cargando la cruz por estas calles". Entonces el emperador se despojó de su manto de lujo y de su corona de oro, y descalzo, empezó a recorrer así las calles y pudo seguir en la piadosa procesión.

La Santa Cruz (para evitar nuevos robos) fue partida en varios pedazos. Uno fue llevado a Roma, otro a Constantinopla, un tercero se dejó en un hermoso cofre de plata en Jerusalén. Otro se partió en pequeñísimas astillas para repartirlas en diversas iglesias del mundo entero, que se llamaron "Veracruz"(verdadera cruz).

Nosotros recordamos con mucho cariño y veneración la Santa Cruz porque en ella murió nuestro Redentor Jesucristo, y con las cinco heridas que allí padeció pagó Cristo nuestras inmensas deudas con Dios y nos consiguió la salvación.

A San Antonio Abad (año 300, fiesta el 17 de enero) le sucedió que el demonio lo atacaba con terribilísimas tentaciones y cuentan que un día, angustiado por tantos ataques, se le ocurrió hacerse la señal de la Cruz, y el demonio se alejó. En adelante cada vez que le llegaban los ataques diabólicos, el santo hacía la señal de la cruz y el enemigo huía. Y dicen que entonces empezó la costumbre de hacer la señal de la cruz para librarse de males.

De una gran santa se narra que empezaron a llegarle espantosas tentaciones de tristeza. Por todo se disgustaba. Consultó con su director espiritual y este le dijo: "Si Usted no está enferma del cuerpo, ésta tristeza es una tentación del demonio". Le recomendó la frase del libro del Eclesiástico en la Santa Biblia: "La tristeza no produce ningún fruto bueno". Y le aconsejó: "Cada vez que le llegue la tristeza, haga muy devotamente la señal de la cruz". La santa empezó a notar que con la señal de la cruz se le alejaba el espíritu de tristeza.

Cuando Nuestra Señora se le apareció por primera vez a Santa Bernardita en Lourdes (Año 1859), la niña al ver a la Virgen quiso hacerse la señal de la cruz. Pero cuando llegó con los dedos frente a la cara, se le quedó paralizada la mano. La Virgen entonces hizo Ella la señal de la cruz muy despacio desde la frente hasta el pecho, y desde el hombro izquierdo hasta el derecho. Y tan pronto como la Madre de Dios terminó de hacerse la señal de la cruz, a la niña se le soltó la mano y ya pudo hacerla ella también. Y con esto entendió que Nuestra Señora le había querido dar una lección: que es necesario santiguarnos más despacio y con más devoción.

Mire a la gente cuando pasa por frente a una iglesia. ¿Cómo le parece esa cruz que se hacen? ¿No es cierto que más parece un garabato que una señal de la Cruz? ¿Cómo la haremos de hoy en adelante? Como recuerdo de esta fecha de la exaltación de la Santa Cruz, quiero hacer con más devoción y más despacio mi señal de la Cruz.

Oremos

Señor, Dios nuestro, que has querido salvar a los hombres por medio de tu Hijo muerto en la cruz, te pedimos, ya que nos has dado a conocer en la tierra la fuerza misteriosa de la cruz de Cristo, que podamos alcanzar en el cielo los frutos de la redención. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

-FRASE DEL DÍA-



 

SETIEMBRE, MES DE LA BIBLIA - "La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús"



 

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA
GAUDETE ET EXSULTATE

157. El encuentro con Jesús en las Escrituras nos lleva a la Eucaristía, donde esa misma Palabra alcanza su máxima eficacia, porque es presencia real del que es la Palabra viva. Allí, el único Absoluto recibe la mayor adoración que puede darle esta tierra, porque es el mismo Cristo quien se ofrece. Y cuando lo recibimos en la comunión, renovamos nuestra alianza con él y le permitimos que realice más y más su obra transformadora.

domingo, 12 de septiembre de 2021

-PROPÓSITO DEL DÍA-



 

EVANGELIO DEL DÍA - 13 de Septiembre - San Lucas 7,1-10.



Primera Carta de San Pablo a Timoteo 2,1-8.

Ante todo, te recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, por los soberanos y por todas las autoridades, para que podamos disfrutar de paz y de tranquilidad, y llevar una vida piadosa y digna.
Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro Salvador, porque él quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
Hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo, hombre él también, que se entregó a sí mismo para rescatar a todos. Este es el testimonio que él dio a su debido tiempo, y del cual fui constituido heraldo y Apóstol para enseñar a los paganos la verdadera fe. Digo la verdad, y no miento.
Por lo tanto, quiero que los hombres oren constantemente, levantando las manos al cielo con recta intención, sin arrebatos ni discusiones.

Palabra de Dios.


Salmo 28(27),2.7.8-9.

Oye la voz de mi plegaria,
cuando clamo hacia ti,
cuando elevo mis manos hacia tu Santuario.
el Señor es mi fuerza y mi escudo,

mi corazón confía en él.
Mi corazón se alegra porque recibí su ayuda:
por eso le daré gracias con mi canto.
El Señor es la fuerza de su pueblo,

el baluarte de salvación para su Ungido.
Salva a tu pueblo y bendice a tu herencia;
apaciéntalos y sé su guía para siempre.


Evangelio según San Lucas 7,1-10.

