sábado, 21 de octubre de 2023

SANTORAL - SAN JUAN PABLO II

22 de Octubre


   Karol Józef Wojtyła, conocido como Juan Pablo II desde su elección al papado en octubre de 1978, nació en Wadowice, una pequeña ciudad a 50 km. de Cracovia, el 18 de mayo de 1920. Era el más pequeño de los tres hijos de Karol Wojtyła y Emilia Kaczorowska. Su madre falleció en 1929. Su hermano mayor Edmund (médico) murió en 1932 y su padre (suboficial del ejército) en 1941. Su hermana Olga murió antes de que naciera él.

    Fue bautizado por el sacerdote Franciszek Zak el 20 de junio de 1920 en la Iglesia parroquial de Wadowice; a los 9 años hizo la Primera Comunión, y a los 18 recibió la Confirmación. Terminados los estudios de enseñanza media en la escuela Marcin Wadowita de Wadowice, se matriculó en 1938 en la Universidad Jagellónica de Cracovia y en una escuela de teatro.

    Cuando las fuerzas de ocupación nazi cerraron la Universidad, en 1939, el joven Karol tuvo que trabajar en una cantera y luego en una fábrica química (Solvay), para ganarse la vida y evitar la deportación a Alemania.

    A partir de 1942, al sentir la vocación al sacerdocio, siguió las clases de formación del seminario clandestino de Cracovia, dirigido por el Arzobispo de Cracovia, Cardenal Adam Stefan Sapieha. Al mismo tiempo, fue uno de los promotores del "Teatro Rapsódico", también clandestino.

    Tras la segunda guerra mundial, continuó sus estudios en el seminario mayor de Cracovia, nuevamente abierto, y en la Facultad de Teología de la Universidad Jagellónica, hasta su ordenación sacerdotal en Cracovia el 1 de noviembre de 1946 de manos del Arzobispo Sapieha.

    Seguidamente fue enviado a Roma, donde, bajo la dirección del dominico francés Garrigou-Lagrange, se doctoró en 1948 en teología, con una tesis sobre el tema de la fe en las obras de San Juan de la Cruz (Doctrina de fide apud Sanctum Ioannem a Cruce). En aquel período aprovechó sus vacaciones para ejercer el ministerio pastoral entre los emigrantes polacos de Francia, Bélgica y Holanda.

    En 1948 volvió a Polonia, y fue vicario en diversas parroquias de Cracovia y capellán de los universitarios hasta 1951, cuando reanudó sus estudios filosóficos y teológicos. En 1953 presentó en la Universidad Católica de Lublin una tesis titulada "Valoración de la posibilidad de fundar una ética católica sobre la base del sistema ético de Max Scheler". Después pasó a ser profesor de Teología Moral y Etica Social en el seminario mayor de Cracovia y en la facultad de Teología de Lublin.

    El 4 de julio de 1958 fue nombrado por Pío XII Obispo titular de Olmi y Auxiliar de Cracovia. Recibió la ordenación episcopal el 28 de septiembre de 1958 en la catedral del Wawel (Cracovia), de manos del Arzobispo Eugeniusz Baziak.

    El 13 de enero de 1964 fue nombrado Arzobispo de Cracovia por Pablo VI, quien le hizo cardenal el 26 de junio de 1967, con el título de San Cesareo en Palatio, Diaconía elevada pro illa vice a título presbiteral.

    Además de participar en el Concilio Vaticano II (1962-1965), con una contribución importante en la elaboración de la constitución Gaudium et spes, el Cardenal Wojtyła tomó parte en las cinco asambleas del Sínodo de los Obispos anteriores a su pontificado.

    Los cardenales reunidos en Cónclave le eligieron Papa el 16 de octubre de 1978. Tomó el nombre de Juan Pablo II y el 22 de octubre comenzó solemnemente su ministerio petrino como 263 sucesor del Apóstol Pedro. Su pontificado ha sido uno de los más largos de la historia de la Iglesia y ha durado casi 27 años.

    Juan Pablo II ejerció su ministerio petrino con incansable espíritu misionero, dedicando todas sus energías, movido por la "sollicitudo omnium Ecclesiarum" y por la caridad abierta a toda la humanidad. Realizó 104 viajes apostólicos fuera de Italia, y 146 por el interior de este país. Además, como Obispo de Roma, visitó 317 de las 333 parroquias romanas.

