miércoles, 20 de enero de 2021

EVANGELIO - 21 de Enero - San Marcos 3,7-12.


        Carta a los Hebreos 7,25-28.8,1-6.

    Hermanos: Jesús puede salvar en forma definitiva a los que se acercan a Dios por su intermedio, ya que vive eternamente para interceder por ellos.
    El es el Sumo Sacerdote que necesitábamos: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y elevado por encima del cielo.
    El no tiene necesidad, como los otros sumos sacerdotes, de ofrecer sacrificios cada día, primero por sus pecados, y después por los del pueblo. Esto lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.
    La Ley, en efecto, establece como sumos sacerdotes a hombres débiles; en cambio, la palabra del juramento -que es posterior a la Ley- establece a un Hijo que llegó a ser perfecto para siempre.
    Este es el punto capital de lo que estamos diciendo: tenemos un Sumo Sacerdote tan grande que se sentó a la derecha del trono de la Majestad en el cielo.
    El es el ministro del Santuario y de la verdadera Morada, erigida no por un hombre, sino por el Señor.
    Ahora bien, todo Sumo Sacerdote es constituido para presentar ofrendas y sacrificios; de ahí la necesidad de que tenga algo que ofrecer.
      Si Jesús estuviera en la tierra, no podría ser sacerdote, porque ya hay aquí otros sacerdotes que presentan las ofrendas de acuerdo con la Ley.
    Pero el culto que ellos celebran es una imagen y una sombra de las realidades celestiales, como Dios advirtió a Moisés cuando este iba a construir la Morada, diciéndole: Tienes que hacerlo todo conforme al modelo que te fue mostrado en la montaña.
    Pero ahora, Cristo ha recibido un ministerio muy superior, porque es el mediador de una Alianza más excelente, fundada sobre promesas mejores.


Salmo 40(39),7-8a.8b-9.10.17.

Tú no quisiste víctima ni oblación;
pero me diste un oído atento;
no pediste holocaustos ni sacrificios,
entonces dije: “Aquí estoy.

En el libro de la Ley está escrito
lo que tengo que hacer:
yo amo, Dios mío, tu voluntad,
y tu ley está en mi corazón».

Proclamé gozosamente tu justicia
en la gran asamblea;
no, no mantuve cerrados mis labios,
Tú lo sabes, Señor.

Que se alegren y se regocijen en ti
todos los que te buscan,
y digan siempre los que desean tu victoria:
“¡Qué grande es el Señor!”.


    Evangelio según San Marcos 3,7-12.

    Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, y lo siguió mucha gente de Galilea.
    Al enterarse de lo que hacía, también fue a su encuentro una gran multitud de Judea, de Jerusalén, de Idumea, de la Transjordania y de la región de Tiro y Sidón.
    Entonces mandó a sus discípulos que le prepararan una barca, para que la muchedumbre no lo apretujara.
    Porque, como curaba a muchos, todos los que padecían algún mal se arrojaban sobre él para tocarlo.
    Y los espíritus impuros, apenas lo veían, se tiraban a sus pies, gritando: "¡Tú eres el Hijo de Dios!".
    Pero Jesús les ordenaba terminantemente que no lo pusieran de manifiesto.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 21 de Enero - “Venid a mí todos, los de Galilea, de Idumea, de Tiro y de Sidón”


       San Juan Casiano (c. 360-435)fundador de la Abadía de Marsella Conferencia 13, SC 54, pag. 156

“Venid a mí todos, los de Galilea, de Idumea, de Tiro y de Sidón”

