viernes, 6 de noviembre de 2020

EVANGELIO - 07 de Noviembre - San Lucas 16,9-15


       Carta de San Pablo a los Filipenses 4,10-19.

    Hermanos: Yo tuve una gran alegría en el Señor cuando vi florecer los buenos sentimientos de ustedes con respecto a mí; ciertamente los tenían, pero les faltaba la ocasión de demostrarlos.
    No es la necesidad la que me hace hablar, porque he aprendido a hacer frente a cualquier situación.
    Yo sé vivir tanto en las privaciones como en la abundancia; estoy hecho absolutamente a todo, a la saciedad como al hambre, a tener de sobra como a no tener nada.
    Yo lo puedo todo en aquel que me conforta.
    Sin embargo, ustedes hicieron bien en interesarse por mis necesidades.
    Y ya saben, filipenses, que al comienzo de la evangelización, cuando dejé Macedonia, ninguna otra iglesia me ayudó pecuniariamente. Ustedes fueron los únicos que cuando estaba en Tesalónica, en dos ocasiones me enviaron medios para asistirme en mis necesidades.
    No es que yo busque regalos; solamente quiero darles la ocasión de que ustedes se enriquezcan cada vez más delante de Dios.
    Por el momento, tengo todo lo necesario y más todavía. Vivo en la abundancia desde que Epafrodito me entregó la ofrenda de ustedes, como perfume de aroma agradable, como sacrificio aceptable y grato a Dios.
    Dios colmará con magnificencia todas las necesidades de ustedes, conforme a su riqueza, en Cristo Jesús.


Salmo 112(111),1-2.5-6.8a.9.

Feliz el hombre que teme al Señor
y se complace en sus mandamientos.
Su descendencia será fuerte en la tierra:
la posteridad de los justos es bendecida.

Dichoso el que se compadece y da prestado,
y administra sus negocios con rectitud.
El justo no vacilará jamás,
su recuerdo permanecerá para siempre.

Su ánimo está seguro, y no temerá,
Él da abundantemente a los pobres:
su generosidad permanecerá para siempre,
y alzará su frente con dignidad.


    Evangelio según San Lucas 16,9-15.

    Jesús decía a sus discípulos: "Gánense amigos con el dinero de la injusticia, para que el día en que este les falte, ellos los reciban en las moradas eternas.
    El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho, y el que es deshonesto en lo poco, también es deshonesto en lo mucho.
    Si ustedes no son fieles en el uso del dinero injusto, ¿Quién les confiará el verdadero bien?
    Y si no son fieles con lo ajeno, ¿Quién les confiará lo que les pertenece a ustedes?
    Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero".
    Los fariseos, que eran amigos del dinero, escuchaban todo esto y se burlaban de Jesús.
    El les dijo: "Ustedes aparentan rectitud ante los hombres, pero Dios conoce sus corazones. Porque lo que es estimable a los ojos de los hombres, resulta despreciable para Dios."

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 07 de Noviembre - “No podéis servir a Dios y al dinero.”


San Clemente de Alejandría teólogo Homilía ¿Quién es el hombre rico que se salvará?, 16-17; P.G. 9, 619-622

“No podéis servir a Dios y al dinero.”

    Hay una riqueza que siembra la muerte allí donde extiende su poder. ¡Libraos de ella y seréis a salvo! Purificad vuestras almas, haciéndola pobre para poder escuchar la llamada del Señor que os dice: “Ven y sígueme!” (Mc 10,21) Es el camino de los limpios de corazón. La gracia de Dios no puede habitar un alma dividida y repleta de multitud de riquezas y posesiones. Aquel que considera su fortuna, su oro y su plata, sus casas, como don de Dios éste agradece a Dios sus dones ayudando a los pobres con sus bienes. Sabe que los posee más para sus hermanos que para si mismo. Es dueño de sus riquezas en lugar de ser su esclavo. No los encierra en su alma ni se encierra en ellos sino que se afana, sin cansar, en las buenas obras. Y si algún día, su fortuna desaparece, acepta la ruina con un corazón libre. Este hombre es declarado por Dios “dichoso”; lo llamará “pobre en el espíritu”, heredero del Reino de los cielos. (Mt 5,3)... Al contrario, aquel que acumula su riqueza y llena su corazón con ella, en lugar de acoger al Espíritu Santo, guardando sus tierras en su corazón, acumulando fortuna sin cesar, no levanta jamás los ojos al cielo. Se hunde en lo terreno y material. De hecho, no es más que polvo y al polvo volverá. (Gn 3,19) ¿Cómo podrá experimentar el deseo del reino de los cielos el que en lugar de tener un corazón, en su interior tiene campos y minas? La muerte lo sorprenderá inevitablemente en medio de sus pasiones. Porque “donde está tu tesoro, allí está tu corazón.” (Mt 6,21)

