domingo, 11 de abril de 2021

EVANGELIO - 12 de Abril - San Juan 3,1-8


        Libro de los Hechos de los Apóstoles 4,23-31.

    Una vez en libertad, los Apóstoles regresaron adonde estaban sus hermanos, y les contaron todo lo que les habían dicho los sumos sacerdotes y los ancianos.
    Al oírlos, todos levantaron la voz y oraron a Dios unánimemente: "Señor, tú hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos; tú, por medio del Espíritu Santo, pusiste estas palabras en labios de nuestro padre David, tu servidor: ¿Por qué se amotinan las naciones y los pueblos hacen vanos proyectos?
    Los reyes de la tierra se rebelaron y los príncipes se aliaron contra el Señor y contra su Ungido.
    Porque realmente se aliaron en esta ciudad Herodes y Poncio Pilato con las naciones paganas y los pueblos de Israel, contra tu santo servidor Jesús, a quien tú has ungido.
    Así ellos cumplieron todo lo que tu poder y tu sabiduría habían determinado de antemano.
    Ahora, Señor, mira sus amenazas, y permite a tus servidores anunciar tu Palabra con toda libertad: extiende tu mano para que se realicen curaciones, signos y prodigios en el nombre de tu santo servidor Jesús".
    Cuando terminaron de orar, tembló el lugar donde estaban reunidos; todos quedaron llenos del Espíritu Santo y anunciaban decididamente la Palabra de Dios.


Salmo 2,1-3.4-6.7-9.

¿Por qué se amotinan las naciones
y los pueblos hacen vanos proyectos?
Los reyes de la tierra se sublevan,
y los príncipes conspiran

contra el Señor y contra su Ungido:
«Rompamos sus ataduras,
librémonos de su yugo.»
El que reina en el cielo se sonríe;

el Señor se burla de ellos.
Luego los increpa airadamente
y los aterra con su furor:
«Yo mismo establecí a mi Rey

en Sión, mi santa Montaña.»
Voy a proclamar el decreto del Señor:
El me ha dicho: «Tú eres mi hijo,
yo te he engendrado hoy.»

«Pídeme, y te daré las naciones como herencia,
y como propiedad, los confines de la tierra."
Los quebrarás con un cetro de hierro,
los destrozarás como a un vaso de arcilla»


    Evangelio según San Juan 3,1-8.

    Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, que era uno de los notables entre los judíos.
    Fue de noche a ver a Jesús y le dijo: "Maestro, sabemos que tú has venido de parte de Dios para enseñar, porque nadie puede realizar los signos que tú haces, si Dios no está con él".
    Jesús le respondió: "Te aseguro que el que no renace de lo alto no puede ver el Reino de Dios. " Nicodemo le preguntó: "¿Cómo un hombre puede nacer cuando ya es viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el seno de su madre y volver a nacer?".
    Jesús le respondió: "Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.
    Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu.
    No te extrañes de que te haya dicho: 'Ustedes tienen que renacer de lo alto'.
    El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu".

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 12 de Abril - "Renacer por el agua y el Espíritu Santo"

´
       San Hipólito de Roma, Homilía atribuida - Homilía para la fiesta de la Epifanía, sobre la «santa Teofanía»

Renacer por el agua y el Espíritu Santo

    Os ruego que me pongáis una atención constante. Quiero remontarme al manantial de la vida y hacer brotar de ella la fuente de los remedios. El Padre Inmortal ha enviado al mundo a su Hijo inmortal y su Verbo. Éste vino hacia el hombre para lavarlo con el agua y el Espíritu. Lo engendró de nuevo por la incorruptibilidad del alma y del cuerpo. Nos infundió el Espíritu de vida y nos cubrió completamente con una armadura imperecedera. Si el hombre, pues, ha sido mortal, será también divinizado. Si después del renacimiento por el baño es divinizado a través del agua y del Espíritu Santo, se encontrará, después de la resurrección de los muertos, que es heredero del cielo.

    Venid, todas las naciones a la inmortalidad del bautismo… Esta agua es la que nos hace participar del Espíritu, riega el paraíso, da de beber a la tierra, hace crecer las plantas, da a luz a los vivos y, por decirlo de una vez, engendra al hombre a la vida haciéndolo renacer. Cristo fue bautizado en ella, sobre ella el Espíritu descendió en forma de paloma…

    El que con fe baja al baño de la regeneración rechaza el vestido de la esclavitud y se reviste de la adopción. Sube del bautismo brillante como el sol, resplandeciendo justicia. Aún mucho más: sale hijo de Dios y coheredero con Cristo a quien sean dadas la gloria y el poder, como también al santísimo Espíritu, bueno y vivificante, ahora y siempre por todos los siglos. Amén.

