sábado, 23 de enero de 2016

LITURGIA

Elementos Materiales de la Liturgia

El Templo, el Altar, vestiduras del Papa, obispos y sacerdotes, colores litúrgicos


    El altar es la piedra horizontal donde el sacerdote renueva en forma incruenta el único Sacrificio del Cuerpo y la Sangre de Jesucristo en la Cruz del Calvario: “El altar de la Nueva Alianza es la Cruz del Señor (cf Hb 13,10), de la que manan los sacramentos del Misterio pascual. Sobre el altar, que es el centro de la iglesia, se hace presente el sacrificio de la cruz bajo los signos sacramentales.     El altar es también la mesa del Señor, a la que el Pueblo de Dios es invitado (cfr. IGMR, 296). En algunas liturgias orientales, el altar es también símbolo del sepulcro (Cristo murió y resucitó verdaderamente).” (Catec. I.C., 1182). “En la construcción de nuevas iglesias se ha de erigir un solo altar, que sea signo para la asamblea de que hay un solo Cristo y una sola Eucaristía de la Iglesia” (IGMR, 303). “Conviene que en todas las iglesias haya un altar fijo, que es signo más claro y permanente de Cristo Jesús, la Piedra viva… Se llama altar fijo al que está adherido al suelo y por tanto no se puede mover.” (IGMR, 298; CIC, 1235). “El altar sea construido separado de la pared, de modo que se pueda caminar en torno a él con facilidad y la celebración se pueda hacer de cara al pueblo ("versus populum"), lo cual conviene que en cualquier parte sea posible. El altar ocupe el lugar que en verdad sea el centro hacia el que espontáneamente converja la atención de toda la asamblea de los fieles.” (cfr. IGMR 276-277; IGMR, 299). 9/20 Se ha de tener en cuenta también que la disposición del altar no deberá impedir la celebración de la forma extraordinaria del rito romano latino promulgado por San Pio V, según la edición típica del Misal Romano del año 1962 promulgado por el Papa San Juan XXIII (cfr. Motu Proprio "Summorum Pontificum", 7/7/2007). Esto implica que el sacerdote deberá tener espacio suficiente a ambos lados principales del altar (posterior y frontal) para poder celebrar los ritos tanto "versus populum" como "ad orientem"3 , y que disponga convenientemente de bocas y bases fijas para la conexión de micrófonos, eliminando cruces de cables alrededor del mismo. Por lo anterior, si el altar ha de estar un poco más elevado que el presbiterio, el escalón deberá ser lo suficientemente amplio para que el sacerdote pueda estar de pié y realizar genuflexión ante el altar desde ambos lados principales del mismo. “Según la costumbre tradicional de la Iglesia y por lo que significa, la mesa del altar fijo sea de piedra, y además de un solo bloque de piedra natural… El pie o basamento que sostiene la mesa puede ser de cualquier material, con tal que sea digno y sólido.” (IGMR, 301; CIC, 1236). El altar puede prever un lugar para colocar reliquias auténticas de Mártires o Santos (cfr. IGMR 302), que no deberán colocarse dentro de la mesa, sino por debajo. “Normalmente sobre él, o apoyado en él, o a un costado del altar deberá preverse la colocación de la Cruz y en un lugar conveniente la mesa para las credencias.” (CEA; cfr. IGMR 308).




DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

Designio de Dios y Misión de la Iglesia






REFLEXIÓN

Reflexiones Espirituales

Sábado 23 de Enero


Del Tratado de san Ireneo, obispo, Contra las herejías
(Libro 4, 18, 1-2. 4. 5: SC 100, 596-598. 606. 610-612)


LA OBLACIÓN PURA DE LA IGLESIA

    El sacrificio puro y acepto a Dios es la oblación de la Iglesia, que el Señor mandó que se ofreciera en todo el mundo, no porque Dios necesite nuestro sacrificio, sino porque el que ofrece es glorificado él mismo en lo que ofrece, con tal de que sea aceptada su ofrenda.   La ofrenda que hacemos al rey es una muestra de honor y de afecto; y el Señor nos recordó que debemos ofrecer nuestras ofrendas con toda sinceridad e inocencia, cuando dijo: Si al llevar tu ofrenda al altar te acuerdas que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar, y ve primero a reconciliarte con tu hermano; vuelve luego y presenta tu ofrenda. Hay que ofrecer a Dios las primicias de su creación, como dice Moisés: No te presentarás al Señor tu Dios con las manos vacías; de este modo el hombre, hallado grato en aquellas mismas cosas que a él le son gratas, es honrado por parte de Dios.