SANTORAL - MARÍA, MEDIANERA DE TODAS LAS GRACIAS

07 de Noviembre


     María nos lleva a Cristo. Con esto queremos decir que la Madre de Jesús ilumina nuestro camino para llegar a su Hijo o, lo que es lo mismo, que gracias a ella conocemos mejor a nuestro hermano e Hijo de Dios llamado también Emmanuel. Hay cristianos que sostienen que Jesús es el único Mediador entre el hombre y Dios. Sin embargo, podemos decir que Jesucristo es el mediador “Principal” pero que su Madre, que nos lleva, precisamente, a Él, ha de ser, por así decirlo, la medianera “Secundaria”. Hoy celebramos, precisa y muy especialmente a María, Madre de Dios. Por eso puede resultar algo extraño que siendo la Madre del Creador no pueda ser, a su vez, medianera ante Quien todo lo ha hecho. Eso sería como sostener que nada pudiera decir la Virgen Inmaculada a su Hijo y, a través de su Hijo, a Dios mismo. Simplemente dicho, eso no puede ser y otra es la verdad.

    Hay tantos casos, a lo largo de la historia de la cristiandad, en los que María ha intervenido directamente, pues se le ha pedido a través de la oración o la piadosa aclamación, en la resolución de situaciones muy difíciles para las personas que así actuaban, que resulta, de todo punto, insostenible, que la Madre de Dios no sea Mediadora y como tal la tratemos.

    Sobre lo primero dicho o, lo que es lo mismo, sobre el rechazo de considerar a María Mediadora, escribió Grignion de Montfort (en su “Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen”, c. II, a. I, § I) que hay “Doctores que no conocen a la Madre de Dios, sino de una manera especulativa, árida, estéril e indiferente; que temen abusar de la devoción a la Santísima Virgen, hacer injuria a Nuestro Señor honrando demasiado a su santísima Madre.
Si hablan de la devoción a María, no es tanto para recomendarla como para reprobar las exageraciones”

    Tal reprobación no puede ser más que ejemplo palmario de no comprender la muy especial función espiritual que cumple la Madre de Dios en la historia de la salvación preparada por Dios Padre Todopoderoso.

    Es bien cierto que el apóstol de los gentiles, en su Primera Epístola a Timoteo (2,5) dice que “uno es Dios y uno también el mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” pero eso no ha de querer decir que la Maternidad divina de la que participa la Virgen María, y lo que eso supone de especial unión con la Santísima Trinidad no tenga nada que ver con la mujer que manifestó su “sí” a Dios. Por eso decimos en el Santo Rosario

    Dios te salve, María, Hija de Dios Padre, llena eres de gracia…
    Dios te salve, María, Madre de Dios Hijo, llena eres de gracia…
    Dios te salve, María, Esposa de Dios Espíritu Santo, llena eres de gracia…


    Y por eso mismo, sabemos y compartimos la verdad según la cual María se mantiene como vínculo de unión entre Dios y los hombres y de aquí que la tengamos, también, como Mediadora… de todas las gracias.

    María, pues, es Mediadora también para el Magisterio de la Iglesia católica que responde, como suele suceder, a lo que es creencia fundamental del pueblo de Dios.

