lunes, 15 de diciembre de 2025

-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO - 16 de Diciembre - San Mateo 21,28-32


    Libro de Sofonías 3,1-2.9-13.

    ¡Ay de la rebelde, de la impura, de la ciudad opresora! Ella no escuchó el llamado, no aprendió la lección, no puso su confianza en el Señor ni se acercó a su Dios.
    Entonces, yo haré que sean puros los labios de los pueblos, para que todos invoquen el nombre el Señor y lo sirvan con el mismo empeño.
    Desde más allá de los ríos de Cus, mis adoradores, los que están dispersos, me traerán ofrendas.
    Aquel día, ya no tendrás que avergonzarte de las malas acciones con las que me has ofendido, porque yo apartaré a esos jactanciosos prepotentes que están en medio de ti, y ya no volverás a engreírte sobre mi santa Montaña.
    Yo dejaré en medio de ti a un pueblo pobre y humilde, que se refugiará en el nombre del Señor.
    El resto de Israel no cometerá injusticias ni hablará falsamente; y no se encontrarán en su boca palabras engañosas.
    Ellos pacerán y descansarán sin que nadie los perturbe.

    Palabra de Dios.


Salmo 34(33),2-3.6-7.17-18.19.23.

Bendeciré al Señor en todo tiempo,
su alabanza estará siempre en mis labios.
Mi alma se gloría en el Señor:
que lo oigan los humildes y se alegren.

Miren hacia El y quedarán resplandecientes,
y sus rostros no se avergonzarán.
Este pobre hombre invocó al Señor:
El lo escuchó y lo salvó de sus angustias.

pero el Señor rechaza a los que hacen el mal
para borrar su recuerdo de la tierra.
Cuando ellos claman, el Señor los escucha
y los libra de todas sus angustias.

El Señor está cerca del que sufre
y salva a los que están abatidos.
Pero el Señor rescata a sus servidores,
y los que se refugian en El no serán castigados.


    Evangelio según San Mateo 21,28-32.

    Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos y, dirigiéndose al primero, le dijo: 'Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña'.
    El respondió: 'No quiero'. Pero después se arrepintió y fue.
    Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo y este le respondió: 'Voy, Señor', pero no fue.
    ¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?". "El primero", le respondieron. Jesús les dijo: "Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios.
    En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han creído en él".

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 16 de Diciembre - «Arrepentíos y creed»


Beato Guerrico de Igny, abad cisterciense Sermón: Convertirse siguiendo la llamada de Juan Bautista. Sermón 5º para el Adviento.


«Arrepentíos y creed» 

    Es un gozo para mí, hermanos, evocar con vosotros el camino del Señor… del cual Isaías hace un elogio tan bello: «Habrá… en la tierra árida y en el desierto, un camino y una vía… Esta vía será llamada Vía Sacra» (Is 35, 7-8) porque ella es la santificación de los pecadores y la salvación de los que están perdidos…

    «No pasará por ella el impío». Querido Isaías, ¿los que son impuros pasarán por otra vía? ¡Ah no! ¡Que todos vengan por esta vía y que en ella adelanten! Porque es sobretodo para los impuros que Cristo la ha trazado, ya que él «vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido» (Lc 19,10)… ¿Entonces, es que el impuro pasará por la Vía Sacra? ¡Dios no lo quiera! Por muy sucio que esté al pisarla, ya no lo será más cuando pase por ella, porque desde que habrá puesto en ella los pies, desaparecerá su suciedad. En efecto, la Vía Sacra está abierta al hombre impuro pues desde que ella lo acoge, lo purifica borrando todo el mal que ha cometido… No le deja pasar con su suciedad, porque es la «vía estrecha», y por decirlo de otra manera «el ojo de la aguja» (Mt 7,14; 19,24)…

    Si tú estás ya en el camino, no te alejes de él; de no ser, así el Señor te dejará errar en el «camino de tu propio corazón» (Is 57,17)… Si encuentras la vía demasiado estrecha, considera el término al que te conduce… Pero si tu mirada no alcanza ver el término, fíate de Isaías, el vidente. Él, que a la vez distinguía entre la estrechez y el término de la vía, añadía: «Sobre este camino marcharán los liberados, los rescatados del Señor; llegarán a Sión con cantos de gozo. Una felicidad sin fin transfigurará su rostro. Tendrán alegría y gozo. Huirán dolores y gemidos » (35, 9-10).

