jueves, 19 de diciembre de 2024

-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"

 


EVANGELIO - 20 de Diciembre - San Lucas 1,26-38


    Libro de Isaías 7,10-14

    Una vez más, el Señor habló a Ajaz en estos términos: «Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del Abismo, o arriba, en las alturas».
    Pero Ajaz respondió: «No lo pediré ni tentaré al Señor.»
    Isaías dijo: «Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres, que cansan también a mi Dios?.
    Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emmanuel.
    Porque Dios está con nosotros.»


Salmo 24(23),1-2.3-4ab.5-6.

Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella,
el mundo y todos sus habitantes,
porque El la fundó sobre los mares,
Él la afirmó sobre las corrientes del océano.

¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor
y permanecer en su recinto sagrado?
El que tiene las manos limpias
y puro el corazón;

él recibirá la bendición del Señor,
la recompensa de Dios, su Salvador.
Así son los que buscan al Señor,
los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.
    

    Evangelio según San Lucas 1,26-38.

    El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
    El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo".
    Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
    Pero el Ángel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido.
    Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin".
    María dijo al Ángel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?".
    El Ángel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios.
    También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios".
    María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Ángel se alejó.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 20 de Diciembre - «Reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin»


    San Amadeo de Lausanne Homilía: Reina del mundo y de la paz Homilía 7: SC 72, 188. 190.192. 200


«Reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin» 

    Observa cuán adecuadamente brilló por toda la tierra, ya antes de la asunción, el admirable nombre de María y se difundió por todas partes su ilustre fama, antes de que fuera ensalzada su majestad sobre los cielos. Convenía, en efecto, que la Madre virgen, por el honor debido a su Hijo, reinase primero en la tierra y, así, penetrara luego gloriosa en el cielo; convenía que fuera engrandecida aquí abajo, para penetrar luego, llena de santidad, en las mansiones celestiales, yendo de virtud en virtud y de gloria en gloria por obra del Espíritu del Señor.

    Así pues, durante su vida mortal, gustaba anticipadamente las primicias del reino futuro, ya sea elevándose hasta Dios con inefable sublimidad, como también descendiendo hacia sus prójimos con indescriptible caridad. Los ángeles la servían, los hombres le tributaban su veneración. Gabriel y los ángeles la asistían con sus servicios; también los apóstoles cuidaban de ella, especialmente san Juan, gozoso de que el Señor, en la cruz, le hubiese encomendado su Madre virgen, a él, también virgen. Aquéllos se alegraban de contemplar a su Reina, éstos a su Señora, y unos y otros se esforzaban en complacerla con sentimientos de piedad y devoción.

    Y ella, situada en la altísima cumbre de sus virtudes, inundada como estaba por el mar inagotable de los carismas divinos, derramaba en abundancia sobre el pueblo creyente y sediento el abismo de sus gracias, que superaban a las de cualquiera otra criatura. Daba la salud a los cuerpos y el remedio para las almas, dotada como estaba del poder de resucitar de la muerte corporal y espiritual. Nadie se apartó jamás triste o deprimido de su lado, o ignorante de los misterios celestiales. Todos volvían contentos a sus casas, habiendo alcanzado por la Madre del Señor lo que deseaban.

    Plena hasta rebosar de tan grandes bienes, la Esposa, Madre del Esposo único, suave y agradable, llena de delicias, como una fuente de los jardines espirituales, como un pozo de agua viva y vivificante, que mana con fuerza del Líbano divino, desde el monte de Sión hasta las naciones extranjeras, hacía derivar ríos de paz y torrentes de gracia celestial. Por esto, cuando la Virgen de las vírgenes fue llevada al cielo por el que era su Dios y su Hijo; el Rey de reyes, en medio de la alegría y exultación de los ángeles y arcángeles y de la aclamación de todos los bienaventurados, entonces se cumplió la profecía del Salmista, que decía al Señor: De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir.

SANTORAL - SANTO DOMINGO DE SILOS

 20 de Diciembre

  
    En el monasterio de Silos, en la región de Castilla, en España, Santo Domingo, abad, el cual, siendo ermitaño, restauró después este monasterio que estaba relajado, introdujo allí la disciplina y favoreció día y noche la alabanza divina. Cuenta la tradición que santo Domingo vino al mundo en el año mil de la era cristiana, en la pequeña villa de Cañas, que en aquellos tiempos pertenecía al reino de Navarra (actualmente provincia y comunidad de La Rioja), dentro de una familia de noble linaje. Ya desde niño, asistía a los Oficios Divinos con tal gravedad y cordura, que revelaba en él un profundo espíritu de fe. Después de ejercer cuatro años el oficio de pastor, los padres de Domingo quisieron secundar los deseos del muchacho de consagrarse a Dios, por lo que le dedicaron como clérigo, tal vez con patrimonio de la familia, al servicio y ayuda del sacerdote de la parroquia, con el cual aprendió los Salmos de David, el canto eclesiástico y el Evangelio, ensayándose en la lectura y la comprensión de los libros de la Sagrada Escritura, pasionarios y homilías de los Santos Padres que más frecuentemente se recitaban en los Oficios Divinos. No nos consta con certidumbre si hizo toda la carrera eclesiástica en su pueblo, ya que solía haber una especie de seminarios parroquiales, o bien cursó lo que llamaríamos hoy teología en la ciudad episcopal de Nájera. Lo cierto es que don Sancho, obispo de esta ciudad, se decidió a conferir a Domingo el presbiterado cuando apenas contaba con veintiséis años, edad a la que los otros clérigos recibían solamente el diaconado.

