sábado, 6 de febrero de 2016

LITURGIA

Elementos Materiales de la Liturgia

El Templo, el Altar, vestiduras del Papa, obispos y sacerdotes, colores litúrgicos


    El corporal, que debe emplearse siempre en la celebración de la Misa. Es un paño de forma cuadrada y para guardarlo se pliega habitualmente en nueve secciones. Se despliega al comienzo de la liturgia eucarística (preparación de los dones), para colocar sobre él el cáliz y la patena con la Hostia que será consagrada. En las concelebraciones se puede utilizar un corporal mayor. Es preferible que no lleve adornos, para significar mejor la asociación que tradicionalmente se ha hecho con el santo sudario. No obstante, se suele poner una cruz en el centro del lado más próximo al celebrante, que también le sirve de referencia.
    También se debe usar, además de en la Misa, en la Exposición del Santísimo, para colocar encima la custodia o copón y sobre una mesita cuando se lleva la comunión a los enfermos.
    Su nombre le viene del Cuerpo del Señor, que va a reposar sobre ese lienzo.

Fuente: Jesús Luengo Mena




DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA (Cap.II)

Evangelización y Doctrina Social




REFLEXIÓN

Reflexiones Espirituales

Sábado 06 de Febrero


De la Historia del martirio de los santos Pablo Miki y compañeros, escrita por un autor contemporáneo.  (Cap. 14, 109-110: Acta Sanctorum Februarii 1, 769)

SERÉIS MIS TESTIGOS

    Una vez crucificados, era admirable ver la constancia de todos, a la que los exhortaban, ora el padre Pasio, ora el padre Rodríguez. El padre comisario estaba como inmóvil, con los ojos fijos en el cielo. El hermano Martín cantaba salmos en acción de gracias a la bondad divina, intercalando el versículo: En tus manos, Señor. También el hermano Francisco Blanco daba gracias a Dios con voz inteligible. El hermano Gonzalo rezaba en voz alta el padrenuestro y el avemaría.

    Pablo Miki, nuestro hermano, viéndose colocado en el púlpito más honorable de los que hasta entonces había ocupado, empezó por manifestar francamente a los presentes que él era japonés, que pertenecía a la Compañía de Jesús, que moría por haber predicado el Evangelio y que daba gracias a Dios por un beneficio tan insigne; a continuación añadió estas palabras: «Llegado a este momento crucial de mi existencia, no creo que haya nadie entre vosotros que piense que pretendo disimular la verdad. Os declaro, pues, que el único camino que lleva a la salvación es el que siguen los cristianos. Y, como este camino me enseña a perdonar a los enemigos y a todos los que me han ofendido, perdono de buen grado al rey y a todos los que han contribuido a mi muerte, y les pido que quieran recibir la iniciación cristiana del bautismo.»

    Luego, vueltos los ojos a sus compañeros, comenzó a darles ánimo en aquella lucha decisiva; en el rostro de todos se veía una alegría especial, sobre todo en el de Luis; éste, al gritarle otro cristiano que pronto estaría en el paraíso, atrajo hacia sí las miradas de todos por el gesto lleno de gozo que hizo con los dedos y con todo su cuerpo. Antonio, que estaba al lado de Luis, con los ojos fijos en el cielo, después de haber invocado el santísimo nombre de Jesús y de María, se puso a cantar el salmo: Alabad, siervos del Señor, que había aprendido en la catequesis de Nagasaki, ya que en ella se enseña a los niños algunos salmos. Otros, finalmente, iban repitiendo con rostro sereno:  «¡Jesús, María!.»

    Algunos también exhortaban a los presentes a una vida digna de cristianos; con estas y otras semejantes acciones demostraban su pronta disposición ante la muerte. Entonces los cuatro verdugos empezaron a sacar lanzas de las fundas que acostumbraban usar los japoneses; ante aquel horrendo espectáculo todos los fieles se pusieron a gritar:  «¡Jesús, María!.»

    Y, lo que es más, prorrumpieron en unos lamentos capaces de llegar hasta el mismo cielo. Los verdugos asestaron a cada uno de los crucificados una o dos lanzadas con lo que, en un momento, pusieron fin a sus vidas.


EXTRAÍDA : SEGUNDA LECTURA OFICIO DE LECTURA DEL DÍA




LA FRASE DEL DÍA

Sábado 06 de Febrero






EVANGELIO

Tiempo Ordinario

Sábado 06 de Febrero   Semana IV


Primer Libro de los Reyes 3,4-13.