SANTORAL - SAN JOSÉ MOSCATI

12 de Abril


   Giuseppe Moscati nació 25 de julio 1880 en Benevento, séptimo entre los nueve hijos de un magistrado Francesco Moscati y Rosa De Luca, del Marqués de Roseto. Fue bautizado 31 de julio de 1880. En 1881 la familia se trasladó a Moscú, luego a Ancona y Nápoles, donde José tuvo su primera comunión en la fiesta de la Inmaculada Concepción en 1888. De 1889 a 1894 completó sus estudios y luego en el "Vittorio Emanuele", el Bachillerato en 1897, a la edad de sólo 17 años. Unos meses más tarde, comenzó sus estudios universitarios en la facultad de medicina.

    Desde una edad temprana, Giuseppe Moscati demuestra una aguda sensibilidad hacia el sufrimiento físico de los demás, penetra hasta el último rincón del corazón humano. Quiere curar o aliviar las heridas del cuerpo, pero al mismo tiempo, profundamente convencido de que el alma y el cuerpo son uno y sinceramente desea preparar a sus hermanos que sufren. El 4 de agosto de 1903, Giuseppe Moscati obtuvo su licenciatura en medicina.
Desde 1904 la Moscati, después de dos concursos, se desempeñó en Nápoles, y entre otras organizaciones, la hospitalización de los afectados durante la erupción del Vesubio en el año 1906.

    En 1911, tiene la tarea de llevar a cabo investigaciones y experimentos científicos en el Instituto de Química Biológica. Enseñó desde 1911 sin interrupción, "Laboratorio de Investigación aplicada a la clínica y la química aplicada a la medicina, con ejercicios prácticos y demostraciones. En privado, durante algunos años de escuela, enseña a estudiantes de posgrado y varios semeiologia y casuística hospitalaria, clínicas y anatomo-patológicos. Durante varios años, los académicos realizar la sustitución en el curso de oficial de Fisiología y Química Fisiológica. En 1922, se indica el Tratado de Libre Enseñanza de Clínica Médica en general, con una dispensa de la lección o la prueba práctica a la unanimidad de votos de la comisión.

    Famosa y refinada en partenopea cuando todavía es muy joven, el profesor Moscati pronto como conquistar una reputación a nivel nacional e internacional por su original diseño de investigación, cuyos resultados son que publicó en diversas revistas en Italia y en el extranjero. Sin embargo, no son únicamente, ni siquiera principalmente, el genial talento y éxitos de Moscati sensacional que despiertan el asombro. Más que cualquier otra cosa es su propia personalidad que deja una profunda impresión en aquellos que encuentran, su vida clara y coherente, todos imbuidos de la fe y el amor hacia Dios y hacia los hombres.

    Moscati es un científico en primer lugar, pero para él no hay conflicto entre la fe y la ciencia: como investigador al servicio de la verdad y la verdad nunca está en contradicción con ella misma o, mejor aún, con lo que nos reveló verdades eternas. Moscati ve en sus pacientes el sufrimiento de Cristo, el amor y le sirven en ellas. Es este generoso impulso de amor que le impulsa a luchar sin cesar por los que sufren, y no esperar a que el enfermo vaya a él, pero una búsqueda en los más pobres y abandonados de la ciudad para sanar de forma gratuita, más bien, para ayudar con su sus ingresos. Y todos, pero especialmente los que viven en la pobreza, el sentido admirado del poder divino que anima a su benefactor.

    Moscati se convierte así en el apóstol de Jesús, sin predicar, anunció, con su amor y la forma en que vive su profesión como médico, y el Divino Pastor conduce a su pueblo oprimido y sed de la verdad y la bondad . La actividad exterior crece constantemente, sino también ampliar sus horas de oración y es gradualmente interiorizar sus encuentros con Jesús en el Santísimo Sacramento. Su concepción de la relación entre la fe y la ciencia está bien resumido en dos de sus pensamientos: 'No es la ciencia, pero el amor ha transformado el mundo, en algunos períodos, y sólo muy pocos hombres se han ido a la historia de la ciencia, pero todos seguirán siendo imperecedero símbolo de la eternidad de la vida, en la que la muerte es sólo un etapa, una metamorfosis a un mayor ascenso, si se dedican a la buena ".