    Después de una breve experiencia eremítica, a los treinta años, decidió ingresar en el monasterio benedictino de San Millán de la Cogolla. En los primeros tiempos de vida monástica, se dedicó Domingo a completar su formación intelectual, aprovechando la rica biblioteca del monasterio; allí estudió a Esmaragdo y, sobre todo, el famoso códice de San Millán, que contenían las promulgaciones dogmáticas de los concilios ecuménicos de la Iglesia y otros particulares. A los dos años de profeso, el abad le nombró maestro de los jóvenes que se educaban en el monasterio.

    Semejante encumbramiento moral tan rápidamente conquistado, no pudo menos de suscitar ciertos recelos en algunos religiosos que, más antiguos de la casa, podían creerse postergados. Por envidia o buena fe, se puso en tela de juicio su virtud y la objetividad de sus ideales. "Fácil es", decían, "obedecer cuando la obediencia trae consigo honores y cuando el trabajo se ve recompensado con el cariño y el agradecimiento. Confíesele una misión más dura y entonces veremos el verdadero valor de la obediencia". Fue entonces nombrado prior de Santa María de Cañas. El priorato se encontraba en un estado lamentable: desmantelado, sin enseres, sin bienes y sin libros. Con esfuerzo y gran acierto en el manejo de los negocios temporales, arregló las cuentas atrasadas y fomentó el cultivo en las propiedades del monasterio, de suerte que poco tiempo después pudo ya vivir de su trabajo y del de sus monjes, y procurar al priorato lo más preciso en ropas, ornamentos de iglesia y códices, construyendo poco después una iglesia nueva.

    Desde el monasterio de San Millán de la Cogolla, se seguía con interés la obra que Domingo realizaba en Cañas, por lo que a finales de 1038, Domingo fue nombrado prior mayor del monasterio, casi a la fuerza, porque la humildad del santo rehuía los honores de tan alto cargo. Desgraciadamente ocurrió que a los pocos meses de ser nombrado prior, murió el abad don García y en su lugar fue nombrado el anterior prior don Gomesano. Si la elección hubiese sido libre y estado en manos de los monjes, es indudable que hubiera recaído en la persona de Domingo.

    Gobernaba por entonces los reinos de Navarra y La Rioja don García, hijo mayor del rey don Sancho. Pródigo a veces con los monasterios e iglesias, cuando se veía apurado por las necesidades de la guerra, no respetaba ni derechos sagrados ni sus propias donaciones, ni siquiera las de San Millán. En el año 1040, exhausto su tesoro y creyendo que el nuevo abad le apoyaría en sus pretensiones, se dirigió al monasterio exigiendo una fuerte suma por sus pretendidos derechos reales. La negativa de Domingo fue respetuosa pero rotunda. Esta obstinación exacerbó de tal manera la cólera del monarca, que apenas salió de la iglesia, el rey tuvo una larga entrevista con el abad, quien consintió en deponer a Domingo del cargo de prior y enviarle desterrado al priorato de San Cristóbal, llamado también Tres Celdas. En 1041, Domingo se dirige hacia Castilla. El rey don Fernando le ofreció su protección y una morada en palacio, pero el santo pidió al monarca licencia para vivir retirado en la ermita que pertenecía al monasterio de San Millán, sirviendo en ella a la Virgen María.

    A principios del año 1041, el monasterio de San Sebastián de Silos estaba casi abandonado. Perdido su antiguo prestigio y gran parte del patrimonio, todo anunciaba un fin poco glorioso, pues el puñado de monjes que lo habitaba, vegetaba y languidecía tristemente. Fue entonces cuando el rey don Fernando, movido tal vez por los ruegos del padre del Cid Campeador, que tenía sus posesiones colindantes con las de Silos, encomendó a Domingo la restauración del monasterio de San Sebastián de Silos y le propuso como abad. En una mañana de invierno, Santo Domingo entraba en la iglesia acompañado del obispo y de algunos nobles, para tomar posesión del cargo.

    Comenzó la restauración material del monasterio por la iglesia, de tal modo que, completada con la cúpula y atrio por sus sucesores, llegó a ser una de las más bellas basílicas románicas de España, parecida a la catedral antigua de Salamanca. Hacia 1056, se comenzó la construcción de la sala capitular en el sitio llamado hoy el "gallinero del santo", así como el maravilloso claustro románico, que es la joya más original en su estilo y que eternizará en la historia del arte el nombre de santo Domingo de Silos.

    Corrían los años, y con ellos la actividad material y espiritual del monasterio de Silos iba aumentando. En los últimos años, la muerte se había llevado a sus mejores amigos: al rey don Fernando y a su hijo don Sancho, y finalmente a su amigo y vecino el abad de Arlanza, en 1072. Las fuerzas de su cuerpo se rendían al peso de sus 72 años, tan cargados de fatigas; su cuerpo, necesitaba el apoyo de aquel báculo sencillo de avellano, que aún se conserva en el Monasterio como preciosa reliquia. Su espíritu se mantenía firme y sereno, pero las fatigas del otoño de 1073, después de los últimos esfuerzos para la distribución de las cosechas, le rindieron del todo y cayó enfermo. Santo Domingo, murió el viernes 20 de diciembre de 1073.

Oremos

    Señor, que la intercesión del bienaventurado Domingo, abad, nos haga agradables a vuestros ojos, a fin de que obtengamos por sus oraciones lo que no podemos esperar de nuestros méritos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

-FRASE DEL DÍA-

 


miércoles, 18 de diciembre de 2024

-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO - 19 de Diciembre - San Lucas 1,5-25


    Libro de los Jueces 13,2-7.24-25a.