    El rey fue a Gabaón para ofrecer sacrificios allí, porque ese era el principal lugar alto. Sobre ese altar, Salomón ofreció mil holocaustos.
    En Gabaón, el Señor se apareció a Salomón en un sueño, durante la noche. Dios le dijo: "Pídeme lo que quieras".
    Salomón respondió: "Tú has tratado a tu servidor, David, mi padre, con gran fidelidad, porque él caminó en tu presencia con lealtad, con justicia y rectitud de corazón; tú le has atestiguado esta gran fidelidad, dándole un hijo que hoy está sentado en su trono.
"Señor, Dios mío, has hecho reinar a tu servidor en lugar de mi padre David, a mí, que soy apenas un muchacho y no sé valerme por mí mismo.
    Tu servidor está en medio de tu pueblo, el que tú has elegido, un pueblo tan numeroso que no se puede contar ni calcular.
    Concede entonces a tu servidor un corazón comprensivo, para juzgar a tu pueblo, para discernir entre el bien y el mal. De lo contrario, ¿quién sería capaz de juzgar a un pueblo tan grande como el tuyo?".
    Al Señor le agradó que Salomón le hiciera este pedido, y Dios le dijo: "Porque tú has pedido esto, y no has pedido para ti una larga vida, ni riqueza, ni la vida de tus enemigos, sino que has pedido el discernimiento necesario para juzgar con rectitud, yo voy a obrar conforme a lo que dices: Te doy un corazón sabio y prudente, de manera que no ha habido nadie como tú antes de ti, ni habrá nadie como tú después de ti."
    Y también te doy aquello que no has pedido: tanta riqueza y gloria que no habrá nadie como tú entre los reyes, durante toda tu vida.



Salmo 119(118),9.10.11.12.13.14. 


¿Cómo un joven llevará una vida honesta?
Cumpliendo tus palabras.
Yo te busco de todo corazón:
no permitas que me aparte de tus mandamientos.

Conservo tu palabra en mi corazón,
para no pecar contra ti.
Tú eres bendito, Señor:
enséñame tus preceptos.

Yo proclamo con mis labios
todos los juicios de tu boca.
Me alegro de cumplir tus prescripciones,
más que de todas las riquezas.


Fuente: Evangelizo.org




MEDITACIÓN DEL EVANGELIO

Sábado 06 de Febrero






HIMNO

TIEMPO ORDINARIO
SÁBADO DE LA SEMANA IV
Del Común de varios mártires. Salterio IV
6 de Febrero






SANTORAL

Santoral del Día

Sábado 06 de Febrero


    Memoria de los santos Pablo Miki y compañeros, mártires en Nagasaki, ciudad de Japón. Allí, declarada una persecución contra los cristianos, fueron apresados, duramente maltratados y, finalmente, condenados a muerte ocho presbíteros o religiosos de la Orden de la Compañía de Jesús y de la Orden de los Hermanos Menores, procedentes de Europa o nacidos en Japón, junto con diecisiete laicos. Todos ellos, incluso los adolescentes, por ser cristianos fueron clavados cruelmente en cruces, mas manifestaron su alegría al haber merecido morir como murió Cristo. Sus nombres son: Juan de Goto Soan, Jacobo Kisai, religiosos de la Orden de la Compañía de Jesús; Pedro Bautista Blásquez, Martín de la Ascensión Aguirre, Francisco Blanco, presbíteros de la Orden de Hermanos Menores; Felipe de Jesús de Las Casas, Gonzalo García, Francisco de San Miguel de la Parilla, religiosos de la misma Orden; León Karasuma, Pedro Sukeiro, Cosme Takeya, Pablo Ibaraki, Tomás Dangi, Pablo Suzuki, catequistas; Luis Ibaraki, Antonio, Miguel Kozaki y su hijo Tomás, Buenaventura, Gabriel, Juan Kinuya, Matías, Francisco de Meako, Ioaquim Sakakibara y Francisco Adaucto, neófitos. El día de su martirio fue ayer.

    Pablo Miki nació en Japón el año 1566 de una familia pudiente; fue educado por los jesuitas en Azuchi y Takatsuki. Entró en la Compañía de Jesús y predicó el evangelio entre sus conciudadanos con gran fruto.

    Al recrudecer la persecusión contra los católicos, decidió continuar su ministerio y fue apresado junto con otros. En su camino al martirio, él y sus compañeros cristianos fueron forzados a caminar 600 millas para servir de escarmiento a la población. Ellos iban cantando el Te Deum. Les hicieron sufrir mucho. Finalmente llegaron a Nagasaki y, mientras perdonaba a sus verdugos, fue crucificado el día 5 de febrero de 1597. Desde la cruz predicó su último sermón.

    Junto a el sufrieron glorioso martirio el escolar Juan Soan
(de Gotó) y el hermano Santiago Kisai, de la Compañía de Jesús, y otros 23 religiosos y seglares.
Todos ellos fueron canonizados por Pío IX en 1862.