    Pero, para los que crean que en realidad esto no es más que una elucubración en beneficio de la Madre que tanto amamos los católicos, lo bien cierto es que también existen razones teológicas que apoyan que María sea considerada como Mediadora. Así, por ejemplo, las siguientes:

a. Es comprensible que María, que con su fiat hizo posible la mismísima Encarnación a partir de la cual nació el Hijo de Dios, Fuente de todas las gracias, pueda participar en el distribuir de las mismas.

b. El papel que le corresponde a María de Corredentora y de Madre espiritual de toda la humanidad ha de tener relación directa y posible con el hecho de que interceda en bien de sus hijos.

c. No poco importante es que siendo María Madre de la Iglesia y, sabiendo que la gracia se comunica por la Esposa de Cristo, no es nada extraño sostener que la gracia que, del cielo, se vierte en los hijos de Dios, pase por sus manos.

    Vemos, por tanto, que no hay nada descabellado en el hecho de considerar a María, aquella joven judía que dijo sí a Dios, como Mediadora de todas las gracias. Es más, no es que no haya nada descabellado sino que otra cosa no puede ser verdad.

    Pero es que, además, en el tiempo que vivió en la tierra, los siguientes hechos adelantan y, a su vez, confirman, el papel que aquí defendemos:

1. Se santifica, a través de ella, el llamado Precursor del Mesías, Juan el Bautista.

2. Por ella los discípulos de su hijo Jesús confirman, por primera vez, su fe en el episodio de las bodas de Caná.

3. Por ella, el discípulo muy amado por Cristo, y que luego cuidaría a la Madre en su propia casa, Juan, el Zebedeo, confirmó su fe en el mismísimo Calvario.

4. Sosteniendo, María, la fe entonces vacilante de los apóstoles y demás discípulos hasta que el Espíritu Santo descendió sobre ellos en Pentecostés.

    En fin… seguramente mucho más se podría decir acerca del papel de Mediadora que cumplió y cumple la Virgen Inmaculada en la historia de la salvación del ser humano.

    Y terminamos con algo que dice, seguramente, todo, acerca de la mediación de María, Mediadora de todas las gracias. Es de esperar que lo digamos muchas veces al cabo del día y, más aún, a lo largo de una vida, más o menos larga. Y es esto: “Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte; amén.

Oremos

    ¡Oh María!, Santísima e Inmaculada Madre de Dios, me presento ante ti, que eres Mediadora de toda gracia, tu que eres la más bella de las rosas. Recibe mis súplicas, Santísima Madre de Dios, para que obtengamos la gracia de hacer que toda nuestra vida, todo lo que deseemos, todo lo que hagamos sea para alabar, y servir en todo a Nuestro Señor. Madre reina de nuestros corazones, ten piedad de nosotros que somos pecadores, ayúdanos a limpiar nuestras almas de la mancha del pecado, para que un día podamos resucitar con Cristo y gozar de la gloria de Dios Padre en el cielo, por los siglos de los siglos. Amén

jueves, 5 de noviembre de 2020

EVANGELIO - 06 de Noviembre - San Lucas 16,1-8

 

       Carta de San Pablo a los Filipenses 3,17-21.4,1.

    Sigan mi ejemplo, hermanos, y observen atentamente a los que siguen el ejemplo que yo les he dado.
    Porque ya les advertí frecuentemente y ahora les repito llorando: hay muchos que se portan como enemigos de la cruz de Cristo.
    Su fin es la perdición, su dios es el vientre, su gloria está en aquello que los cubre de vergüenza, y no aprecian sino las cosas de la tierra.
    En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, y esperamos ardientemente que venga de allí como Salvador el Señor Jesucristo.
    El transformará nuestro pobre cuerpo mortal, haciéndolo semejante a su cuerpo glorioso, con el poder que tiene para poner todas las cosas bajo su dominio.
    Por eso, hermanos míos muy queridos, a quienes tanto deseo ver, ustedes que son mi alegría y mi corona, amados míos, perseveren firmemente en el Señor.


Salmo 122(121),1-2.3-4a.4b-5.

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la Casa del Señor!»
Nuestros pies ya están pisando
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén, que fuiste construida
como ciudad bien compacta y armoniosa.
Allí suben las tribus,
las tribus del Señor.

Porque allí está el trono de la justicia,
el trono de la casa de David.


    Evangelio según San Lucas 16,1-8.