    Había un hombre de Sorá, del clan de los danitas, que se llamaba Manóaj. Su mujer era estéril y no tenía hijos.
    El Ángel del Señor se apareció a la mujer y le dijo: «Tú eres estéril y no has tenido hijos, pero vas a concebir y a dar a luz un hijo.
    Ahora, deja de beber vino o cualquier bebida fermentada, y no comas nada impuro.
    Porque concebirás y darás a luz un hijo. La navaja nunca pasará por su cabeza, porque el niño estará consagrado a Dios desde el seno materno. El comenzará a salvar a Israel del poder de los filisteos».
    La mujer fue a decir a su marido: «Un hombre de Dios ha venido a verme. Su aspecto era tan imponente, que parecía un ángel de Dios. Yo no le pregunté de dónde era, ni él me dio a conocer su nombre.
    Pero me dijo: "Concebirás y darás a luz un hijo. En adelante, no bebas vino, ni comas nada impuro, porque el niño estará consagrado a Dios desde el seno de su madre hasta el día de su muerte".»
    La mujer dio a luz un hijo y lo llamó Sansón. El niño creció y el Señor lo bendijo.
    Y el espíritu del Señor comenzó a actuar sobre él.


Salmo 71(70),3-4a.5-6ab.16-17.

Sé para mí una roca protectora, Señor,
tú que decidiste venir siempre en mi ayuda,
porque tú eres mi Roca y mi fortaleza.
¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío!

Porque tú, Señor, eres mi esperanza
y mi seguridad desde mi juventud.
En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre;
desde el seno materno fuiste mi protector.

Vendré a celebrar las proezas del Señor,
evocaré tu justicia, que es sólo tuya.
Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud,
y hasta hoy he narrado tus maravillas.


    Evangelio según San Lucas 1,5-25.

    En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase sacerdotal de Abías. Su mujer, llamada Isabel, era descendiente de Aarón.
    Ambos eran justos a los ojos de Dios y seguían en forma irreprochable todos los mandamientos y preceptos del Señor.
    Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril; y los dos eran de edad avanzada.
    Un día en que su clase estaba de turno y Zacarías ejercía la función sacerdotal delante de Dios, le tocó en suerte, según la costumbre litúrgica, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso.
    Toda la asamblea del pueblo permanecía afuera, en oración, mientras se ofrecía el incienso.
    Entonces se le apareció el Ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso.
    Al verlo, Zacarías quedó desconcertado y tuvo miedo.
    Pero el Ángel le dijo: "No temas, Zacarías; tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu esposa, te dará un hijo al que llamarás Juan.
    El será para ti un motivo de gozo y de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento, porque será grande a los ojos del Señor.  No beberá vino ni bebida alcohólica; estará lleno del Espíritu Santo desde el seno de su madre, y hará que muchos israelitas vuelvan al Señor, su Dios.
    Precederá al Señor con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con sus hijos y atraer a los rebeldes a la sabiduría de los justos, preparando así al Señor un Pueblo bien dispuesto".
    Pero Zacarías dijo al Ángel: "¿Cómo puedo estar seguro de esto? Porque yo soy anciano y mi esposa es de edad avanzada".
    El Ángel le respondió: "Yo soy Gabriel , el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena noticia.
    Te quedarás mudo, sin poder hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo".
    Mientras tanto, el pueblo estaba esperando a Zacarías, extrañado de que permaneciera tanto tiempo en el Santuario.
    Cuando salió, no podía hablarles, y todos comprendieron que había tenido alguna visión en el Santuario. El se expresaba por señas, porque se había quedado mudo.
    Al cumplirse el tiempo de su servicio en el Templo, regresó a su casa.
    Poco después, su esposa Isabel concibió un hijo y permaneció oculta durante cinco meses.
Ella pensaba: "Esto es lo que el Señor ha hecho por mí, cuando decidió librarme de lo que me avergonzaba ante los hombres".

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 19 de Diciembre - «Estará lleno del Espíritu Santo desde el seno de su madre»


       Orígenes (c. 185-253) presbítero y teólogo Homilías sobre San Lucas, nº 4


«Estará lleno del Espíritu Santo desde el seno de su madre»
      
    El nacimiento de Juan está lleno de milagros. Un arcángel ha anunciado la venida de nuestro Señor y Salvador; de la misma manera un arcángel anuncia el nacimiento de Juan. «Estará lleno del Espíritu Santo desde el seno de su madre». El pueblo, no reconocía a nuestro Señor que hacía  «signos y prodigios» y curaba sus enfermedades, pero Juan, ya desde el seno materno exulta de gozo. Al llegar la madre de Jesús, no pudiéndose contener, intenta ir a su encuentro. «En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre» (Lc 1,44). Estando todavía en el seno de su madre, Juan había ya recibido el Espíritu Santo...

    Seguidamente dice la Escritura «convertirá muchos israelitas al Señor, su Dios». Juan convertirá a «muchos»; El Señor, no a muchos sino a todos. En efecto, esta era su obra, llevar al mundo entero hasta Dios, el Padre.

    «Irá delante del Señor, con el espíritu y el poder de Elías»... Como en todos los profetas, había en Elías poder y espíritu... El Espíritu que se había posado sobre Elías, vino sobre Juan y el poder que moraba en Elías, vino sobre él. El primero fue transportado al cielo (2R 2,11) pero el segundo ha sido el precursor del Señor, y murió antes que él para descender hasta el país de los muertos y anunciar allí su venida.