    Más que todos sus predecesores se encontró con el pueblo de Dios y con los responsables de las naciones: más de 17.600.000 peregrinos participaron en las 1166 Audiencias Generales que se celebran los miércoles. Ese numero no incluye las otras audiencias especiales y las ceremonias religiosas [más de 8 millones de peregrinos durante el Gran Jubileo del año 2000] y los millones de fieles que el Papa encontró durante las visitas pastorales efectuadas en Italia y en el resto del mundo. Hay que recordar también las numerosas personalidades de gobierno con las que se entrevistó durante las 38 visitas oficiales y las 738 audiencias o encuentros con jefes de Estado y 246 audiencias y encuentros con Primeros Ministros.

    Su amor a los jóvenes le impulsó a iniciar en 1985 las Jornadas Mundiales de la Juventud. En las 19 ediciones de la JMJ celebradas a lo largo de su pontificado se reunieron millones de jóvenes de todo el mundo. Además, su atención hacia la familia se puso de manifiesto con los encuentros mundiales de las familias, inaugurados por él en 1994.

    Juan Pablo II promovió el diálogo con los judíos y con los representantes de las demás religiones, convocándolos en varias ocasiones a encuentros de oración por la paz, especialmente en Asís.

    Bajo su guía, la Iglesia se acercó al tercer milenio y celebró el Gran Jubileo del año 2000, según las líneas indicadas por él en la carta apostólica Tertio millennio adveniente; y se asomó después a la nueva época, recibiendo sus indicaciones en la carta apostólica Novo millennio ineunte, en la que mostraba a los fieles el camino del tiempo futuro.

    Con el Año de la Redención, el Año Mariano y el Año de la Eucaristía, promovió la renovación espiritual de la Iglesia.

    Realizó numerosas canonizaciones y beatificaciones para mostrar innumerables ejemplos de santidad de hoy, que sirvieran de estímulo a los hombres de nuestro tiempo: celebró 147 ceremonias de beatificación -en las que proclamó 1338 beatos- y 51 canonizaciones, con un total de 482 santos. Proclamó a santa Teresa del Niño Jesús Doctora de la Iglesia.

    Amplió notablemente el Colegio cardenalicio, creando 231 cardenales (más uno "in pectore", cuyo nombre no se hizo público antes de su muerte) en 9 consistorios. Además, convocó 6 reuniones plenarias del colegio cardenalicio.

    Presidió 15 Asambleas del Sínodo de los obispos: 6 generales ordinarias (1980, 1983, 1987, 1990, 1994 y 2001), 1 general extraordinaria (1985) y 8 especiales (1980, 1991, 1994, 1995, 1997, 1998 (2) y 1999).

    Entre sus documentos principales se incluyen: 14 Encíclicas, 15 Exhortaciones apostólicas, 11 Constituciones apostólicas y 45 Cartas apostólicas.

    Promulgó el Catecismo de la Iglesia Católica, a la luz de la Revelación, autorizadamente interpretada por el Concilio Vaticano II. Reformó el Código de Derecho Canónico y el Código de Cánones de las Iglesias Orientales; y reorganizó la Curia Romana.

    Publicó también cinco libros como doctor privado: "Cruzando el umbral de la esperanza" (octubre de 1994);"Don y misterio: en el quincuagésimo aniversario de mi ordenación sacerdotal" (noviembre de 1996); "Tríptico romano - Meditaciones", libro de poesías (marzo de 2003); “¡Levantaos! ¡Vamos!” (mayo de 2004) y “Memoria e identidad” (febrero de 2005).

    Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005, a las 21.37, mientras concluía el sábado, y ya habíamos entrado en la octava de Pascua y domingo de la Misericordia Divina.

    Desde aquella noche hasta el 8 de abril, día en que se celebraron las exequias del difunto pontífice, más de tres millones de peregrinos rindieron homenaje a Juan Pablo II, haciendo incluso 24 horas de cola para poder acceder a la basílica de San Pedro.

    El 28 de abril, el Santo Padre Benedicto XVI dispensó del tiempo de cinco años de espera tras la muerte para iniciar la causa de beatificación y canonización de Juan Pablo II. La causa la abrió oficialmente el cardenal Camillo Ruini, vicario general para la diócesis de Roma, el 28 de junio de 2005.

Oremos

    ¡Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo dónanos tu bendición! Bendice a la Iglesia, que tú has amado, servido, y guiado, animándola a caminar con coraje por los senderos del mundo para llevar a Jesús a todos y a todos a Jesús. Bendice a los jóvenes, que han sido tu gran pasión. Concédeles volver a soñar, volver a mirar hacia lo alto para encontrar la luz, que ilumina los caminos de la vida en la tierra. Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo, donde te vemos junto a María, haz descender sobre todos nosotros la Bendición de Dios. Amén.