SANTORAL - BEATA MARÍA DE LOS ÁNGELES FONTANELLA

16 de Diciembre


    En Turín, del Piamonte, beata María de los Ángeles (Mariana) Fontanella, virgen de la Orden de Carmelitas, que brilló por sus penitencias voluntarias y por la virtud de la obediencia.

    Nació en Turín (Italia) el 7 de enero de 1661. Fue la última de los once hijos de los condes Juan y María. A los 14 años quedó huérfana de padre y, a disgusto de su madre, vistió el hábito en el Carmelo de su ciudad en 1675, cambiando su nombre de Mariana por el de María de los Ángeles. Hizo su profesión en diciembre de 1676. Ya antes de ingresar en el Carmelo manifestó una singular disposición para conservarse pura y virtuosa. A los 13 años era su contento pasar horas ante el Santísimo. Todas sus ansias eran de mortificarse privándose en la mesa de lo más apetitoso; por la noche se levantaba para hacer oración. Su humildad y mansedumbre eran la admiración de todos; su caridad en palabras y acciones era de santa. Socorría a los pobres dándoles cuanto tenía.

    Su espíritu de mortificación está condensado en la súplica que continuamente dirigía al Señor: "O dadme mortificaciones o hacedme morir". Escogida de Dios para participar de la unión que transforma en él, fue probada con sensibles arideces y tentaciones infernales, sintiendo repugnancia en practicar el bien, atormentándola el estar en desgracia de Dios, sufriendo por parte del diablo representaciones deshonestas o contra la fe, etc. Hablaba de Dios con tanta suavidad y tiernas palabras que encendía a las almas en el mismo afecto. Los pecadores eran objeto de su caridad alcanzando con sus oraciones notables conversiones. Profesó una devoción singular al glorioso San José, en cuyo honor hizo erigir un nuevo convento de monjas en la ciudad de Moncalieri.

    En 1702 fundó un nuevo Carmelo en Moncalien. Practicó la pobreza con cariño, usando el hábito más pobre, la celda más incómoda y el peor jergón. Por convicción se tenía por la más inútil de la comunidad, aunque cuatro veces la eligieron priora y también maestra de novicias. Las monjas quisieron elegirla priora por quinta vez, pero ella contestó: "Pueden empeñarse en hacerme priora; yo me empeñaré con mi Jesús a ver quien puede más". El mismo año la asaltó una fiebre devoradora y, conseguido el permiso para morir, miró al crucifijo y expiró dulcemente. Era el 16 de diciembre de 1717. Fue beatificada por el papa Pío IX el 25 de abril de 1865.

Oremos

    Señor, tú que te complaces en habitar en los limpios y sinceros de corazón; concédenos, por intercesión de la Beata María de los Ángeles, vivir siempre en gracia ante tus ojos, para que tengas en nosotros tu morada. Por nuestro Señor Jesucristo que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

-FRASE DEL DÍA-



 

domingo, 14 de diciembre de 2025

DERECHO CANÓNICO

¿Qué es el Derecho Canónico?


    El Derecho Canónico es el nombre del orden y disciplina, estructuras, normas y procedimientos de la Iglesia Católica. La Iglesia Católica tiene dos Códigos: uno para la Iglesia Latina y otro para la Iglesia Católica Oriental.

    ¿Qué es un Código? Un "código" es una recopilación de todas las leyes en un solo volumen, promulgado por un legislador. Un código intenta ser consistente, coherente y sistemático.

    El legislador universal de la Iglesia Católica es el Papa; el idioma oficial del derecho canónico es el Latín. El Derecho Canónico es una herramienta para guiar a la Iglesia como una gran institución humana de diferentes culturas y lenguas. El Derecho Canónico informa a la comunidad sobre cómo comportarse ellos mismos y protege los derechos de los fieles.