SANTORAL - SAN URBANO V

19 de Diciembre


    En Aviñón, de la Provenza, beato Urbano V, papa, que siendo monje fue elevado a la cátedra de Pedro y se preocupó por el retorno de la Sede Apostólica a la Urbe y por restituir la unidad a la Iglesia. Guillermo de Grimoard nació en Grisac del Languedoc, en 1310. Su padre era un noble del lugar y su madre era hermana de san Eleazar de Sabran. Después de estudiar en las Universidades de Montpellier y Toulouse, Guillermo ingresó en la orden de San Benito, donde fue ordenado sacerdote. En seguida, volvió a sus antiguas Universidades y luego pasó a las de París y Aviñón a sacar el grado de doctor. Allí enseñó algún tiempo. En 1352, fue nombrado abad de San Germán de Auxerre. En aquella época, los Papas residían en Aviñón. Durante los siguientes diez años, el abad Guillermo sirvió en varias misiones diplomáticas a Inocencio VI, el cual en 1361, le nombró abad de San Víctor de Marsella y le envió a Nápoles como legado ante la reina Juana. Allí se hallaba Guillermo, cuando se enteró de que Inocencio había muerto y de que él había sido elegido para sucederle. Inmediatamente regresó a Aviñón, donde fue consagrado y coronado. Tomó el nombre de Urbano porque «todos los Pontífices de ese nombre habían sido santos». Urbano V fue el mejor de los papas de Aviñón; sin embargo, como la mayoría de ellos, fue demasiado «nacionalista» para velar perfectamente por la Iglesia universal, y le fue imposible desarraigar los abusos que pululaban a su alrededor.

    La gran empresa de su pontificado fue su intento de establecer nuevamente en Roma la sede pontificia; pero fracasó. En efecto, en 1366, haciendo caso omiso de la oposición del rey de Francia y de los cardenales franceses, anunció al emperador que estaba decidido a trasladarse a Roma. En abril del año siguiente, partió para allá. En Carneto salieron a recibirle muchos personajes eclesiásticos y seculares, una embajada romana que le entregó las llaves de Sant'Angelo, y el beato Juan Colombini y los jesuatos (orden extinguida, no confundir con los jesuitas, posteriores), con palmas en las manos e himnos en los labios. Cuatro semanas más tarde, entró Urbano V en Roma, donde ningún Papa había estado desde hacía más de cincuenta años. Al ver la ciudad, el Pontífice no pudo contener las lágrimas. Las grandes basílicas, incluso la de San Juan de Letrán y las de San Pedro y San Pablo, estaban casi en ruinas. Urbano V se dedicó inmediatamente a repararlas y a hacer habitables las residencias pontificias. También tomó rápidamente medidas para restablecer la disciplina entre el clero y el fervor entre el pueblo. En breve tiempo, se dio trabajo a todo el mundo y comenzó a repartirse alimentos a los pobres.

    Al año siguiente, el Pontífice se entrevistó con el emperador Carlos IV. La Iglesia y el imperio se aliaron nuevamente, y Carlos entró en Roma, conduciendo por la brida la mula en que iba montado el Pontífice. Un año más tarde, llegó a Roma el emperador de Oriente, Juan V Paleólogo, deseoso de acabar con el cisma y de conseguir la ayuda del Papa contra los turcos. Urbano V le recibió en la escalinata de San Pedro, pero no pudo prestarle ayuda, pues bastante tenía con defender su propia posición. En efecto, el Pontífice no había logrado vencer a los condottieri, Perugia se había rebelado, Francia estaba en guerra con Inglaterra, los franceses de la corte pontificia estaban muy descontentos, y la salud del Papa comenzaba a fallar. Urbano V decidió regresar a Francia. Los romanos le suplicaron que se quedase; Petrarca se hizo el portavoz de Italia para rogarle que no partiese; santa Brígida de Suecia montó en su mula blanca y fue desde Montefiascone a profetizarle que, si salía de Roma, moriría muy pronto. Todo fue en vano. En junio de 1370, Urbano V declaró ante los romanos que partía por el bien de la Iglesia y para ir a ayudar a Francia. El 5 de diciembre, «triste, enfermo y muy conmovido», se embarcó en Carneto. Dios le llamó a Sí el 19 de diciembre. Petrarca escribió: «Urbano habría sido uno de los hombres más gloriosos, si hubiese puesto su lecho de muerte ante el altar de San Pedro y se hubiese acostado en él con buena conciencia, poniendo a Dios por testigo de que si salía de allí no era por culpa suya, sino de quienes se habían empeñado en esa fuga vergonzosa». Pero los cristianos perdonaron al Papa esa debilidad. Un cronista de Mainz resume así la opinión de sus contemporáneos: «Fue una lumbrera del mundo y un camino de verdad; amó la justicia, huyó de la maldad y temió a Dios».

    Urbano V se vio libre de los vicios de su época y trabajó mucho por la reforma del clero, empezando por su propia corte, en la que la venalidad era cosa notoria. Mantuvo a muchos estudiantes pobres y fomentó el saber ayudando a varias universidades, como la de Oxford, y procurando la fundación de otras nuevas, como las de Cracovia y Viena. El santo confió a los dominicos de Toulouse la custodia de las reliquias de Santo Tomás, y escribió a la Universidad de dicha ciudad: «Deseamos y mandamos que sigáis la doctrina del bienaventurado Tomás, que es verdadera y católica, y que la promováis todo lo posible». Los peregrinos empezaron a acudir al sepulcro de Urbano V, en la abadía de San Víctor de Marsella. El Papa Gregorio XI prometió al rey de Dinamarca, quien había pedido la canonización de Urbano V, que la causa sería introducida. Aunque la época era muy turbulenta, el pueblo cristiano prosiguió tributando culto al siervo de Dios. Pío IX confirmó el culto del beato Urbano en 1870. Su nombre figura en el calendario romano y en el de varias diócesis de Francia.

Oremos

    Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que San Urbano V, Papa, presidiera a todo tu pueblo y lo iluminara con su ejemplo y sus palabras, por su intercesión protege a los pastores de la Iglesia, a sus rebaños y hazlos perseverar por el camino de la salvación eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amén

-FRASE DEL DÍA-

 


martes, 17 de diciembre de 2024

-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO - 18 de Diciembre - San Mateo 1,18-24.


    Libro de Jeremías 23,5-8.