-FRASE DEL DÍA-



 

viernes, 20 de octubre de 2023

-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO DEL DÍA - 21 DE OCTUBRE - San Lucas 12,8-12.


    Carta de San Pablo a los Romanos 4,13.16-18.

    Hermanos: En efecto, la promesa de recibir el mundo en herencia, hecha a Abraham y a su posteridad, no le fue concedida en virtud de la Ley, sino por la justicia que procede de la fe.
    Por eso, la herencia se obtiene por medio de la fe, a fin de que esa herencia sea gratuita y la promesa quede asegurada para todos los descendientes de Abraham, no sólo los que lo son por la Ley, sino también los que lo son por la fe. Porque él es nuestro padre común, como dice la Escritura: Te he constituido padre de muchas naciones.     Abraham es nuestro padre a los ojos de aquel en quien creyó: el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia a las cosas que no existen.
    Esperando contra toda esperanza, Abraham creyó y llegó a ser padre de muchas naciones, como se le había anunciado: Así será tu descendencia.

    Palabra de Dios


Salmo 105(104),6-7.8-9.42-43.

Descendientes de Abraham, su servidor,
hijos de Jacob, su elegido:
el Señor es nuestro Dios,
en toda la tierra rigen sus decretos.

El se acuerda eternamente de su alianza,
de la palabra que dio por mil generaciones,
del pacto que selló con Abraham,
del juramento que hizo a Isaac.

Él se acordó de la palabra sagrada,
que había dado a Abraham, su servidor,
e hizo salir a su pueblo con alegría,
a sus elegidos, entre cantos de triunfo


    Evangelio según San Lucas 12,8-12.

    Les aseguro que aquel que me reconozca abiertamente delante de los hombres, el Hijo del hombre lo reconocerá ante los ángeles de Dios.
    Pero el que no me reconozca delante de los hombres, no será reconocido ante los ángeles de Dios.
    Al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará.
    Cuando los lleven ante las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no se preocupen de cómo se van a defender o qué van a decir, porque el Espíritu Santo les enseñará en ese momento lo que deban decir".

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 21 de Octubre - "El Espíritu Santo, fuerza de los mártires"


San Cirilo de Jerusalén (313-350) obispo de Jerusalén, doctor de la Iglesia Catequesis bautismal 16 (Les catéchèses, coll. Les Pères dans la foi n° 53-54, Migne 1993)


"El Espíritu Santo, fuerza de los mártires"

    Se denomina Espíritu “Paráclito” porque consuela, asegura, viene al auxilio de nuestra debilidad. “El mismo Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad porque no sabemos orar como es debido; pero el Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables” (Rom 8,26), gemidos que dirige a Dios. Frecuentemente, un hombre que sufre violencia a causa de Cristo, es injustamente deshonorado. Así puede pasar con un mártir, atormentado de todos lados, con fuego, bestias feroces o un precipicio. Pero el Espíritu Santo le dice en un murmullo: Hombre, “espera en el Señor” (Sal 27 (26),14). Con todo lo que llegue, la recompensa será grande. Sufrirás cierto tiempo, pero estarás eternamente en compañía de ángeles. “Yo considero que los sufrimientos del tiempo presente no pueden compararse con la gloria futura que se revelará en nosotros” (Rom 8,18), escribe el Apóstol. El Espíritu Paráclito muestra al hombre el Reino de los cielos y el Paraíso de las delicias. Así, los mártires, obligados a volver su rostro corporal hacia los jueces, pero ya en el Paraíso por el poder del Espíritu, despreciaron las dificultades que tenían frente a ellos.

    ¿Quieres saber cómo es qué los mártires testimonian por la fuerza del Espíritu Santo? El Salvador dijo a sus discípulos: “Cuando los lleven a las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no se preocupen sobre cómo se van a defender o qué van a decir, porque el Espíritu Santo les enseñará en ese momento lo que deban decir» (Lc 12,11-12). Es imposible testificar a favor de Cristo, si no recibimos el testimonio de parte del Espíritu Santo. “Nadie puede decir: «Jesús es el Señor», si no está impulsado por el Espíritu Santo” (1 Cor 12,3). Y nadie puede dar su propia vida por Jesús, si no es por el Espíritu Santo.