    Dios no ha creado al hombre para que se pierda sino para que tenga vida eterna. Este designio es inmutable. .. Porque “quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1Tim 2,4). Esta es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos. Dice Jesús “que ninguno de estos pequeños se pierda” (Mt 18,14). Y en otro lugar está escrito: “Dios no desea que se pierda una sola alma; difiere el cumplimiento de la sentencia para que pueda volver el descarriado” (cf 2Sm 14,14; 2P 3,9). Dios es veraz, no miente cuando asegura con juramento: “Por mi vida, no quiero la muerte del pecador sino que se convierta de su mala conducta y viva” (Ez 33,11). ¿Se puede, entonces, pensar sin cometer un grave sacrilegio, que Dios no quiere la salvación de todos sino sólo de unos cuantos? Quien se pierde se pierde contra la voluntad de Dios. Cada día nos llama a gritos: “Convertíos de vuestra mala conducta. ¿Por qué vais a morir, pueblo de Israel? (Ez 33,11) Y de nuevo insiste: “Por qué persisten en el engaño y se niegan a volver? Endurecieron su rostro más que la roca y se niegan a convertirse” (Jr 8,5; 5,3). La gracia de Cristo está siempre a nuestra disposición. Como quiere que todos los hombres se salven, los llama sin cesar a todos: “Venid a mí, todos los que estáis cansado y agobiados y yo os aliviaré” (Mt, 11,28).

SANTORAL - SANTA INÉS, VIRGEN Y MÁRTIR

21 de Enero


    En Roma, sobre la vía Nomentana, a cerca de dos kilómetros de Puerta Pía, se encuentra el complejo de Santa Inés que incluye los restos de la basílica constantiniana, el mausoleo de Constanza y la basílica honoriana del siglo VII, cuyo nivel se localiza muchos metros por arriba del paso peatonal. Hay que bajar 43 largas escalerillas, divididas en ocho niveles.

    En el último nivel de la escalera, sobre la pared izquierda, hay fijada una placa de mármol del 357, que formaba parte del sepulcro de la mártir que mandó arreglar el papa Liberio (352-366). Al centro está representada la pequeña mártir Inés en actitud orante, envuelta en una amplia dalmática, la túnica corta que portaban los romanos. El artista desconocido ha logrado trazar un delicado retrato espiritual de la joven mártir. El rostro redondo y las mejillas rechonchas iluminadas de una sonrisa ligera y serena, mientras la cabeza es coronada de una suave y ondulada cabellera de rizos a cascada.

    El papa Dámaso (336-384), gran devoto de los mártires, hizo grabar sobre una placa de mármol versos que narran la historia de la mártir. ¡Oh alma [Inés], digna de que yo te venere, santo decoro del pudor, te pido, oh ilustre Mártir, que seas propicia a las preces de Dámaso!

    La santa mártir Inés murió el 21 de enero, durante la última persecución, infligida por el emperador Diocleciano a los cristianos, en un año entre el 303 y el 305 d.C. La Tradición cuenta que Inés era una jovencita cristiana de doce años que quería vivir enteramente por su Jesús, sirviendo a los pobres. La pequeña Inés extraía su fuerza y su coraje de la Eucaristía, que los cristianos celebraban al ponerse el sol reuniéndose secretamente en alguna casa, domus ecclesiae, para celebrar la fractio panis. Como está escrito en los Hechos de los Apóstoles, 2, 42: “Y se dedicaban continuamente a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a la oración”.

    Fue inmediatamente notoria por su belleza y pedida por esposa para el hijo del prefecto de la ciudad de Roma, pero al rechazarlo, fue obligada a rendir honores a los dioses. Fue empujada al templo de la Diosa Vesta y obligada a mostrarse desnuda pero ella, corderillo de Dios, se escondió detrás de sus largos cabellos. Nadie osó violarla; le colocaron violentamente la cabeza sobre una piedra y el verdugo con la espada la degolló, como se hace con los corderos cuando están en la carnicería. Sus padres rescataron el cuerpo y le dieron sepultura en un pequeño espacio en la Vía Nomentana.

    Sobre la tumba de Inés, rezaba y lloraba Emerenciana, su hermana de leche, quien fue descubierta por una turba de crueles paganos que después de haberla escarnecido, la golpearon a muerte lapidándola. Todavía hoy los cuerpos de Inés y de Emerenciana reposan en paz en una espléndida urna de plata, regalo del papa Pablo V Borguese (1605-1621), bajo el altar mayor de la basílica, sobre la vía Nomentana.