    Jesús decía a sus discípulos: "Había un hombre rico que tenía un administrador, al cual acusaron de malgastar sus bienes.
    Lo llamó y le dijo: '¿Qué es lo que me han contado de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no ocuparás más ese puesto'.
    El administrador pensó entonces: '¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me quita el cargo? ¿Cavar? No tengo fuerzas. ¿Pedir limosna? Me da vergüenza.
    ¡Ya sé lo que voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes me reciban en su casa!'.
    Llamó uno por uno a los deudores de su señor y preguntó al primero: '¿Cuánto debes a mi señor?'.
    'Veinte barriles de aceite', le respondió. El administrador le dijo: 'Toma tu recibo, siéntate en seguida, y anota diez'.
    Después preguntó a otro: 'Y tú, ¿Cuánto debes?'. 'Cuatrocientos quintales de trigo', le respondió. El administrador le dijo: 'Toma tu recibo y anota trescientos'.
    Y el señor alabó a este administrador deshonesto, por haber obrado tan hábilmente. Porque los hijos de este mundo son más astutos en su trato con los demás que los hijos de la luz."

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 06 de Noviembre - «¿Qué voy a hacer, pues mi señor me quita la administración? »


San Basilio, obispo y doctor de la Iglesia Homilía: Mostrarse hábil. Homilía 6, sobre la riqueza : PG 31,261ss.

«¿Qué voy a hacer, pues mi señor me quita la administración? » 

    ¡Considera, oh hombre, a aquel que te ha colmado de bienes 
¡Recuérdate de ti mismo! ¡Recuerda quién eres, qué asuntos llevas entre manos, quién te los ha confiado, por qué razón has sido preferido entre muchos! Eres servidor de Dios que es bueno. Tienes a tu cargo compañeros de servicio. ¡No creas que todos estos bienes están destinados a tu disfrute! ¡Dispón de los bienes que tienes como si pertenecieran a otro! Disfrutarás de ellos durante un tiempo, luego se desvanecerán y desaparecerán. Pero tendrás que dar cuenta por menudo de todos ellos.

    ¿Qué harás? La respuesta es simple: Saciaré a los hambrientos, abriré mis graneros e invitaré a los pobres. ¡Vosotros todos, que estáis faltos de pan, venid a mí! Que cada uno tome una ración colmada de los dones que Dios me ha acordado. ¡Venid, aprovisionaros como de la fuente pública!

SANTORAL - SAN LEONARDO NOBLAC

 06 de Noviembre

    En Noblac, cerca de Limoges, en Aquitania, san Leonardo, ermitaño. La primera información sobre su existencia data del siglo XI, en las «historias» de Ademar de Chabannes, escrito alrededor de 1028, donde habla del traslado, en 1017, de sus reliquias. Pocos años después de 1030, se puso en circulación una anónima «Vita Sancti Leonardi», con la descripción de nueve milagros atribuidos a él. Según los estudiosos posteriores de la hagiografía esta 'Vita' es legendaria, pero sigue siendo el más antiguo testimonio, y aun es posible sacar datos de ella.

    Leonardo nació en Galia en tiempos del emperador Anastasio I (491-518), sus padres eran nobles francos amigos del rey Clodoveo (481-511), que quiso ser el padrino en el bautismo. De joven se negó a alistarse en el ejército, como era costumbre en los nobles francos, y marchó de discípulo de san Remigio, arzobispo de Reims (438-530), el gran evangelizador de los francos, que había convertido y bautizado el rey Clodoveo. El santo obispo había obtenido del convertido rey el privilegio de poder exigir la liberación de presos, e incluso Leonardo, movido por el gran fervor de la caridad, solicitó y obtuvo el mismo favor, liberando así un gran número de desgraciados prisioneros, víctimas de las bárbaras guerras de aquellos tiempos.

