domingo, 31 de octubre de 2021

-PROPÓSITO DEL DÍA-



 

EVANGELIO DEL DÍA - 1 DE NOVIEMBRE - San Mateo 5,1-12a



Apocalipsis 7,2-4.9-14.

Yo, Juan, vi a otro Ángel que subía del Oriente, llevando el sello del Dios vivo. Y comenzó a gritar con voz potente a los cuatro Ángeles que habían recibido el poder de dañar a la tierra y al mar:
"No dañen a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los servidores de nuestro Dios".
Oí entonces el número de los que habían sido marcados: eran 144. 000 pertenecientes a todas las tribus de Israel.
Después de esto, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la mano y exclamaban con voz potente:
"¡La salvación viene de nuestro Dios que está sentado en el trono, y del Cordero!".
Y todos los Ángeles que estaban alrededor del trono, de los Ancianos y de los cuatro Seres Vivientes, se postraron con el rostro en tierra delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo: "¡Amén! ¡Alabanza, gloria y sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza a nuestro Dios para siempre! ¡Amén!
Y uno de los Ancianos me preguntó: "¿Quiénes son y de dónde vienen los que están revestidos de túnicas blancas?".
Yo le respondí: "Tú lo sabes, señor". Y él me dijo: "Estos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero".

Palabra de Dios.


Salmo 24(23),1-2.3-4ab.5-6.

Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella,
el mundo y todos sus habitantes,
porque El la fundó sobre los mares,
Él la afirmó sobre las corrientes del océano.

¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor
y permanecer en su recinto sagrado?
El que tiene las manos limpias
y puro el corazón;

él recibirá la bendición del Señor,
la recompensa de Dios, su Salvador.
Así son los que buscan al Señor,
los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.


Epístola I de San Juan 3,1-3.

Queridos hermanos: ¡Miren cómo nos amó el Padre!
Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos realmente.
Si el mundo no nos reconoce, es porque no lo ha reconocido a Él.
Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha manifestado todavía.
Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a Él,
porque lo veremos tal cual es.
El que tiene esta esperanza en Él, se purifica, así como Él es puro.

Palabra de Dios.


Evangelio según San Mateo 4,25.5,1-12.

Seguían a Jesús grandes multitudes, que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania.
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a Él.
Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
"Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron."

Palabra del Señor.

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 1 DE NOVIEMBRE - “Felices” (Mt 5, 1-12a)





Papa Francisco
Mensaje para el XXIX Jornada Mundial de la Juventud

“Felices” (Mt 5, 1-12a)

Siempre nos hace bien leer y meditar las Bienaventuranzas. Jesús las proclamó en su primera gran predicación, a orillas del lago de Galilea. Había un gentío tan grande, que subió a un monte para enseñar a sus discípulos; por eso, esa predicación se llama el “sermón de la montaña”. En la Biblia, el monte es el lugar donde Dios se revela, y Jesús, predicando desde el monte, se presenta como maestro divino, como un nuevo Moisés. Y ¿qué enseña? Jesús enseña el camino de la vida, el camino que Él mismo recorre, es más, que Él mismo es, y lo propone como camino para la verdadera felicidad. En toda su vida, desde el nacimiento en la gruta de Belén hasta la muerte en la cruz y la resurrección, Jesús encarnó las Bienaventuranzas. Todas las promesas del Reino de Dios se han cumplido en Él.

Al proclamar las Bienaventuranzas, Jesús nos invita a seguirle, a recorrer con Él el camino del amor, el único que lleva a la vida eterna. No es un camino fácil, pero el Señor nos asegura su gracia y nunca nos deja solos.

SANTORAL DEL DÍA - 1 DE NOVIEMBRE - SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS

 




Solemnidad de Todos los Santos, la fiesta del cielo

El día de Todos los Santos es una Solemnidad en la que la Iglesia celebra juntos la gloria y el honor de todos los Santos, que contemplan eternamente el rostro de Dios y se regocijan plenamente en esta visión. A nosotros, fieles, este día nos enseña a mirar a aquellos que ya poseen el legado de la gloria eterna.

Algunos la llaman también "Pascua de Otoño", la importante solemnidad que hoy celebramos como miembros activos de una Iglesia que una vez más no se mira a sí misma, sino que mira y aspira el cielo. La santidad, en efecto, es un camino que todos estamos llamados a seguir, siguiendo el ejemplo de nuestros hermanos mayores que nos son propuestos como modelos porque han aceptado dejarse encontrar por Jesús, hacia quien han ido con confianza trayendo sus deseos, sus debilidades y también sus sufrimientos.