    Y no hemos de pensar que haya sido abolida toda clase de oblación, pues las oblaciones continúan en vigor ahora como antes: el antiguo pueblo de Dios ofrecía sacrificios y la Iglesia los ofrece también. Lo que ha cambiado es la forma de la oblación, puesto que los que ofrecen no son ya siervos, sino hombres libres. El Señor es uno y el mismo, pero es distinto el carácter de la oblación, según sea ofrecida por siervos o por hombres libres; así la oblación demuestra el grado de libertad. Por lo que se refiere a Dios nada hay sin sentido, nada que no tenga su significado y su razón de ser.     Y por esto los antiguos hombres debían consagrarle los diezmos de sus bienes; pero nosotros, que ya hemos alcanzado la libertad, ponemos al servicio del Señor la totalidad de nuestros bienes, dándolos con libertad y alegría, aun los de más valor, pues lo que esperamos vale más que todos ellos; echamos en el cepillo de Dios todo nuestro sustento, imitando así el desprendimiento de aquella viuda pobre del evangelio.

    Es necesario, por tanto, que presentemos nuestra ofrenda a Dios y que le seamos gratos en todo, ofreciéndole con mente sincera, con fe sin mezcla de engaño, con firme esperanza, con amor ferviente, las primicias de su creación. Esta oblación pura sólo la Iglesia puede ofrecerla a su Hacedor, ofreciéndole con acción de gracias del fruto de su creación.

    Le ofrecemos, en efecto, lo que es suyo, significando con nuestra ofrenda nuestra unión y mutua comunión, y proclamando nuestra fe en la resurrección de la carne y del espíritu. Pues del mismo modo que el pan, fruto de la tierra, cuando recibe la invocación divina, deja de ser pan común y corriente y se convierte en eucaristía, compuesta de dos realidades, terrena y celestial, así también nuestros cuerpos, cuando reciben la eucaristía, dejan ya de ser corruptibles, pues tienen la esperanza de la resurrección.



EXTRAÍDA : SEGUNDA LECTURA OFICIO DE LECTURA DEL DÍA




LA FRASE DEL DÍA

Sábado 23 de Enero






EVANGELIO

Tiempo Ordinario

Sábado 23 de Enero Semana II


Segundo Libro de Samuel 1,1-4.11-12.19.23-27.

    Después de la muerte de Saúl, David volvió de derrotar a los amalecitas y permaneció dos días en Siquelag.
    Al tercer día, llegó un hombre del campamento de Saúl, con la ropa hecha jirones y la cabeza cubierta de polvo. Cuando se presentó ante David, cayó con el rostro en tierra y se postró.
    "¿De dónde vienes?", le preguntó David. El le respondió: "Me he escapado del campamento de Israel".
    David añadió: "¿Qué ha sucedido? Cuéntame todo". Entonces él dijo: "La tropa huyó del campo de batalla y muchos del pueblo cayeron en el combate; también murieron Saúl y su hijo Jonatán".
Entonces David rasgó sus vestiduras, y lo mismo hicieron todos los hombres que estaban con él.
    Se lamentaron, lloraron y ayunaron hasta el atardecer por Saúl, por su hijo Jonatán, por el pueblo del Señor y por la casa de Israel, porque habían caído al filo de la espada.
    "¡Tu esplendor ha sucumbido, Israel, en las alturas de tus montañas! ¡Cómo han caído los héroes! ¡Saúl y Jonatán, amigos tan queridos, inseparables en la vida y en la muerte! Eran más veloces que águilas, más fuertes que leones.
    Hijas de Israel, lloren por Saúl, el que las vestía de púrpura y de joyas y les prendía alhajas de oro en los vestidos.
    ¡Cómo han caído los héroes en medio del combate! ¡Ha sucumbido Jonatán en lo alto de tus montañas!
    ¡Cuánto dolor siento por ti, Jonatán, hermano mío muy querido!       Tu amistad era para mí más maravillosa que el amor de las mujeres.
    ¡Cómo han caído los héroes, cómo han perecido las armas del combate!".