    Sobre el mismo altar, cada año, el 21 de enero (día en que la Iglesia recuerda a la Santa), se bendicen dos corderillos, cuya lana se tejerá por las madres benedictinas de Santa Cecilia en Trastevere para hacer los sacros palios.

    El palio es una estola de lana blanca con cinco cruces rojas, símbolo del dulce yugo de Cristo, el buen Pastor, que toma sobre sí la oveja perdida y sus llagas; la parte final de los bordes del palio es de color negro para indicar los pasos de las ovejas que los obispos y pastores deben cuidar. El palio es impuesto por el papa en la solemnidad de los santos Pedro y Pablo, el 29 de junio, a los nuevos arzobispos metropolitanos, para recordar la especial comunión que los liga a la sede apostólica. Esta es la tradición de la Iglesia.

Oremos

    Dios Padre amoroso que eliges a los más débiles ante el mundo para confundir así a los fuertes, concédeme la gracia de ser como Santa Inés, fiel al amor de tu hijo Jesús que murió por nosotros en la Cruz, fiel en lo mucho y en lo poco, fiel en la alegría y en la tristeza, fiel en el estudio y en la diversión. Que nunca me aparte de tí y, que por la intercesión de Santa Inés, bajo el amparo protector de la Virgen María me mantengas siempre alejado de las ocasiones de pecado. Amén

martes, 19 de enero de 2021

EVANGELIO - 20 de Enero - San Marcos 3,1-6.


        Carta a los Hebreos 7,1-3.15-17.

    Hermanos: Melquisedec, que era rey de Salém, sacerdote de Dios, el Altísimo, salió al encuentro de Abraham cuando este volvía de derrotar a los reyes y lo bendijo; y Abraham le entregó la décima parte de todo el botín, el nombre de Melquisedec significa, en primer término, "rey de justicia" y él era, además, rey de Salém, es decir, "rey de paz".
    De él no se menciona ni padre ni madre ni antecesores, ni comienzo ni fin de su vida: así, a semejanza del Hijo de Dios, él es sacerdote para siempre.
    Y esto se hace más evidente aún, si se tiene en cuenta que este nuevo sacerdote, a semejanza de Melquisedec, se constituye, no según la disposición de una ley meramente humana, sino según el poder de una vida indestructible.
    De él se ha atestiguado: "Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec".


Salmo 110(109),1.2.3.4.

Dijo el Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
mientras yo pongo a tus enemigos
como estrado de tus pies».

El Señor extenderá el poder de tu cetro:
«¡Domina desde Sión,
en medio de tus enemigos!

Tú eres príncipe desde tu nacimiento,
con esplendor de santidad;
yo mismo te engendré como rocío,
desde el seno de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se retractará:
«Tú eres sacerdote para siempre,
a la manera de Melquisedec.»


    Evangelio según San Marcos 3,1-6.

    Jesús entró nuevamente en una sinagoga, y había allí un hombre que tenía una mano paralizada.
    Los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si lo curaba en sábado, con el fin de acusarlo.
    Jesús dijo al hombre de la mano paralizada: "Ven y colócate aquí delante".
    Y les dijo: "¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?". Pero ellos callaron.
    Entonces, dirigiendo sobre ellos una mirada llena de indignación y apenado por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: "Extiende tu mano". El la extendió y su mano quedó curada.
   Los fariseos salieron y se confabularon con los herodianos para buscar la forma de acabar con él.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 20 de Enero - "Observaban a Jesús... para acusarlo"


        Santa Gertrudis de Helfta (1256-1301), monja benedictina  Ejercicios, n° 7; SC 127

«Observaban a Jesús... para acusarlo»

    A la hora de la oración, ponte en presencia de la paz y del amor: ¡Oh paz de Dios que sobrepasas todo sentimiento! (Fl 4,7), paciente y agradable, dulce y preferible a todo, por donde penetras, reina una seguridad imperturbable. Sólo tú, tienes el poder de frenar la cólera del soberano; adornas el trono del rey con clemencia; iluminas el reino de la gloria con piedad y misericordia. Por favor, encárgate de mi causa, yo, el culpable y el indigente... Que el acreedor está ya a la puerta... no es prudente hablarle, ya que no tengo con qué pagar mi deuda. ¿Dulce Jesús, mi paz, cuánto tiempo estarás en silencio?... Por favor, ahora, por lo menos, habla por mí, diciendo esta palabra caritativa: " Yo, la rescataré". Tú, tu eres ciertamente el refugio de todos los pobres. No pasas cerca de nadie sin salvarlo. Tú, jamás dejaste irse al que se había refugiado cerca de tuyo, sin que fuera reconciliado...