    Las leyes no son nuevas para la Iglesia. La gente del Antiguo Testamento estaba muy familiarizada con las leyes, la Tora representada por los primeros cinco libros del Antiguo testamento gobernaba muchas partes de sus vidas. Con el surgimiento del Cristianismo, el Nuevo Testamento se convirtió en una guía para las comunidades Cristianas. Además, algunas comunidades produjeron "manuales" que proporcionaban orientación para varios aspectos de la vida Cristiana. Los concilios, como el Concilio de Nicea, también aportaron algunas normas al sistema legislativo de la Iglesia. La primera acumulación de las leyes canónicas fueron principalmente colecciones privadas de leyes eclesiásticas de concilios y de Pontífices Romanos. En el siglo XII, un escolar de la Universidad de Bolonia llamado Gratian recopilo todos los documentos legales, la colección fue conocida como Concordia discordantium canonum, también conocido como Decretum. Por medio de esto, Gratian introdujo la jurisprudencia en el estudio canónico. El Decretum fue el la colección predominante canoníca de su tiempo, y se convertiría en la fundación de la tradición canoníca. Este texto también se convirtió rápidamente como el libro de uso en su sector. Ninguna colección de leyes lo remplazo que el Código de Derecho Canónico de 1917 fue publicado.

    En el tiempo del Concilio Vaticano I, los líderes de la Iglesia decidieron que la ley necesitaba ser consolidada en un sistema codificado. El Cardenal Gasparri dirigió el proyecto y el Código del Derecho Canónico oficial fue promulgado en 1917 y estuvo en vigor hasta 1983.

    Durante el siglo XX, la Iglesia y el mundo había pasado por muchos cambios y crecimiento. En Enero 25, de 1959 el Papa Juan XIII convoco el concilio Vaticano II y anuncio la intención de hacer una revisión al Código de 1917. En algunas áreas el Código estaba pasado de fecha, y muchas cosas habían sido promulgado después de que había sido completado, entonces el conjunto de leyes necesitaba ser consolidada y revisada. Una comisión empezó el trabajo en el nuevo Código después de que se terminara el concilio en Noviembre 20, 1965. Los documentos del Vaticano II fueron integrales a la revisión del Código y son necesarios para interpretación del condigo de 1983. El santo Papa Juan Pablo II promulgó el revisado Código del Derecho Canónico el 25 de enero de 1983. Este es el mismo Código que se utiliza hasta la fecha.

El código esta dividido en siete libros:


  • Las Normas Generales,
  • El Pueblo de Dios,
  • La Función de Enseñar de la Iglesia,
  • La Función de Santificar de la Iglesia,
  • Los Bienes Temporales de la Iglesia,
  • Las Sanciones en la iglesia,
  • y Los Procesos.

    El Código de Cánones de las Iglesias Orientales fue promulgado por san Juan Pablo II el 18 de Octubre de 1990 para todas las Iglesias Católicas Orientales.




FUENTE: TRIBUNAL DE LA DIÓCESIS DE PHOENIX

sábado, 13 de diciembre de 2025

-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO - 14 de Diciembre - San Mateo 11,2-11


    Libro de Isaías 35,1-6.10.

    ¡Regocíjese el desierto y la tierra reseca, alégrese y florezca la estepa!
    ¡Sí, florezca como el narciso, que se alegre y prorrumpa en cantos de júbilo! Le ha sido dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios.
    Fortalezcan los brazos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes; digan a los que están desalentados: "¡Sean fuertes, no teman: ahí está su Dios! Llega la venganza, la represalia de Dios: él mismo viene a salvarlos!".
    Entonces se abrirán los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; entonces el tullido saltará como un ciervo y la lengua de los mudos gritará de júbilo. Porque brotarán aguas en el desierto y torrentes en la estepa; volverán los rescatados por el Señor; y entrarán en Sión con gritos de júbilo, coronados de una alegría perpetua: los acompañarán el gozo y la alegría, la tristeza y los gemidos se alejarán.