    Su fama de santidad se difundió mucho y Clodoveo le ofreció la dignidad de obispo, que Leonardo rechazó, retirándose como ermitaño, primero a San Maximino en Micy, luego a Limoges. Se cuenta que atravesando el bosque de Pavum, cerca de Limoges, donde se había establecido, lo llamaron para rescatar a la reina Clotilde, que acompañaba al rey Clodoveo en una cacería y que había sido sorprendida por los dolores de parto; Leonardo, con su oraciones, le consigue superar el dolor y dar a luz a un hermoso bebé. En agradecimiento Clodoveo le dio parte del bosque para construir un monasterio, que el propio Leonardo delimitó montado en un burro.

    El santo ermitaño construyó un oratorio en honor de la Virgen, dedicando un altar a su maestro, san Remigio, muerto hacía tiempo en fama de santidad. Un pozo cavado por él, milagrosamente se llenó de agua y llamó al lugar «Nobiliacum» en memoria de la donación de Clodoveo, rey nobilísimo. Las regiones ya cristianizadas de Alemania, Aquitania, Inglaterra, se llenaron de noticias de la fama que rodeaba el santo ermitaño, de Micy a Orleans, acudían a Nobilac enfermos de todo tipo, que con sólo verlo quedaban curados; pero especialmente el santo libraba a los prisioneros de guerra (recuérdese que en esos siglos la detención se utilizaba para cobrar el rescate). Los prisioneros dondequiera que lo invocaran, podía ver que las cadenas se rompían, los candados se abrían, los guardias se distraían, y estos desgraciados recuperaban su libertad, y se apresuraban a darle las gracias, y muchos permanecían con él.

    Algunos familiares del santo ermitaño se asentaron alrededor del monasterio con sus familias, dando a luz a un pueblo, que luego tomará su nombre. Murió en un año desconocido, hacia mediados del siglo VI, pero después del 530, año de la muerte de su mentor, san Remigio. En el siglo XI, el culto comenzó a extenderse por Europa Central, se erigieron en su honor varios cientos de las iglesias y capillas, y su nombre se incluyó en la toponimia y el folclore. Fue especialmente venerado en la época de las cruzadas y cuenta entre sus devotos al príncipe Bohemundo de Antioquía (Bohemundo de Hauteville, 1050-1111, hijo de Roberto Guiscardo), hecho prisionero por los infieles en 1100 durante la Primera Cruzada, y liberado en 1103; él atribuyó su liberación a la invocación del santo, y cuando regresó a Europa donó, como exvoto, a la capilla de Saint-Léonard-de-Noblat unas cadenas de plata similares a las que lo habían atado.

    En el arte se lo representa casi siempre con las cadenas, símbolo de su protección especial para los que están injustamente presos, y por ese motivo pictórico es también patrono de los fabricantes de cadenas, broches, hebillas, etc. Se lo invoca también para partos difíciles, dolores de cabeza y enfermedades de los niños.

Oremos

    Tú, Señor, que nos has dado un modelo de perfección evangélica en la vida ejemplar de San Leonardo Noblac, concédenos, en medio de los acontecimientos de este mundo, que sepamos adherirnos, con todo nuestro corazón, a los bienes de tu reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tú Hijo. Amén

miércoles, 4 de noviembre de 2020

EVANGELIO - 05 de Noviembre - San Lucas 15,1-10


       Carta de San Pablo a los Filipenses 3,3-8a.

    Porque los verdaderos circuncisos somos nosotros, los que ofrecemos un culto inspirado en el Espíritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, en lugar de poner nuestra confianza en la carne, aunque yo también tengo motivos para poner mi confianza en ella.
    Si alguien cree que puede confiar en la carne, yo puedo hacerlo con mayor razón; circuncidado al octavo día; de la raza de Israel y de la tribu de Benjamín; hebreo, hijo de hebreos; en cuanto a la Ley, un fariseo; por el ardor de mi celo, perseguidor de la Iglesia; y en lo que se refiere a la justicia que procede de la Ley, de una conducta irreprochable.
    Pero todo lo que hasta ahora consideraba una ganancia, lo tengo por pérdida, a causa de Cristo.
    Más aún, todo me parece una desventaja comparado con el inapreciable conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él he sacrificado todas las cosas, a las que considero como desperdicio, con tal de ganar a Cristo.


Salmo 105(104),2-3.4-5.6-7.