    Por favor, mi amor, mi Jesús, a esta hora del día, fuiste flagelado por mí, coronado de espinas, abrevado lamentablemente por sufrimientos. Eres mi verdadero rey, fuera de ti no conozco otro. Te hiciste el oprobio de los hombres, despreciado y rechazado como un leproso (Is 53,3), hasta en Judea se niegan a reconocerte como su rey (Jn 19,14-15). ¡Por tu gracia, que yo, por lo menos, te reconozca como mi rey! Dios mío, dame esta inocencia, tan tiernamente deseada, mi Jesús, que "pagaste" tan plenamente por mí, «lo que no habías robado " (Sal. 68,5); dámelo para que sea el apoyo de mi alma. Qué la reciba en mi corazón; qué por la amargura de sus dolores y de su Pasión reconforte mi espíritu... Y tú, paz de Dios, eres el amado lazo que me encadena para siempre a Jesús. Eres el apoyo de mi fuerza..., a fin de que sea "un solo corazón y una sola alma" con Jesús (Hch. 4,32)... Por ti, permaneceré atado para siempre a mi Jesús.

SANTORAL - SAN SEBASTIÁN, MÁRTIR

20 de Enero


    Sebastián, hijo de familia militar y noble, era oriundo de Narbona, pero se había educado en Milán. Llegó a ser capitán de la primera corte de la guardia pretoriana. Era respetado por todos y apreciado por el emperador, que desconocía su cualidad de cristiano. Cumplía con la disciplina militar, pero no participaba en los sacrificios idolátricos. Además, como buen cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros, visitaba y alentaba a los cristianos encarcelados por causa de Cristo. Esta situación no podía durar mucho, y fue denunciado al emperador Maximino quien lo obligó a escoger entre ser su soldado o seguir a Jesucristo.

    El santo escogió la milicia de Cristo; desairado el Emperador, lo amenazó de muerte, pero San Sebastián, convertido en soldado de Cristo por la confirmación, se mantuvo firme en su fe. Enfurecido Maximino, lo condenó a morir asaeteado: los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un poste y lanzaron sobre él una lluvia de saetas, dándolo por muerto. Sin embargo, sus amigos que estaban al acecho, se acercaron, y al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana, llamada Irene, que lo mantuvo escondido en su casa y le curó las heridas hasta que quedó restablecido.

    Sus amigos le aconsejaron que se ausentara de Roma, pero el santo se negó rotundamente pues su corazón ardoroso del amor de Cristo, impedía que él no continuase anunciando a su Señor. Se presentó con valentía ante el Emperador, desconcertado porque lo daba por muerto, y el santo le reprochó con energía su conducta por perseguir a los cristianos. Maximino mandó que lo azotaran hasta morir, y los soldados cumplieron esta vez sin errores la misión y tiraron su cuerpo en un lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en la célebre catacumba que lleva el nombre de San Sebastián.

    El culto a San Sebastián es muy antiguo; es invocado contra la peste y contra los enemigos de la religión, y además es llamado además el Apolo cristiano ya que es uno de los santos más reproducidos por el arte en general.

Oremos

    ¡Glorioso mártir! bajo tu amparo ámanos y fortalece nuestra fe, no nos desamparen en ningún momento. Soldado mártir que luchaste por nuestras vidas es un orgullo nuestro buen patrón y aventurado, ampáranos y acógenos en tu voluntad. ¡San Sebastián todo poderoso!, ten compasión de nuestra inocencia y consuela nuestras amarguras no nos desamparen nunca y fortalece nuestra fe. Amén

lunes, 18 de enero de 2021

EVANGELIO - 19 de Enero - San Marcos 2,23-28.