    Llegarán los días -oráculo del Señor- en que suscitaré para David un germen justo; él reinará como rey y será prudente, practicará la justicia y el derecho en el país.
    En sus días, Judá estará a salvo e Israel habitará seguro. Y se lo llamará con este nombre: "El Señor es nuestra justicia".
    Por eso, llegarán los días -oráculo del Señor- en que ya no se dirá: "Por la vida del Señor que hizo subir a los israelitas del país de Egipto", sino más bien: "por la vida del Señor que hizo subir a los descendientes de la casa de Israel, y los hizo llegar del país del Norte y de todos los países adonde los había expulsado, para que habiten en su propio suelo".


Salmo 72(71),2.12-13.18-19.

¡Que en sus días florezca la justicia!

Para que gobierne a tu pueblo con justicia
y a tus pobres con rectitud.
Porque él librará al pobre que suplica
y al humilde que está desamparado.

Tendrá compasión del débil y del pobre,
y salvará la vida de los indigentes.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
pues sólo él hace maravillas.

Sea bendito eternamente su Nombre glorioso
y que su gloria llene toda la tierra.
¡Amén! ¡Amén!


    Evangelio según San Mateo 1,18-24.

    Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.
    José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
    Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.
    Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados".
    Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: "Dios con nosotros".
    Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 18 de Diciembre - "José, hijo de David no temas tomar contigo a María tu mujer"


San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia. Homilías sobre las palabras del Evangelio: "Fue enviado el ángel", n 2, 13-15.


"José, hijo de David no temas tomar contigo a María tu mujer"
      
    José, el esposo de María, siendo justo y no queriendo denunciarla, decidió repudiarla secretamente (Mt. 1, 19). Por ser justo no quería denunciarla. Así como no hubiera sido justo si hubiera sido su cómplice conociéndola culpable, de la misma manera no sería justo si, conociéndola inocente, la hubiera delatado. Por eso decidió repudiarla ocultamente. Pero ¿por qué quiso repudiarla? Por el mismo motivo, dicen los Padres, que incitó a San Pedro a apartar de sí al Señor diciéndole; " Aléjate de mí, Señor, que soy pecador" (Lc. 5,8). De igual modo el centurión no quería que entrase el Señor en su casa diciendo; "Señor, yo no soy digno que entres bajo mi techo" (Mt. 8,8)  
      
    José, teniéndose por pecador, pensaba que él era indigno de vivir en compañía de una mujer cuya admirable dignidad le inspiraba temor y veneración. En ella veía la señal indudable de la presencia divina. Porque no podía penetrar tan espantoso misterio, quería dejarla. A San Pedro le impresionó la grandeza del poder de Cristo y el centurión se asustó por la majestad de su presencia. Fue poseído José, siendo hombre, de un asombro sagrado ante la novedad de tan grande milagro y la profundidad de tan grande misterio. Por eso quería dejarla secretamente. No hay por qué maravillarse de que José se juzgase indigno de vivir en compañía de la Virgen embarazada, pues tampoco Santa Isabel pudo sostener su presencia sin temor ni respeto. "De dónde a mí tanto bien, que venga la madre de mi Señor a visitarme?" (Lc.1, 43).
     
    ¿Por qué repudiarla ocultamente? Porque no se inquiriese la causa del divorcio ni se pidiese la razón que había para él. ¿Qué hubiera podido responder aquel varón justo a un pueblo siempre dispuesto a contradecir? Si hubiera dicho lo que sentía y que él mismo estaba convencido de la pureza de María, esa gente incrédula se hubiera burlado de él y a ella la hubiera apedreado. José, pues, actuó con razón ya que no quería ni mentir ni difamar a una inocente.Pero el ángel le dijo: "¡No temas! Lo que ha sido engendrado en ella viene del Espíritu Santo".

SANTORAL - SANTO PABLO NGUYEN Y CATEQUISTAS MÁRTIRES

18 de Diciembre


    En la colina de Go-Voi, en Tonkin, santos Pablo Nguyen Van My, Pedro Truong Van Duong y Pedro Vu Van Truat, mártires, los cuales, siendo catequistas y manteniéndose firmes en la fe, en tiempo del emperador Minh Mang fueron estrangulados. A los tres santos que fueron martirizados el 18 de diciembre de 1838 en Co-Voi, Vietnam, les llevó al martirio las argucias de una mujer, llamada Yen, que creía que denunciando a los dirigentes cristianos de su pueblo podría obtener el indulto para su marido, encarcelado bajo la acusación de pertenecer a una banda de maleantes. Simuló querer convertirse al cristianismo y así pudo saber quiénes eran los catequistas de la comunidad cristiana de Bau-No, y al no estar el misionero, san Juan Carlos Cornay, los denunció a ellos. Arrestados y conducidos ante el mandarín, se negaron a decir dónde estaba el misionero, que era lo que más quería el mandarín, pero se les exigió también que pisotearan la cruz en señal de apostasía. Los confesores de la fe se negaron y persistieron en su negativa pese a los golpes y azotes que acompañaron los tremendos interrogatorios a los que fueron sometidos. Condenados por fin a muerte, los tres la recibieron con entereza y generosidad evangélicas. Fueron beatificados en el 1900 y canonizados el 19 de junio de 1988 por el papa Juan Pablo II.

    Pablo Nguyen Van My nació en Ke-Non en 1798. Decidido a ser catequista, hace los estudios en su pueblo y en Ké-Vinh. Fue nombrado colaborador del P. Marette, a cuyo lado trabajó apostolicamente entre 1817 y 1836. Ese año pasó a la compañía de san Juan Carlos Cornay, hasta su detención.

    Pedro Truong Van Duong nació en Ke-So en 1808 en el seno de una familia cristiana. A los 9 años es acogido en la misión de Yentap, y pasa luego como ayudante de varios sacerdotes hasta que en 1824 obtiene el diploma de catequista, siendo enviado a Bau-No con el P. Marette. Arrestado y bárbaramente azotado, se mantuvo firme y desde la cárcel escribió una carta en la que manifestó su alegría de padecer por Cristo.