Canten al Señor con instrumentos musicales,
pregonen todas sus maravillas!
¡Gloríense en su santo Nombre,
alégrense los que buscan al Señor!

¡Recurran al Señor y a su poder,
busquen constantemente su rostro!
recuerden las maravillas que él obró,
sus portentos y los juicios de su boca!

Descendientes de Abraham, su servidor,
hijos de Jacob, su elegido:
el Señor es nuestro Dios,
en toda la tierra rigen sus decretos.


    Evangelio según San Lucas 15,1-10.

    Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo.
    Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: "Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos".
    Jesús les dijo entonces esta parábola: "Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla?
    Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido".
    Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse".
    Y les dijo también: "Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla?
    Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido".
    Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte".

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 05 de Noviembre - ¡Qué felicidad saber que la misericordia de Dios es infinita!


San Juan María Vianney (1786-1859) presbítero, párroco de Ars El reconocimiento a Dios (Aimez Dieu !, coll. du Laurier, Le Laurier, 1982), trad. sc©evangelizo.org.

¡Qué felicidad saber que la misericordia de Dios es infinita!

    La conducta que nos muestra Jesucristo durante su vida mortal, nos muestra lo inmenso de su misericordia con los pecadores. Vemos que van todos a él para estar en su compañía. En vez de rechazarlos o de alejarse, encuentra todos los medios posibles para encontrarse entre ellos, para atraerlos hacia su Padre. Va a buscarlos si tienen remordimientos de conciencia, los trae de vuelta con su gracia y gana con su amor. Los trata con tanta bondad que hasta toma su defensa contra escribas y fariseos que desean culparlos y que parecen no querer verlos cerca de Jesús. Va todavía más lejos. Explica la conducta que tiene con ellos, con una parábola que retrata muy bien la enormidad de su amor por los pecadores: “Un buen pastor que tenía cien ovejas, habiendo perdido una, deja todas las otras para ir a buscar la que se le perdió…” (cf. Lc 15,3-4; Mt 18,12; Jn 10,11). Agrega una parábola sobre una mujer que, teniendo diez dracmas y habiendo perdido una, alumbra su lámpara para buscarla en todos los rincones de su casa. Habiéndola encontrado invita todas sus amigas a alegrarse (cf. Lc 15,8-9). (…) Vemos que Jesucristo se aplica él mismo esas vivas imágenes de lo inmenso de su misericordia hacia los pecadores. ¡Qué felicidad para nosotros saber que la misericordia de Dios es infinita! ¡Qué violento deseo sentimos nacer en nosotros de ir a postrarnos a los pies de un Dios que nos recibirá con tanta alegría! No tenemos excusa si nos perdemos, ya que Jesucristo nos muestra que su misericordia ha sido desde siempre grande y nos perdona cuando somos culpables de algo. (…) ¡O Dios mío! ¿Cómo consentir a perderse ya que cuesta tan poco salvarse y que Jesucristo desea tanto nuestra salvación?

SANTORAL - SANTOS ZACARÍAS E ISABEL

05 de Noviembre


     En la alborada de la Era Cristiana se encuentran personajes históricos que, viviendo intensamente las esperanzas mesiánicas, se transformaron e lazo de unión entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Entre éstos aparecen los padres de la Virgen María, Joaquín y Ana; los ancianos Simeón y Ana, que recibieron en sus brazos al Niño Jesús en la presentación al Templo y el glorioso matrimonio Zacarías e Isabel, padres de San Juan Bautista, de los cuales el Martirologio Romano hace hoy memoria. Los dos cónyuges ancianos eran descendientes de la tribu sacerdotal de Levì y contrajeron matrimonio dentro de la misma tribu.

    Vivían en una pequeña aldea de Ain Karim, situada a pocos kilómetros de Jerusalén. El hecho de no tener hijos era una humillación, casi un castigo de Dios. Esta condición debió haber llevado a Zacarías e Isabel a intensificar sus oraciones a Dios. Cuando toda esperanza humana de tener hijos había desaparecido, el ángel Gabriel se le aparece a Zacarías en el ejercicio de sus funciones sacerdotales en el Templo y le dice. « No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido escuchada; Isabel, tu mujer, dará a luz un hijo, a quién pondrás por nombre Juan; será para ti gozo y alegría, y muchos se gozarán en su nacimiento» (Lc 1,13–14). Isabel quedó embarazada y se retiró al silencio y a la oración, aguardando el nacimiento de Juan, María, prima de Isabel estaba embarazada.