         Carta a los Hebreos 6,10-20.

    Hermanos: Dios no es injusto para olvidarse de lo que ustedes han hecho y del amor que tienen por su Nombre, ese amor demostrado en el servicio que han prestado y siguen prestando a los santos.
    Solamente deseamos que cada uno muestre siempre el mismo celo para asegurar el cumplimento de su esperanza.
    Así, en lugar de dejarse estar perezosamente, imitarán el ejemplo de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.
    Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, como no podía jurar por alguien mayor que él, juró por sí mismo, diciendo: Sí, yo te colmaré de bendiciones y te daré una descendencia numerosa.
    Y por su paciencia, Abraham vio la realización de esta promesa.
    Los hombres acostumbran a jurar por algo más grande que ellos, y lo que se confirma con un juramento queda fuera de toda discusión.
    Por eso Dios, queriendo dar a los herederos de la promesa una prueba más clara de que su decisión era irrevocable, la garantizó con un juramento.
    De esa manera, hay dos realidades irrevocables -la promesa y el juramento- en las que Dios no puede engañarnos. Y gracias a ellas, nosotros, los que acudimos a él, nos sentimos poderosamente estimulados a aferrarnos a la esperanza que se nos ofrece.
    Esta esperanza que nosotros tenemos, es como un ancla del alma, sólida y firme, que penetra más allá del velo, allí mismo donde Jesús entró por nosotros, como precursor, convertido en Sumo Sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.


Salmo 111(110),1-2.4-5.9.10c.

Doy gracias al Señor de todo corazón,
en la reunión y en la asamblea de los justos.
Grandes son las obras del Señor:
los que las aman desean comprenderlas.

Él hizo portentos memorables,
el Señor es bondadoso y compasivo.
Proveyó de alimento a sus fieles
y se acuerda eternamente de su alianza.

Él envió la redención a su pueblo,
promulgó su alianza para siempre:
Su Nombre es santo y temible.
¡El Señor es digno de alabanza eternamente!


    Evangelio según San Marcos 2,23-28.

    Un sábado en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar.
    Entonces los fariseos le dijeron: "¡Mira! ¿Por qué hacen en sábado lo que no está permitido?".
    El les respondió: "¿Ustedes no han leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus compañeros se vieron obligados por el hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en el tiempo del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió y dio a sus compañeros los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes?".
    Y agregó: "El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado.
    De manera que el Hijo del hombre es dueño también del sábado".

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 19 de Enero - “Recuerda el día del sábado para santificarlo.”


        León XIII (1810-1903) papa 1878-1903 Encíclica «Rerum novarum», 32

“Recuerda el día del sábado para santificarlo.” 

    La vida del cuerpo siendo tan valiosa y apreciada no es el fin último de nuestra existencia. Es un camino y medio para llegar, por el conocimiento de la verdad y del amor al bien, a la perfección de la vida del alma. Es el alma que lleva impresa la imagen y semejanza de Dios. En ella reside esta soberanía del hombre que le fue concedido cuando recibió el mandato de someter la naturaleza inferior y de poner a su servicio la tierra y los mares (cf Gn 1,28)… En este sentido, todos los hombres son iguales. No ha diferencia alguna entre ricos y pobres, amos y siervos, gobernantes y súbditos: “Todos sirven al mismo Señor” (cf Rm 10,12). Nadie puede violar impunemente esta dignidad del hombre que Dios mismo respeta ni impedir el progreso del hombre hacia esta perfección que corresponde a la vida celestial y eterna... De ahí se desprende la necesidad del reposo y la interrupción del trabajo en el día del Señor. El descanso, por otra parte, no debe entenderse como un tiempo dedicado a la ociosidad estéril y menos como una holgazanería que provoca vicios y malgasta los salarios, antes bien como un tiempo de reposo santificado por la religión...Esta es la característica y la razón de este descanso del séptimo día, prescrito por Dios en uno de los principales artículos de su ley: “Recuerda el día del sábado para santificarlo” (Ex 20,8). El mismo Dios dio ejemplo de este reposo cuando descansó después de la creación del hombre: “...y cesó en el día séptimo de toda la labor que hiciera” (Gn 2,2).