    "La ciencia nos promete bienestar y más placer, la religión y la fe nos da el bálsamo de consuelo y de la verdadera felicidad ... » El 12 de abril de 1927, el Profesor. Moscati después de participar en la Misa, como todos los días, y él espera que sus funciones en el hospital y la práctica privada, murió en su silla, se detuvo en pleno apogeo, a sólo 46 años, la noticia de su muerte es anuncio y la propagación de boca en boca con las palabras: "Murió el santo médico."  El 16 de noviembre de 1930, su cuerpo fue trasladado desde el cementerio Poggioreale de la Iglesia de Gesù Nuovo Giuseppe Moscati fue beatificado por Pablo VI, durante el Año Santo, el 16 de noviembre de 1975 y proclamado santo por Juan Pablo II, 25 de octubre de 1987.

Oremos

    "O San José Moscati, eminente médico y científico, que en el curso curabas cuerpo y el espíritu de sus pacientes, mira ahora la usamos con fe en su intercesión. Danos la salud física y espiritual, intercediendo por nosotros con el Señor. Alivia los dolores de los que sufren da consuelo a los enfermos, los afligidos, esperanza a los desalentados. Los jóvenes encuentren en ti un modelo, un ejemplo de los trabajadores, los ancianos comodidad, la eterna esperanza del premio eterno. Ser para todos nosotros andar sin peligro, laboriosidad, honradez y caridad, para cumplir con nuestros deberes como cristianos, y dar gloria a Dios nuestro Padre. Amén ".

sábado, 10 de abril de 2021

EVANGELIO - 11 de Abril - San Juan 20,19-31


     Libro de los Hechos de los Apóstoles 4,32-35.

    La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común entre ellos.
    Los Apóstoles daban testimonio con mucho poder de la resurrección del Señor Jesús y gozaban de gran estima.
    Ninguno padecía necesidad, porque todos los que poseían tierras o casas las vendían y ponían el dinero a disposición de los Apóstoles, para que se distribuyera a cada uno según sus necesidades.


Salmo 118(117),2-4.16-18.22-24.

Que lo diga el pueblo de Israel:
¡es eterno su amor!
Que lo diga la familia de Aarón:
íes eterno su amor!
Que lo digan los que temen al Señor:
¡es eterno su amor!

La mano del Señor es sublime,
la mano del Señor hace proezas.»
No, no moriré:
viviré para publicar lo que hizo el Señor.
El Señor me castigó duramente,
pero no me entregó a la muerte.

La piedra que desecharon los constructores
es ahora la piedra angular.
Esto ha sido hecho por el Señor
y es admirable a nuestros ojos.
Este es el día que hizo el Señor:
alegrémonos y regocijémonos en él.


    Epístola I de San Juan 5,1-6.

    Queridos hermanos: El que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y el que ama al Padre ama también al que ha nacido de él, la señal de que amamos a los hijos de Dios es que amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos.
    El amor a Dios consiste en cumplir sus mandamientos, y sus mandamientos no son una carga, porque el que ha nacido de Dios, vence al mundo. Y la victoria que triunfa sobre el mundo es nuestra fe.
    ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
    Jesucristo vino por el agua y por la sangre; no solamente con el agua, sino con el agua y con la sangre. Y el Espíritu da testimonio porque el Espíritu es la verdad.


    Evangelio según San Juan 20,19-31.

    Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: "¡La paz esté con ustedes!".
    Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor.
    Jesús les dijo de nuevo: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes".
    Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: "Reciban el Espíritu Santo.
    Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan".
    Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús.
    Los otros discípulos le dijeron: "¡Hemos visto al Señor!". El les respondió: "Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré".
    Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: "¡La paz esté con ustedes!".
    Luego dijo a Tomás: "Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos.    Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe".
    Tomas respondió: "¡Señor mío y Dios mío!".
    Jesús le dijo: "Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!".
    Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro.
    Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 11 de Abril - "El Testimonio de Tomás"


       San Pedro Crisólogo Sermón: Beneficios de la incredulidad de Tomás Serm. 84 : PL 52, 438

El Testimonio de Tomás

    ¿Por qué Tomás busca pruebas para su fe? A su amor, hermanos, le habría gustado que después de la resurrección del Señor la falta de fe no le dejara a nadie con duda. Pero Tomás no llevaba solo la incertidumbre de su corazón, sino la de todos los hombres. Y antes de predicar la resurrección a las naciones, busca, un buen obrero, sobre el que fundará un misterio que pide tanta fe.

    Y el Señor muestra a todos los Apóstoles esto que Tomás había pedido. Jesús viene y le enseña sus manos y su costado (Jn 20,19-20). En efecto, el que entra, cuando las puertas estaban cerradas, puede ser tomado por los discípulos, por un espíritu si no había podido mostrarles que no era otro sino él, siendo las heridas el signo de su Pasión. En seguida, se acerca a Tomás y le dice: “Trae tu mano y métela en mi costado y no seas incrédulo sino creyente. Que estas heridas que tu abres ahora, dejen fluir la fe por todo el universo, ellas que ya han vertido el agua del bautismo y la sangre del rescate” (Jn 19,34).