    Declarada una persecución contra los cristianos, ocho presbíteros o religiosos de la Compañía de Jesús o de la Orden de los Hermanos Menores, procedentes de Europa o nacidos en Japón, junto con diecisiete laicos, fueron apresados, duramente maltratados y, finalmente, condenados a muerte. Todos, incluso los adolescentes, por ser cristianos fueron clavados en cruces, manifestando su alegría por haber merecido morir como murió Cristo. Sus nombres son: Juan de Goto Soan, Jacobo Kisai, religiosos de la Compañía de Jesús; Pedro Bautista Blásquez, Martín de la Ascensión Aguirre, Francisco Blanco, presbíteros de la Orden de los Hermanos Menores; Felipe de Jesús de Las Casas, Gonzalo García, Francisco de San Miguel de la Parilla, religiosos de la misma Orden; León Karasuma, Pedro Sukeiro, Cosme Takeya, Pablo Ibaraki, Tomás Dangi, Pablo Suzuki, catequistas; Luis Ibaraki, Antonio, Miguel Kozaki y su hijo Tomás, Buenaventura, Gabriel, Juan Kinuya, Matías, Francisco de Meako, Ioaquinm Sakakibara y Francisco Adaucto, neofitos.

Fuente: Evangelizo.org




viernes, 5 de febrero de 2016

Papa Francisco: El estilo de Dios no es el estilo del hombre

El Papa en Sta. Marta: Pidamos la gracia de tener la humildad de Juan Bautista


    En la homilía de este viernes, el Santo Padre invita a seguir el ejemplo del ‘hombre más grande nacido de mujer’
    El “estilo de Dios no es el estilo del hombre” porque
 “Dios vence” con humildad, como demuestra el final del más grande de los profetas, Juan Bautista, que preparó el camino de a Cristo para después apartarse. Así lo ha explicado el papa Francisco esta mañana en la homilía de la misa celebrada en Santa Marta.
    El “más grande” de los hombres, el “justo y santo” que había preparado a la gente para la llegada del Mesías, termina decapitado en la oscuridad de una celda, solo, condenado por el odio vengativo de una reina.

    Reflexionado sobre esta figura, el Santo Padre ha explicado que es “el hombre más grande nacido de mujer’: así dice la fórmula de canonización de Juan. Pero esta fórmula no la ha dicho un Papa, la ha dicho Jesús. Ese hombre es el hombre más grande nacido de mujer. El santo más grande: así lo ha canonizado Jesús”.

    Asimismo, ha recordado que terminó en la cárcel, sacrificado, y “su última frase parece también de resignación: ‘Los discípulos de Juan, cuando se enteraron de los sucedido, fueron, tomaron el cadáver y lo dejaron en un sepulcro’. Así termina ‘el hombre más grande nacido de mujer’. Un gran profeta. El último de los profetas. El único al cual se le ha concedido ver la esperanza de Israel”.

    El papa Francisco no se ha detenido en su homilía en la evidencia de los Evangelio, sino que ha intentado entrar en la celda de Juan, a escrutar en el alma de la voz que ha gritado en el desierto y bautizado multitudes en nombre de Aquel que tiene que venir. Y ahora está encadenado no solo a los hierros de su prisión sino probablemente, considera el Papa, también a los de alguna incerteza que lo destruye a pesar de todo.

    En esta línea, ha asegurado que “ha sufrido en la cárcel también –digamos la palabra– la tortura interior de la duda: ‘¿Pero quizá me he equivocado?’ Este Mesías no es como yo me imaginaba que tenía que ser el Mesías…’ Y ha enviado a sus discípulos a preguntar a Jesús: ‘Pero, di, di la verdad: ¿eres tú quien debe venir?, perque esa duda le hacía sufrir. ‘¿Me he equivocado yo al anunciar a uno que no es? ¿He engañado al pueblo?’ El sufrimiento, la soledad interior de este hombre…

    Para finalizar su homilía, el Santo Padre ha repetido “disminuir, disminuir, disminuir”, así “ha sido la vida de Juan”. Un grande que no buscó la propia gloria, sino la de Dios y que termina de una forma un tanto prosaica, en el anonimato. Pero con esta actitud, ha asegurado el Papa, preparó el camino a Jesús, que de forma similar murió en la angustia, solo y sin discípulos.

    Al finalizar la homilía, el Pontífice ha asegurado que nos hará bien leer hoy este paso del Evangelio, el Evangelio de Marcos, capítulo VI. “Leer ese pasaje, ver como Dios vence: el estilo de dios no es el estilo del hombre. Pedir al Señor la gracia de la humildad que tenía Juan y no tomarnos nosotros los méritos y las glorias de otros. Y sobre todo, la gracia que en nuestra vida siempre haya un lugar para que Jesús crezca y nosotros disminuyamos, hasta el final”.