SANTORAL - SAN JOSÉ SEBASTIÁN PELCZAR

19 de Enero


   José Sebastián Pelczar nació el 17 de enero del 1842 en la pequeña ciudad de Korczyna, cerca de Krosno al pie de los montes Cárpatos. Pasó la niñez en su ciudad natal, creciendo en una atmósfera de fe profunda que sus padres Adalberto Pelczar y Marianna Mięsowicz le inculcaron. Estos, viendo que su hijo tenía aptitudes extraordinarias para el estudio, al terminar los dos años de escuela popular en Korczyna, lo enviaron a Rzeszów para continuar sus estudios.

    Ya de estudiante tomó la decisión de entregar su vida al servicio de Dios, como lo expresa en su diario: “Los ideales de la tierra palidecen, el ideal de la vida lo veo en el sacrificio y el ideal del sacrificio en el sacerdocio”. Al terminar el sexto curso, entró al Seminario Menor y en el año 1860 empezó los estudios de teología en el Seminario Mayor de Przemyśl.

    Después de la ordenación sacerdotal (17 de julio de 1864), trabajó en la parroquia de Sambor durante año y medio y luego fue enviado a Roma (1866-1868) donde estudió a la vez en dos universidades, Collegium Romanum (hoy Universidad Gregoriana) y en el Instituto de san Apolinar (hoy Universidad Lateranense), donde profundizó sus conocimientos y fortaleció su gran amor a la Iglesia y a su cabeza visible, el Papa. Después, al regresar a su patria, trabajó como profesor en el seminario de Przemysl, y luego durante 22 años en la Universidad Jagelónica de Cracovia. Como profesor y decano de la Facultad de Teología, gozaba de estima y grande fama como hombre culto, buen organizador y amigo de los jóvenes. Como reconocimiento a sus valores, le confiaron la dignidad de Rector del Almae Matris de Cracovia (1882-1883).

    Deseando realizar el ideal de “sacerdote y Polaco, que trabaja con devoción por su pueblo”, el sacerdote Pelczar no limitaba su actividad al campo de la ciencia, sino también al trabajo social y caritativo. Fue miembro activo de la Asociación de san Vicente de Paúl y de la Asociación de la Educación Popular. Durante los 16 años que fue presidente de la Asociación de la Educación popular, fundó numerosas salas de lectura y bibliotecas. Esta Asociación promovió numerosas charlas gratis, editó y distribuyó entre el pueblo más de cien mil libros y abrió una escuela para las empleadas del servicio doméstico. En 1891, por iniciativa suya, se creó “La Fraternidad de la Inmaculada Virgen María, Reina de Polonia”, que además de los fines religiosos tenía una dimensión social: se ocupaba de la protección de los artesanos, de los pobres, de los huérfanos y empleadas del servicio doméstico (de las empleadas enfermas y las que no tenían trabajo).

    Viendo en los problemas de su tiempo, un signo de la voluntad de Dios , fundó en el año 1894, en Cracovia, la Congregación de las Siervas del Sagrado Corazón de Jesús, siendo su fin la proclamación del Reino del Amor del Sagrado Corazón de Jesús. Fue su deseo que las Hermanas fueran signo e instrumento de este amor para con las jóvenes, enfermos y todos los que necesitasen cualquier tipo de ayuda.

    En el año 1899 fue nombrado Obispo auxiliar y un año mas tarde, después de la muerte del Monseñor Ł. Solecki, fue Obispo de la diócesis de Przemyśl. Durante los 25 años de su ministerio episcopal, se dio a conocer como un valiente pastor, celoso por el bien de las almas a él confiadas.