SANTORAL - SANTAS ÚRSULA Y COMPAÑERAS VÍRGENES, VÍRGENES Y MÁRTIRES

21 de Octubre


     Santa Úrsula, hija de un rey de Inglaterra, y once mil vírgenes, compañeras suyas, fueron embarcadas en Londres por orden del tirano Máximo para ser transportadas a Bretaña, donde debían ser casadas con los soldados que habían conquistado a ese país. Sorprendidas por una tempestad, fueron arrojadas en las costas de la Germania. Allí dieron con unos piratas que quisieron hacerlas víctimas de sus pasiones; pero ellas, animadas por Úrsula, prefirieron morir a dejarse arrebatar su virginidad.

    Santa Úrsula exhorta a sus compañeras a morir antes que consentir en la pérdida de la castidad. Su ejemplo las anima más que sus palabras. Mueren todas, pero mueren castas e inocentes. Aprende de esto a renunciar a la vida que te es común con las bestias, antes que perder la pureza que te hace semejante a los ángeles, y la gracia que hace de nosotros hijos adoptivos de Dios. ¡Antes morir que mancharse! que ésta sea tu divisa; y, siguiendo el ejemplo de Santa Úrsula, inspira los mismos sentimientos a los que están bajo tu guía.

    Entre estas once mil vírgenes, una hubo que careció de valor: escondióse para evitar la muerte. Nada es perfecto en este mundo, preciso es que haya sombras y faltas; existen hombres imperfectos en los monasterios más santos y en las congregaciones más fervorosas. Que aquél que está en pie se cuide de no caer. Humíllate: San Pedro negó a Jesucristo. Judas lo traicionó: ¡los dos sin embargo eran apóstoles!

    De once mil vírgenes, una sola rehuye el martirio. En la vida religiosa, por un imperfecto y un tibio, se encuentra a varios fervorosos y excelentes servidores de Dios. Y, todavía, esta virgen, llamada Córdula, animada por el generoso ejemplo de sus compañeras, salió al día siguiente de su escondite y Sufrió ella también el martirio. Tal es la ventaja que se obtiene de la compañía de personas virtuosas: se cae con menor frecuencia, uno levántase con mayor rapidez, hasta se aprovecha de las caídas para redoblar el fervor. Si estás tú imposibilitado de evitar ocasiones de ofender a Dios, vela sobre ti con mayor cuidado. En la vida religiosa, el hombre vive una vida más pura, cae más raramente, levántase más rápido y avanza con más precaución. (San Bernardo).

Oremos

    Señor, Dios nuestro, concedednos la gracia de celebrar las victorias de Santa Úrsula y sus compañeras, mártires, con devoción duradera, a fin de que, si no podemos rendirles todo el honor que ellas merecen, por lo menos les presentemos nuestros humildes homenajes. Amén.

-FRASE DEL DÍA-



 

jueves, 19 de octubre de 2023

-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO DEL DÍA - 20 DE OCTUBRE - San Lucas 12,1-7.


    Carta de San Pablo a los Romanos 4,1-8.

    ¿Y qué diremos de Abraham, nuestro padre según la carne?
    Si él hubiera sido justificado por las obras tendría de qué gloriarse, pero no delante de Dios.
    Porque, ¿qué dice la Escritura?: Abraham creyó en Dios y esto le fue tenido en cuenta para su justificación.
    Ahora bien, al que trabaja no se le da el salario como un regalo, sino como algo que se le debe.
    Pero al que no hace nada, sino que cree en aquel que justifica al impío, se le tiene en cuenta la fe para su justificación.
    Por eso David proclama la felicidad de aquel a quien Dios confiere la justicia sin las obras, diciendo:
    Felices aquellos a quienes fueron perdonadas sus faltas y cuyos pecados han sido cubiertos.
    Feliz el hombre a quien Dios no le tiene en cuenta su pecado.

    Palabra de Dios


Salmo 32(31),1-2.5.11.

¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado
y liberado de su falta!
¡Feliz el hombre a quien el Señor
no le tiene en cuenta las culpas,

y en cuyo espíritu no hay doblez!
Pero yo reconocí mi pecado,
no te escondí mi culpa,
pensando: “Confesaré mis faltas al Señor”.

¡Y tú perdonaste mi culpa y mi pecado!
¡Alégrense en el Señor, regocíjense los justos!
¡Canten jubilosos los rectos de corazón!