    Pedro Vu Van Truat había nacido en Ké-Thiec en 1816 y se preparaba para ser catequista cuando fue arrestado con sus dos compañeros de martirio. Como perseveraba firme en la fe pese a los azotes y malos tratos, San Juan Carlos Cornay le mandó a la cárcel el diploma de catequista. Lo sacaban para el suplicio cuando un mandarín le dijo que por qué se dejaba matar siendo tan joven, que era una cosa estúpida, a lo que el mártir respondió que no era estúpido dar esta vida terrena a cambio de la eterna.


Oremos

    Oh, Dios, fuente y origen de toda paternidad: Tú hiciste que los santos mártires fueran fieles a la Cruz de Cristo, incluso hasta dar su vida. Haz que por su intercesión difundamos tu amor entre nuestros hermanos y que nos llamemos y seamos de verdad hijos tuyos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

-FRASE DEL DÍA-



 

domingo, 15 de diciembre de 2024

-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO - 16 de Diciembre - San Mateo 21,23-27


    Libro de los Números 24,2-7.15-17a.

    Cuando el profeta Balaam alzó los ojos y vio a Israel acampado por tribus, el espíritu de Dios vino sobre él y pronunció su poema, diciendo: Oráculo de Balaam hijo de Beor, oráculo del hombre de mirada penetrante; oráculo del que oye las palabras de Dios y conoce el pensamiento del Altísimo; del que recibe visiones del Todopoderoso, en éxtasis, pero con los ojos abiertos. ¡Qué hermosas son tus carpas, Jacob, y tus moradas, Israel! Son como quebradas que se extienden, como jardines junto a un río, como áloes que plantó el Señor, como cedros junto a las aguas. El agua desborda de sus cántaros, su simiente tiene agua en abundancia. Su rey se eleva por encima de Agag y su reino es exaltado.
    Entonces pronunció su poema, diciendo: "Oráculo de Balaam, hijo de Beor, oráculo del hombre de mirada penetrante; oráculo del que oye las palabras de Dios y conoce el pensamiento del Altísimo; del que recibe visiones del Todopoderoso, en éxtasis pero con los ojos abiertos. Lo veo, pero no ahora.


Salmo 25(24),4-5.6-7.8-9.

¡Muéstrame, Señor, tus caminos!

Muéstrame, Señor, tus caminos,
enséñame tus senderos.
Guíame por el camino de tu fidelidad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador,

Yo espero en ti todo el día,
Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor,
porque son eternos.
No recuerdes los pecados ni las rebeldías de mi juventud:

por tu bondad, Señor, acuérdate de mi según tu fidelidad.
El Señor es bondadoso y recto:
por eso muestra el camino a los extraviados;
él guía a los humildes para que obren rectamente
y enseña su camino a los pobres.

    
    Evangelio según San Mateo 21,23-27.

    Jesús entró en el Templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo, para decirle: "¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Y quién te ha dado esa autoridad?".
    Jesús les respondió: "Yo también quiero hacerles una sola pregunta. Si me responden, les diré con qué autoridad hago estas cosas.
    ¿De dónde venía el bautismo de Juan? ¿Del cielo o de los hombres?". Ellos se hacían este razonamiento: "Si respondemos: 'Del cielo', él nos dirá: 'Entonces, ¿por qué no creyeron en él?'.
    Y si decimos: 'De los hombres', debemos temer a la multitud, porque todos consideran a Juan un profeta".
    Por eso respondieron a Jesús: "No sabemos". El, por su parte, les respondió: "Entonces yo tampoco les diré con qué autoridad hago esto".

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 16 de Diciembre - "Reconocer la voz; reconocer la Palabra"


San Agustín (354-430) obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia Sermón para la natividad de San Juan Bautista 293,3; PL 38,1327-1329


"Reconocer la voz; reconocer la Palabra"
   
    Como es difícil discernir entre la Palabra y la voz, los hombres creyeron que Juan era Cristo. Tomaron a la voz por la Palabra. Pero Juan se reconoció como la voz para no usurparle los derechos a la Palabra. Dijo: “No soy el Mesías, ni Elías, ni el Profeta.” Le preguntaron: “¿Qué dices de ti mismo? Y él respondió: Yo soy la voz del que clama en el desierto: Prepara el camino del Señor” (cf Jn 1,23).

    Soy la voz del que rompe el silencio. “Preparad el camino del Señor, como si dijera: “Soy la voz cuyo sonido no hace sino introducir la Palabra en el corazón; pero, si no le preparáis el camino, la Palabra no vendrá adonde yo quiero que ella entre.” ¿Qué significa esto sino que seáis humildes en vuestros pensamientos?

    Imitad el ejemplo de humildad del Bautista. Lo toman por Cristo, pero él dice que no es lo que ellos piensan ni se adjudica el honor que erróneamente le atribuyen. Si hubiera dicho: “Soy Cristo”, con cuánta facilidad lo hubieran creído, ya que lo pensaban de él sin haberlo dicho. No lo dijo: reconoció lo que era, hizo ver la diferencia entre Cristo y él, y se humilló. Vio dónde estaba la salvación, comprendió que él era sólo una antorcha y temió ser apagado por el viento de la soberbia.

SANTORAL - BEATA MARÍA DE LOS ÁNGELES FONTANELLA

16 de Diciembre


    En Turín, del Piamonte, beata María de los Ángeles (Mariana) Fontanella, virgen de la Orden de Carmelitas, que brilló por sus penitencias voluntarias y por la virtud de la obediencia.