El significado de la solemnidad

La memoria litúrgica dedica un día especial a todos aquellos que están unidos a Cristo en la gloria y que no sólo son indicados como arquetipos, sino también invocados como protectores de nuestras acciones. Los Santos son los hijos de Dios que han alcanzado la meta de la salvación y que viven en la eternidad esa condición de bienaventuranza bien expresada por Jesús en el discurso de la montaña narrado en el Evangelio (Mt 5, 1-12). Los Santos son también los que nos acompañan en el camino de la imitación de Jesús, que nos conduce a ser la piedra angular en la construcción del Reino de Dios.


La Comunión de los Santos

En nuestra Profesión de Fe afirmamos que creemos en la Comunión de los Santos: con esto queremos decir tanto la vida como la contemplación eterna de Dios, que es la razón y el propósito de esta comunión, pero también queremos decir la comunión con las "cosas" santas. Si, en efecto, los bienes terrenales, en cuanto son limitados, dividen a las personas en el espacio y en el tiempo, las gracias, los dones que Dios hace son infinitos y de ellos todos pueden participar. Especialmente el don de la Eucaristía nos permite vivir ya ahora la anticipación de esa liturgia que el Señor celebra en el santuario celestial con todos los santos. La grandeza de la redención se mide por el fruto, es decir, por los que han sido redimidos y han madurado en la santidad. La Iglesia contempla en sus rostros su vocación, la condición de humanidad transfigurada en el camino hacia el Reino.


Orígenes e historia de la fiesta

Esta fiesta de la esperanza, que nos recuerda el objetivo de nuestra vida, tiene raíces antiguas: en el siglo IV comienza a celebrarse la conmemoración de los mártires, común a varias Iglesias. Los primeros vestigios de esta celebración se encontraron en Antioquía el domingo siguiente a Pentecostés y San Juan Crisóstomo ya hablaba de ello. Entre los siglos VIII y IX, la fiesta comenzó a extenderse por toda Europa, y en Roma específicamente en el siglo IX: aquí el Papa Gregorio III (731-741) eligió como fecha del 1 de noviembre para coincidir con la consagración de una capilla en San Pedro dedicada a las reliquias "de los santos apóstoles y de todos los santos mártires y confesores, y de todos los justos perfeccionados que descansan en paz en todo el mundo". En la época de Carlomagno, esta fiesta ya era ampliamente conocida como la ocasión en que la Iglesia, que todavía peregrina y sufre en la Tierra, miraba al cielo, donde residen sus hermanos y hermanas más gloriosos.

-FRASE DEL DÍA-


 

OCTUBRE, MES DE LAS MISIONES - «No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído» (Hch 4,20)



 

Papa Francisco
Extracto, mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones 2018


“Los confines de la tierra, queridos jóvenes, son para vosotros hoy muy relativos y siempre fácilmente “navegables”. El mundo digital, las redes sociales que nos invaden y traspasan, difuminan fronteras, borran límites y distancias, reducen las diferencias. Parece todo al alcance de la mano, todo tan cercano e inmediato. Sin embargo, sin el don comprometido de nuestras vidas, podremos tener miles de contactos pero no estaremos nunca inmersos en una verdadera comunión de vida. La misión hasta los confines de la tierra exige el don de sí en la vocación que nos ha dado quien nos ha puesto en esta tierra (cf. Lc 9,23-25). Me atrevería a decir que, para un joven que quiere seguir a Cristo, lo esencial es la búsqueda y la adhesión a la propia vocación.”

sábado, 30 de octubre de 2021

-PROPÓSITO DEL DÍA-



 

EVANGELIO DEL DÍA - 31 DE OCTUBRE - San Marcos 12,28b-34.



 

Deuteronomio 6,1-6.

Este es el mandamiento, y estos son los preceptos y las leyes que el Señor, su Dios, ordenó que les enseñara a practicar en el país del que van a tomar posesión.
A fin de que temas al Señor, tu Dios, observando constantemente todos los preceptos y mandamientos que yo te prescribo, y así tengas una larga vida, lo mismo que tu hijo y tu nieto.
Por eso, escucha, Israel, y empéñate en cumplirlos. Así gozarás de bienestar y llegarás a ser muy numeroso en la tierra que mana leche y miel, como el Señor, tu Dios, te lo ha prometido.
Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor.
Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
Graba en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy.

Palabra de Dios.


Salmo 18(17),2-3a.3bc-4.47.51ab.