    Tomás responde: “Señor mío y Dios mío”. Que los incrédulos vengan y lo entiendan y, como dice el Señor, que no sean más incrédulos sino creyentes. Tomás manifiesta y proclama que lo que ve, no es solo un cuerpo humano, sino también que por la Pasión de su cuerpo de carne, Cristo es Dios y Señor. Es verdaderamente Dios quien sale vivo de la muerte y el que resucita de su herida.

DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA

Primer Domingo después de Pascua
Jesús en Vos Confío


    La Fiesta de la Divina Misericordia se celebra el primer Domingo después del Domingo de Pascua. Sor María Faustina, apóstol de la Divina Misericordia, forma parte del círculo de santos de la Iglesia más conocidos. A través de ella el Señor Jesús transmite al mundo el gran mensaje de la Divina Misericordia y presenta el modelo de la perfección cristiana basada sobre la confianza en Dios y la actitud de caridad hacia el prójimo.

    Una devoción especial se comenzó a esparcir por el mundo entero a partir del diario de una joven monja polaca en 1930. El mensaje no es nada nuevo, pero nos recuerda lo que la Iglesia siempre ha enseñado por medio de las Sagradas Escrituras y la tradición: que Dios es misericordioso y que perdona y que nosotros también debemos ser misericordiosos y debemos perdonar. Pero en la devoción a la Divina Misericordia este mensaje toma un enfoque poderoso que llama a las personas a un entendimiento más profundo sobre el Amor ilimitado de Dios y la disponibilidad de este Amor a todos especialmente a los más pecadores. El mensaje y la devoción a Jesús como la Divina Misericordia esta basada en los escritos de la Santa María Faustina Kowalska, una monja polaca sin educación básica que, en obediencia a su director espiritual, escribió un diario de alrededor de 600 páginas que relatan las revelaciones que ella recibió sobre la Misericordia de Dios. Aún antes de su muerte en 1938 se comenzó a esparcir la devoción a la Divina Misericordia.

    El mensaje de Misericordia es que Dios nos Ama a todos no importa cuan grande sean nuestras faltas. Él quiere que reconozcamos que Su Misericordia es más grande que nuestros pecados, para que nos acerquemos a Él con confianza, para que recibamos su Misericordia y la dejemos derramar sobre otros. De tal manera de que todos participemos de Su Gozo. Es un mensaje que podemos recordar tan fácilmente

    Pide su Misericordia. Dios quiere que nos acerquemos a Él por medio de la oración constante, arrepentidos de nuestros pecados y pidiéndole que derrame Su Misericordia sobre nosotros y sobre el mundo entero.Sé misericordioso – Dios quiere que recibamos Su Misericordia y que por medio de nosotros se derrame sobre los demás Confía completamente en Jesús – Dios nos deja saber que las gracias de su Misericordia dependen de nuestra confianza. Mientras más confiemos en Jesús, más recibiremos.


La Devoción a la Divina Misericordia

    Tener devoción a la Divina Misericordia requiere de una total entrega a Dios como Misericordia. Es una decisión que comprende en confiar completamente en Él, en aceptar su Misericordia con acción de gracias y de ser misericordioso como Él es Misericordioso.

    Las prácticas devocionales propuestas en el diario de la Santa Faustina están en completo acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia y su raíz están firmemente en los Mensajes de los Evangelios de nuestro Señor Misericordioso. Estos propiamente comprendidos e implementados nos ayudan a crecer como genuinos seguidores de Cristo.


Nuestro Señor le habla estrictamente de esto a Santa Faustina

    Exijo de ti obras de Misericordia que deben surgir del amor hacia Mí. Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. (Diario 742).

    Así como lo mandan los evangelios "Sean Misericordiosos así como su Padre en el Cielo es Misericordioso, "piden que seamos misericordiosos con nuestro prójimo "siempre y en todo lugar" parece imposible de cumplir pero el Señor asegura que es posible" Cuando un alma se acerca a Mí con confianza, la colmo con tal abundancia de gracias que ella no puede contenerlas en sí misma, sino que las irradia sobre otras almas. " (Diario 1074)


¿Cómo irradiamos la Misericordia de Dios a nuestro prójimo?

    Por medio de nuestras acciones, palabras y oraciones. "En estas tres formas" Él le dice a Sor Faustina " está contenida la plenitud de la misericordia" (Diario 742) Todos hemos sido llamados a practicar estas tres formas de misericordia, pero no todos somos llamados de la misma manera. Tenemos que preguntarle al Señor, quien comprende nuestras personalidades individuales y nuestra situación, que nos ayude a reconocer las diversas formas con que podemos poner en práctica Su Misericordia en nuestras vidas diarias.