Salmo 80(79),2-3.5-7.

Escucha, Pastor de Israel,
tú que guías a José como a un rebaño;
tú que tienes el trono sobre los querubines,
resplandece ante Efraím, Benjamín y Manasés;

reafirma tu poder y ven a salvarnos.
Señor de los ejércitos,
¿hasta cuándo durará tu enojo,
a pesar de las súplicas de tu pueblo?

Les diste de comer un pan de lágrimas,
les hiciste beber lágrimas a raudales;
nos entregaste a las disputas de nuestros vecinos,
y nuestros enemigos se burlan de nosotros.

Fuente: Evangelizo.org




MEDITACIÓN DEL EVANGELIO

Sábado 23 de Enero






HIMNO

Tiempo Ordinario

Sábado de la Semana II 

De la Feria. Salterio II

23 de Enero







SANTORAL

Santoral del Día

Sábado 23 de Enero


    El nombre de Ildefonso parece ser la forma original de la que se desprenden las variantes Alfonso y Alonso. Después de san Isidoro de Sevilla, san Ildefonso (al que una fuente no muy de fiar hace discípulo del primero), ha sido siempre considerado como una de las mayores glorias de la Iglesia de España, la cual le honra como doctor de la Iglesia. Ildefonso era sobrino de san Eugenio, arzobispo de Toledo, a quien debía suceder en el cargo. A pesar de la oposición paternal, Ildefonso se hizo monje a temprana edad, en el convento de Agalia, cerca de Toledo, del que fue más tarde abad.     Sabemos que fue ordenado diácono hacia el año 630, y que, aunque no era entonces más que un simple monje, fundó un convento de religiosas en los alrededores. Siendo abad, asistió al séptimo y octavo Concilio de Toledo, en 653 y 655, respectivamente. Su elevación a la dignidad de arzobispo parece haber ocurrido el año 657. Los ardientes encomios que le prodiga Julián, su contemporáneo y sucesor en la sede, así como el testimonio de otros eminentes eclesiásticos y el fervor de sus propios escritos, prueban que la elección recayó sobre un hombre que poseía todas las virtudes exigidas por esa elevada dignidad. Ildefonso gobernó la sede de Toledo algo más de nueve años, y murió el 23 de enero del año 667.

    Uno de los rasgos más característicos de la obra literaria de San Ildefonso, y particularmente de su tratado «De virginitate perpetua sanctae Mariae», es el entusiasmo casi exagerado con que el santo habla de la Santísima Virgen. Edmund Bishop pone de relieve este rasgo en sus valiosos estudios («Spanish Symptoms»). Se trata en realidad de una nota típica, tanto de la devoción personal del santo como del medio en que vivía. Nada tiene, pues, de extraño que, un siglo después de su muerte, hayan surgido dos leyendas sobre la privilegiada posición de san Ildefonso respecto de la Madre de Dios. Según la primera de dichas leyendas, la mártir santa Leocadia, patrona de Toledo, se levantó de su tumba cuando san Ildefonso se hallaba orando ahí, para agradecerle, en nombre de Nuestra Señora, las alabanzas que le había prodigado. La otra leyenda pretende que la Santísima Virgen se apareció en persona a san Ildefonso para mostrarle su gratitud y que le regaló una casulla.     Esta última leyenda aparece, con muchos retoques, en casi todas las grandes colecciones de Marienlegenden, que tan de moda estuvieron en los siglos XII y XIII. En todo caso, hay razones para creer que el lenguaje mariano que se impuso en Toledo en tiempos de san Ildefonso, influyó profundamente en el tono de los documentos litúrgicos españoles.

Fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI




viernes, 22 de enero de 2016

SANTORAL

Santoral del Día

Viernes 22 de Enero


    Al comienzo de estos tiempos, tribus Mapuches y Tehuelches compartían los inmensos espacios naturales de Argentina (sur).   Doce años después de la fundación de la ciudad (1883), el padre salesiano Domingo Milanesio se instaló fundando la casa salesiana con dos colegios, con el propósito de evangelizar a los indígenas, y alimentar y educar a sus niños.

    El resto de la población estaba constituida en su mayoría, por militares que venían con sus familias. Es así como Junín de los Andes creció fundamentada entre los parámetros de la iglesia, la familia, privilegiando a todos los grupos familiares, aborígenes o cualquier otro grupo de contención que permita el crecimiento sobre el amor y el sano desarrollo de sus integrantes.

    Hoy es una ciudad a la que llegan muchos turistas motivados por la fe, quienes se interesan por conocer la historia de la beata Laura Vicuña, una joven que ofreció su vida y su juventud por la rendición de su madre. Esta joven chilena vino con su madre y su hermana a nuestra zona en 1899, huyendo de la guerra civil de su país y del hambre en que las había sumido la muerte de su padre.

    La familia fue a vivir a la estancia Quilquihué en Junín de los Andes, pasando su madre con el tiempo a convivir con el dueño de la estancia, Don Manuel Mora. Las hermanas se educaron en el Colegio Salesiano María Auxiliadora como pupilas.

    Ya adolescente en visita a la estancia es abordada por su padrastro y al ser rechazado decide hacerla dormir a la intemperie y dejar de pagar la escuela, Laura decide ofrecer la vida por la conversión de su madre. Ese invierno se enferma, para acompañarla la madre decide mudarse a Junín y Mora indignado por perder a ambas mujeres golpea a Laura quien le dice a su madre en su lecho de muerte que ella ofreció su vida a Jesús para que ella abandone a Mora y se convierta. La madre promete cumplir su deseo, muriendo la niña antes de sus trece años.

    Al Desde 1937 hasta 1958, sus restos descansaron en el cementerio ubicado sobre Avenida Necochea. Luego fueron trasladados a Bahía Blanca, donde se encuentran actualmente.
    Después de su fallecimiento ha sido enorme la fe católica que ha despertado la vida ejemplar y el buen accionar de Laura Vicuña.   Tan es así, que se han producido algunos milagros. Sor Ofelia Lobos Arellano, religiosa del instituto de las Hijas de María Auxiliadora, comenzó a padecer una enfermedad incurable. Durante diez años recibió todo tipo de tratamiento médico, incluso se le realizaron tres intervenciones quirúrgicas, hasta que le diagnosticaron pocos meses de vida.

    En esas condiciones fue invitada a pedir su curación a Laura Vicuña, una noche sintió que Dios la escucharía a través de esta jovencita, y que atendería sus ruegos. Entonces se retiró el oxígeno que debía usar permanentemente y descansó. A la mañana siguiente se despertó curada, ya no sentía ningún malestar.

    Dicho milagro ha sido estudiado y aprobado por la Iglesia, y Laura logró, finalmente, la beatificación; lo que significa, para los católicos, una concreción del Evangelio que ilumina el camino de la reflexión. Al visitar la tierra que vio crecer a Laura Vicuña resulta inevitable sentir el deseo profundo de reflejarse en el cristalino río de su bondad, amor y donación heroica.

Fuente: Evangelizo.org




LITURGIA

Elementos Materiales de la Liturgia

El Templo, el Altar, vestiduras del Papa, obispos y sacerdotes, colores litúrgicos