    Nació en Turín (Italia) el 7 de enero de 1661. Fue la última de los once hijos de los condes Juan y María. A los 14 años quedó huérfana de padre y, a disgusto de su madre, vistió el hábito en el Carmelo de su ciudad en 1675, cambiando su nombre de Mariana por el de María de los Ángeles. Hizo su profesión en diciembre de 1676. Ya antes de ingresar en el Carmelo manifestó una singular disposición para conservarse pura y virtuosa. A los 13 años era su contento pasar horas ante el Santísimo. Todas sus ansias eran de mortificarse privándose en la mesa de lo más apetitoso; por la noche se levantaba para hacer oración. Su humildad y mansedumbre eran la admiración de todos; su caridad en palabras y acciones era de santa. Socorría a los pobres dándoles cuanto tenía.

    Su espíritu de mortificación está condensado en la súplica que continuamente dirigía al Señor: "O dadme mortificaciones o hacedme morir". Escogida de Dios para participar de la unión que transforma en él, fue probada con sensibles arideces y tentaciones infernales, sintiendo repugnancia en practicar el bien, atormentándola el estar en desgracia de Dios, sufriendo por parte del diablo representaciones deshonestas o contra la fe, etc. Hablaba de Dios con tanta suavidad y tiernas palabras que encendía a las almas en el mismo afecto. Los pecadores eran objeto de su caridad alcanzando con sus oraciones notables conversiones. Profesó una devoción singular al glorioso San José, en cuyo honor hizo erigir un nuevo convento de monjas en la ciudad de Moncalieri.

    En 1702 fundó un nuevo Carmelo en Moncalien. Practicó la pobreza con cariño, usando el hábito más pobre, la celda más incómoda y el peor jergón. Por convicción se tenía por la más inútil de la comunidad, aunque cuatro veces la eligieron priora y también maestra de novicias. Las monjas quisieron elegirla priora por quinta vez, pero ella contestó: "Pueden empeñarse en hacerme priora; yo me empeñaré con mi Jesús a ver quien puede más". El mismo año la asaltó una fiebre devoradora y, conseguido el permiso para morir, miró al crucifijo y expiró dulcemente. Era el 16 de diciembre de 1717. Fue beatificada por el papa Pío IX el 25 de abril de 1865.

Oremos

    Señor, tú que te complaces en habitar en los limpios y sinceros de corazón; concédenos, por intercesión de la Beata María de los Ángeles, vivir siempre en gracia ante tus ojos, para que tengas en nosotros tu morada. Por nuestro Señor Jesucristo que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

-FRASE DEL DÍA-

 


sábado, 14 de diciembre de 2024

-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO - 15 de Diciembre - San Lucas 3,10-18.


    Libro de Sofonías 3,14-18a.

    ¡Grita de alegría, hija de Sión! ¡Aclama, Israel! ¡Alégrate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén!
    El Señor ha retirado las sentencias que pesaban sobre ti y ha expulsado a tus enemigos. El Rey de Israel, el Señor, está en medio de ti: ya no temerás ningún mal.
    Aquel día, se dirá a Jerusalén: ¡No temas, Sión, que no desfallezcan tus manos!
    ¡El Señor, tu Dios, está en medio de ti, es un guerrero victorioso! El exulta de alegría a causa de ti, te renueva con su amor y lanza por ti gritos de alegría, como en los días de fiesta. Yo aparté de ti la desgracia, para que no cargues más con el oprobio.


Libro de Isaías 12,2-3.4bcd.5-6.

¡Es grande en medio de tí el Santo de Israel!

Este es el Dios de mi salvación:
yo tengo confianza y no temo,
porque el Señor es mi fuerza y mi protección;
él fue mi salvación.
Ustedes sacarán agua con alegría
de las fuentes de la salvación.

Den gracias al Señor, invoquen su Nombre,
anuncien entre los pueblos sus proezas,
proclamen qué sublime es su Nombre.

Canten al Señor porque ha hecho algo grandioso:
¡que sea conocido en toda la tierra!
¡Aclama y grita de alegría, habitante de Sión,
porque es grande en medio de ti
el Santo de Israel!


    Carta de San Pablo a los Filipenses 4,4-7.

    Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense.
    Que la bondad de ustedes sea conocida por todos los hombres. El Señor está cerca.
    No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a Dios.
    Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tomará bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús.


    Evangelio según San Lucas 3,10-18.

    La gente le preguntaba: "¿Qué debemos hacer entonces?".
    El les respondía: "El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga qué comer, haga otro tanto".
    Algunos publicanos vinieron también a hacerse bautizar y le preguntaron: "Maestro, ¿qué debemos hacer?".
    El les respondió: "No exijan más de lo estipulado".
    A su vez, unos soldados le preguntaron: "Y nosotros, ¿qué debemos hacer?". Juan les respondió: "No extorsionen a nadie, no hagan falsas denuncias y conténtense con su sueldo".
    Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si Juan no sería el Mesías, él tomó la palabra y les dijo: "Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego.
    Tiene en su mano la horquilla para limpiar su era y recoger el trigo en su granero. Pero consumirá la paja en el fuego inextinguible".
    Y por medio de muchas otras exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Noticia.

    Palabra del Señor.

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 15 DE DICIEMBRE - «Viene el que puede más que yo»


      San Máximo de Turín, obispo  Sermón 85: PL 57, 733-736.


«Viene el que puede más que yo» 

    Juan no tan sólo habló en su tiempo anunciando el Señor a los fariseos, diciendo: «Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos» (Mt 3,3). También hoy clama en nosotros, y su voz de trueno estremece el desierto de nuestros pecados. Incluso enterrado en el sueño del martirio, todavía resuena su voz. Hoy nos sigue diciendo: ««Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos».