    Pidiendo la Misericordia de nuestro Señor, confiando en su Misericordia, y viviendo como personas misericordiosas nos podemos asegurar que nunca escucharemos decir "Sus corazones están lejos de mí" sino más bien la hermosa promesa de " Bienaventurados los misericordiosos, ya que ellos obtendrán Misericordia".


Requisitos para celebrar la fiesta

    Para celebrar esta Fiesta, deberíamos de comenzar una Novena a la Divina Misericordia, la Novena incluye intenciones especiales para cada día y concluye con la recitación de la coronilla de la Divina Misericordia.

    Celebración de la fiesta el primer domingo después del Domingo de Pascua.

    Venir al Señor con un corazón humilde y contrito, arrepentirse de todo pecado.

    Confiar firmemente en la Divina Misericordia del Señor.

    Confesarse (con un sacerdote) en ese día si es posible, de otra manera siete días antes o después según aprobación de la Iglesia.

    Recibir la Sagrada Eucaristía el día de la Fiesta..

    Venerar la imagen de la Divina Misericordia.

    Ser misericordioso como Dios es misericordioso, practicar obras de misericordia, físicamente ayudando a otros o espiritualmente con oraciones de intercesión.

viernes, 9 de abril de 2021

EVANGELIO - 10 de Abril - San Marcos 16,9-15.


        Libro de los Hechos de los Apóstoles 4,13-21.

    Los miembros del Sanedrín estaban asombrados de la seguridad con que Pedro y Juan hablaban, a pesar de ser personas poco instruidas y sin cultura. Reconocieron que eran los que habían acompañado a Jesús, pero no podían replicarles nada, porque el hombre que había sido curado estaba de pie, al lado de ellos.
    Entonces les ordenaron salir del Sanedrín y comenzaron a deliberar, diciendo: "¿Qué haremos con estos hombres? Porque no podemos negar que han realizado un signo bien patente, que es notorio para todos los habitantes de Jerusalén.
    A fin de evitar que la cosa se divulgue más entre el pueblo, debemos amenazarlos, para que de ahora en adelante no hablen de ese Nombre".
    Los llamaron y les prohibieron terminantemente que dijeran una sola palabra o enseñaran en el nombre de Jesús.
    Pedro y Juan les respondieron: "Juzguen si está bien a los ojos del Señor que les obedezcamos a ustedes antes que a Dios.
    Nosotros no podemos callar lo que hemos visto y oído".
    Después de amenazarlos nuevamente, los dejaron en libertad, ya que no sabían cómo castigarlos, por temor al pueblo que alababa a Dios al ver lo que había sucedido.


Salmo 118(117),1.14-15ab.15c.16-18.19-21.

¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!
El Señor es mi fuerza y mi protección;
él fue mi salvación.
Un grito de alegría y de victoria
resuena en las carpas de los justos.

«La mano del Señor hace proezas,
La mano del Señor es sublime,
la mano del Señor hace proezas.»
No, no moriré:
viviré para publicar lo que hizo el Señor.
El Señor me castigó duramente,

pero no me entregó a la muerte.
«Abran las puertas de la justicia
y entraré para dar gracias al Señor.»
«Esta es la puerta del Señor:
sólo los justos entran por ella.»
Yo te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.


    Evangelio según San Marcos 16,9-15.

    Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, aquella de quien había echado siete demonios.
    Ella fue a contarlo a los que siempre lo habían acompañado, que estaban afligidos y lloraban.
    Cuando la oyeron decir que Jesús estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron.
    Después, se mostró con otro aspecto a dos de ellos, que iban caminando hacia un poblado.
    Y ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero tampoco les creyeron.
    En seguida, se apareció a los Once, mientras estaban comiendo, y les reprochó su incredulidad y su obstinación porque no habían creído a quienes lo habían visto resucitado.
    Entonces les dijo: "Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación."

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 10 de Abril - "Testigos de la Resurrección"


San John Henry Newman (1801-1890) teólogo, fundador del Oratorio en Inglaterra PPS 1, 22 «Witnesses of the Resurrection»