Yo te amo, Señor, mi fuerza,
Señor, mi Roca, mi fortaleza y mi libertador.
Eres mi Dios, el peñasco en que me refugio,
mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte.

Invoqué al Señor, que es digno de alabanza
y quedé a salvo de mis enemigos.
¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi Roca!
¡Glorificado sea el Dios de mi salvación !

El concede grandes victorias a su rey
y trata con fidelidad a su Ungido


Carta a los Hebreos 7,23-28.

Los otros sacerdotes tuvieron que ser muchos, porque la muerte les impedía permanecer; pero Jesús, como permanece para siempre, posee un sacerdocio inmutable.
De ahí que él puede salvar en forma definitiva a los que se acercan a Dios por su intermedio, ya que vive eternamente para interceder por ellos.
El es el Sumo Sacerdote que necesitábamos: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y elevado por encima del cielo.
El no tiene necesidad, como los otros sumos sacerdotes, de ofrecer sacrificios cada día, primero por sus pecados, y después por los del pueblo. Esto lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.
La Ley, en efecto, establece como sumos sacerdotes a hombres débiles; en cambio, la palabra del juramento -que es posterior a la Ley- establece a un Hijo que llegó a ser perfecto para siempre.

Palabra de Dios.


Evangelio según San Marcos 12,28b-34.

Un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Cuál es el primero de los mandamientos?».
Jesús respondió: "El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas.
El segundo es: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos".
El escriba le dijo: "Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él, y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios".
Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: "Tú no estás lejos del Reino de Dios". Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Palabra del Señor.

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 31 de Octubre - “Amarás al Señor, tu Dios” (Mc 12, 28b-34)



 

Alfonso María de Ligorio
Discurso: Reinó en la cruz para reinar en nuestros corazones

“Amarás al Señor, tu Dios” (Mc 12, 28b-34)

Los grandes de la tierra se vanaglorian de poseer reinos y riquezas. Jesucristo encuentra toda su felicidad en reinar sobre nuestros corazones; es el reino que ansia y que decidió conquistar por su muerte en la cruz: "Lleva a hombros el principado" (Is 9,5). Por estas palabras, varios intérpretes... entienden la cruz que nuestro divino Redentor llevó sobre sus hombros.

"Este Rey del cielo, dice Cornelio a Lapide, es un maestro muy diferente del demonio: éste carga pesados fardos en los hombros de sus esclavos. Jesús, al contrario, toma sobre sí todo el peso de su reino; abraza la cruz y quiere morir en ella para reinar sobre nuestros corazones". Y Tertuliano dice que mientras los monarcas de la tierra "llevan el cetro en la mano y la corona sobre la cabeza como emblemas de su poder, Jesucristo llevó la cruz sobre sus hombros. Y la cruz fue el trono dónde subió, para fundar su reinado de amor»...

Apresurémonos pues a consagrarle todo el amor de nuestro corazón a este Dios que, para obtenerlo, sacrificó su sangre, su vida, a él mismo. "Si supieras el don de Dios, decía Jesús a la Samaritana, y quién es el que te dice: ' Dame de beber ' " (Jn 4,10). Es decir: si supieras la grandeza de la gracia que recibes de Dios... ¡Oh, si el alma comprendiera qué gracia tan extraordinaria le hace Dios cuando reclama su amor en estos términos: "Amarás al Señor tu Dios".

¿Quién al escuchar a su príncipe decirle: "Ámame", no quedaría cautivado por esta invitación? Y Dios ¿no conseguiría ganar nuestro corazón, aunque nos lo pida con tanta bondad: "Hijo mío, dame tu corazón?» (Pr 23,26) Pero este corazón, Dios no lo quiere a medias; lo quiere entero, sin reserva; este es su mandamiento: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón".