    Partió entonces con prontitud y fue al encuentro del santo matrimonio con el fin de congratularse con su prima y ayudarla en los delicados preparativos del parto. La Virgen María se quedó con Zacarías más o menos tres meses, hasta el nacimiento de Juan Bautista. El Evangelista San Lucas no dice nada sobre el futuro de Zacarías e Isabel.

    La tradición de la Iglesia Romana y Oriental siempre tributó a los padres de San Juan Bautista la veneración que merecen por el propio elogio del Evangelio que dice: « ... los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos de Señor» (Lc 1,6)

Oremos

    Confesamos, Señor, que sólo tú eres santo y que sin ti nadie es bueno, y humildemente te pedimos que la intercesión de Zacarías é Isabel venga en nuestra ayuda para que de tal forma vivamos en el mundo que merezcamos llegar a la contemplación de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

martes, 3 de noviembre de 2020

EVANGELIO - 04 de Noviembre - San Lucas 14,25-33


    Carta de San Pablo a los Filipenses 2,12-18.

    Queridos míos, ustedes que siempre me han obedecido, trabajen por su salvación con temor y temblor, no solamente cuando estoy entre ustedes, sino mucho más ahora que estoy ausente.
    Porque Dios es el que produce en ustedes el querer y el hacer, conforme a su designio de amor.
    Procedan en todo sin murmuraciones ni discusiones: así serán irreprochables y puros, hijos de Dios sin mancha, en medio de una generación extraviada y pervertida, dentro de la cual ustedes brillan como haces de luz en el mundo, mostrándole la Palabra de Vida. De esa manera, el Día de Cristo yo podré gloriarme de no haber trabajado ni sufrido en vano.
    Y aunque mi sangre debiera derramarse como libación sobre el sacrificio y la ofrenda sagrada, que es la fe de ustedes, yo me siento dichoso y comparto su alegría.
    También ustedes siéntanse dichosos y alégrense conmigo.


Salmo 27(26),1.4.13-14.

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida,
¿ante quién temblaré?

Una sola cosa he pedido al Señor,
y esto es lo que quiero:
vivir en la Casa del Señor
todos los días de mi vida,
para gozar de la dulzura del Señor
y contemplar su Templo.

Yo creo que contemplaré la bondad del Señor
en la tierra de los vivientes.
Espera en el Señor y sé fuerte;
ten valor y espera en el Señor.


    Evangelio según San Lucas 14,25-33.


    Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo: "Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo.
    El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.
    ¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla?
   No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo: 'Este comenzó a edificar y no pudo terminar'.
    ¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil?
    Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz.
    De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo."

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 04 de Noviembre - «El que de entre vosotros no renuncie a sus bienes no puede ser discípulo mío»


Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1897) carmelita descalza, doctora de la Iglesia Carta 197, del 17-09-1896

«El que de entre vosotros no renuncie a sus bienes no puede ser discípulo mío»

    Querida hermana: ¿Cómo puedes preguntarme si puedes tú amar a Dios como le amo yo...? Mis deseos de martirio no son nada, no son ellos los que me dan la confianza ilimitada que siento en mi corazón. A decir verdad, son las riquezas espirituales las que hacen injusto al hombre cuando se apoya en ellas con complacencia, creyendo que son algo grande... Yo sé muy bien que.. lo que le agrada a Dios en mi pobre alma es verme amar mi pequeñez y mi pobreza, es la esperanza ciega que tengo en su misericordia... Este es mi único tesoro. Hermana querida..., comprende que para amar a Jesús..., cuanto más débil se es, sin deseos ni virtudes, más cerca se está de las operaciones de este Amor consumidor y transformante... Con el solo deseo de ser víctima ya basta; pero es necesario aceptar ser siempre pobres y sin fuerzas, y eso es precisamente lo difícil, pues «al verdadero pobre de espíritu ¿quién lo encontrará? Hay que buscarle muy lejos», dijo el salmista... No dijo que hay que buscarlo entre las almas grandes, sino «muy lejos», es decir, en la bajeza, en la nada... Mantengámonos, pues, muy lejos de todo lo que brilla, amemos nuestra pequeñez, deseemos no sentir nada. Entonces seremos pobres de espíritu y Jesús irá a buscarnos, por lejos que nos encontremos, y nos transformará en llamas de amor... ¡Ay, cómo quisiera hacerte comprender lo que yo siento...! La confianza, y nada más que la confianza, puede conducirnos al amor... El temor ¿no conduce a la justicia...? Ya que sabemos el camino, corramos juntas. Sí, siento que Jesús quiere concedernos las mismas gracias a las dos, que quiere darnos gratuitamente su cielo.