Fuente: © ZENIT




DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA (Cap.II)

Evangelización y Doctrina Social







LITURGIA

Elementos Materiales de la Liturgia

El Templo, el Altar, vestiduras del Papa, obispos y sacerdotes, colores litúrgicos


    La custodia (ostensorio) es una urna enmarcada en vidrio en la que se expone públicamente el Santísimo Sacramento. Puede ser de oro, plata, latón o cobre dorado. La forma más adecuada es la del sol que emite sus rayos a todas partes. La base debe ser amplia, y a una corta distancia por encima de ella debe haber una perilla para una mayor facilidad en el manejo. La custodia debe estar coronada por una cruz . No debe ser adornada con estatuas de santos, ya se prohíbe que éstas y las reliquias de los santos se coloquen sobre el altar durante la bendición solemne. A los lados del recipiente donde se coloca laluneta es conveniente tener dos estatuas que representen a ángeles en adoración.

    La luneta (o lúnula) es el recipiente que está en medio de la custodia, de un tamaño tal que se pueda poner la hostia fácilmente en ella; se debe tener cuidado que la hostia no toque los lados del recipiente. En la parte frontal y posterior de este receptáculo debe haber un cristal, y el de atrás debe abrir como una puerta; cuando está cerrado, la puerta debe encajar herméticamente. La circunferencia de este receptáculo puede ser de oro o, si es de otro material, debería ser dorado, y tan suave y pulido que cualquier partícula que pueda caer desde la hostia sea fácilmente detectada y removida. La luneta debe ser insertada y retirada sin dificultad, de ahí que el dispositivo para mantenerla en posición vertical debe estar construido con este fin. La custodia no tiene necesariamente que ser bendecida, pero es mejor que lo sea.  Cuando se lleva hacia y desde el altar debe estar cubierta con un velo blanco.

Fuente: ec.aciprensa.com/wiki/Vasos_sagrados




REFLEXIÓN

Reflexiones Espirituales

Viernes 05 de Febrero


De la Disertación de san Metodio de Sicilia, obispo, sobre santa Águeda
(Analecta Bollandiana 68, 76-78)

SU BONDAD PROVENÍA DEL MISMO DIOS, 
FUENTE DE TODO BIEN

    Nos ha reunido en este lugar, como ya sabéis vosotros, los que me escucháis, la celebración del aniversario de una santa mártir; su combate por la fe, tan conocido y venerado, es algo que históricamente pertenece al pasado, pero que, en cierto modo, se nos hace actual a través de los divinos milagros que un día tras otro van formando su corona y su ornato.

    Es virgen porque nació del Verbo inmortal de Dios, Hijo invisible del Padre (este Hijo que también por mí experimentó la muerte en su carne), según aquellas palabras del evangelista Juan: A cuantos lo recibieron dio poder de llegar a ser hijos de Dios.

    Esta mujer virgen, la que hoy os ha invitado a nuestro convite sagrado, es la mujer desposada con un solo esposo, Cristo, para decirlo con el mismo simbolismo nupcial que emplea el apóstol Pablo.

    Una virgen que, con la lámpara siempre encendida, enrojecía y embellecía sus labios, mejillas y lengua con la púrpura de la sangre del verdadero y divino Cordero, y que no dejaba de recordar y meditar continuamente la muerte de su ardiente enamorado, como si la tuviera presente ante sus ojos.

    De este modo, su mística vestidura es un testimonio que habla por sí mismo a todas las generaciones futuras, ya que lleva en sí la marca indeleble de la sangre de Cristo, de la que está impregnada, como también la blancura resplandeciente de su virginidad.

    Águeda hizo honor a su nombre, que significa «buena»; ella fue en verdad buena por su identificación con el mismo Dios; fue buena para su divino Esposo y lo es también para nosotros, ya que su bondad provenía del mismo Dios, fuente de todo bien.

    En efecto, ¿cuál es la causa suprema de toda bondad, sino aquel que es el sumo bien? Por esto, difícilmente hallaríamos algo que mereciera, como Águeda, nuestros elogios y alabanzas.

    Águeda, buena de nombre y por sus hechos; Águeda, cuyo nombre indica de antemano la bondad de sus obras maravillosas, y cuyas obras corresponden a la bondad de su nombre; Águeda, cuyo solo nombre es un estímulo para que todos acudan a ella, y que nos enseña también con su ejemplo a que todos pongamos el máximo empeño en llegar sin demora al bien verdadero, que es sólo Dios.

EXTRAÍDA : SEGUNDA LECTURA OFICIO DE LECTURA DEL DÍA