    Evangelio según San Lucas 12,1-7.

    Se reunieron miles de personas, hasta el punto de atropellarse unos a otros. Jesús comenzó a decir, dirigiéndose primero a sus discípulos: "Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.
    No hay nada oculto que no deba ser revelado, ni nada secreto que no deba ser conocido.
    Por eso, todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad, será escuchado en pleno día; y lo que han hablado al oído, en las habitaciones más ocultas, será proclamado desde lo alto de las casas.
    A ustedes, mis amigos, les digo: No teman a los que matan el cuerpo y después no pueden hacer nada más.
    Yo les indicaré a quién deben temer: teman a aquel que, después de matar, tiene el poder de arrojar a la Gehena. Sí, les repito, teman a ese.
    ¿No se venden acaso cinco pájaros por dos monedas? Sin embargo, Dios no olvida a ninguno de ellos.
    Ustedes tienen contados todos sus cabellos: no teman, porque valen más que muchos pájaros."

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 20 de Octubre - «Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados»


Santa Catalina de Siena, doctora de la Iglesia, co-patrona de Europa Diálogos: Bondad infinita de Dios. Diálogo, 18.



«Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados» 

    Dios me dijo: “Nadie se escapa de mi mano, porque yo soy el que soy. (Ex 3,14) y vosotros no sois por vosotros mismos. Existís por mí. Soy el creador de todas las cosas que participan de mi ser y no del pecado que no es creación mía. Por tanto el pecado no es digno de ser amado. La criatura me ofende porque ama lo que no tiene que amar, el pecado… Al hombre le es imposible de salir de mi ser. O bien, permanece en mí bajo el peso de la justicia que castiga sus faltas, o bien permanece en mí guardado por mi misericordia. Abre, pues, los ojos de tu inteligencia y mira mi mano: verás que digo la verdad.

    Entonces, al abrir los ojos del espíritu para obedecer al Padre que es tan grande, vi el universo entero enfermo metido en la mano del Padre. Y Dios me dijo: “Hija mía, mira ahora y sé que nadie puede escapar de mi mano. Todos están cogidos por la justicia o por la misericordia, porque todos me pertenecen, son creados por mí, y los amo infinitamente. Sea la que fuera su malicia, les haré misericordia a causa de mis siervos; escucharé la petición que me presentas con tanto amor y tanto dolor…”

    Entonces, mi alma, como embriagada y fuera de sí en un infinito ardor de amor, sintió a la vez felicidad y dolor. Feliz por la unión con Dios, gustando su gozo y su bondad sumergida en su misericordia y sufriendo por ver ofendida una tan gran bondad.

SANTORAL - SANTA MARÍA BERTILA BOSCARDIN

20 de Octubre


    En Treviso, en Italia, Santa María Bertila (Ana Francisca) Boscardin, virgen de la Congregación de las Hermanas de Santa Dorotea de los Sagrados Corazones, que en su trabajo en un hospital se mostró solicita de la salud corporal y espiritual de los enfermos.

    «La fuerza del Sacramento de la Eucaristía me alcanza siempre y en todas partes para que yo me comporte con responsabilidad... Porque yo siento necesidad de estar un rato con nuestro Señor.»

    Santa Bertilia siguió el «caminito espiritual» de santa Teresa del Niño Jesús. Era una mujer de gran juicio práctico y voluntad muy firme que se santificó cumpliendo sencillamente su deber de todos los días, a pesar de su mala salud, su reducida capacidad intelectual y su falta de iniciativa. Nació en 1888, en Brendola, entre Vicenza y Verona, en el seno de una pobre familia de campesinos. Su nombre de pila era Ana Francisca, pero todos la llamaban Anita. El P. Emigdio Federici, su biógrafo, escribe que Anita era una niña «tranquila y muy trabajadora, cuya infancia no tuvo nada de pintoresco». Ángel Boscardin, el padre de Anita, era un hombre muy celoso y dado a la bebida, de suerte que los pleitos abundaban en su casa, según testificó él mismo en el proceso de beatificación de su hija. Anita no podía asistir regularmente a la escuela, pues desde pequeña tuvo que trabajar en el hogar y ganar un poco de dinero ayudando en casa de los vecinos. Sus compañeros de juegos la apodaban «la tontita». Probablemente no les faltaba razón, ya que, cuando el P. Capovilla, párroco del lugar, habló de la vocación religiosa de la niña con el arcipreste Gresele, éste no pudo contener la risa. Sin embargo, como la consideraba por lo menos suficientemente inteligente para pelar patatas, el P. Gresele habló de Anita a ciertas religiosas, quienes se negaron a admitirla.