Cuando Jesús terminó de decir todas estas cosas al pueblo, entró en Cafarnaún.
Había allí un centurión que tenía un sirviente enfermo, a punto de morir, al que estimaba mucho.
Como había oído hablar de Jesús, envió a unos ancianos judíos para rogarle que viniera a curar a su servidor.
Cuando estuvieron cerca de Jesús, le suplicaron con insistencia, diciéndole: "El merece que le hagas este favor, porque ama a nuestra nación y nos ha construido la sinagoga".
Jesús fue con ellos, y cuando ya estaba cerca de la casa, el centurión le mandó decir por unos amigos: "Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres en mi casa; por eso no me consideré digno de ir a verte personalmente. Basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará.
Porque yo -que no soy más que un oficial subalterno, pero tengo soldados a mis órdenes- cuando digo a uno: 'Ve', él va; y a otro: 'Ven', él viene; y cuando digo a mi sirviente: '¡Tienes que hacer esto!', él lo hace".
Al oír estas palabras, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la multitud que lo seguía, dijo: "Yo les aseguro que ni siquiera en Israel he encontrado tanta fe".
Cuando los enviados regresaron a la casa, encontraron al sirviente completamente sano.

Palabra del Señor.

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 13 de Septiembre - “No soy digno de que entres en mi casa”(Lc 7,1-10)




Papa Francisco
Homilía 5 de mayo de 2015, en Santa Marta


“No soy digno de que entres en mi casa”(Lc 7,1-10)


Un cristiano puede llevar adelante las tribulaciones y también las persecuciones confiándose al Señor. Solamente él es capaz de darnos la fuerza, de darnos la perseverancia en la fe, de darnos esperanza.

Confiar al Señor algo, confiar al Señor este momento difícil, confiar a mí mismo al Señor, confiar al Señor a nuestros fieles, nosotros sacerdotes, obispos, confiar al Señor nuestras familias, nuestros amigos y decirle al Señor: ‘Cuida a estos que son tuyos’.

Esta es una oración que no hacemos siempre, la oración en la que confiamos algo o alguien: ‘Señor te confío esto, llévalo Tú adelante’, es una bella oración cristiana. Es la actitud de la confianza en el poder del Señor, también en la ternura del Señor que es Padre.

Asimismo, cuando una persona hace esta oración desde el corazón siente que es confiada al Señor, es segura: Él no decepciona nunca. La tribulación nos hace sufrir pero el confiarse al Señor da la esperanza y de ahí surge la tercera palabra: paz.

SANTORAL DEL DÍA - 13 SETIEMBRE - SAN JUAN CRISÓSTOMO



Memoria de san Juan, obispo de Constantinopla y doctor de la Iglesia, antioqueno de nacimiento, que, ordenado presbítero, llegó a ser llamado «Crisóstomo» por su gran elocuencia. Gran pastor y maestro de la fe en la sede constantinopolitana, fue desterrado de la misma por insidias de sus enemigos, y al volver del exilio por decreto del papa san Inocencio I, como consecuencia de los malos tratos recibidos de sus guardianes durante el camino de regreso, entregó su alma a Dios en Cumana, localidad del Ponto, el catorce de septiembre. San Juan Crisóstomo nació en Antioquía, Asia Menor, hacia el año 347. Hijo de un destacado militar, estudió filosofía y retórica y a los dieciocho años decidió entregarse al servicio de la iglesia. Después de ser bautizado, se retiró a la meditación en las montañas de las afueras de la ciudad, donde pasó seis años, pero ante su delicada salud se vio obligado a regresar a Antioquía.

En el 386 fue ordenado sacerdote. Durante doce años realizó una gran labor pastoral como predicador, ya que su exposición y sus enseñanzas morales resultaban siempre aplicables a la vida cristiana. El año 398, pese a su resistencia a ello, se le consagró arzobispo de Constantinopla. Los grandes conflictos que sacudían al Imperio Romano de Oriente y a la iglesia repercutieron dolorosamente en la vida de San Juan Crisóstomo, que fue atacado tanto por sus propios hermanos en el episcopado como por el poder civil debido a su firme actitud en defensa de la austeridad y de la moral.

Sus enemigos, apoyados en que había criticado a la emperatriz Eudoxia, consiguieron deponerlo y en el 403 fue deportado a Armenia. Dado que las cartas que desde allí escribía continuaban proporcionándole apoyo popular, se le ordenó establecerse aún más lejos, en una localidad del extremo oriental del mar Negro. Incapaz de soportar las penalidades del camino, San Juan Crisóstomo falleció en Cumano Pontica, Capadocia, el 14 de septiembre del año 407. Rehabilitado pocos años después, sus cenizas fueron llevadas a Constantinopla. La festividad de San Juan Crisóstomo se celebra el 13 de septiembre; se le honra como santo patrón de los oradores.


Oremos

San Juan Crisóstomo, tú que fuiste sal de la tierra y luz del mundo, tù que difundiste con claridad las enseñanzas, y con santa paciencia resististe en los infortunios, defiéndenos a todos de las injusticias y el error. Ayúdanos a asumir el Evangelio como camino, regla y vida en nuestro ser y actuar, para alcanzar la gloria celestial. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

-FRASE DEL DÍA-



 

SETIEMBRE, MES DE LA BIBLIA - "La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús"




EXHORTACIÓN APOSTÓLICA
GAUDETE ET EXSULTATE

156. La lectura orante de la Palabra de Dios, más dulce que la miel (cf. Sal 119,103) y «espada de doble filo» (Hb 4,12), nos permite detenernos a escuchar al Maestro para que sea lámpara para nuestros pasos, luz en nuestro camino (cf. Sal 119,105). Como bien nos recordaron los Obispos de India: «La devoción a la Palabra de Dios no es solo una de muchas devociones, hermosa pero algo opcional. Pertenece al corazón y a la identidad misma de la vida cristiana. La Palabra tiene en sí el poder para transformar las vidas».