Salmo 146(145),7-10.

El Señor hace justicia a los oprimidos
y da pan a los hambrientos.
El Señor libera a los cautivos.
Abre los ojos de los ciegos

y endereza a los que están encorvados,
el Señor ama a los justos
El Señor protege a los extranjeros.
Sustenta al huérfano y a la viuda;

y entorpece el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
reina tu Dios, Sión,
a lo largo de las generaciones.

¡Aleluya!


    Epístola de Santiago 5,7-10.

    Tengan paciencia, hermanos, hasta que llegue el Señor. Miren cómo el sembrador espera el fruto precioso de la tierra, aguardando pacientemente hasta que caigan las lluvias del otoño y de la primavera.
    Tengan paciencia y anímense, porque la Venida del Señor está próxima.
    Hermanos, no se quejen los unos de los otros, para no ser condenados. Miren que el Juez ya está a la puerta.
    Tomen como ejemplo de fortaleza y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.


    Evangelio según San Mateo 11,2-11.

    Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle: "¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?".
    Jesús les respondió: "Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres.
    ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!".
    Mientras los enviados de Juan se retiraban, Jesús empezó a hablar de él a la multitud, diciendo: "¿Qué fueron a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento?
    ¿Qué fueron a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? Los que se visten de esa manera viven en los palacios de los reyes.
    ¿Qué fueron a ver entonces? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta.
    El es aquel de quien está escrito: Yo envío a mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino.
    Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 14 de Diciembre - «¿Eres tú el que ha de venir?»


      San Francisco de Sales, obispo Sermón: No dudó el que mandó preguntar Sermón IX, 402


«¿Eres tú el que ha de venir?» 

    «Habiendo oído Juan en la cárcel las obras de Cristo, envió a sus discípulos a preguntarle: ¿Eres Tú el que ha de venir o hemos de esperar a otro?» Mt 11, 2-3

    Cuando preguntamos, no siempre ignoramos eso que hemos preguntado. Lo hacemos por otra diversas razones. El glorioso San Juan envió a sus discípulos al Señor para saber si éste era el Mesías o no, pero él nunca lo dudó, sino que mandó preguntarlo por tres razones.

    La primera para que todos conocieran al Señor. Juan había predicado tanto sobre su venida, sus maravillas y sus grandezas, que les envió hacia Aquel que él les había anunciado.

    Esa es verdaderamente la meta principal de todos los predicadores: hacer conocer a Dios. Los maestros, los que tienen el gobierno o cura de almas no deben buscar ni procurar sino a Aquel a quien ellos predican y en nombre del cual enseñan. Y tal era el deseo de ese glorioso santo. La señal para encontrar a Dios y conocerle es Dios mismo...

    La segunda razón por la que los envió fue porque él no quería atraerlos hacia sí, sino hacia su Maestro, a cuya escuela él los enviaba para ser instruidos de sus propios labios... Como si dijera: «no me basta con aseguraros que es el que esperamos, sino que os envío para que Él mismo os instruya.» Y ciertamente, los que tienen cura de almas jamás harán nada de importancia si no envían a sus discípulos a la escuela de nuestro Señor, si no los sumergen en ese mar de ciencia, si no les insisten y dirigen hacia el Salvador para ser instruidos por Él.

    La tercera razón fue para que no se apegasen a su persona, temiendo que cayeran en el gran error de valorarle más a él que al Salvador. 

SANTORAL - SAN JUAN DE LA CRUZ

 14 de Diciembre


     Nació en Fontiveros (España) hacia el año 1542. Transcurrido un tiempo de vida carmelitana, a partir del año 1568 fue el primero entre sus hermanos de religión que se dedicó a la reforma de su Orden, persuadido por santa Teresa de Avila; esta reforma le costó innumerables sufrimientos y dificultades. El año 1591 murió en Úbeda, ilustre por su santidad y doctrina, como lo atestiguan las obras espirituales por él escritas.