Testigos de la Resurrección

    Era lógico esperar que nuestro Señor, una vez resucitado, se apareciera al mayor número posible de personas, y sobre todo, a los que lo habían crucificado. Y sin embargo, la historia nos muestra que hizo todo lo contrario, se manifestó tan sólo a algunos testigos escogidos, y especialmente a sus discípulos inmediatos. Es lo que el mismo san Pedro reconoce cuando declara: «Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección» (Hch 10,40-41). Esto, a primera vista, nos parece extraño. En efecto, estamos predispuestos a hacernos de la resurrección una idea bien diferente, a representárnosla como una manifestación esplendorosa y visible de la gloria de Cristo... Al imaginarla así, como un triunfo público, pensamos en la confusión y el terror que habría sobrecogido a los verdugos si Jesús se hubiese presentado vivo ante ellos. Pero, insistimos en ello, un razonamiento de esta categoría nos llevaría a concebir el Reino de Cristo como un reino de este mundo, lo cual no es justo. Esto sería representarnos a Cristo como si ya entonces hubiera venido a juzgar este mundo, lo cual no llegará hasta el último día... ¿Por qué se presentó tan sólo «a los testigos que él había designado»? Porque era el medio más eficaz de propagar la fe al mundo entero... ¿Cuál hubiera sido el fruto de una manifestación pública que se impone a todos? Este nuevo milagro hubiera dejado a la muchedumbre tal cual él la había encontrado, sin ningún cambio eficaz. Ya sus antiguos milagros no habían convencido a todo el mundo... ¿qué es lo que hubieran podido decir y sentir que fuera más que lo que habían sentido anteriormente, «aunque resucite un muerto»? (Lc 16,31)… Cristo se aparece para suscitar testigos de la resurrección, ministros de la palabra, los fundadores de su Iglesia. ¿Cómo hubiera podido llegar a serlo la muchedumbre, con su naturaleza tan cambiante?

SANTORAL - SAN EXEQUIEL PROFETA

10 de Abril


    Profeta (s. VII a. C) Ezequiel, hijo de Buzi, linaje sacerdotal, fue llevado cautivo a Babilonia junto con el rey Jeconías de Judá (597 a.C) e internado en Tel Abib, a orillas del río Cobar. Cinco años después, a los treinta de su edad (cfr.1,1), Dios lo llamó al cargo de Profeta, que ejerció entre los desterrados durante 22 años, es decir, hasta el año 520 a.C. A pesar de las calamidades del destierro, los cautivos no dejaban de abrigar falsas esperanzas, creyendo que el cautiverio terminaría pronto y que Dios no permitiría la destrucción de su templo y la Ciudad Santa (véase Jer. 7,4).

    Había, además, falsos profetas que engañaban al pueblo prometiéndole en un futuro cercano el retorno al país de sus padres. Tanto mayor fue el desengaño de los infelices cuándo llegó la noticia de la caída de Jerusalén. No pocos perdieron la fe y se entregaron a la desesperación. La misión del profeta Ezequiel consistió principalmente en combatir la idolatría, la corrupción de las malas costumbres, y las ideas erróneas acerca del pronto regreso a Jesuralén. Para consolarlos pinta el profeta, con los mas vivos y bellos colores, las esperanzas de la salud mesiánica.

    Dividese el libro en un prólogo, que relata el llamamiento del Profeta (cap. 1 a 3), y tres partes principales. La primera (cap. 4 a 24) comprende las profecías a cerca de la ruina de Jerusalén; la segunda (cap.25 a 32), el castigo de los pueblos enemigos de Judá; la tercera (cap. 33 a 48), la restauración. " es notable la última sección del profeta (40 a 48), en que nos describe en forma verdaderamente geométrica la restauración de Israel después del cautiverio: el Templo, la ciudad, sus arrabales y la tierra toda de Palestina repartida por igual entre las doce tribus " (Nácar-Colunga).

    Las profecías de Ezequiel descuellan por las riquezas de alegorías, imágenes, y acciones simbólicas, de tal manera, que San Jerónimo las llama " mar de la palabra divina" y " laberinto de los secretos de Dios". Fue una época dificultosa para el pueblo de Israel. En Jerusalén reina Joaquín, hijo del piadoso rey Josías que murió en la batalla de Megiddo (609 a. C.). En un primer momento, Joaquín intenta halagar al coloso babilónico, pero termina uniéndose en coalición con pequeñas potencias contra Nabucodonosor. Jeremías ya dio la voz de alerta, sugiriendo la sumisión, pero el orgullo de los elegidos la hizo imposible.

    En 598 los babilonios ponen cerco a Jerusalén y capitula Judá. Su precio es la deportación de gran parte de la población, entre ellos el rey Jeconías, hijo de Joaquín que murió durante el asedio. Con los deportados va también el joven Ezequiel que será el profeta del exilio. Dos etapas enmarcan su acción profética. La primera es antes de la destrucción de Jerusalén por los caldeos (598 a. C.) Aquí el hombre de Dios se encuentra con un pueblo ranciamente orgulloso y lleno de falso optimismo, fruto de la presunción. Es verdad que siglo y medio antes había permitido Dios la desaparición de Samaría, el Reino del Norte; pero Jerusalén es otra cosa; Yahwéh habita en ella.