    A pesar de su debilitada salud, Mons. Pelczar seguía desempeñando actividades religiosas y sociales. Para animar a los fieles a mantener y renovar la fe, visitaba frecuentemente las parroquias, se preocupaba además por la dimensión moral e intelectual del clero, dando a la vez ejemplo de una profunda piedad que se expresaba en la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y a la Madre de Dios. Tenía gran devoción al Santísimo Sacramento e invitaba a los fieles a participar en las celebraciones eucarísticas. Gracias a sus diligencias, aumentó el número de nuevas iglesias y capillas, también fueron restaurados muchos templos. No obstante las difíciles circunstancias políticas, realizó tres sínodos diocesanos, organizando en unas normas legislativas diferentes iniciativas, dándoles mayor apoyo y asegurando su estabilidad.

    El obispo José Sebastián conocía las necesidades de sus fieles y rodeaba de cuidados a los más pobres de su diócesis. Las guarderías para los niños, los comedores populares para los pobres, los refugios para los que no tenían casa, la preparación en las labores domésticas para las jóvenes, las becas para los seminaristas sin recursos económicos, son algunas de las obras existentes debidas a su iniciativa. Se compadecía de las injusticias sufridas por los trabajadores, y se dedicó con empeño por solucionar algunos problemas de su tiempo como la emigración y el alcoholismo. En sus cartas pastorales, en los artículos publicados y en otros escritos subrayaba la necesidad de respetar estrictamente la enseñanza social del Papa León XIII.

    Dotado copiosamente por Dios, no desperdiciaba los talentos recibidos sino que los desarrollaba y multiplicaba. Una de las pruebas de su increíble laboriosidad son sus numerosos escritos que contienen obras teológicas, históricas, libros sobre la ley canónica, manuales, devocionarios, cartas pastorales, charlas y homilías.

    Monseñor Pelczar murió la noche del 27 al 28 de marzo de 1924. Quedó en la memoria de la gente como hombre de Dios que, a pesar de los tiempos difíciles que le tocó vivir, cumplió siempre su voluntad. El profesor, P. Antonio Bystrzonowski, discípulo y sucesor del prof. Pelczar en la cátedra universitaria, el día de su entierro dijo: “El difunto Obispo de Przemyśl unía en sí las más bellas cualidades y talentos: un celo apostólico y un espíritu de iniciativa llevado a la práctica con energía. La luz de una gran sabiduría, tal vez más grande por sus virtudes. Monseñor, brillaba como modelo y ejemplo de un trabajo extraordinario unido a un entusiasmo juvenil”.

    El 2 de junio del 1991, durante su IV peregrinación a Polonia, el Santo Padre, Juan Pablo II beatificó al Mons. José Sebastián Pelczar en Rzeszów. Las Reliquias del Beato se encuentran en la catedral de Przemyśl. En Cracovia el beato José Sebastián es venerado, de modo especial, en la iglesia de las Siervas del Sagrado Corazón de Jesús, donde se encuentra la capilla a él dedicada. Su memoria se celebra el 19 de enero.

Oremos

    Señor, tú que otorgaste a San José Pelczar la gracia de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, ayúdanos a vivir fielmente nuestra vocación cristiana para que reproduzcamos cada día mejor, en nosotros, la imagen de tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén

domingo, 17 de enero de 2021

EVANGELIO - 18 de Enero - San Marcos 2,18-22


       Carta a los Hebreos 5,1-10.

    Hermanos: Todo Sumo Sacerdote es tomado de entre los hombres y puesto para intervenir en favor de los hombres en todo aquello que se refiere al servicio de Dios, a fin de ofrecer dones y sacrificios por los pecados.
    El puede mostrarse indulgente con los que pecan por ignorancia y con los descarriados, porque él mismo está sujeto a la debilidad humana.
    Por eso debe ofrecer sacrificios, no solamente por los pecados del pueblo, sino también por los propios pecados.
    Y nadie se arroga esta dignidad, si no es llamado por Dios como lo fue Aarón.
    Por eso, Cristo no se atribuyó a sí mismo la gloria de ser Sumo Sacerdote, sino que la recibió de aquel que le dijo: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy.
    Como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.
    El dirigió durante su vida terrena súplicas y plegarias, con fuertes gritos y lágrimas, a aquel que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su humilde sumisión.
    Y, aunque era Hijo de Dios, aprendió por medio de sus propios sufrimientos qué significa obedecer.
    De este modo, él alcanzó la perfección y llegó a ser causa de salvación eterna para todos los que le obedecen, porque Dios lo proclamó Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec.