    La vocación religiosa y la llamada al Carmelo fueron claras en la vida de San Juan – en ese siglo Juan de Yepes Álvarez, hijo de una pareja pobre de la vieja Castilla, cerca de Ávila – ya al final de su formación. Tenía dieciocho años y salía del Colegio de los Jesuitas de Medina del Campo, donde había estudiado ciencias humanas, retórica y lenguas clásicas: era el 1563. Enseguida se dio el encuentro con Teresa de Jesús que cambio la vida de ambos. Juan la conoció de sacerdote y enseguida fue involucrado y fascinado por su plan de reforma del Carmelo, también en la rama masculina de la Orden. Trabajaron juntos compartiendo ideales y propuestas y juntos inauguraron la primera casa de Carmelitas Descalzos, en 1568 en Duruelo, en la provincia de Ávila. Fue en esa ocasión que, formando junto a otros la primera comunidad masculina reformada, San Juan adoptó el nuevo nombre, “de la Cruz”, con el cual será enseguida conocido universalmente. Hacia finales de 1572, por pedido de Santa Teresa, Juan de la Cruz se hizo confesor y vicario del monasterio de la Encarnación de Ávila, donde la Santa era priora. Pero no todo fue fácil: la adhesión a la reforma implicó al Santo la encarcelación por diversos meses a causa de acusaciones injustas. Logró escapar de modo intrépido, gracias a la ayuda de Santa Teresa, después de haber recuperado las fuerzas inició un largo camino de encargos, hasta la muerte después de una larga enfermedad y enormes sufrimientos. San Juan se despidió de sus hermanos mientras recitaba el Oficio matutino en un convento cerca de Jaén, entre el 13 y 14 de diciembre de 1591. Sus últimas palabras fueron: “Hoy voy a cantar el Oficio en el cielo”. Sus restos fueron trasladados a Segovia. San Juan de la Cruz fue beatificado por el Papa Clemente X en 1675 y canonizado por el Papa Benedicto XIII en 1726.


El Santo de la “purificación del alma”

    San Juan de la Cruz tuvo una vida muy dura, aceptó persecuciones y sufrimientos sea en su actividad reformadora sea en el periodo de encarcelación, y sin embargo fue justamente en los momentos más difíciles que dio a la luz sus obras más bellas. Benedicto XVI ha hablado como de “uno de los más importantes poetas líricos de la literatura española” indicando la finalidad de su vasta y profunda doctrina al “describir un camino seguro para alcanzar la santidad, el estado de perfección a la cual Dios nos llama a todos nosotros”. Este camino, el Santo español lo imaginaba como el subir a una montaña a lo largo del cual el hombre debe afrontar con valentía y paciencia una “purificación” profunda de los sentidos y del espíritu. No se trata de simples privaciones físicas de las cosas o de su uso; lo que hace el alma pura y libre, en cambio, es eliminar toda dependencia desordenada de las cosas y poner todo en Dios como centro y fin de la vida. El gran místico y teólogo español afirmaba que si el alma quiere el Todo (Dios), debe empeñarse en dejar todo y querer ser nada. Una de sus frases más celebres al respecto es: “Para venir a lo que no eres, has de ir por donde no eres. Para venir a poseerlo todo, no quieras poseer algo en nada. Para venir a serlo todo, no quieras ser algo en nada”. Naturalmente para San Juan no se trataba tanto de renunciar a algo, sino de amar a Alguien.


Oremos

    Glorioso Padre nuestro San Juan de la Cruz, a quien el Señor quiso destinar para compartir con la Santa Madre Teresa los trabajos de la insigne Reforma de la Orden del Carmelo, hasta poblar a España de monasterios de descalzos que hicieron célebre vuestro nombre, y venerada vuestra memoria: yo os felicito porque os cupo tan gran dicha, así como por la felicidad de que gozáis en el cielo, en justo premio de tantas y tan grandes virtudes; y os pido, Santo Padre mío, me alcancéis de Dios un gran amor a la Sacratísima Virgen María, que fue el principal distintivo de vuestra gloriosa vida, para que, sirviéndola aquí en la tierra, pueda gozar de ella con Vos en el Cielo. Amén.

-FRASE DEL DÍA-