    Pensaban que pasaría como en tiempos de Senaquerib, un siglo antes, cuando tuvo que abandonar el asedio por una intervención milagrosa; ahora Dios repetiría el prodigio. Ezequiel no piensa como ellos. Afirma y predica que Jerusalén será destruida con el Templo. Dice a todos que ha llegado la hora del castigo divino para el pueblo israelita pecador; sólo queda aceptar con compunción y humildad los designios punitivos de Yahwéh. A esta altura el profeta tiene una misión ingrata porque es un agorero de males futuros y próximos. La segunda se desarrolla una vez consumada la catástrofe. Ahora ha de levantar los ánimos oprimidos; debe dar esperanzas luminosas sobre un porvenir mejor. Creían sus compatriotas deportados que Dios se había excedido en el castigo, o que les había hecho cargar con los pecados de los antepasados.

    Ezequiel se preocupará de hacerles ver que Dios ha sido justo y que el castigo no tiene otra finalidad que la de purificarlos antes de pasar a una nueva etapa gloriosa nacional. Ezequiel empleando un estilo que no tiene nada que ver con el de los profetas preexilios Amós, Oseas, Isaías y Jeremías; no goza de su sencillez y frescor. Ezequiel pertenece a la clase sacerdotal, está cabalgando entre dos épocas y se aproxima a la literatura apocalíptica del judaísmo tardío.

    Fue la vida profética de Ezequiel un período de veinte años (593-573) de amplia actividad para salvar las esperanzas mesiánicas de sus compañeros de infortunio, al derrumbarse la monarquía israelita. Bien puede estar el secreto en copiar la fidelidad de Ezequiel. El Profeta Ezequiel, según tradición judía, murió mártir. La Iglesia celebra su conmemoración el 10 de abril.

Oremos

    San Ezequiel profeta, pídele a Dios que nunca se nos vayan a olvidar los males que nos pueden venir si desobedecemos las leyes del Señor y que siempre recordemos con gran provecho los inmensos bienes que vamos a conseguir si permanecemos fieles al amor de nuestro Dios y obedecemos sus divinos mandatos. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén

ORACIÓN DE SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS POR LOS SACERDOTES

 


¡Oh Jesús!
Te ruego por tus fieles y fervorosos sacerdotes,
por tus sacerdotes tibios e infieles,
por tus sacerdotes que trabajan cerca o en lejanas misiones,
por tus sacerdotes que sufren tentación,
por tus sacerdotes que sufren soledad y desolación,
por tus jóvenes sacerdotes,
por tus sacerdotes ancianos,
por tus sacerdotes enfermos,
por tus sacerdotes agonizantes
por los que padecen en el purgatorio.

Pero sobre todo, te encomiendo a los sacerdotes
que me son más queridos,
al sacerdote que me bautizó,
al que me absolvió de mis pecados,
a los sacerdotes a cuyas Misas he asistido
y que me dieron tu Cuerpo y Sangre en la Sagrada Comunión,
a los sacerdotes que me enseñaron e instruyeron,
me alentaron y aconsejaron,
a todos los sacerdotes a quienes me liga
una deuda de gratitud, especialmente a...

¡Oh Jesús, guárdalos a todos junto a tu Corazón
y concédeles abundantes bendiciones
en el tiempo y en la eternidad! Amén.

jueves, 8 de abril de 2021

EVANGELIO - 09 de Abril - San Juan 21,1-14.


        Libro de los Hechos de los Apóstoles 4,1-12.

    Mientras los Apóstoles hablaban al pueblo, se presentaron ante ellos los sacerdotes, el jefe de los guardias del Templo y los saduceos, irritados de que predicaran y anunciaran al pueblo la resurrección de los muertos cumplida en la persona de Jesús.
    Estos detuvieron a los Apóstoles y los encarcelaron hasta el día siguiente, porque ya era tarde.
    Muchos de los que habían escuchado la Palabra abrazaron la fe, y así el número de creyentes, contando sólo los hombres, se elevó a unos cinco mil.
    Al día siguiente, se reunieron en Jerusalén los jefes de los judíos, los ancianos y los escribas, con Anás, el Sumo Sacerdote, Caifás, Juan, Alejandro y todos los miembros de las familias de los sumos sacerdotes.
    Hicieron comparecer a los Apóstoles y los interrogaron: "¿Con qué poder o en nombre de quién ustedes hicieron eso?".
    Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo: "Jefes del pueblo y ancianos, ya que hoy se nos pide cuenta del bien que hicimos a un enfermo y de cómo fue curado, sepan ustedes y todo el pueblo de Israel: este hombre está aquí sano delante de ustedes por el nombre de nuestro Señor Jesucristo de Nazaret, al que ustedes crucificaron y Dios resucitó de entre los muertos.
    El es la piedra que ustedes, los constructores, han rechazado, y ha llegado a ser la piedra angular.
    Porque no existe bajo el cielo otro Nombre dado a los hombres, por el cual podamos salvarnos".