SANTORAL DEL DÍA - 31 DE OCTUBRE - SAN WOLFGANGO DE RATISBONA



 
En Ratisbona, en el territorio de Baviera, san Wolfgango, obispo, que, después de ser maestro de escuela y haber profesado como monje, fue elevado a la sede episcopal, desde donde reinstauró la disciplina del clero, y mientras visitaba la región de Pupping descansó en el Señor. San Wolfgang, que pertenecía a una familia suaba, nació hacia el año 930. Sus padres le enviaron muy joven a la abadía de Reichenau, en una isla del Lago de Constanza, que era entonces un floreciente centro del saber. Allí se hizo amigo de un joven de la nobleza, llamado Enrique, hermano de Poppón, el obispo de Wurzburg. Este último había fundado una escuela en su ciudad episcopal, y Enrique convenció a Wolfgang de que se trasladase con él a dicha escuela. La inteligencia de que dio muestras el joven suabo, despertó entre sus compañeros la admiración y la envidia. El año 956, Enrique fue elegido arzobispo de Tréveris. Se llevó a Wolfgang a su arquidiócesis y le nombró profesor en la escuela de su catedral. En Tréveris Wolfgang cayó bajo la influencia de un monje muy dinámico, llamado Romualdo, y secundó con gran entusiasmo los esfuerzos de Enrique por promover la religión en la arquidiócesis. Enrique murió el año 964. Wolfgang se hizo entonces benedictino en un monasterio de Einsiedeln, cuyo abad era un inglés llamado Gregorio. El abad cayó pronto en la cuenta de que las cualidades de Wolfgang eran todavía mayores que su fama y le nombró director de la escuela del monasterio. San Ulrico, obispo de Augsburgo, le confirió la ordenación sacerdotal. Ello despertó el celo misionero de Wolfgang, quien partió a evangelizar a los magiares de Panonia. La empresa no tuvo el éxito que merecía. Por entonces, el emperador Otón II se enteró de que el santo era una persona idónea para ocupar la sede de Regensburg (Ratisbona), que estaba vacante. Inmediatamente le mandó llamar a Frankfurt y le confirió el beneficio temporal, por más que Wolfgang le rogó que le dejase volver a su monasterio. La consagración episcopal tuvo lugar en Regensburg, en la Navidad del año 972.

San Wolfgang no abandonó jamás el hábito monacal y en la práctica de su ministerio episcopal mantuvo las austeridades de la vida conventual. Lo primero que hizo, una vez que se estableció en su diócesis, fue emprender la reforma del clero y de los monasterios, especialmente de dos conventos de monjas poco edificantes. Una de las principales rentas de la sede procedía de la abadía de San Emmeram de Regensburg. Hasta entonces había dependido del obispo, y los resultados habían sido tan malos como en otros casos análogos. Wolfgang le devolvió la autonomía y confió su gobierno a Ramuoldo, a quien mandó llamar de Tréveris. El santo era incansable en la predicación, y su intenso espíritu de oración confería una eficacia especial a su palabra. Cumplió con gran fidelidad y vigilancia todas sus obligaciones episcopales durante los veintidós años que ocupó la sede. Se refieren varios milagros obrados por él y su generosidad con los pobres llegó a ser proverbial. En una ocasión en que escaseaba el vino, ciertos sacerdotes ignorantes empezaron a emplear agua en vez de vino en la misa; naturalmente, eso horrorizó al santo obispo, quien distribuyó el vino de su propia bodega por toda la diócesis.

Durante algún tiempo, san Wolfgang abandonó el gobierno de su diócesis y se retiró a la soledad; pero unos cazadores descubrieron su retiro y le obligaron a volver a Regensburg. Como quiera que fuese, la vocación monacal del santo no le impidió cumplir con sus obligaciones seculares, ya que asistió a varias dietas imperiales y acompañó al emperador en una campaña a Francia. San Wolfgang cedió una parte de Bohemia, que pertenecía a su diócesis, para que se fundase una nueva, cuya sede se estableció en Praga. El duque Enrique de Baviera tenía gran veneración por el santo y le confió la educación de su hijo Enrique, quien fue más tarde emperador y santo canonizado. En el curso de un viaje por el Danubio, rumbo a Austria, San Wolfgang cayó enfermo y falleció en la pequeña población de Puppingen, no lejos de Linz. Fue canonizado en 1052. Su fiesta se celebra en muchas diócesis de Europa Central y en las casas de los canónigos regulares de Letrán, ya que San Wolfgang restableció entre su clero la vida canonical.

Oremos

Dios todopoderoso y eterno, que nos concede celebrar los méritos de todos los santos en una misma solemnidad, te rogamos que, por las súplicas de tan numerosos intercesores , nos concedas en abundancia los dones que te pedimos . Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo . Amen

-FRASE DEL DÍA-



 

OCTUBRE, MES DE LAS MISIONES - «No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído» (Hch 4,20)



 

Papa Francisco
Extracto, mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones 2018


“La periferia más desolada de la humanidad necesitada de Cristo es la indiferencia hacia la fe o incluso el odio contra la plenitud divina de la vida. Cualquier pobreza material y espiritual, cualquier discriminación de hermanos y hermanas es siempre consecuencia del rechazo a Dios y a su amor.”