SANTORAL - SAN CARLOS BORROMEO

04 de Noviembre


    Memoria de San Carlos Borromeo, obispo, que nombrado cardenal por su tío materno, el papa Pío IV, y elegido obispo de Milán, fue en esta sede un verdadero pastor fiel preocupado por las necesidades de la Iglesia de su tiempo. Para la formación del clero convocó sínodos y erigió seminarios, visitó muchas veces toda su diócesis con el fin de fomentar las costumbres cristianas y dio muchas normas para bien de los fieles. Pasó a la patria celeste en la fecha de ayer. San Carlos Borromeo, un santo que tomó muy en serio las palabras de Jesús; "Quien ahorra su vida, la pierde, pero el que gasta su vida por Mí, la ganará".

    Era de familia muy rica. Su hermano mayor, a quien correspondía la mayor parte de la herencia, murió repentinamente al caer de un caballo. El consideró la muerte de su hermano como un aviso enviado por el cielo, para estar preparado porque el día menos pensado llega Dios por medio de la muerte a pedirnos cuentas. Renunció a sus riquezas y fue ordenado sacerdote y mas tarde Arzobispo de Milán. Aunque no faltan las acusaciones de que su elección fue por nepotismo (era sobrino del Papa), sus enormes frutos de santidad demuestran que fue una elección del Espíritu Santo.

    Como obispo, su diócesis que reunía a los pueblos de Lombardía, Venecia, Suiza, Piamonte y Liguria. Los atendía a todos. Su escudo llevaba una sola palabra: "Humilitas", humildad. El, siendo noble y riquísimo, vivía cerca del pueblo, privándose de lujos. Fue llamado con razón "padre de los pobres" Decía que un obispo demasiado cuidadoso de su salud no consigue llegar a ser santo y que a todo sacerdote y a todo apóstol deben sobrarle trabajos para hacer, en vez de tener tiempo de sobra para perder.

    Para con los necesitados era supremamente comprensivo. Para con sus colaboradores era muy amigable y atento, pero exigente. Y para consigo mismo era exigentísimo y severo. Fue el primer secretario de Estado del Vaticano (en el sentido moderno).

    Fue blanco de un vil atentado, mientras rezaba en su capilla, pero salió ileso, perdonando generosamente al agresor. Fundó seminarios para formar sacerdotes bien preparados, y redactó para esos institutos unos reglamentos tan sabios, que muchos obispos los copiaron para organizar según ellos sus propios seminarios.

    Fue amigo de San Pío V, San Francisco de Borja, San Felipe Neri, San Félix de Cantalicio y San Andrés Avelino y de varios santos más.

    Murió joven y pobre, habiendo enriquecido enormemente a muchos con la gracia. ……murió diciendo: "Ya voy, Señor, ya voy". En Milán casi nadie durmió esa noche, ante la tremenda noticia de que su queridísimo Cardenal arzobispo, estaba agonizando.

Oremos

    Señor, Dios soberano del universo, todo misericordioso, escucha a este, tu fiel servidor, porque hoy acudo con total humildad, a rogarte que me ayudes a fortalecer mi fe en ti, y que permitas a San Carlos Borromeo, interceda por mí en el perdón de mis pecados, en el restablecimiento de mi cuerpo, afectado por esta enfermedad, que tanto me aqueja, y a la cual los médicos no le encuentran remedio. Amén.