Salmo 110(109),1.2.3.4.

Dijo el Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
mientras yo pongo a tus enemigos
como estrado de tus pies».

El Señor extenderá el poder de tu cetro:
«¡Domina desde Sión,
en medio de tus enemigos!

Tú eres príncipe desde tu nacimiento,
con esplendor de santidad;
yo mismo te engendré como rocío,
desde el seno de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se retractará:
«Tú eres sacerdote para siempre,
a la manera de Melquisedec.»


    Evangelio según San Marcos 2,18-22.

    Un día en que los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban, fueron a decirle a Jesús: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacen los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos?".
    Jesús les respondió: "¿Acaso los amigos del esposo pueden ayunar cuando el esposo está con ellos? Es natural que no ayunen, mientras tienen consigo al esposo.
    Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.
    Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido viejo y la rotura se hace más grande.
    Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres, y ya no servirán más ni el vino ni los odres. ¡A vino nuevo, odres nuevos!".

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 18 de Enero - "El novio está con ellos"


  Ruperto de Deutz (c. 1075-1130), monje benedictino  - De la Trinidad y de sus obras, 42, Sobre Isaías, 2, 26

« El novio está con ellos »

    « Desbordo de gozo con el Señor y me alegro con mi Dios...; como el esposo se pone la corona; como la esposa se adorna con sus joyas.» Cabeza y miembros, Esposo y Esposa, Cristo y la Iglesia, somos un solo cuerpo. Desde ahora, en Cristo el Esposo brillará para siempre la corona del triunfo –él, mi cabeza, que ha sufrido por algún tiempo-; mientras que sobre mí, su Esposa, brillarán las joyas de sus victorias y de sus gracias.

    «Como el suelo echa sus brotes como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos». Él es el Esposo, y yo la Esposa; él es el Señor Dios, y yo su tierra y su jardín; él es el jardinero, y yo su campo. Así como él, por ser mi Creador es mi Señor y mi Dios, es también mi jardinero porque se ha hecho hombre... Así como el jardinero «planta y riega y Dios da el crecimiento», de la misma manera él que es el Único, por su humanidad va a plantar y regar anunciando la Buena Nueva, y por su divinidad dará el crecimiento gracias a su Espíritu. Entonces yo, la Iglesia haré «brotar la justicia de la fe y la alabanza del Dios», no tan sólo ante el pueblo judío, sino «ante todas las naciones». Ellas «verán mi buenas obras», leyendo las palabras y las acciones de los patriarcas y de los profetas, escuchando la voz de los apóstoles y acogiendo su luz; ellas verán y creerán, y «así darán gloria al Padre que está en los cielos».

SANTORAL - SAN LEOBARDO RECLUSO

18 de Enero


    Nació en Auvernia. Se entregó al estudio y consagraba su tiempo libre a estudiar algunos salmos de David. Se preparaba así al servicio de Dios con la práctica de la oración. Luego de la muerte de sus padres y de traspasar sus compromisos matrimoniales a su hermano menor, Leobardo marchó a la tumba de San Martín, donde después de haber orado prolongadamente, se fue a encerrar cerca de la abadía de Marmouituer y se instaló en una celda.

    Se dedicó a fabricar pergaminos para escribir los pasajes de la Biblia y de los salmos que se les escapaban de la memoria. Ante algunas dificultades que tuvo con otro morador, el santo encontró en los libros dejados por Gregorio de Tours, todos los medios necesarios que lo conducían a su salvación y a la santificación de los demás, pues Dios le concedió el don de los milagros, a favor de quienes venía a visitarlo. Murió en el año 593.

Oremos

    Tú, Señor, que concediste a San Leobardo el don de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a nosotros, por intercesión de este santo, la gracia de que, viviendo fielmente nuestra vocación, tendamos hacia la perfección que nos propones en la persona de tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.