    Juan Bautista ordenó preparar el camino al Señor. Veamos cuál es ese camino preparado al Salvador. De un cabo al otro ha trazado y ordenado perfectamente su camino para la llegada de Cristo, porque en todo fue sobrio, humilde, austero y virgen. Por eso al narrar éstas virtudes suyas, el evangelista dice: «Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero en la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre» (Mt 3,4). ¿Hay signo más grande de humildad en un profeta que el desprecio de sus vestidos mullidos y vestirse con pelos ásperos? ¿Hay una señal más profunda de fe que estar siempre a punto para cualquier servicio, con un simple taparrabo atado a la cintura? ¿Hay una señal más esplendorosa de abstinencia que renunciar a las delicias de esta vida y alimentarse de saltamontes y miel silvestre?

    Según mi parecer, todas estas actitudes del profeta eran proféticas en sí mismas. Cuando el mensajero de Cristo llevaba un vestido áspero, de piel de camello, ¿no significaba todo ello simplemente que Cristo, en su venida, se revestiría de nuestro cuerpo humano, hecho de un tejido espeso, áspero por sus pecados?… El cinturón de piel significa que nuestra frágil carne, que antes de la venida de Cristo estaba orientada hacia el vicio, él la conduciría a la virtud.

    Nos pide que preparemos la venida del Señor construyendo un camino sólo con la pureza de nuestra fe. El Señor no recorre los caminos de la tierra sino que penetra en el secreto del corazón. Si este camino es rugoso en sus costumbres, duro en nuestra brutalidad, sucio en nuestra conducta, nos pide que lo limpiemos, lo allanemos, lo nivelemos. Así el Señor, cuando venga, en lugar de tropezar, encontrará un camino barrido por la castidad, allanado por la fe, embellecido por las limosnas. El Señor está acostumbrado a andar sobre semejante camino, puesto que el profeta dice: «Alfombrad el camino del que avanza por el desierto, su nombre es el Señor» (Sal 67, 5).

SANTORAL - SANTA MARÍA DE LA ROSA

15 de Diciembre


    Nació en Brescia (Italia) en 1813, y al cumplir los 17 años, consagró su vida al servicio de obras de caridad. En la finca de sus padres fundó con las campesinas de los alrededores una asociación religiosa que las hizo crecer y madurar en la fe católica.

    En su parroquia organizó retiros y misiones especiales para las mujeres. En 1836 llegó la peste del cólera a Brescia. Después de la peste, como habían quedado tantas niñas huérfanas, el municipio formó unos talleres artesanales y los confió a la dirección de María de la Rosa que apenas tenía 24 años pero que gozaba de la estima y confianza de toda la ciudad. Desempeñó ese cargo con gran eficacia durante dos años, y luego se dedicó a organizar su propia obra abriendo un internado para las niñas huérfanas o muy pobres. Poco después inauguró también un instituto para niñas sordomudas.

    En 1840 se fundó en Brescia una asociación de mujeres piadosas para atender a los enfermos de los hospitales y nombraron como superiora a Santa María de la Rosa. Las mujeres que pertenecían a la asociación se llamaban Doncellas de la Caridad. Al principio sólo eran cuatro jóvenes, pero a los tres meses ya eran 32. Muchas personas admiraban la obra que las Doncellas de la Caridad hacían en los hospitales, atendiendo a los más abandonados y enfermos de gravedad. En 1850 se fue a Roma y obtuvo que el Papa Pío Nono aprobara su consagración. Murió el 15 de diciembre de 1855.

Oremos

    Tú que fuiste elegida por el Señor para ser instrumento de consolación en su obra redentora, ruega a Dios con la fuerza de tu amor y tu fidelidad, para que nosotros vivamos también como fieles hijos suyos, buscando en todo y sobre todo el bien de nuestros hermanos. Intercede por nosotros, peregrinos en el tiempo, para que las realidades temporales no nos aparten de nuestro destino eterno, antes bien, sepamos descubrir en todas ellas la huella de nuestro Dios y podamos vivirlas con pureza de corazón. Amen

-FRASE DEL DÍA-

 


viernes, 13 de diciembre de 2024

-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO - 14 de Diciembre - San Mateo 17,10-13


     Libro de Eclesiástico 48,1-4.9-11.

    Surgió como un fuego el profeta Elías, su palabra quemaba como una antorcha.
    El atrajo el hambre sobre ellos y con su celo los diezmó.
    Por la palabra del Señor, cerró el cielo, y también hizo caer tres veces fuego de lo alto.
    ¡Qué glorioso te hiciste, Elías, con tus prodigios! ¿Quién puede jactarse de ser igual a ti?
    Tú fuiste arrebatado en un torbellino de fuego en un carro con caballos de fuego.
    De ti está escrito que en los castigos futuros aplacarás la ira antes que estalle, para hacer volver el corazón de los padres hacia los hijos
y restablecer las tribus de Jacob.
    ¡Felices los que te verán y los que se durmieron en el amor, porque también nosotros poseeremos la vida!
 
    Palabra de Dios.


Salmo 80(79),2ac.3b.15-16.18-19.

Escucha, Pastor de Israel,
Tú que tienes el trono sobre los querubines,
reafirma tu poder y ven a salvarnos.
Vuélvete, Señor de los ejércitos,

observa desde el cielo y mira:
ven a visitar tu vid,
la cepa que plantó tu mano,
el retoño que Tú hiciste vigoroso.

Que tu mano sostenga al que está a tu derecha,
al hombre que Tú fortaleciste,
y nunca nos apartaremos de ti:
devuélvenos la vida e invocaremos tu Nombre.


    Evangelio según San Mateo 17,10-13.

    Al bajar del monte, los discípulos preguntaron a Jesús: "¿Por qué dicen los escribas que primero debe venir Elías?".
    El respondió: "Sí, Elías debe venir a poner en orden todas las cosas; pero les aseguro que Elías ya ha venido, y no lo han reconocido, sino que hicieron con él lo que quisieron. Y también harán padecer al Hijo del hombre".
    Los discípulos comprendieron entonces que Jesús se refería a Juan el Bautista.

    Palabra del Señor.