    Como quiera que fuese, a los dieciséis años Anita ingresó en el convento de las Hermanas de Santa Dorotea, en Vicenza y recibió el nombre de Bertilia, en honor de la santa abadesa de Chelles. La joven dijo a su maestra de novicias: «Yo no sé hacer nada. Soy una inútil, una 'tontita'. Enseñadme a ser santa». La hermana Bertilia pasó un año ayudando en la cocina, en la panadería y en la lavandería. Después, fue enviada a aprender las tareas de enfermera en Treviso, donde las hermanas de Santa Dorotea tenían a su cargo el hospital municipal. Pero la superiora prefirió emplearla como ayudante de la cocinera. Anita no pudo salir de la cocina hasta después de su profesión. En 1907, pasó a ayudar en el pabellón de los niños diftéricos y, a partir de entonces, vivió consagrada al cuidado de los enfermos. Pero, bien pronto contrajo una penosa enfermedad que la atormentó durante los últimos doce años de su vida. y la llevó finalmente al sepulcro, a pesar de las intervenciones de los cirujanos.

    A principios de 1915, el hospital de Treviso fue ocupado por las tropas. Dos años más tarde, a raíz de la derrota de Caporetto, el ejército italiano tuvo que replegarse a Piave, y el hospital quedó en pleno frente de batalla. Durante los bombardeos aéreos, en tanto que el terror paralizaba a algunas de sus hermanas, santa Bertilia, no menos asustada, se ocupaba en llevar café y vino de Marsala a los enfermos, sin que sus quehaceres le impidieran pasar las cuentas de su rosario. Bertilia y algunas de sus hermanas fueron pronto enviadas a un hospital militar de Viggiu, en las cercanías de Como. El capellán, Pedro Savoldelli y el oficial, Mario Lameri, no pudieron menos de admirar la laboriosidad y la caridad de Bertilia. En cambio, la superiora no supo apreciar las cualidades de su súbdita, como había sucedido ya con otras superioras, y la reprendía por trabajar exageradamente y por estar demasiado apegada a los enfermos. Finalmente, acabó por enviarla a la lavandería. Bertilia trabajó allí sin una queja durante cuatro meses, hasta que la madre general, una mujer extraordinaria que se llamaba Azelia Farinea, comprendió la injusticia y sacó a la santa de Viggiu.

    Después del armisticio, la hermana Bertilia retornó al hospital de Treviso, donde se le confió el pabellón de infecciosos para niños. La salud de la hermanita iba de mal en peor; tres años más tarde los médicos decidieron operarla. La operación resultó fatal, y la hermana Bertilia murió tres días después, el 20 de octubre de 1922. En el primer aniversario de su muerte, se puso en el Hospital de Treviso una placa con la siguiente inscripción: «A la hermana Bertilia Boscardin, alma escogida y de bondad heroica, quien durante varios años alivió como un ángel el sufrimiento humano en este hospital ...» El pueblo empezó a acudir a la tumba de la hermana Bertilia en Treviso. Sus restos fueron más tarde trasladados a Vicenza, donde Dios obró por su intercesión muchas curaciones. Fue beatificada en 1952, en presencia de algunos miembros de su familia y de varios pacientes a los que había asistido, y el papa Juan XXIII la canonizó el 11 de mayo de 1961.

Oremos

    ¡Oh Jesús, que subes al cielo; oh Señor, Rey bendito e inmortal de los siglos, te damos gracias por haber asociado hoy a Santa Bertila a tu triunfo y haber encendido con ella una nueva estrella en el firmamento de tu Iglesia! Al volver al Padre prometiste no dejarnos nunca, y benignamente sigues estando con nosotros, también en el testimonio y amor de tus Santos, que son tu más bello  cortejo en el cielo y tu buen olor aquí en la tierra. Por intercesión de Santa Bertila y de todos los Santos, suscita en las almas, en las familias, en las diócesis semillas fecundas y siempre nuevas de santidad; numerosas y ardientes vocaciones; almas bellas y puras; familias sanas y generosas que vivan en tu santo amor. Y concédenos que, sostenidos por tu gracia y fortalecidos por los ejemplos de tus Santos, podamos honrarte todos los días con serenidad y alegría, ánimo y perseverancia para poder vivir una vida divina. Amén

-FRASE DEL DÍA-