Salmo 118(117),1-2.4.22-24.25-27a.

¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!
Que lo diga el pueblo de Israel:
¡es eterno su amor!

Que lo digan los que temen al Señor:
¡es eterno su amor!
La piedra que desecharon los constructores
es ahora la piedra angular.

Esto ha sido hecho por el Señor
y es admirable a nuestros ojos.
Este es el día que hizo el Señor:
alegrémonos y regocijémonos en él.

Sálvanos, Señor, asegúranos la prosperidad.
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
Nosotros los bendecimos desde la Casa del Señor:
el Señor es Dios, y él nos ilumina».


    Evangelio según San Juan 21,1-14.

    Jesús se apareció otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Sucedió así: estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos.
    Simón Pedro les dijo: "Voy a pescar". Ellos le respondieron: "Vamos también nosotros". Salieron y subieron a la barca. Pero esa noche no pescaron nada.
    Al amanecer, Jesús estaba en la orilla, aunque los discípulos no sabían que era él.
    Jesús les dijo: "Muchachos, ¿tienen algo para comer?". Ellos respondieron: "No".
    El les dijo: "Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán". 
Ellos la tiraron y se llenó tanto de peces que no podían arrastrarla.
    El discípulo al que Jesús amaba dijo a Pedro: "¡Es el Señor!". Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se ciñó la túnica, que era lo único que llevaba puesto, y se tiró al agua.
    Los otros discípulos fueron en la barca, arrastrando la red con los peces, porque estaban sólo a unos cien metros de la orilla.
    Al bajar a tierra vieron que había fuego preparado, un pescado sobre las brasas y pan.
    Jesús les dijo: "Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar".
    Simón Pedro subió a la barca y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: eran ciento cincuenta y tres y, a pesar de ser tantos, la red no se rompió.
    Jesús les dijo: "Vengan a comer". Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: "¿Quién eres", porque sabían que era el Señor.
    Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio, e hizo lo mismo con el pescado.
    Esta fue la tercera vez que Jesús resucitado se apareció a sus discípulos.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 09 de Abril - “Simón Pedro... trajo a la orilla la red llena de peces grandes”


       San Pedro Crisólogo (c. 406-450) obispo de Ravenna, doctor de la Iglesia Sermón 78; PL 52, 420

“Simón Pedro... trajo a la orilla la red llena de peces grandes”

    “El discípulo que Jesús amaba le dijo a Pedro: ¡Es el Señor!” Aquel que es amado será el primero en ver; el amor provee una visión más aguda de todas las cosas; aquel que ama siempre sentirá de modo más vivaz... ¿Qué dificultad convierte el espíritu de Pedro en un espíritu tardo, y le impide ser el primero en reconocer a Jesús, como antes lo había hecho? ¿Dónde está ese singular testimonio que le hacía gritar: “Tú eres Cristo, el hijo de Dios vivo”? (Mateo 16,16) ¿Dónde está? Pedro estaba en casa de Caifás, el gran sacerdote, donde había escuchado sin pena el cuchicheo de una sirvienta, pero tardó en reconocer a su Señor. “Cuando él escucho que era el Señor, se puso su túnica, porque no tenía nada puesto”. ¡Lo cual es muy extraño, hermanos!... Pedro entra sin vestimenta a la barca, ¡y se lanza completamente vestido al mar!... El culpable siempre mira hacia otro lado para ocultarse. De ese modo, como Adán, hoy Pedro desea cubrir su desnudez por su fallo; ambos, antes de pecar, no estaban vestidos más que con una desnudez santa. “Él se pone su túnica y se lanza al mar”. Esperaba que el mar lavara esa sórdida vestimenta que era la traición. Él se lanzó al mar porque quería ser el primero en regresar; él, a quien las más grandes responsabilidades habían sido confiadas (Mateo 16,18s). Se ciñó su túnica porque debía ceñirse al combate del martirio, según las palabras del Señor: “Alguien más te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras” (Juan 21,18)… Los otros vinieron con la barca, arrastrando su red llena de pescado. Con gran esfuerzo entre ellos llevan una Iglesia que fue arrojada a los vientos del mundo. La misma Iglesia que estos hombres llevan en la red del Evangelio con dirección a la luz del cielo, y a la que arrancaron de los abismos para conducirla más cerca del Señor.