    “La dignidad de la Palabra de Dios exige que en la iglesia haya un sitio reservado para su anuncio, hacia el que, durante la liturgia de la Palabra, se vuelva espontáneamente la atención de los fieles" (IGMR 309, Catec. I.C., 1184). El ambón es el lugar reservado para la proclamación de la Palabra de Dios por los lectores, el salmista y el diácono o presbítero que proclame el Pregón Pascual y el Evangelio en ausencia de diácono, y se enuncian las intenciones de la oración universal o de los fieles. (cfr IGMR, 130, 134, 135, 309; OLM, 17, 22, 31). También puede usarse para realizar la homilía y dirigir la oración de los fieles, aunque por ser éstas funciones presidenciales, se realizarán normalmente desde la sede. (cfr. IGMR, 136, 138, 309; OLM, 31; El presidente de la celebración, 29, Secr. Nac. de Liturgia, España, 1988). “Conviene que en general el ambón sea un lugar fijo y no móvil… y estar dispuesto de tal manera que los ministros ordenados y los lectores puedan ser cómodamente vistos y oídos por los fieles.” (IGMR, 309). Su forma debe guardar correlación con el altar y debe estar situado en el presbiterio (IGMR, 295). Se debe cuidar en el diseño del ambón, “ya que en general estará en un lugar elevado, la facilidad para acceder y descender de él con seguridad. Es conveniente en lo posible disponer de bocas y bases fijas para la conexión de micrófonos, eliminando cruces de cables en el presbiterio. No deberá descuidarse un correcto nivel de luz sobre los libros, y la suficiente solidez y dimensión al atril propiamente dicho como para apoyarse en él.” (cfr. CEA)

Fuente: Alejandro Hoese EL TEMPLO CATÓLICO




DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

Designio de Dios y Misión de la Iglesia




REFLEXIÓN

Reflexiones Espirituales

Viernes 22 de Enero


De los Capítulos de Diadoco de Foticé, obispo, Sobre la perfección espiritual
(Capítulos 12. 13. 14: PG 65, 1171-1172)


HAY QUE AMAR SOLAMENTE A DIOS

    El que se ama a sí mismo no puede amar a Dios; en cambio, el que, movido por la superior excelencia de las riquezas del amor a Dios, deja de amarse a sí mismo ama a Dios. Y como consecuencia ya no busca nunca su propia gloria, sino más bien la gloria de Dios. El que se ama a sí mismo busca su propia gloria, pero el que ama a Dios desea la gloria de su Hacedor.

    En efecto, es propio del alma que siente el amor a Dios buscar siempre y en todas sus obras la gloria de Dios y deleitarse en su propia sumisión a él, ya que la gloria conviene a la magnificencia de Dios; al hombre, en cambio, le conviene la humildad, la cual nos hace entrar a formar parte de la familia de Dios. Si de tal modo obramos, poniendo nuestra alegría en la gloria del Señor, no nos cansaremos de repetir, a ejemplo de Juan Bautista: Es preciso que él crezca y que yo disminuya.

    Sé de cierta persona que, aunque se lamentaba de no amar a Dios como ella hubiera querido, sin embargo lo amaba de tal manera que el mayor deseo de su alma consistía en que Dios fuera glorificado en ella y que ella fuese tenida en nada. El que así piensa no se deja impresionar por las palabras de alabanza, pues sabe lo que es en realidad; al contrario, por su gran amor a la humildad, no piensa en su propia dignidad, aunque fuese el caso que sirviese a Dios en calidad de sacerdote; su deseo de amar a Dios hace que se vaya olvidando poco a poco de su dignidad y que extinga en las profundidades de su amor a Dios, por el espíritu de humildad, la jactancia que su dignidad pudiese ocasionar, de modo que llega a considerarse siempre a sí mismo como un siervo inútil, sin pensar para nada en su dignidad, por su amor a la humildad. Lo mismo debemos hacer también nosotros, rehuyendo todo honor y toda gloria, movidos por la superior excelencia de las riquezas del amor a Dios, que nos ha amado de verdad.

    Dios conoce a los que lo aman sinceramente, porque cada cual lo ama según la capacidad de amor que hay en su interior. Por tanto, el que así obra desea con ardor que la luz de este conocimiento divino penetre hasta lo más íntimo de su ser, llegando a olvidarse de sí mismo, transformado todo él por el amor.

    El que es así transformado vive y no vive; pues, mientras vive en su cuerpo, el amor lo mantiene en un continuo peregrinar hacia Dios; su corazón, encendido en el ardiente fuego del amor, está unido a Dios por la llama del deseo y su amor a Dios le hace olvidarse completamente del amor a sí mismo, pues, como dice el Apóstol, si nos hemos portado como faltos de juicio, ha sido por Dios; si ahora somos razonables, es por vuestro bien.



EXTRAÍDA : SEGUNDA LECTURA OFICIO DE LECTURA DEL DÍA